Estas dos últimas semanas durante las cuales no he aparecido por este microcosmos bloguero me han apabullado con un cúmulo de emociones. De las buenas, eso sí, que nadie se alarme. Porque, como más de alguna vez he escrito, soy algo receloso con la emotividad. Aunque, para ser más preciso, diría que con la adicción a la emotividad que unas cuantas personas cercanas se empeñan en cultivar; buscan exaltar su sentimentalidad con resultados que siempre se me antojan impostados. De esa pasión artificiosa es de la que desconfío, de esa intensidad emocional autoinducida. Sin embargo, muy distinto es cuando las emociones vienen sin llamarlas, cuando rompen en tu interior como olas que te cogen desprevenido dejándote empapado.
La verdad es que este tsunami no debería haberme pillado tan desprevenido. A poco que lo hubiera pensado, podría haber anticipado su posibilidad, aunque dudo que hubiera acertado en la magnitud de su fuerza. Había una ruptura de mi cotidianidad y unos lugares y acontecimientos anunciados de antemano. Mas no acometí ninguna mentalización preparatoria; fue cortar la estresante rutina laboral y zambullirme de golpe en lo que casi era otra dimensión. Probablemente, ese tirarse de cabeza a una piscina sin indagar nada sobre las condiciones del agua acentuó el impacto emocional. Pero lo cierto es que me alegro de mi "inconsciencia". Supongo que a veces, si no siempre, sobran las reservas mentales, los airbags, las diversas medidas que la prudencia puede aconsejar para protegerse de sacudidas íntimas.
De alguna manera, las vivencias de estos días me han activado algunos "grifos" internos que estaban oxidándose y, como ya he dicho, es buena cosa. Al mismo tiempo, este totum revolutum emocional ha supuesto también una seria advertencia a lo que está siendo mi vida en los últimos tiempos. Aunque una el pepito grillo que todos tenemos no cesaba de proferir señales de alarma, lo cierto es que la estresante rutina que me lleva aprisionando desde hace demasiado, con su ruidoso traqueteo impedía que les prestara atención. Estos días, arrancado de ella, me he visto metido en una de esas vagonetas mineras que me llevaba a toda velocidad por unos railes sin fin, a través de paisajes cada vez más estériles. Y, naturalmente, hace mucho que he perdido el control de esa vagoneta.
En fin, que todo ello sería la causa de que la noche del domingo al lunes, la víspera de mi regreso a la cotidianeidad, me encontrara en un estado de ansiedad que me impidió conciliar el sueño, algo que no es nada habitual en mí pues, aunque duermo poco, lo hago fácilmente y de un tirón. Como era de esperar –no me precio de original– me hice el propósito de frenar esta vagoneta suicida e incluso pergeñé algunas acciones que me acerquen a ese objetivo que, desde luego, no es nada fácil. Hasta me he esbozado unos plazos escalonados, porque es necesario actuar, tomar la iniciativa. Ya veremos si soy capaz de llevar a cabo estos buenos propósitos; más me vale, porque así no puedo seguir mucho más. De momento dejo constancia en el blog para que me sirva de recordatorio personal.
Las cuatro ilustraciones de este post son cuadros del pintor peruano Fernando de Szyszlo.
Emozioni - Lucio Battisti (Emozioni, 1970)
Las cuatro ilustraciones de este post son cuadros del pintor peruano Fernando de Szyszlo.
Las emociones son así, caprichosas, maleducadas, irrumpen sin avisar, si son buenas entonces bienvenidas.
ResponderEliminarSigue con tus buenos propósitos, me gustan.
“Estos días, arrancado de ella[la estresante rutina], me he visto metido en una de esas vagonetas mineras que me llevaba a toda velocidad por unos raíles sin fin, a través de paisajes cada vez más estériles. Y, naturalmente, hace mucho que he perdido el control de esa vagoneta”. Metáfora absolutamente visual, de cine mudo en mi opinión, de genial cine acelerado (tropecientos fotogramas por segundo). Cuidado con descarrillar. ¿Frenarás a tiempo?
ResponderEliminarNo podías haber escogido cuadros, dibujos, más perturbadores para el (¿desasosiego?), emociones o desonciertos sentimentales que dices haber pasado tan súbito como uns ola imprevista que te deja empapado...
ResponderEliminarY, como se dice en matemáticas, cualquier 'problema' bien planteado tien solución necesariamente.
Así pues, deseo de salgas con satisfactorio éxito del trance; como te desea Sergio DS y como supongo que te desearán los demás.
¿ Eso está hecho ! Ya nos dirás.
AH, y abucheo para el señor hombre Lansky: a tropocientas imágenes por segundo las imágenes pasan a una lentitud exasperante. Es al revés: a menos i.p.s. es cuando más rápidas ves pasar las imágenes.
ResponderEliminar¿No te habrás fumado algo raro? ¿Seguro que la bandeja de setas que cenaste el otro día no estaba pasada de fecha?
ResponderEliminarLo que sugiere Números recuerda al abuelo aquél que le dijo al nieto - No vayas al pasillo ni al salón, porqu está lleno de monstruos multiclores que se vienen hacia tí y te hace muecas oscenas...
ResponderEliminar(Y el joven pensó 'ya se ha tomado el viejo mis ácidos...')
Sergio DS: Seguiré con los propósitos, no lo dudes. Lo difícil será convertirlos en actos eficaces.
ResponderEliminarLansky: La imagen de la vagoneta lanzada a toda velocidad me vino espontáneamente la pasada noche a que me refiero con la evidencia incuestionable de que así era exactamente mi vida de estos últimos años. Que sea cinematográfica me lo has hecho notar tú con tu comentario. Y sí, tienes razón, estoy a punto de descarrilar; frenar es ya urgente.
Grillo: El autor de esos cuadros es el mejor pintor contemporáneo del Perú, el introductor en ese país del abstracto, inspirándose frecuentemente en temas de las culturas nativas prehispánicas. Además es el padre de uno de mis grandes amigos desde la juventud. ¿Te resultan perturbadores? Curioso.
Y gracias sinceras por los buenos deseos. Cualquier ánimo, aunque sea virtual, me es de ayuda.
Y aprovecho tu corrección a Lansky para pedirte que nos expliques por qué cuantas menos imágenes por segundo más rápidas las percibes. Intuitivamente pareciera que debe ser al revés.
Números: Ni fumado ni comido nada raro. He vivido acontecimientos extraordinarios (fuera de lo ordinario) y absolutamente reales en un breve plazo de tiempo. Y todos muy cargados de emotividad.
No, no, es como dice Grillo: cuantos menos fotogramas por minuto más rápida (y discontinua: espasmódica) parecen las imágenes, como es el caso del cine mudo 'chaplinesco' y demás. Por el contrario, la cámara rápida ralentiza. Pero aún sabiéndolo me parecía mejor lo de las tropecientas imágenes. La razón estriba en que el cerebro (por mediación del ojo) rellena o reemplaza lo que falta, las imágenes ausentes intermedias.
ResponderEliminarNo sólo la imagen de la vagoneta. También me ha sabido a gloria la descripción en el primer párrafo de la insufrible "pasión artificiosa" que tanta gente practica, sobre todo cuando va dirigida a uno mismo. El arrebato afectivo suele dejar a la larga extraños vacíos que nos legan una perplejidad abrasiva.
ResponderEliminarBien vuelto a Internet, a tu blog, a este lado del Atlántico y a la sosegada vida real, Miroslav. Mi enhorabuena por tu torbellino de emociones, que son muy útiles y enriquecedoras cuando son auténticas, espontáneas y sobrevenidas. Comparto tu horror, como Harazem, por las buscadas, cultivadas e impostadas, y por eso aprecio doblemente las de verdad.
ResponderEliminarPero bueno, ¿es qué soy yo el único que está en un sinvivir porque Miros, se deje de una vez de metáfora y nos cuente en cristiano paladino qué es lo que le ha pasado?
ResponderEliminarMiros,
ResponderEliminarTal vez 'perturbadores' no sea la palabra exacta para esos cuadros. Mira los dos centrales, en azules y ocres nebulosos: unas figuras o artefactos inextrincables, como de interior o exterior de artilugios, como ovnis de una gran complejidad.
Y el último, con ese negro y rojo fortísimo, como una boca amenazante; con la materia pictórica (acrílico u óleo)tan abundante, tan fuerte en el trazo.
No quiero pasarme de 'listorro' o de 'entendido', pero me parecen unos trabajos muy interesantes y de un dibujo fantástico aunque el autor no ha creído necesario exhibirlo.
En fin... ME GUSTAN y me revuelven algo interior. Concuerdan con el lúcido texto de tu discurso.
Lansky: No puse en duda la afirmación de Grillo. En cuant a tu explicación, ya sé que el cerebro "rellena" las imágenes que faltan, pero eso no termina de hacerme entender por qué las percibimos más rápidas. La filmación de un hombre corriendo durante cinco segundos, por ejemplo. A 24 fotogramas por segundo (que tengo entendido que es la frecuencia normal) salen 120 fotogramas. Lo que viene a decir Grillo es que si se filma a 12 imágenes por segundo te da la impresión de que ese hombre corre a más velocidad? No termino de entenderlo. Sí, por supuesto, que la percepción del movimiento es discontinua, espasmódica, como dices.
ResponderEliminarHarazem: Lo dices mucho mejor que yo, pero ciertamente te refieres a lo mismo. He vivido con una persona muy cercana ese "apasionamiento impostado" y, como a ti, se me hace insufrible.
Vanbrugh: Sí creo, como tú, que estas emociones son enhorabuena. De hecho me gusta sentirlas. Ahora falta que sean fructíferas.
Números: Lamento no poder contar en este blog qué es lo que me ha pasado. No soy tan anónimo como para permitírmelo.
Grillo: Tus aclaraciones sobre la pintura de De Szyszlo me ayudan a entender tu adjetivo. En todo caso, seguro que coincidimos en que una de las cualidades del arte es revolvernos en el interior. Me alegro que te gusten; a mí, desde luego, también y mucho. En cuanto a lo de que concuerdan con el texto, te diré que más de lo que imaginas.
A 12 imágenes por segundo se ve el doble de rápido porque el proyector lo proyecta a 24 imágenes, si se modifica la velocidad del proyector entonces se vería igual de rápido pero entrecortado, pues la cantidad de fotogramas por segundo que necesita nuestro cerebro para unir el movimiento es de 24. Me pasa como a Números, pero supongo que tu torbellino emocional es de índole privado; enhorabuena no obstante.
ResponderEliminarCon error y tanteo se dieron cuenta los cineastas de que a 24 ips el cerebro captaba la idea de movimiento REAL, tal cual lo vemos en la vida con nuestros ojos. En video es el equivalente a 25 ips, porque el soporte magnético no tiene el nervio que hay entre fotogramas de celuloide; no tiene fotogramas.
ResponderEliminarTodo lo que pase de rodar a más de 24ips ralentizará la imágen - hasta esas cámaras de balística que a más de mil y dos mil y tres ips permiten ver una bala atravesando un globo de aire, o la famosa 'corona' que forma una gota de leche al tocar una superficie líquida,
Y rodando a menos de 24 se vé a lo que se mal se llama 'cámara rápida', como en las antiguas pelos de 'Jaimito', p. ej.
Y otra pequeña información: lo SUBLIMINAL. En una proyección normal (a 24) pueden incluír UN SOLO FOTOGRAMA que el cerebro registra en el inconsciente aunque el individuo no lo aperciba. Es una vieja técnica propagandistica que actualmente está prohibidísima... aunque hay noticias de que algunos anunciantes de publicidad que aún lo hacen... (un cuerpo desnudo en un anuncio de colonias masculinas - un cuerpo de varón porque la inmensa mayoría de anuncios de colonias tan abundantes en Navidades van dirigidos a homosexuales...) ¿?
Esto ya no sé por qué sea así, pero os aseguro que los publicitarios con sus equipos de investigación y grupos de tests se equivocan muy poco; nada. Aunque siempre hay un fabricante 'francotirador' de su propia colonia que no se gasta tanto dinero en márketing ni investigación. No creo que el peluquero ese de la voz cascada o Adolfo Dominguez o Antonio Banderas se metan en tantas averiguaciones: venderán un poco más que sin publicidad y con eso les basta.