The Freewheelin' Bob Dylan se publicó el 27 de mayo de 1963. El LP fue un éxito (sobre todo comparado con su primer disco, que pasó casi inadvertido) pero la explosión se produjo con el sencillo de Peter, Paul & Mary que contenía la primera versión de Blowin’ in the wind y que se publicó con la vista puesta en la famosa marcha sobre Washington de finales de agosto (sí, en la que Luther King contó que había tenido un sueño). Para entonces, la canción había alcanzado el número 1 en las listas y se vendía como rosquillas. Era el banderazo oficial para que otros intérpretes grabaran sus versiones de temas de Dylan y por supuesto, la respuesta en el viento fue la que abrió el fuego y más de medio siglo después la que probablemente tenga el record (no hay ningún dato totalmente fiable, pero se habla de más de mil versiones grabadas por otros cantantes). En el mismo 1963 la canción se grabó por unos quince intérpretes, la gran mayoría norteamericanos, pero con algunas excepciones notables. La primera, dos sencillos suecos -de un trío llamado “Otto, Berndt & Beppo” y de una tal Inger Jacobsen- en los que el tema de Dylan lo cantaban en sueco (Vinden Ger Svar, se llamaba), sin duda la primera traducción a otro idioma. El otro caso al que quiero referirme y que me vale para introducir este primer post sobre Francia es el EP de Marie Laforet en el que, la inevitable Blowin’ in the wind venía acompañada por tres clásicas del folk norteamericano (Lili of the West, House of the rising sun y Banks of Ohio). Es la primera grabación de un tema de Dylan por un intérprete francés, aunque todavía cantada en inglés.
Marie Laforet nació en octubre de 1939 y por tanto, en 1963, tenía veinticuatro añitos y ya era una estrella en Francia, tanto en la canción como en el cine. Piénsese que al poco un concurso radiofónico en 1959, fue seleccionada por Louis Malle para una película en la que no llegó a actuar, pero al año siguiente protagonizó A pleno sol de René Clemént, y en el 61, con sólo 22 añitos, se casa con otro realizador cinematográfico, Jean-Gabriel Albicocco, con el que filma La chica de los ojos dorados. Marie, desde luego, era una preciosidad, pero es que las francesas de esa generación, al menos las que destacaban mediáticamente, eran todas verdaderas monadas. Me estoy refiriendo a las actrices de finales de los cincuenta y primeros sesenta, encabezadas en plan sex-symbol por la inefable Brigitte Bardot, pero también Sophie Daumier, Mireille Darc, Romy Schneider (y no cito a la decana de todas ellas, Jeanne Moreau, porque se salía del rango de edad). Todas éstas nacen avanzada la década de los treinta y eran algunos años mayores que Marie. Laforet, la hermana menor de estas actrices, pasa en el ámbito musical a ser la mayor de las famosísimas y también preciosas cantantes que nacerían inmediatamente después de la guerra, en la segunda mitad de los cuarenta: Sylvie Vartan, Francois Hardy, Mireille Mathieu, Jane Birkin, France Gall. Así que a nuestra protagonista la veo como un enlace entre dos generaciones de mujeres excepcionales, de una época (los sesenta) en la que los españolitos miraban al país vecino con envidia. A mí es que me cogió muy niño; si hubiese nacido quince años antes, seguro que antes de los dieciocho me hubiese escapado a París en busca de esa femme mítica, mágica, imposible.
Queda pues sentado que fue Marie la primera que cantó a Dylan entre sus paisanos y, consiguientemente, la pionera en las labores de difusión de la entonces estrella emergente del folk gringo en el entonces centro cultural de la Europa no anglófona. Aún así, el dato no pasaría de una mera anécdota, irrelevante a los efectos de esta serie de posts, si no fuera porque años más tarde, en su séptimo LP, graba el I want you de Bobby ahora ya sí en francés, aunque con el sorprendente título D’être à vous. Pero ya para entonces (1970) habían aparecido bastantes versiones en francés del repertorio dylaniano y, por tanto, hay que volver hacia atrás y perder de vista a esta belleza (con gran dolor porque se me acaban las excusas para seguir poniendo fotos suyas). Despidámonos escuchándola cantar el "te quiero".
D'etre à vous - Marie Laforet (Tu Es Laid, 1970)
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Antes de centrarnos en quien merece considerarse el padre del cancionero dylaniano francés, conviene mencionar una figura relevante, el introductor del folk norteamericano (y la canción protesta) en el país vecino; me refiero a Graeme Allwright. Nació en 1926 en Nueva Zelanda, así que este año cumple nada menos que noventa tacos. Muy joven le dan una beca teatral para Londres, allí conoce a Catherine Dasté, de una familia estrechamente vinculada al mundo del teatro, y con ella pasa a Francia en 1948, donde se instala definitivamente. Durante los cincuenta alterna la participación en diversas obras con los más variados oficios para sobrevivir en esos duros años. Sus raíces anglófonas le llevan a relacionarse con los artistas que pasan por el centro americano de París y a aficionarse a los cantautores izquierdosos que habían adquirido cierto prestigio entre las tropas yanquis durante la pasada guerra mundial, como Woody Guthrie o Pete Seeger. Puedo suponer pues que en los primeros sesenta Graeme, en París, salvando las muchas distancias, estaría en un estado anímico parecido al de los tantos jóvenes americanos desconcertados y esperanzados por unos nuevos tiempos (aunque él ya no era tan joven) y saludaría como ellos la aparición de los nuevos trovadores, Dylan en primer lugar, pero también, algo después, al quebequés Leonard Cohen. El caso es que Allwright merece un lugar en esta panorámica porque su segundo LP – Joue, joue, joue, 1966)– contiene la versión en francés de Who Killed Davey Moore?, la demoledora crítica al boxeo que Dylan escribió en 1963 pero que no había sido publicada en ningún disco oficial. Bob la había interpretado en varias actuaciones y en particular en el famoso concierto del 64 en el Philarmonic Hall de Nueva York. Pero a lo mejor Allwright conoció la canción por la versión de Pete Seeger de su disco en vivo del 63 (At Carnegie Hall) o por la grabación que por ese mismo año más o menos había hecho Phil Ochs. Aquí tienen la versión francesa:
Qui a tué Davy Moore - Graeme Allwright (Joue, joue, joue, 1966)
Graeme Alwright siguió viviendo en Francia, desarrollando una activa carrera musical y acumulando, ahora que ya está viejito, una buena discografía, con temas de composición propia pero también muchas adaptaciones al francés de cantautores norteamericanos e incluso un disco con versiones de Brassens. Desde un pensamiento pacifista, se ha involucrado a lo largo de su vida en varias batallas. Una de las últimas, ya en este siglo veintiuno, ha sido la campaña para cambiar la belicista letra de La Marsellesa; por lo vista, la que ha sido llamada Marsellesa de la paz tuvo un buen empujón popular a resultas de los atentados en París de hace unos meses. Para acabar el post ofrezco la versión, también en francés, del conocido (y parodiado) Man gave name to the all animals del álbum Slow Train cominig de 1979. No dispongo de más versiones interpretadas por Allwright, pero no descarto que las haya.
L'homme donna des noms aux animaux- Graeme Allwright (Demain sera bien - ses plus grands succès en concert, 2010)
Hombre, hoy conectan nuestras historias musicales, habitualmente tan distintas. Marie Laforet es un clásico de mi infancia: dos hermanas mayores de colegio de monjas francesas. No me había vuelto a acordar de ella desde hace decenios, y hoy, investigando un poco tras leer tu post, he recordado montones de canciones suyas, de algunas de las cuales me sé pedazos enteros de letra y, desde luego, toda la música: Les vendanges de l'amour (la cantó también en español, costumbre muy de la época: Olvidemos lo pasado, olvidemos lo pasado y volvamos al amooor, porque si no es a tu lado, porque si no es a tu lado, dónde voy a estar mejooor...), La plage, Les jeunes filles... Además de ser muy guapa, aprecio ahora (entonces me limitaba a escucharla, nunca le puse cara) tenía una voz muy bonita. También a mí me pilló demasiado joven...
ResponderEliminarY Silvie Vartan, y Françoise Hardy, y Mireille Mathieu, que imitaba abiertamente a Edith Piaf... tengo en la cabeza, semiolvidada, toda una enciclopedia de la canción femenina francesa de los sesenta.
Ya suponía yo que no te resistirías a las francesitas sesenteras, así que decidí dedicarle más espacio del que en estricta justicia le correspondería a la preciosa Marie en un post sobre Dylan. A ver si gracias al francés le coges el gusto a mi admirado Bob. ¿Qué te parece la version del "I want you", tan extrañamente traducida?
EliminarPues qué quieres que te diga, su vocecita dulce, con esa sensual tendencia al ronroneo, me parece más adecuada para baladas lentas, pero la chica cantaba muy bien y se las arregla estupendamente con esta especie de declaración.
EliminarNo conocía la canción, ni el original ni esta versión. Por lo que acabo de ver, efectivamente, la letra francesa no tiene el menor contacto con la inglesa, pero a mí eso no me parece un defecto grave, siempre que sea, por sí misma, una buena letra.
Ay, Vanbrugh, tengo que conseguir que conozcas a Dylan ... :)
EliminarNo, si conocerle, lo conozco. Poco, es cierto, pero el problema no es ese, sino que no conectamos. No dudo de sus virtudes en muchos terrenos, pero en el estrictamente musical, lo siento, no puede llamar menos mi atención. Es, o me parece, bastante elemental, y cada nuevo tema suyo que conozco me confirma en esa impresión. Letras cojonudas, no lo niego. Implicaciones sociopolíticas enormes, sin duda. Hasta es posible que cualidades vocales o instrumentales fuera de lo normal. Es posible. Pero melodías básicas, ritmos obvios, armonías previsibles, acompañamientos de manual. De momento, nada que me mueva a interesarme más por él, qué se le va a hacer. No descarto que sea culpa mía pero, sea lo que fuere, es. Ahora, tú, persevera.
EliminarComo es obvio, no comparto ese diagnóstico sobre lo elemental de la música de Dylan, toda previsible y aburrido. Desde luego, no alcanza la complejidad de una sinfonía clásica, pero dudo que en la música popular de la segunda mitad del XX (y más todavía en la anterior) encuentres compositores con más versatilidad musical (en melodías, ritmos, etc) que Dylan. Y, desde luego, no soy yo quien lo digo (que, aparte de subjetivo en exceso, también soy demasiado ignorante), sino multitud de estudiosos de la música popular contemporánea. Te recuerdo, además, que nuestro amigo cuenta con un fondo de armario de unas 640 canciones; hay para escoger en cuanto a estilos, melodías, ritmos ... Pero en fin.
EliminarTienes razón, sin duda. Ya digo que le conozco poco. Y lo que conozco no me desagrada. Pero, lamentablemenete -insisto en que con toda probabilidad por culpa mía- tampoco me atrae. Qué voy a hacerle...
EliminarNo me acaba de convencer la versión de "I Want You", me gusta mucho más la que hizo del clásico del folk "Katie Cruel", no sé si antes o después de la de Dylan. Las que sí me parecen muy buenas son las de Graeme Allwright, un tipo curioso cuya existencia ignoraba.
ResponderEliminar(El disco del que te hablaba en la entrada anterior debió de salir en el 91 o 92 y una de sus versiones más memorables era "Don't Think Twice It's Alright" por Bobby Bare, la canción que realmente me hizo interesarme por Dylan. Era un vinilo doble con un largo texto introductorio dentro, pero, maldita sea, no recuerdo el título.)
No conocía la versión de Marie de esa canción que, en cambio, había oído a Karen Dalton, una de las folkies que coincidió con Dylan en sus primeros años en el Greenwich. No está mal, la acabo de escuchar en un video de Youtube que resulta casi perturbador con un primer plano continuo de esa belleza de mujer. Si creemos lo que dice Youtube, esta canción la grabó dos años después del Blowin' in the wind, pero cinco antes del I want you que a mí, en cambio, sí me gusta.
EliminarSeguiré buscando el recopilatorio al que aludes. Aunque tenía las versiones que citabas en tu anterior comentario, ésta de Bobby Bare la desconocía (también a él); la acabo de buscar en Youtube: demasiado country para mi gusto. Por cierto, el Don't think twice es de las más versionadas.
Dylan tiene algo que no poseen todas esas encantadoras muchachas: era un artista, y ellas sus 'intérpretes'. Una obviedad
ResponderEliminarSólo una de esas encantadoras muchachas interpretó a Dylan (que yo sepa). Y sí, es una obviedad, pero es que esta serie de posts va de esa obviedad, de quienes han interpretado a Dylan y, además, lo han hecho en lenguas romances. Una forma como otra cualquier de entretenerse y, de paso, ver cómo suenan canciones superconocidas en otras voces y otras lenguas.
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