En un blog que he descubierto hoy, una chica cuenta que siempre había sido de las que pensaba no casarse; sin embargo hace casi dos años se casó casi de pronto con la persona con la que convivía y de la que estaba enamorada. Lo planteó ella misma y le pareció natural, no le asustó nada, se sintió segura de que lo quería hacer. Sólo puso una condición: hacerlo rápido, nada de un bodorrio largamente preparado.
Yo también he sido siempre de los que pensaba no casarme; y de hecho, nunca me he casado. Cuando era joven, la oposición al matrimonio estaba teñida de presuntuosa coherencia ideológica. Con mi ex, como en todas mis relaciones previas, empezamos simplemente conviviendo, organizando nuestras reglas a medida que surgían las necesidades. Ella estaba casada y se divorció; pero esos asuntos a mí como que no me concernían. Al principio, la verdad, yo no tenía nada claro que lo nuestro fuera a dudar. Así pasaba el tiempo, sin excesivas pasiones, ni sobresaltos; y ciertamente cada vez más imbricados (en todos los sentidos) el uno en la otra.
A ciertas alturas de la relación supongo que ambos se consideran tan vinculados el uno con la otra como si estuvieran casados. A los cinco años de vivir juntos compramos dos pisos que unimos (y que ahora han sido separados) y montamos poco a poco nuestra vivienda común. Ella estaba en mi cartilla de la seguridad social; ambos aparecíamos empadronados en el mismo domicilio, lo que permitía que el Ayuntamiento nos facilitase “certificados de convivencia”. A todos los efectos, y desde luego ante los demás, amigos o conocidos, éramos igualito igualito que un matrimonio. Incluso diría que más matrimonio que muchos otros que sí lo eran.
De vez en cuando, inevitablemente, surgía la cuestión de casarse. No creo que ella tuviera especial interés (¿o sí?) y yo, aunque ya sólo fuera por nostalgia, seguía manteniendo mis endebles “declaraciones de principios”. Para no exhibir posturas pomposas que ni yo mismo me creía prefería sostener que me casaría cuando de ello resultara alguna ventaja práctica. Pero nunca se nos ocurría ninguna.
En los primeros meses de 2004, los más duros de su cáncer de mama, llegó a decirme que si la quisiera me casaría con ella. Me dejó un poco fuera de juego, no me lo esperaba, no sabía a cuento de qué venía eso (aunque entendía sus angustias de esos momentos, su necesidad de sentirse arropada aunque fuera por vínculos en los que no creía). Le dije que por supuesto, que nos casábamos. Esperaríamos a que pasaran los efectos de la quimio (ella quería casarse una vez recuperado el pelo), invitaríamos sólo a un pequeño grupo de amigos. A finales de ese año, hablé con el alcalde del pueblo en que quería la boda. Era el alcalde que mejor me caía y se trata de uno de los pueblos más bonitos y menos destrozados de esta isla; además es la zona de donde provienen las raíces de mi ex. Por supuesto, el hombre aceptó y quedamos en concretar la fecha en una próxima reunión. El caso es que puede decirse que, una vez asumido que iba a casarme, hasta me hacía gracia (¿ilusión?).
No hubo más trámites. Enseguida vinieron los problemas de su segunda operación, el alejamiento, la crisis definitiva … Así que no sólo no me casé, sino que sin necesidad de estarlo, me separé. Puedo seguir manteniendo mis principios.
PS: Acabo de darme cuenta de que el martes este blog cumplirá un año. ¿Quién me iba a decir hace un año, cuando haciendo el tonto lo inicié, que iba a seguir escribiendo por estas fechas? Poz zí. El martes confío en estar en Dublín, así que tendré que postergar la tarta y la velita para la próxima semana, a mi vuelta.
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM
Feliz cumpleblog ...
ResponderEliminarpase nomas a saludar, se que andas por la verde Irlanda, espero lo estés pasando lindo...
un beso ...
Comentado el Miércoles, 21 Febrero 2007 03:59
Yo nunca he entendido eso de no casarse porque son sólo papeles. Pues sí, son solo papeles, y por eso me casé yo. Por las ventajas legales y demás. Me casé ante el juez y sólo con la presencia de la familia directa de mi husband, sin más parafernalia ni más tontería. Puro trámite legal. Antes habíamos convivido un año y te aseguro que no me sentí más casada por firmar el papel.
ResponderEliminarFeliz cumpleaños bloguero y que tengas un buen viaje. Ya nos contarás.
Besos
Comentado el Lunes, 19 Febrero 2007 19:47
Es curioso mientras vuestra relación iba bien, era sólida, no hacia falta casarse. En cuanto empezaron las inseguridades, surgió la necesidad de casarse. No habría solucionado vuestra crisis, com muy bién pasó.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu primer año de bloggista, no te canses. Yo en cambio, no tengo claro esto de iniciar un blog. Explicar cosas mias y que lo pueda leer cualquiera, soy reacia.
Comentado el Lunes, 19 Febrero 2007 16:45
Feliz viaje y feliz cumple blog.
ResponderEliminarComentado el Lunes, 19 Febrero 2007 08:49