He de reconocer que no me caen demasiado bien los periodistas. Es un prejuicio y, como todos los prejuicios, injusto. Naturalmente, hay periodistas excelentes y el oficio -qué duda cabe- no sólo es tan honorable como cualquier otro sino que, además, su ejercicio es absolutamente necesario. Lo que pasa es que los periodistas son profesionales de la comunicación y ésta se mide en la actualidad en unidades muy pequeñas, así que ellos no tienen más remedio que condensar extremadamente el mensaje y presentarlo del modo más llamativo posible. El riesgo, claro, es equivocarse, ya sea por las prisas, por la falta de comprensión global de los datos, por dejarse llevar por el sensacionalismo o, sencillamente, porque hacer un buen resumen es desde luego tarea muy difícil que pocos resuelven correctamente. Pero estos defectos que apunto digo yo que son los gajes de ese oficio y, por tanto, mi susceptibilidad ante ellos no me parece una actitud ponderada. He de procurar desactivarla y atemperar mis prejuicios; ser más tolerante, en suma, que en todos los ámbitos hay mejores y peores profesionales.
Ahora bien, una cosa es tu calidad profesional y otra muy distinta que seas un mal bicho. Supongo que entre los periodistas el porcentaje de malos bichos no será significativamente distinto al de cualquier otro grupo corporativo pero, para su desgracia, se notan más. Y no digamos cuando esos plumillas malos bichos participan en los circos mediáticos (en la televisión, especialmente), juntos y revueltos con políticos, que son la otra fauna que ahí más abunda. Los llamados debates políticos en la tele son espectáculos que me irritan sobremanera; salvo rarísimas excepciones los que intervienen jamás argumentan (en la acepción de respetar las más elementales reglas de la lógica), sino que se limitan a espetar sus manoseados mensajes, recurriendo continuamente a descalificaciones personales y tópicos de lo más cutre. El sábado pasado, animado por K que quería ver lo que se hablaba sobre el sorprendente resultado de Podemos en ‘La Sexta Noche’, me tragué el debate que tenía como protagonista a Pablo Iglesias (advierto, para que se vea mi autismo informativo de los últimos meses, que ni siquiera me había enterado de la existencia de este nuevo grupo político, al que obviamente no voté).
Lo peor del rato que estuve frente al televisor fue tener que ver y escuchar a uno de los mejores ejemplos que hay en la actualidad de periodista mal bicho; me refiero, desde luego, al ruin reportero de El Mundo Eduardo Inda. El hombre, aparentemente molesto con las loas generalizadas que recibía Podemos se había preparado su intervención para, cual ángel vengador y martillo de herejes, desenmascarar a Pablo Iglesias, desvelando ante sus ingenuos votantes y admiradores su verdadera faz, miserable y diabólica. Inda, al cual he tenido la desgracia de escuchar en algunas otras ocasiones, es un analfabeto lógico, no le interesan para nada los argumentos y sólo sabe emplear técnicas sofistas, siendo sus preferidas la manipulación y falseamiento de las palabras del oponente, deducir interesadamente conclusiones erróneas y, sobre todo, los ataques personales (los famosos argumentos ad hominem). Supongamos que Pablo Iglesias sea tan malo como nos lo quiso presentar este individuo tan pagado de sí mismo, ¿restaría eso algún valor a las tesis que expone? La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero; lo que significa que la primera exigencia de honestidad intelectual es discutir sobre lo que se dice, no valorarlo en función de quien lo dice. Pero Inda será cualquier cosa menos intelectualmente honesto (y, por lo visto, probablemente habría que añadir otros adverbios); lo que dejó claro es que a él el qué se dice le importa un carajo. Transcribo a continuación, para la posteridad, los dos minutos y veinte segundos de la primera intervención del “periodista”, para que quienes hayan tenido la suerte de no verlo puedan ahora leerlo evitándose soportar la visión de su cara y los gestos hipócritas con los que la adornaba.
Teniendo en cuenta lo que habla Pablo Iglesias, te felicito, porque parece que has ganado las elecciones. Yo pensaba que habías sido el cuarto, pero veo que las has ganado. Tú dices que no insultas ... pero tú a mí en este programa me has llamado tonto e impresentable en dos o tres ocasiones y no me parece la forma más correcta de hacer democracia. Yo respeto a la gente que votó el pasado domingo a Podemos porque es gente desesperada que ha perdido toda esperanza y los respeto. Respeto a la formación Podemos; yo he estado estos días con otros dirigentes de Podemos y son gente tolerante, gente que debate, pero a Pablo también le respeto pero hay que precisarle varias cosas. Él dice que no apoya el régimen bolivariano, pues aquí está el documento que demuestra que percibió él y la asociación en la que él estaba, el centro de estudios políticos y sociales, trescientos veinte mil euros del régimen bolivariano, de la dictadura bolivariana, que en las últimas semanas ha matado, ha asesinado en las calles a cuarenta y cinco personas por manifestarse libremente. Trescientos veinticinco mil euros de un régimen, ha recibido Pablo Iglesias y sus compañeros de fundación, de un régimen que tiene a dos mil personas en la cárcel por discrepar. Por no hablar de los elogios que ha dedicado, que dedicó en una conferencia que compartió con dos personas del entorno de ETA, de ETA, según el Supremo Euskal Herritarrok y Gara son ETA, elogios que dedicó a los cuales les llamó patriotas, los diputados del pueblo, dijo que eran las personas que de manera más contundente (eso es verdad: han matado a 900, han asesinado a novecientas personas y herido a miles) expresaban las reivindicaciones ante un estado opresor. Hay que decir que Pablo Iglesias es una persona que se jacta en internet –hay un video en internet colgado- de agredir a gente de clase inferior a la suya, lo de clase inferior a la suya lo dice en ese video. Videos por cierto que yo voy a poner a disposición de la directora del programa, de doña Sandra Fernández, por si considera oportuno emitirlos. El de ETA, el video en el cual llama gentuza a gente, abro comillas, lo dice él no lo digo yo, de clase inferior a la mía, cierro comillas, y le facilito si quiere el documento que prueba que han recibido dinero de la dictadura bolivariana que asesina a sus ciudadanos en la calle.
Tres acusaciones con la única intención de ensuciar a la persona y, a través suya, al partido político que representa. Sólo eso pone de manifiesto la bajeza intelectual del personaje, coloca su estilo periodístico en las coordenadas del repugnante amarillismo. Pero además, cada una de esas imputaciones refleja la torticera actitud de ese pretendido desenmascarador desenmascarado, si no fuera porque no desvela nada: ni a Pablo Iglesias al que simplemente calumnia, ni a sí mismo cuya bajeza moral es palmaria para quien le escucha sólo por un rato. Lo de estar financiado por la dictadura bolivariana, lo desmontó con suma facilidad Pablo Iglesias en su respuesta. El documento probatorio que exhibía tan sólo probaba que el gobierno de Maduro había pagado unos servicios de consultoría a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), no a él. Al margen de lo tremendamente discutible que es condenar sin paliativos el régimen venezolano, roza el absurdo concluir que todo aquél que trabaja para el gobierno de ese país es culpable de complicidad en sus presuntos crímenes (a ese respecto, Iglesias señaló que España vende un porcentaje significativo del material militar de que dispone Venezuela). El propio Inda admitió inmediatamente que él no decía (sí lo dijo, véase supra) que quien había cobrado fuera la persona sino la Fundación, pero mientras Iglesias lo puntualizaba y dejaba claro que Podemos no estaba financiado por Venezuela, el "periodista" no cesaba de sonreír con suficiencia burlona como si las palabras del chaval le estuvieran dando la razón. Concluyó Iglesias su respuesta a esta primera imputación diciendo lo siguiente, que es objetiva y completamente verdad: Que alguien que se autodenomina periodista infiera de eso que a Pablo Iglesias le financia no se qué Gobierno revela el nivel a que ha llegado cierto tipo de periodismo en este país. Yo no sé si eres consciente, Eduardo, de la vergüenza que sienten algunos trabajadores de tu periódico cuando se habla de ti, porque hay una cosa que es muy importante y que es el periodismo. Los periodistas trabajan con fuentes ; pueden criticar, pueden incluso dar caña, pero lo que tú haces, Eduardo, es algo rastrero. Y no es la primera vez que lo haces, además, y revela algo que es triste: la condición a la que os habéis convertido algunos en este país.
Por supuesto, sin perder su sonrisita desdeñosa, Inda hizo inmediatamente hincapié en que le había llamado rastrero, a lo que Iglesias se disculpó precisando que había dicho que el calificativo lo había aplicado al comportamiento. Desde luego que esa manera de hacer periodismo es rastrera en la tercera acepción del DRAE: es baja, vil y despreciable. Pero es que los rastreros como Inda disfrutan como cochinos en sus chiqueros en cuanto se les da la más mínima oportunidad de sentir ofendido un honor que tanto invocan sin poseer. Así que no desaprovechó la ocasión para sentenciar que "utilizar el insulto como argumento es propio de regímenes fascistas, pero yo no le voy a llamar fascista" (ja, ja ,ja). No, Lalito, dos precisiones: utilizar el insulto como argumento es propio de idiotas de cualquier ideología y calificar a las cosas con adjetivos adecuados (y rastrero lo es para el tipo de periodismo que ejerces) es una elemental práctica de higiene intelectual. Lamentablemente, encuentro en la red varias reacciones a ese debate que alaban la "lección de periodismo" que ofreció Inda y el "baño" que dio al líder de Podemos, lo cual hace pensar que este forma de ejercer la profesión cuenta con amplias aprobaciones y que los varios Indas pululan en los medios cuentan con apoyos de sobra para perseverar en sus torticerías. Nada bueno dice esto sobre el nivel intelectual de nuestro país.
No merece la pena entrar en detalle a las otras acusaciones: la de proetarra y la de violento y clasista. He visto los dos videos a que se refería Inda y, por muy desafortunados que puedan parecerles a algunos (por ejemplo, a quienes piensan que la unidad de la Patria es sagrada o a los obsesionados por lo políticamente correcto), de ellos no se infiere en absoluto la descalificación personal que pretende el periodista de El Mundo. Tan sólo apunto que en la conferencia que pronunció en una herriko taberna de Pamplona ante un público obviamente abertzale, estuvo acompañado de un diputado nacional de Amaiur, que no es –por más que no cesara de repetirlo– Euskal Herritarrok, y de un periodista de Gara, que, por muy independentista que sea y por mucho que haya sido "vocero" de ETA, es un medio de comunicación legal. Lo que queda claro en ese video es que Pablo Iglesias apoya el derecho de autodeterminación de los pueblos (yo, ya lo he escrito más de una vez, no creo en derechos colectivos) y que simpatiza con la ideología de la izquierda abertzale, no en absoluto con los métodos criminales con la que la llevó a la práctica ETA. Eso puede gustar o no, pero no deja de ser tremendamente hipócrita que los mismos que condenaban la violencia de ETA con el argumento de que en nuestro país se pueden defender todas las posturas ideológicas de forma democrática, descalifiquen ahora a quienes lo hacen, negándoles la voz porque piensan lo mismo ETA (y, consiguientemente, son ETA). Buena muestra de tolerancia democrática, sin duda, pero también de exquisita finura lógica que me ha llevado a descubrir que yo soy de ETA porque, como muchos de la banda, soy seguidor de la Real Sociedad).
En fin, para qué seguir ... Añadir nada más que no ha sido el objeto de este post defender a Pablo Iglesias o a Podemos (ya en otro momento me referiré a lo que pienso de este tipo de corrientes antisistema), de quienes poco sé. Lo que pretendo es resaltar el comportamiento de estos periodistas carroñeros que, en la medida en que encuentra aplausos y hasta eco en las mentes de quienes lo escuchan, tan dañino es para la salud mental de los españoles. Confío –quizá ingenuamente– que cada vez sean más los que se indignen con esta forma de hacer periodismo, único camino para erradicar a estos miserables. Y usar este verbo no es fascismo (como me imputaría Inda) sino benevolente deseo de que los sofistas no prevalezcan en la sociedad en la que habito.
Pues sí, me parece francamente triste... Y el caso es que Podemos no duda en utilizar la pornografía emocional cuando le interesa.
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2001/07/136/
En Twitter, precisamente, estaban comentado la charla, y alguien dijo algo interesante: que gente como Inda caiga en esos trucos sucios le da la victoria a "Pablemos", porque el tío jamás pierde la calma. La gente los compara y no puede evitar ver simpático a ese señor tan tranquilo.
https://twitter.com/GuillermoLPD/status/472838192115486721
Completamente de acuerdo, analfabeto lógico está muy bien traído para calificar a este individuo (bueno, vale, a su comportamiento), pero ratrero de Pablo Inglesias tampoco me parece un insulto, sino una descripción abreviada del sujeto. Como este tipo de sujetos abundan en als tertulias yo no las veo.
ResponderEliminarPor cierto, cómo se diferencia ese tono ahgiográfico del antaño buen periódico español El País como The Guardian y su limpieza informativa...
Nocturno, noctívago o trasnochador como soy, suelo ver ese programa y cada vez me prometo no prestarle más atención por lo que estos debates políticos tienen de show tramposo en la televisión. Algunos de sus analistas de economía me parecen geniales.
ResponderEliminarTampoco había oído hablar de 'Podemos' aunque sí escuché en anteriores ocasiones al joven Pablo Iglesias del que poco sabía a fondo, pero su mirada me parecía limpia y sus argumentos bastante razonables. Me informaré más sobre él.
Pero no podría estar más de acuerdo con tu opinión y tus calificativos hacia Inda: es un mal bicho; y aunque en todos los oficios hay buenos y malos bichos en el caso del periodismo se hacen notar más y evidencian su maldad, su falta de honestidad y lo rastrero que es el tipo.
Lo comentaba con otros amigos y conocidos - estábamos todos de acuerdo - pero todo lo que dices de él, tan ajustado a razón y razones, es algo que me gustaría comentar en un email para el programa, sin citar tu nombre pero como algo escuchado y bien dicho para que el tiparraco afloje, lo cual dudo porque
no tiene categoría ni le da más de sí el intelecto. Solo verle la cara y la sonrisita de superioridad y de desprecio me cabrea.
Te felicito por enésima vez aunque no te guste mucho.
Grillo (vago)
Por otro lado, la cadena tiene que invitar a esos debates a gente como él o parecidos e incluso sensatos.
Hace meses que no 'blogueo'. Supongo que me he saturado. Muy de vez en cuando echo una miradilla a este bloguerío y tu post me ha satisfecho mucho. Joder, como si me hubieras adivinado un pensamiento que por mí mismo no acertaría a explicar con tanta claridad ni, por supuesto, mejores palabras.
Ozanu: He leído la entrevista (¿o eran preguntas de internautas?). De entrada, hay que tener en cuenta que ya es un poco vieja (julio de 2001) y entonces el chaval tenía 22 añitos; hay que suponer que ha ganado en formación y madurez en los casi trece años que han pasado. En todo caso, pese a la radicalidad exenta de matices –inevitables en este tipo de formatos y más en una persona de su edad– no he detectado la "pornografía emocional" a la que dices que recurre.
ResponderEliminarLansky: Dudé en escribir lo que ahora dices, que rastrero no era un insulto sino una descripción, siguiendo lo que tú tanto repites. Sin embargo, pese a que entiendo y hasta comparto la intención de tu frase, lo cierto es que la descripción ofensiva de alguien cae bajo el campo semántico del término insulto, según el DRAE. Si yo llamo a alguien ignorante, por ejemplo, lo estoy insultando, por más que sea absolutamente cierto. Sería más preciso cambiar la palabra por la de calumnia o asumir –como puede que esté ocurriendo– que insulto y calumnia han pasado a ser sinónimos.
Grillo: Hombre, se te echaba en falta. Se me ocurre que sólo a los que están cegados por la rabia (frecuentes en este país) y además carecen de todo escrúpulo moral puede gustarles un comportamiento como el de Inda. Pero haberlos, haylos, como digo en el post, porque encontré unas cuantas reseñas de ese debate alabando la magistral lección de periodismo con la que Inda bañó a Pablo Iglesias. Cualquiera mínimamente decente y no tonto del todo tiene que indignarse escuchando a ese tipo. Y sí, desde luego que la sonrisita esa de superioridad y desprecio no contribuye precisamente a hacerlo simpático.
Siendo políticamente incorrecta,aunque bueno en los tiempos que corren todo lo parece,pero dándome un poco igual porque he consultado la RAE y creo que no ofendo a nadie, él Inda este es un tarado, protegido y colocado por los magnates del circo, que son los responsables de que este tipo esté donde está. Lo nocivo es que los egos, el poder y el dinero crecen al unísono, creándose un caldo de cultivo que fomenta la presencia de estos saraos. Además no hay que olvidar que a la audiencia le encanta el escarnio público.
ResponderEliminarSinceramente hace tiempo que pienso que se persigue un asesinato en directo y no van a parar hasta lograrlo, porque vaya personajes.
No vi el programa y desconocía a los protagonistas de la historia, no sé si eso es bueno o malo.
Como siempre, un placer leerte.
Un abrazo,
[Sí Miros, hace tiempo que no escribo nada, aunque de vez en cuando echo una ojeada a los que de siempre me habéis interesado. Supongo que por un lado me he saturado y por otro tampoco tenía nada nuevo que contar en esa línea de acaecidos reales y jocosos. Mi último post sobre el rodaje con Lola Flores os lo dedicaba a ti y a Antonio de Castro. Lo que cuento es absolutamente cierto, pero una vez más me extendí demasiado con detalles accidentales y creo que he perdido el sentido de la medida (no la mesura) y suelto unas parrafadas a las que comprendo que debe dar mucha pereza leer enteras y opinar.
ResponderEliminarYo sí que me he desconcertado en mi propio concierto y doy algunas notas en falso o el concierto se hace tedioso de puro largo. ;)]
Eran preguntas de internautas, sí. Sobre la pornografía emocional, pues las respuestas 12 y 27, por ejemplo, no dudan un poco en eso y hasta en el "tu quoque". También cambian de tema, como se ve en la pregunta 20 (por otro lado, bastante bien razonada).
ResponderEliminarBuen post, compatriota Miroslav. Lo peor de estas tertulias es la confusión que generan: nadie sabe quién es periodista, quién es político, incluso quién es ambas cosas, como en el caso de Pablo Iglesias, que ha experimentado una astuta metamorfosis que le ha servido de puesta de largo. Pero eso sí: todos todos son absolutamente predecibles, porque se sabe lo que van a decir antes de abrir la boca. Así que el resultado puede ser ruidoso, pero también terriblemente aburrido. Un abrazo, te sigo la pista y aprendo de tu magisterio.
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