La historia de John, el chaval que se crió en el Ealing de los cincuenta, la había interrumpido cuando con sólo catorce añitos su padre le regalaba un bajo eléctrico, un Fender rosa para ser exactos. Para entonces asistía a la Walpole Grammar School, que venía a ser el instituto para los listos, en un modelo de educación secundaria creado casi al final de la Segunda Guerra conocido como el tripartite system. A los once años los niños hacían un examen y según sus resultados eran dirigidos a las Grammar schools, a las secondary modern schools o a las technical schools. Si bien promovida por los conservadores, la nueva legislación significó en su momento un importante éxito para las demandas más progresistas: se reconoció la gratuidad de la educación, se alargó la escolarización hasta los quince años generalizándola a las niñas, y con el examen selectivo se suponía que el nivel de la enseñanza se hacía accesible a todos en función de sus capacidades y no de sus posibilidades económicas. Esto no fue ni mucho menos tan así, y ya se había puesto de manifiesto en esos últimos años de los cincuenta, en los que el Reino Unido asistía a la decadencia de su imperio y –lo que es más relevante– a la aparición de una cultura crítica con el sacrosanto estabishment británico. De ese desapego (y descontento) social que iba enraizando una vez pasados los peores años de la posguerra, brotarían los efervescentes movimientos artísticos juveniles, entre ellos y sobre todo, el rock de la Islas (que es el marco de estos posts). Pero quizá, por ser algo más tradicionales, habría que señalar como tormenta iniciática de aquel "cambio climático" el estreno en 1956 –justamente el mismo año en que los ingleses perdieron el Canal de Suez– de Look back in anger ("Mirando hacia atrás con ira"), de un joven desconocido, John Osborne, llamado a revolucionar el teatro. Osborne justamente ironizaría duramente sobre los efectos segregacionistas del modelo educativo, que había propiciado un profunda división entre la clase media y la trabajadora. El sistema tripartito fue abolido gradualmente a lo largo de los últimos años de los sesenta y definitivamente con la Ley de Educación de 1976, durante el gobierno del laborista James Callaghan.
Perdón por el rollo, pero es que me pareció necesario resaltar que nuestro John había sacado buena nota en su eleven plus ya que accedió a la grammar school de Ealing (que ya no existe, por cierto); o sea, que el chico era inteligente, o al menos buen estudiante. En el tercer curso (1959-60), un buen grupo de adolescentes de la Walpole, John entre ellos, habían quedado deslumbrados por los Shadows, que por entonces estrenaban nombre. Los amiguetes se juntaban y practicaban con los instrumentos de la escuela, bajo la tolerante mirada del profesor de música aunque ese estilo no terminaba de gustarle. Como es lógico, todos querían ser guitarristas, ejercer de lead guitar, claro, el instrumento protagonista en ese todavía balbuceante rock. El ídolo mayoritario era Hank Marvin, con sus gafas a lo Buddy Holly (parecido exagerado con fines publicitarios). También John, pero vio que eran demasiados y optó por el bajo, menos competencia, pensaría, y le quitó las dos cuerdas superiores a su guitarra para empezar a imitar la forma de tocar de Jet Harris. Luego, supongo que sería ya avanzado el curso, llegaría el estupendo regalo de su padre. Y ese verano el grupito de amigos pasaría largas horas ensayando las canciones de los Shadows en la habitación trasera de una casa cercana, en Lammas Park Road, tal vez la de sus dos grandes amigos John y Peter Barnes. Lo que hay que resaltar es que, como la gran mayoría de los músicos de su generación, nadie le enseñó a tocar, aprendió por si mismo, practicando hasta la saciedad. Desde luego, tenía aptitudes y entusiasmo, pero lo admirable es el tesón y autodisciplina de un chavalillo de esa edad. Muy pronto comenzó a correrse la voz de que el tío era bueno, muy hábil.
Para cuando John acabó la secundaria era ya un consumado bajista. Con sus amiguetes de la Walpole habría formado alguna banda de la que no queda recuerdo. Sí consta, sin embargo, el nombre del primer grupo con cierta intencionalidad profesional; se llamaba The Krewsaders, que no tengo ni idea de lo que podía significar aunque supongo que sería un juego de palabras con crusader (cruzado), tal vez aprovechando la palabra polaca krew que significa sangre (recuérdese que en Ealing había una importante colonia de ese país). En todo caso, los Krewsaders hacían sus bolos en bodas y fiestas similares, con un repertorio basado mayoritariamente en el de los Shadows. Por supuesto, no se conservan –que se sepa– grabaciones de esos chavales de Ealing; una banda de las muchas que surgían en los primeros sesenta, la mayoría condenadas a desaparecer. Muchos lo intentaban pero pocos tenían la suerte de encontrar un hueco en el naciente mercado del rock y éstos no eran necesariamente los más dotados. Al fin y al cabo, todos iban aprendiendo sobre la marcha, imitando a los modelos con que se topaban, algunos pocos británicos pero sobre todo los jovencillos norteamericanos que andaban inventando el rock; los bluesmen de Chicago empezaban a ser referencias, pero al principio minoritarias. Para situarnos: a principios del 63 los Beatles lograban su primer gran éxito (Please please me) y empezaba la fiebre; los Rolling Stones llevaban sólo unos meses tocando sin apenas cobrar por los clubes de Londres (hasta junio no grabarían su primer sencillo); y el resto de las bandas que en pocos años ocuparían puestos relevantes en el estrellato estaban gestándose o sus futuros miembros en grupos que, como éste de los Krewsaders, podemos calificar de "incubadoras". Rastreando entre las muchas webs dedicadas a la arqueología del rock, he podido identificar a tres de quienes con John formaron The Krewsaders: Mickey Holmes como guitarra solista, Pete Carney como guitarra rítmica y John "speedy" Keene en la batería. Estos tres pasarían luego a integrarse en otro grupo hoy olvidado, The Second Thoughts que alcanzó cierto éxito en el 64 y 65. Lo gracioso es que esta banda, con el nombre de los Tomcats y varios cambios entre sus componentes, se instalaría temporalmente en España durante 1966, grabando unos cuantos sencillos con mucho éxito (entre ellas, canciones españolas "yeyeizadas") e incluso actuando en la primera escena de Operación Secretaria, una gloriosa muestra del cine patrio de esos años, dirigida por Mariano Ozores y protagonizada por Gracita Morales y José Luis López Vázquez.
Pero volvamos a John, recién acabados los estudios y con una firme vocación musical que, sin embargo, no ofrecía apenas garantías como forma de vida. Así que el chico consiguió un curre en prácticas como inspector de impuestos, que no tengo nada claro en qué consistiría pero sin duda completamente ajeno al mundillo que tanto le atraía. En esas andaba cuando recibió una llamada que le cambió la vida, nada menos que John Mayall que estaba formando sus Bluesbreakers y necesitaba un bajo. El que es llamado "padre del blues británico" acababa de mudarse a Londres desde Manchester, animado por Alexis Korner quien había dejado recientemente Blues Incorporated, probablemente la primera gran banda de blues de las islas (repásese la lista de quienes en ella tocaron) que había fundado con Cyril Davies a la vez que fundaban el Ealing Club (al cual ya me referí en un post previo). Así que, Mayall andaba buscando instrumentistas para montar su propio grupo y pensó en Cliff Barton, el bajista de la Cyril Davies R&B All Stars. Barton no aceptó pero era de Ealing, apenas un año mayor que John y conocía sobradamente su talento; así que le aconsejó a Mayall que le diera una oportunidad. Por cierto, varias fuentes (entre ellas una entrevista al propio John en 1998) datan esta decisiva llamada en enero de 1963. Si fue así –no termino de convencerme– Mayall llamó a John a los pocos días de llegar a Londres y éste o estaba aún en la Walpole o la había acabado el curso anterior con solo dieciséis años (cumplió diecisiete en noviembre del 62). A favor de esta fecha tan temprana que de los Krewsaders no hay testimonios ya en el 63; en contra, lo mucho que tardarían los Bluesbreakers en grabar su primer sencillo (en mayo del 64, más de un año después). Pero son detalles nimios; lo importante es que nuestro chaval, a sus dieciecisiete años, fichaba por una nueva banda que iba a ser el semillero fundamental de los grandes del blues-rock. Aunque durante los primeros meses, por si acaso, siguió con su trabajo en prácticas.
Esta serie de entradas podia dar lugar a una pelicula del llamado "free cinema" que rodaban entonces Tony Richardson, Karel Reisz y otros "angry young men" inspirandose en obras de autores de su misma generacion como Osborne o Allan Sillitoe.
ResponderEliminarEn cuanto a "Operacion Secretaria", ese comienzo hacia pensar que al final de los creditos pondria "directed by Richard Lester", o "by William Asher", y resulta que la dirigio (y escribio, por lo que parece) el mismisimo Ozores: vistos desde fuera, la sorpresa y el absurdo de ver el nombre de Ozores en una secuencia como esa son dignos de una pelicula de Lester.
Hablando de Tony Richardson, estoy tratando de conseguir la versión que hizo en el 58 de la obra teatral de Osborne, con Richard Burton. Seguro que tú, tan cinéfilo, la has visto.
EliminarHela aquí (con la imagen comprimida e intuyo que el formato modificado, pero menos da una piedra):
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=SOKPDR-zS04
También es muy buena la versión que rodó del relato de Alan Sillitoe "The Loneliness of the Long Distance Runner", diría que mejor que la inspirada en Osborne, e incluso que el propio relato de Sillitoe.
(Ya puestos, me viene a la cabeza algo curioso, y es que la canción de David Bowie "The Little Bombadier" está calramente inspirada en otro relato de Sillitoe, "Uncle Ernest".)
Entrada musical muy ilustrativa.
ResponderEliminarEs que es el resultado de mis intentos de auto-ilustrarme :)
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