Esta tarde me hube de quedar en el curre; había tareas pendientes que avanzar. Entre las 6 y las 7 he recibido cuatro llamadas; las cuatro a un número de teléfono de una oficina pública que por la tarde se supone que está cerrada.
Primera Llamada
Un número de Madrid (¿quién será?). Una voz masculina muy educada pregunta por mí (con el Don por delante, faltaría más) y se identifica como empleado del banco que me endilgó una tarjeta visa hará un año. Como soy un cliente ejemplar (jajajajaja) me ofrecen la posibilidad de disponer de hasta 7.500 euros que puedo devolver en 6 meses a un interés realmente muy muy bajo (la verdad es que sí, que es muy muy bajo). En realidad -me aclara cuando le pregunto- no es un préstamo; es simplemente que en vez de cargarme las compras de la visa al mes siguiente en mi cuenta corriente (que es en otro banco), pues me lo cargan durante los siguientes 6 meses. Ya, pero es que no necesito pagarlo en seis meses. Da igual que no lo necesite -me informa-; le puede convenir aplazar la devolución del importe de sus compras y así disponer del dinero para otras cosas. En fin, le dije que gracias pero no y me quedé un ratillo pensando con lo de disponer del dinero para otras cosas, cuando le había dicho que no necesitaba disponer de más dinero. Hasta que caí en lo que me estaba insinuando (creo). No se trataba de necesitar dinero sino de invertir ese disponible extra de forma que me diera una rentabilidad mayor que el bajísimo coste del aplazamiento, lo cual es perfectamente factible. Hay que ver lo palurdo que soy financieramente; está claro que así no voy nunca a hacerme rico. De todas maneras (me consolé), el simple hecho de ponerme a pensar en las formas para lograr mejores rentabilidades a través de productos financieros hace que se me ericen los pelos. Qué le voy a hacer.
Segunda Llamada
Otro número de Madrid. Resulta ser un tipo al que hace al menos 10 años que no veo ni sé de él. En una época mantuvimos cierta relación a través de un amigo común (que lo sigue siendo; supongo que a través suyo consiguió mi número). Se identifica y le contesto con voz alegre y sorprendida. Enseguida, muy animadamente, que cómo estoy, que qué tal está R (mi ex). Con voz de cachondeo le digo que bien, que llevamos año y medio separados; y añado (siempre con cachondeillo): "pues si que te das el batacazo para empezar la conversación". Se pone lívido (casi hasta le veo la cara) y tartamudea disculpas todo cortado; le digo que no pasa nada, que estoy bien, que a él cómo le va. Muy bien, muy bien, con dos chiquillos, muy liado, muy bien, muy bien. Y enseguida pasa al tema que le interesa que no es otro que contarme, de forma increíblemente confusa y retorcida, que trabaja para una promotora que construye mucho donde vivo, que tienen un arquitecto que es muy bueno (sobre este tema se alarga hasta la saciedad para dejarlo claro; yo le conozco e imagino que este hombre habría previsto esta eventualidad) pero ... que no les atiende adecuadamente y se están planteando tantear alternativas, que estando yo ahí que soy una persona de su absoluta confianza (???) ...
Me empiezo a impacientar (llevamos ya diez minutos y no concreta), pero no quiero que se me note (no soy demasiado bueno en tales menesteres). Para zanjar malentendidos, le digo que hace ya muchos años que no me dedico a la edificación. Pero conocerás gente, me dice. Pues sí, pero es un tema delicado. En fin, otros diez minutos sin ninguna conclusión, salvo que el próximo día 27 viene por aquí y podríamos quedar para vernos y hablar del tema (¿qué tema?) Claro -le digo- y en todo caso echamos unas risas con unas cañitas. Entonces va y empieza a carcajearse estruendosamente; sí, sí, como antes. ¿Cómo cuándo? En fin, cuelgo y pienso que a este tío algo le pasa. Ya me enteraré en un par de semanas.
Tercera Llamada
Esta vez se trata de un profesional local con el cual mantengo relaciones frecuentes. La verdad, demasiado frecuentes, porque trabaja en varios asuntos que han de ser valorados por mi departamento y, por tanto, mantenemos abundantes batallas dialécticas en una aparente (e hipócrita) cordialidad profesional que no obsta para que, siempre que puede y conviene a sus intereses privados, nos clave puñaladas traperas y aproveche para desprestigiarnos. Pero, como dirían en una película americana, no es nada personal, al fin y al cabo él está en el duro mundo de la empresa privada y tiene que mover todos los resortes de que dispone para defender sus garbanzos; y es que yo sé que, en el fondo, me quiere (ay, esos amores tan profundos). El caso es que me llama para ver si el jueves le puedo recibir para hablarme de un asunto privado en el que necesita que le "eche una mano". Este caso es más privado que los otros, porque se trata de conseguir la autorización para hacer una bodega en su finca rústica, ampliando el negocio familiar. Lo curioso es que esos temas no dependen de mí y él lo sabe. Pero -sus palabras- yo soy una de las voces más autorizadas y respetadas (es decir, que me hacen caso: jajajaja) y además sabe que puede contar conmigo. Manda huevos. Pues nada, el jueves le recibo; si en el fondo es buen chico.
Cuarta Llamada
Una voz de mujer que pregunta por mi nombre de pila. Le digo que sí y me dice que D. Fulanito, importante político de mi institución le ha dicho que yo soy una excelente persona y que sin duda puedo ayudarla. Usted dirá. Entonces me informa de que tiene una hija drogadicta, pero que es muy buena persona y que necesita una subvención para mantener a sus hijos. Le digo que lo siento, pero que yo no tengo nada que ver con esos temas. Tras un breve diálogo surrealista se da cuenta de que se ha equivocado de persona (será otra con el mismo nombre) y me pide que le pase con la correcta. Es que no sé quién es esa persona y, además, a estas horas no hay nadie en el edificio; ¿por qué no llama mañana a centralita para que le informen? Aseguro que lo dije con mi voz más educada y tranquila, intentando transmitir el pesar que me producía no poder ayudarla en ese momento (qué cínico soy). No obstante, acto seguido comienza a gritarme enfadadísima que cómo es posible que haya gente tan insensible con el dolor ajeno, que ya vería yo cuando me encontrara en una situación como la suya, que ... un chorreo cargado de indignación y victimismo en que mis tímidos intentos de introducir un "Señora, disculpe, pero ..." eran cortados tajantemente. Acaba diciéndome, a modo de despedida, que desde luego no soy tan buena persona como le habían dicho.
Y con estas llamadas, ¿alguien cree que avancé mucho el trabajo atrasado?
Primera Llamada
Un número de Madrid (¿quién será?). Una voz masculina muy educada pregunta por mí (con el Don por delante, faltaría más) y se identifica como empleado del banco que me endilgó una tarjeta visa hará un año. Como soy un cliente ejemplar (jajajajaja) me ofrecen la posibilidad de disponer de hasta 7.500 euros que puedo devolver en 6 meses a un interés realmente muy muy bajo (la verdad es que sí, que es muy muy bajo). En realidad -me aclara cuando le pregunto- no es un préstamo; es simplemente que en vez de cargarme las compras de la visa al mes siguiente en mi cuenta corriente (que es en otro banco), pues me lo cargan durante los siguientes 6 meses. Ya, pero es que no necesito pagarlo en seis meses. Da igual que no lo necesite -me informa-; le puede convenir aplazar la devolución del importe de sus compras y así disponer del dinero para otras cosas. En fin, le dije que gracias pero no y me quedé un ratillo pensando con lo de disponer del dinero para otras cosas, cuando le había dicho que no necesitaba disponer de más dinero. Hasta que caí en lo que me estaba insinuando (creo). No se trataba de necesitar dinero sino de invertir ese disponible extra de forma que me diera una rentabilidad mayor que el bajísimo coste del aplazamiento, lo cual es perfectamente factible. Hay que ver lo palurdo que soy financieramente; está claro que así no voy nunca a hacerme rico. De todas maneras (me consolé), el simple hecho de ponerme a pensar en las formas para lograr mejores rentabilidades a través de productos financieros hace que se me ericen los pelos. Qué le voy a hacer.
Segunda Llamada
Otro número de Madrid. Resulta ser un tipo al que hace al menos 10 años que no veo ni sé de él. En una época mantuvimos cierta relación a través de un amigo común (que lo sigue siendo; supongo que a través suyo consiguió mi número). Se identifica y le contesto con voz alegre y sorprendida. Enseguida, muy animadamente, que cómo estoy, que qué tal está R (mi ex). Con voz de cachondeo le digo que bien, que llevamos año y medio separados; y añado (siempre con cachondeillo): "pues si que te das el batacazo para empezar la conversación". Se pone lívido (casi hasta le veo la cara) y tartamudea disculpas todo cortado; le digo que no pasa nada, que estoy bien, que a él cómo le va. Muy bien, muy bien, con dos chiquillos, muy liado, muy bien, muy bien. Y enseguida pasa al tema que le interesa que no es otro que contarme, de forma increíblemente confusa y retorcida, que trabaja para una promotora que construye mucho donde vivo, que tienen un arquitecto que es muy bueno (sobre este tema se alarga hasta la saciedad para dejarlo claro; yo le conozco e imagino que este hombre habría previsto esta eventualidad) pero ... que no les atiende adecuadamente y se están planteando tantear alternativas, que estando yo ahí que soy una persona de su absoluta confianza (???) ...
Me empiezo a impacientar (llevamos ya diez minutos y no concreta), pero no quiero que se me note (no soy demasiado bueno en tales menesteres). Para zanjar malentendidos, le digo que hace ya muchos años que no me dedico a la edificación. Pero conocerás gente, me dice. Pues sí, pero es un tema delicado. En fin, otros diez minutos sin ninguna conclusión, salvo que el próximo día 27 viene por aquí y podríamos quedar para vernos y hablar del tema (¿qué tema?) Claro -le digo- y en todo caso echamos unas risas con unas cañitas. Entonces va y empieza a carcajearse estruendosamente; sí, sí, como antes. ¿Cómo cuándo? En fin, cuelgo y pienso que a este tío algo le pasa. Ya me enteraré en un par de semanas.
Tercera Llamada
Esta vez se trata de un profesional local con el cual mantengo relaciones frecuentes. La verdad, demasiado frecuentes, porque trabaja en varios asuntos que han de ser valorados por mi departamento y, por tanto, mantenemos abundantes batallas dialécticas en una aparente (e hipócrita) cordialidad profesional que no obsta para que, siempre que puede y conviene a sus intereses privados, nos clave puñaladas traperas y aproveche para desprestigiarnos. Pero, como dirían en una película americana, no es nada personal, al fin y al cabo él está en el duro mundo de la empresa privada y tiene que mover todos los resortes de que dispone para defender sus garbanzos; y es que yo sé que, en el fondo, me quiere (ay, esos amores tan profundos). El caso es que me llama para ver si el jueves le puedo recibir para hablarme de un asunto privado en el que necesita que le "eche una mano". Este caso es más privado que los otros, porque se trata de conseguir la autorización para hacer una bodega en su finca rústica, ampliando el negocio familiar. Lo curioso es que esos temas no dependen de mí y él lo sabe. Pero -sus palabras- yo soy una de las voces más autorizadas y respetadas (es decir, que me hacen caso: jajajaja) y además sabe que puede contar conmigo. Manda huevos. Pues nada, el jueves le recibo; si en el fondo es buen chico.
Cuarta Llamada
Una voz de mujer que pregunta por mi nombre de pila. Le digo que sí y me dice que D. Fulanito, importante político de mi institución le ha dicho que yo soy una excelente persona y que sin duda puedo ayudarla. Usted dirá. Entonces me informa de que tiene una hija drogadicta, pero que es muy buena persona y que necesita una subvención para mantener a sus hijos. Le digo que lo siento, pero que yo no tengo nada que ver con esos temas. Tras un breve diálogo surrealista se da cuenta de que se ha equivocado de persona (será otra con el mismo nombre) y me pide que le pase con la correcta. Es que no sé quién es esa persona y, además, a estas horas no hay nadie en el edificio; ¿por qué no llama mañana a centralita para que le informen? Aseguro que lo dije con mi voz más educada y tranquila, intentando transmitir el pesar que me producía no poder ayudarla en ese momento (qué cínico soy). No obstante, acto seguido comienza a gritarme enfadadísima que cómo es posible que haya gente tan insensible con el dolor ajeno, que ya vería yo cuando me encontrara en una situación como la suya, que ... un chorreo cargado de indignación y victimismo en que mis tímidos intentos de introducir un "Señora, disculpe, pero ..." eran cortados tajantemente. Acaba diciéndome, a modo de despedida, que desde luego no soy tan buena persona como le habían dicho.
Y con estas llamadas, ¿alguien cree que avancé mucho el trabajo atrasado?
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM
Jajaja! Qué tarde más divertida! Desde luego no tienes tiempo de aburrirte...
ResponderEliminarBesos
Publicado el Martes, 14 Noviembre 2006 00:08
bueno, solo han sido cuatro llamaditas de nada, anda que si llamaran de seguido como a mi que tengo que terminar por apagar el teléfono. precisamente estaba yo escribiendo un post sobre una llamada, pero hoy es muy tarde ya, lo pondré mejor mañana.
ResponderEliminarUN abrazo de esos gratis que andan repartiendo por ahi,
Publicado el Martes, 14 Noviembre 2006 00:25
¿De verdad dan subvenciones para alimentar a tus hijos??? ...
ResponderEliminarPublicado el Martes, 14 Noviembre 2006 12:46
Querido Miro ¡me parto! qué cosas te pasan guapo....
ResponderEliminarEa coje el teléfono que soy yo que te estoy llamando a ver si tu, que eres una persona tan respetada y autorizada , me consigues unas entradas para la próxima gira del Koala ;)))
Un besazo
(por cierto: sí son mías y ojalá todos los postoperatorios fueran como este !!! muás)
Publicado el Martes, 14 Noviembre 2006 15:52
Tarde interesante aunque diría que no te cundió mucho el trabajo. Pero entretenida, un rato. :D
ResponderEliminarPublicado el Martes, 14 Noviembre 2006 20:14
Oye.. ya que eres de confianza... me respondes mis llamadas? ;) Un beso
ResponderEliminarPublicado el Miércoles, 15 Noviembre 2006 10:04
me ha causado mucha gracia tu post,
ResponderEliminary dime, si eso es asi entre 6 y 7... cuantas recibes en el horario normal de trabajo???
en fin, paciencia...
un beso
Publicado el Jueves, 16 Noviembre 2006 17:05