En 1961, durante la alcaldía de José Finat y Escrivá de Romanía, conde de Mayalde –personaje muy representativo de los vencedores en la Guerra Civil–, el Ayuntamiento de Madrid aprobó su Reglamento para la concesión de distinciones honoríficas. Los dos títulos más importantes que otorga la capital son el de Hijo Predilecto e Hijo Adoptivo; lo único que los diferencia es haber nacido o no en la Villa y Corte. Reza el artículo 4 que estas distinciones sólo podrán recaer en quienes por sus destacadas cualidades personales o méritos señalados, y singularmente por sus servicios de beneficio, mejora u honor de Madrid, hayan alcanzado alto prestigio y consideración general indiscutible.
No he logrado encontrar el listado oficial de quienes han recibido estas distinciones. Hace unos días eldiario.es publicó una relación de estos nombres pero advirtiendo que podría no estar completa. Solo hay en esa relación cinco Hijos Predilectos: Rafael de Penagos, Beltrán Osorio, Duque de Alburquerque, Plácido Domingo, Julio Iglesias y Arturo Soria. Ahora va a añadirse Almudena Grandes, a pesar de que el alcalde cree que no merece este reconocimiento de su ciudad natal. Todos los hijos predilectos han sido nombrados por ayuntamientos del PP; los títulos que han concedido los gobiernos de izquierda han sido a hijos adoptivos.
A Rafael de Penagos (1924 – 2010) lo distinguieron en 1994 –el alcalde era Álvarez del Manzano– cuando tenía 70 años. Fue un escritor (premio nacional de Literatura en 1964) y prolífico actor de doblaje. Yo, la verdad, nunca hasta ahora supe de su existencia: no leído nada de él y desconocía que las voces de no pocos actores que he escuchado eran la suya. Ignoro también qué servicios ofreció a Madrid, aunque me permito dudar de que tuviera una consideración general indiscutible, pues no creo que tanta gente lo conociera.
Beltrán Osorio, duque de Alburquerque (1918-1994) fue un aristócrata, jefe de la Casa de don Juan de Borbón y apasionado de la hípica. También lo condecoró el gobierno municipal de Manzano en 1994. Y, al margen de que Jaime de Peñafiel lo calificara como “el último caballero español”, tampoco tengo conocimiento de cuáles son los méritos que justifican la concesión de tan importante honor; los que fueran no serían, desde luego, de reconocimiento general.
Plácido Domingo (1941) sí es bien conocido. Lo premió la alcaldesa Ana Botella en 2013, debido a su gran prestigio lírico (indiscutible) pero, sobre todo, por su fidelidad y “pasión infinita” por Madrid. Desconocía que el tenor sintiera tan grande pasión y no sé en qué actos de su carrera profesional la ha manifestado, salvo precisamente en la época en que se le concedió la distinción, muy vinculada a las ansias de la alcaldesa de traer las Olimpiadas a la capital (de hecho, quería que fuera abanderado de éstas). Pero bueno, admitamos que este hombre pudo en su día haber estado al servicio de Madrid, aunque desde luego nadie diría que ésa sea una nota que lo define.
De Julio Iglesias (1943) no hace falta explicar quién es; sin duda es el más famoso de los hijos predilectos. Fue condecorado en 2015, también por Ana Botella en razón de su brillante y meritoria carrera artística (adjetivos ambos que a yo no suscribiría, pero para gustos) así como por su condición de madrileño y español universal. De nuevo me pregunto en qué habrá consistido su contribución al engrandecimiento de la capital, pero parece que esa cuestión –por más que así lo diga el Reglamento– no ha sido demasiado relevante para las propuestas peperas.
Y el último hasta ahora es Arturo Soria (1844-1920), nombre que muchos solo identificarán con la correspondiente avenida madrileña. Ingeniero de profesión, Arturo Soria es una de las más grandes figuras del urbanismo español y su actividad en ese campo estuvo volcada muy especialmente en Madrid, sobre todo con su sueño de la Ciudad Lineal, como modelo alternativo de urbanización. Aprovechando el centenario de su muerte, el Pleno del Ayuntamiento presidido por Almeida, a propuesta de la Junta Municipal de Ciudad Lineal, en enero del año pasado, lo nombró hijo predilecto de la ciudad. Me parece evidente que, a diferencia de los anteriores, sus méritos lo hacen merecedor incuestionable de la distinción y así lo entendieron todos los concejales que lo votaron por unanimidad (lo que no ocurrió con los otros).
La propuesta para ahijar a Almudena Grandes partió de los concejales de Recuperar Madrid, grupo escindido de Mas Madrid. Almeida necesita sus votos para poder aprobar los presupuestos de este nuevo año y los antiguos colaboradores de Manuela Carmena le han puesto como condición, entre otras, que la escritora recientemente fallecida recibiera este honor póstumo (ya lo habían intentado en noviembre sin éxito al votar en contra PP, C's y Vox). El alcalde ha aceptado, si bien a regañadientes y afirmando que, en su opinión, Almudena no lo merece. Naturalmente, el alcalde piensa eso porque es contrario a la ideología de la novelista, una roja confesa. Sin embargo, toda la trayectoria de la Grandes ha estado coloreada por su pasión por Madrid que ha volcado apasionadamente en sus libros. Y esos libros, además, han sido muy leídos tanto en España como fuera de ella. Así que pienso que hay motivos de sobra para que forme parte de los hijos predilectos de la Villa, como parece que así ocurrirá en breve plazo.
Es lamentable que hasta para reconocer los méritos se usen baremos ideológicos. Podrá no caerte bien Almudena, incluso podrás detestarla, como le ocurre a muchos que conozco. Pero es difícil negar que ha sido una de las grandes literatas de nuestro tiempo y que Madrid fue una constante en su obra. Imagínense lo ejemplar que sería que los partidos de la derecha municipal lo admitieran y votaran a favor (el PP lo hará por obligación). Pero que no parezca que solo me parecen miserables éstos; estoy convencido de que, si el propuesto fuera alguien de ideología contraria, los partidos de la izquierda se comportarían exactamente igual. En cualquier caso, en mi condición de lector de Almudena y antiguo residente madrileño, me alegro de que la escritora vaya a ser hija predilecta de la ciudad. No me cabe duda de que fue una madrileña ilustre que, en la estela de Galdós –uno de sus referentes señeros– ha contribuido a que conozcamos y amemos más a Madrid.
"Todos los hijos predilectos han sido nombrados por ayuntamientos del PP; los títulos que han concedido los gobiernos de izquierda han sido a hijos adoptivos."
ResponderEliminarEsto me parece digno de un sesudo estudio sociológico.
Son muy pocos para que la muestra sea representativa de nada
EliminarAlmeida se ha cubierto de gloria
ResponderEliminarHabia escuchado de una ciudad lineal de Le Corbusier, propuesta para Buenos Aires. Es estupendo como solo recordamos lo que pasa en el barrio.
ResponderEliminarComo arquitecto te pregunto ¿Te parece que la ciudad lineal sería vivible? ¿Cual sería la ventaja de tener tan baja densidad? ¿no te parece que toda la idea de ágora, lugar de encuentro, comercio y politica se va al tacho?
Chofer fantasma