"Una orgía separa el placer de sus consecuencias", dice Dolina en su Bar del Infierno, y es verdad o, si se prefiere, requisito definitorio. Es —una orgía— desligar la mente de todos los corsés impuestos, aprendidos, hasta incluso de las reglas lógicas que son la sintaxis del pensamiento. El placer llevado al desenfreno no es sino el medio de trascender nuestros límites mortales, aunque el riesgo sea, claro, la propia muerte. Si no tanto, al menos han de aniquilarse las identidades, convertirse en receptáculos vacíos que puedan acoger a los dioses.
Difícil tarea, casi imposible, que muy pocos se atreven a arrostrar. Se entiende el recurso, desde los albores, a las drogas. No tanto buscando sus efectos afrodisíacos o reforzar las potencias sexuales, único mérito que se les reconoce en los tristes simulacros pornográficos de nuestra época. Tampoco es su mayor virtud servir de excusa, usada por tantos, para justificar sus bajezas; vendría a ser como nadar y guardar la ropa, pecado menor si luego, en el agua, llegas a olvidar dónde la dejaste. Se trata, sobre todo, de ayudas, a veces indispensables, para encontrar la salida de nuestro ser, aprender a soltar amarras.
También cuenta Dolina que en 1923 el periodista francés Jules Garner afirmó haber ingresado en la construcción subterránea de Benarés donde, según la leyenda, se viene celebrando una orgía incesante desde tiempos inmemoriales. Afirma el occidental que eran unos salones destartalados donde sólo encontró a dos cincuentones que manoseaban aburridos a una mujer borracha. ¿Desmitificación interesada? O si no, un burdo engaño para turistas urdido por granujas bengalís, como opinaba el antropólogo inglés Hebert Chorley.
Pero, cierta o falsa, la orgía eterna bengalí no deja de ser un botón más de todas las que a lo largo de la historia, ininterrumpidamente, perpetúan la existencia de los dioses. Deudores de nuestra herencia griega, las personificamos en Dionysos, pero la bacanales son tan universales como las deidades quienes, en tanto somos sus juguetes necesarios, bien se cuidan de avivar eficazmente nuestras ansias más profundas y evitar así su propia desaparición (que, claro está, conlleva la nuestra, productos de sus sueños).
Inútiles pues serán siempre los esfuerzos deicidas, provengan de los poderes políticos (Senatus consultum de Bacchanalibus) o de los religiosos (los cristianos apropiándose de las saturnales del solsticio de invierno). Sólo cesará la locura sagrada, el abandono extático a través de los goces carnales, cuando la dictadura de los convencionalismos burgueses alcance a extinguir el fuego de libertad y conocimiento de cada ser humano, cuando se nos prive definitivamente del alma.
Ecstasy - Dolores O'Riordan (Are you listening?, 1994)
PS: Plagio para este post, aunque poco o nada que ver, el título de un viejo ensayo (1975) sobre Flaubert y Madame Bovary de Vargas Llosa, quien, a su vez, lo toma de una carta del escritor decimonónico ("el único modo de soportar la existencia es embriagarse en la literatura como en una orgía perpetua").
lO QUE EN TU LENGUAJE LLAMAS 'ALMA' PARA MI ES 'ESPÍRITU, QUE NO TODOS TIENEN; EL ALMA NO MUERE, PORQUE HAY ALMAS DE MERCADERES, A MONTONES, PERO BUENO MANERAS DE HABLAR (Ay, perdón por las mayúsculas, baja el sonido y perdona)
ResponderEliminarNo soy, desde luego, de los pocos que se atreven a emprender la que llamas difícil tarea de la orgía aniquiladora de las identidades. Soy de los no sé si pocos o muchos a los que, de hecho, ni siquiera nos apetece intentarlo. Debo de encontrarme muy confortablemente instalado en mi propio ser y no siento el menor deseo de salir de él ni soltar amarra alguna; la perspectiva de un placer llevado al desenfreno y todas esas cosas me parece bien, pero para un ratito y con regreso asegurado. Por otra parte el placer obligatorio e interminable se me antoja una aberración que, en el mejor de los casos, desemboca en los cincuentones obesos que empujan a la mujer borracha, esperando con disimulo el relevo. Es decir, que la orgía, el desenfreno y el abandono extático, por su propia naturaleza, me parecen incompatibles con la perpetuidad. La orgía permanente es en realidad un oxímoron.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, me reí mucho con el Bar del Infierno. Dolina es una de las muchas lecturas que últimamente debo a la difusión internética gratuita de archivos de texto, ese beneficiosos fenómeno al que sus interesados detractores han dado en llamar piratería. Lo leí en mi ebook, y si no fuera por la edición digital que me descargué, jamás lo hubiera leído de ningún modo. Espero que si Dolina o cualquier otro autor así difundido se paran un rato a meditar el asunto, sepan agradecerle a la denostada 'piratería' tantos nuevos lectores que, si ella, jamás hubieran tenido.
Lansky: Mi padre, que había construido toda una teoría antropológica, distinguía enfáticamente entre el alma y el espíritu como dos de los elementos que, con el cuerpo, conformaban la triada que era el ser humano; me lo has recordado. Es probable, no obstante, que sus definiciones no coincidieran con las tuyas. En todo caso, en este texto uso el término sin ninguna pretensión de rigor.
ResponderEliminarVanbrugh: Probablemente, tampoco yo me atrevería a lanzarme de cabeza a una experiencia orgiástica "aniquiladora de las identidades" y, en todo caso, no he tenido la ocasión. No obstante, la orgía como "ceremonia sagrada" es bastante más que la caricatura anticlímax que señala Dolina; al menos, si nos creemos lo que nos cuenta la historia.
En cuanto a Dolina, lo conocí porque me lo recomendó un amigo argentino y, como tú, leí su Bar del Infierno descargándomelo de la Red.
Nuestra educación judeo-cristiana nos lleva luego al arrepentimiento y sentimiento de culpa. Qué mal casan nuestras mezclas de sangre (romanas-árabes-judías-...)
ResponderEliminarAtractivos por un lado, torbellino de deseos por otro.
No he leído Bar del Infierno, por cierto
Se me debe haber perdido/borrado un feroz comentario sobre los afroamericanos en N.Y. que creí haber mandado ayer.
ResponderEliminarEres el mayor y mejor 'hurgador' de estos reinos.
Grillo: No se te ha perdido. Está en el siguiente post, que es donde me imagino que querías poner este comentario.
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