Hace un par de semanas tuvimos un interesante debate en la oficina sobre la optimización del flujo de cálculo de vórtices nodales. Lo cierto es que durante los dos últimos años habíamos aplicado los algoritmos de muestreo básicos (los que trae por defecto el programa estándar de análisis topológico) y, aunque con frecuencia nos desesperábamos ante el excesivo tiempo de proceso que empleaba el ordenador, no se nos había ocurrido cuestionarlos. Sin embargo, durante la participación de Dita, nuestra encargada en sistematización sinérgica, en un importante foro profesional, el reconocido experto Julien Boncrag vino a sugerirnos que optáramos por el método de cálculo de John Difool que, según él, mejoraba mucho el rendimiento de las máquinas.
Otros dos miembros del equipo se mostraron en desacuerdo con la propuesta pero, quizá para que no se les acusara de inmovilistas, aportaron cada uno sus correspondientes métodos alternativos. La responsable de actuaciones reparcelatorias, Consti Vidal, enfocó su planteamiento desde una visión descaradamente dinamicista, aplicando la teoría ortodoxa de los vectores de fuerzas nodales como base del cálculo. La reducción del número de incógnitas se lograría, según esta compañera, a través de la simulación interactiva sobre los enlaces exteriores, aunque ella misma reconocía que habríamos de complementar estas aproximaciones con unas breves iteraciones del algoritmo tradicional. En cambio, JotaK, el director del área de tecnologías geográficas virtuales, trajo a colación el viejo problema de Leonhard Euler sobre los puentes de Königsberg, proponiendo una metodología de cálculo muy arraigada en las más puristas aplicaciones topológicas, si bien recurriendo a las estructuras matriciales de incidencia y adyacencia desarrolladas a partir del conocido ciclo hamiltoniano.
Ante la virulencia que adquirió el debate, y dado mi cargo de coordinador neurálgico, no me quedó más remedio que entrar al trapo y preparar una ponencia de la cual, si bien no es éste el foro para reproducirla, no me resisto a resumir sucintamente los principales argumentos. En primer lugar, quise hacer notar a JotaK que las estructuras matriciales de adyacencia e incidencia son infructuosas para la optimización del flujo de cálculo de vórtices nodales por la sencillísima razón de que las aguas del Pregolya (el río cuyos puentes inspiraron la teoría topológica de Euler) fluyen en vórtices anodales. En defensa de este excelente tecnogeógrafo he de señalar que su error es bastante usual, pese a que ya en 1937 Buster Keaton, en su interesante aunque hoy descatalogada guía turística de Königsberg, estableció sin ningún margen de duda el carácter anodal del Pregolya, así como de todos los ríos que fluyen hacia el norte. Aún así, es conocido que las matrices de adyacencia e incidencia se han aplicado en algunos algoritmos para el cálculo de los flujos nodales con resultados aparentemente satisfactorios. Pero, en mi opinión, lo que hasta hace unos años podía bastarnos como aproximación suficiente hoy ya no es admisible y, de hecho (y aquí lanzaba mi segundo argumento) para superar con garantías de efectividad los métodos estándar seria necesario introducir presupuestos derivados de la lógica difusa.
Pero siempre he pensado que, pese al drástico progreso que suponen estos planteamientos difusos en los métodos de cálculo, es necesario complementarlos considerando la influencia de los meridianos que estructuran el sistema armónico de los chakras, según las descripciones de Curry y Hartmann en su tratado clásico sobre los flujos nodales de energía. La incorporación de las desviaciones anómalas de los meridianos en el nuevo algoritmo (probablemente hacia la parte central del mismo) ha de simplificar notablemente el muestreo topológico y eso no sólo se traduce en ahorro en tiempo de proceso de máquina sino, además, en una muy sensible reducción del riesgo de desconexión de las IP, evitando así las desastrosas consecuencias que alguna que otra vez hemos sufrido en nuestros trabajos (y que todos los que comparten labores similares tienen que conocer sobradamente). En mi opinión, pese a lo interesante de sus aportaciones, ni Julien Boncrag ni nuestra compañera Consti Vidal habían reparado en la conveniencia de incluir los meridianos en cualquier nuevo algoritmo de cálculo.
A esa ponencia mía respondió Boncrag con una tajante descalificación de los flujos anodales, debido a los desarreglos orgánicos que éstos suelen producir en los operadores incálicos. No obstante, como le hice notar luego, tales reticencias resultaban improcedentes salvo para confirmar el error de JotaK que ya yo había señalado. Aún así, quise advertirle que los flujos anodales, si bien no tenían aplicación en los algoritmos sobre los que debatíamos, no dejaban de tener su interés en otras situaciones. A ese respecto me llamó la atención que el reconocido experto citara la famosa anécdota del maestro zen que suele referir Jodorowsky y que, a mi juicio, más que sustentar su tesis viene a reflejar la estrecha relación entre los flujos anodales y la liberación metafórica de los deseos reprimidos.
Y es que, en el fondo, como Julien Boncrag señaló certeramente, la clave del flujo de cálculo de vórtices (y me atrevo a afirmar que esta premisa vale tanto para los nodales como para los anodales), no es otra que la aceleración focalizada de la rabia obsesiva, entendida como un deseo multiplicado en una espiral dinámica, tal como parece que sostiene Kiko Amat en su opera prima (que, desafortunadamente, no he podido leer). Que, efectivamente, es esa febril aceleración la esencia del flujo es algo que hemos de tener siempre presente (y reflexionar sobre las ineludibles consecuencias que supone para nuestra vida cotidiana) pero, sin embargo, poco o nada aporta a los algoritmos de cálculo. Dicho de otra forma, es importante saber que el incremento de la aceleración de los flujos nodales (y anodales) redunda en una menor regularidad de las descargas con la consiguiente inestabilidad de la IP, pero lo práctico a efectos del cálculo es determinar el origen de esa fuente primigenia que, multiplicando en progresión geométrica la velocidad de todas las partículas, desenfoca irremediablemente los vórtices nodales y retroalimenta el proceso de la espiral energética archiconocida.
Lamentablemente esta cuestión no fue abordada por ninguno de los participantes en el debate y es, a mi juicio, la gran asignatura pendiente para los especialistas en el cálculo de vórtices. Mis hipótesis relativas a los meridianos no han sido discutidas pero, de otra parte, tampoco se han puesto todavía a prueba. Desde luego me gustaría que corrigiésemos ligeramente el algoritmo de los flujos de cálculo para introducir algunas de las ideas debatidas en el foro profesional, aunque procurando no introducir cambios demasiado drásticos pues, en estos momentos de fuertes presiones políticas, no podemos permitirnos poner en mayores riesgos la estabilidad de la IP. Pero Dita, nuestra encargada de sistematización sinérgica, la que inició todo este debate, marchó en un proyecto de cooperación didáctica a Senegal y hasta su vuelta no podremos implementar las probables mejoras.
Otros dos miembros del equipo se mostraron en desacuerdo con la propuesta pero, quizá para que no se les acusara de inmovilistas, aportaron cada uno sus correspondientes métodos alternativos. La responsable de actuaciones reparcelatorias, Consti Vidal, enfocó su planteamiento desde una visión descaradamente dinamicista, aplicando la teoría ortodoxa de los vectores de fuerzas nodales como base del cálculo. La reducción del número de incógnitas se lograría, según esta compañera, a través de la simulación interactiva sobre los enlaces exteriores, aunque ella misma reconocía que habríamos de complementar estas aproximaciones con unas breves iteraciones del algoritmo tradicional. En cambio, JotaK, el director del área de tecnologías geográficas virtuales, trajo a colación el viejo problema de Leonhard Euler sobre los puentes de Königsberg, proponiendo una metodología de cálculo muy arraigada en las más puristas aplicaciones topológicas, si bien recurriendo a las estructuras matriciales de incidencia y adyacencia desarrolladas a partir del conocido ciclo hamiltoniano.
Ante la virulencia que adquirió el debate, y dado mi cargo de coordinador neurálgico, no me quedó más remedio que entrar al trapo y preparar una ponencia de la cual, si bien no es éste el foro para reproducirla, no me resisto a resumir sucintamente los principales argumentos. En primer lugar, quise hacer notar a JotaK que las estructuras matriciales de adyacencia e incidencia son infructuosas para la optimización del flujo de cálculo de vórtices nodales por la sencillísima razón de que las aguas del Pregolya (el río cuyos puentes inspiraron la teoría topológica de Euler) fluyen en vórtices anodales. En defensa de este excelente tecnogeógrafo he de señalar que su error es bastante usual, pese a que ya en 1937 Buster Keaton, en su interesante aunque hoy descatalogada guía turística de Königsberg, estableció sin ningún margen de duda el carácter anodal del Pregolya, así como de todos los ríos que fluyen hacia el norte. Aún así, es conocido que las matrices de adyacencia e incidencia se han aplicado en algunos algoritmos para el cálculo de los flujos nodales con resultados aparentemente satisfactorios. Pero, en mi opinión, lo que hasta hace unos años podía bastarnos como aproximación suficiente hoy ya no es admisible y, de hecho (y aquí lanzaba mi segundo argumento) para superar con garantías de efectividad los métodos estándar seria necesario introducir presupuestos derivados de la lógica difusa.
Pero siempre he pensado que, pese al drástico progreso que suponen estos planteamientos difusos en los métodos de cálculo, es necesario complementarlos considerando la influencia de los meridianos que estructuran el sistema armónico de los chakras, según las descripciones de Curry y Hartmann en su tratado clásico sobre los flujos nodales de energía. La incorporación de las desviaciones anómalas de los meridianos en el nuevo algoritmo (probablemente hacia la parte central del mismo) ha de simplificar notablemente el muestreo topológico y eso no sólo se traduce en ahorro en tiempo de proceso de máquina sino, además, en una muy sensible reducción del riesgo de desconexión de las IP, evitando así las desastrosas consecuencias que alguna que otra vez hemos sufrido en nuestros trabajos (y que todos los que comparten labores similares tienen que conocer sobradamente). En mi opinión, pese a lo interesante de sus aportaciones, ni Julien Boncrag ni nuestra compañera Consti Vidal habían reparado en la conveniencia de incluir los meridianos en cualquier nuevo algoritmo de cálculo.
A esa ponencia mía respondió Boncrag con una tajante descalificación de los flujos anodales, debido a los desarreglos orgánicos que éstos suelen producir en los operadores incálicos. No obstante, como le hice notar luego, tales reticencias resultaban improcedentes salvo para confirmar el error de JotaK que ya yo había señalado. Aún así, quise advertirle que los flujos anodales, si bien no tenían aplicación en los algoritmos sobre los que debatíamos, no dejaban de tener su interés en otras situaciones. A ese respecto me llamó la atención que el reconocido experto citara la famosa anécdota del maestro zen que suele referir Jodorowsky y que, a mi juicio, más que sustentar su tesis viene a reflejar la estrecha relación entre los flujos anodales y la liberación metafórica de los deseos reprimidos.
Y es que, en el fondo, como Julien Boncrag señaló certeramente, la clave del flujo de cálculo de vórtices (y me atrevo a afirmar que esta premisa vale tanto para los nodales como para los anodales), no es otra que la aceleración focalizada de la rabia obsesiva, entendida como un deseo multiplicado en una espiral dinámica, tal como parece que sostiene Kiko Amat en su opera prima (que, desafortunadamente, no he podido leer). Que, efectivamente, es esa febril aceleración la esencia del flujo es algo que hemos de tener siempre presente (y reflexionar sobre las ineludibles consecuencias que supone para nuestra vida cotidiana) pero, sin embargo, poco o nada aporta a los algoritmos de cálculo. Dicho de otra forma, es importante saber que el incremento de la aceleración de los flujos nodales (y anodales) redunda en una menor regularidad de las descargas con la consiguiente inestabilidad de la IP, pero lo práctico a efectos del cálculo es determinar el origen de esa fuente primigenia que, multiplicando en progresión geométrica la velocidad de todas las partículas, desenfoca irremediablemente los vórtices nodales y retroalimenta el proceso de la espiral energética archiconocida.
Lamentablemente esta cuestión no fue abordada por ninguno de los participantes en el debate y es, a mi juicio, la gran asignatura pendiente para los especialistas en el cálculo de vórtices. Mis hipótesis relativas a los meridianos no han sido discutidas pero, de otra parte, tampoco se han puesto todavía a prueba. Desde luego me gustaría que corrigiésemos ligeramente el algoritmo de los flujos de cálculo para introducir algunas de las ideas debatidas en el foro profesional, aunque procurando no introducir cambios demasiado drásticos pues, en estos momentos de fuertes presiones políticas, no podemos permitirnos poner en mayores riesgos la estabilidad de la IP. Pero Dita, nuestra encargada de sistematización sinérgica, la que inició todo este debate, marchó en un proyecto de cooperación didáctica a Senegal y hasta su vuelta no podremos implementar las probables mejoras.
Joe Cocker - Watching the river flow (Songs of Bob Dylan)
Y es seguro, además, que los pilotes del puente sobre el Prigolya producen vórtices de Kaplan !
ResponderEliminarAbandonen el método. Y háganle caso a Buster. No se rían.
ResponderEliminarBah! Y qué haréis cuando os surjan los típicos poligonales cóncavos sin solución en numeros reales, Eh?
ResponderEliminarEn mi trabajo se suscitó un debate muy parecido cuando se trató de comprar una guillotina para cortar papel. No hubo modo de conciliar las distintas posturas y seguimos haciéndolo a tijera.
ResponderEliminarYo no le daría más vueltas, que así mismo está muy claro.
ResponderEliminarBesos!
Jó!
ResponderEliminarY en mi oficina preocupados porque hemos perdido el sacapuntas de dos gruesos.
Jooooo¿¿¿??? Haber advertido antes, ¡ qué dolor de cabeza !
ResponderEliminarثم قرات ولكن لم يتم ذلك اتفهم
ResponderEliminarÁtman ¿Qué tá pasáo en la boca?
ResponderEliminar(Se va a enfadar Miros con nosotros. Y con razón.)
Grillo, parece que Atman viene a decirnos que ha leído pero no ha entendido, o algo así deduzco a partir del traductor de google, que el árabe no es mi fuerte.
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