Fazal Sheikh
El domingo, al final del telediario, la televisión me sorprendió con unas fotografías impactantes; rostros en blanco y negro cuyas miradas me atravesaban clavándoseme por dentro, me desasosegaban intensamente. La noticia era la exposición en la sala de la Fundación Mapfre de Madrid de la obra de Fazal Sheikh, un fotógrafo nacido en Nueva York en 1965 de ascendencia afgana.
Dice este hombre en su web que "una cosa es fotografiar a un grupo de gente y otra muy distinta intentar comprenderlos. Para eso se necesita tiempo y paciencia y un respeto innato ante la diferencia, el abismo que hay entre tu propia religión, ideología política, estatus económico, lenguaje, y los de la persona que está enfrente". Dice también que él, antes de poder fotografiar a alguien, necesita sentir empatía con esa persona. Y estas cosas que dice, viendo sus retratos, me parecen verdad.
En la presentación de la exposición madrileña se afirma que Sheikh "da la voz al otro". Cuando veo sus fotos, siento, en efecto, que esas personas desconocidas me hablan con torrencial elocuencia. Aunque no por la boca, sino por los ojos. Ojos grandes que expresan tanto y tan doloroso, tan emotivo, tan desgarrador.
Fazal Sheikh lleva más de veinte años recorriendo el mundo, esas partes del mundo (las más abundantes) que no solemos recorrer, en las que se viven vidas muy duras. India, África Oriental, Pakistán, Afganistán, Brasil, Cuba ... Se considera, más que un fotógrafo, un activista de los derechos humanos. Así, sus trabajos son proyectos con unidad temática e intención política, que agrupan fotografías y textos, gran parte las historias de los "modelos" contadas por ellos mismos.
Dice este hombre en su web que "una cosa es fotografiar a un grupo de gente y otra muy distinta intentar comprenderlos. Para eso se necesita tiempo y paciencia y un respeto innato ante la diferencia, el abismo que hay entre tu propia religión, ideología política, estatus económico, lenguaje, y los de la persona que está enfrente". Dice también que él, antes de poder fotografiar a alguien, necesita sentir empatía con esa persona. Y estas cosas que dice, viendo sus retratos, me parecen verdad.
En la presentación de la exposición madrileña se afirma que Sheikh "da la voz al otro". Cuando veo sus fotos, siento, en efecto, que esas personas desconocidas me hablan con torrencial elocuencia. Aunque no por la boca, sino por los ojos. Ojos grandes que expresan tanto y tan doloroso, tan emotivo, tan desgarrador.
Fazal Sheikh lleva más de veinte años recorriendo el mundo, esas partes del mundo (las más abundantes) que no solemos recorrer, en las que se viven vidas muy duras. India, África Oriental, Pakistán, Afganistán, Brasil, Cuba ... Se considera, más que un fotógrafo, un activista de los derechos humanos. Así, sus trabajos son proyectos con unidad temática e intención política, que agrupan fotografías y textos, gran parte las historias de los "modelos" contadas por ellos mismos.
Esos proyectos se convierten en libros, algunos de los cuales están disponibles en su web (imagino que en papel tendrán las fotografías a mayor tamaño y calidad). En mis ratos libres de estos últimos días he ido viendo y leyendo un par de ellos. Moksha, dedicado a la ciudad sagrada de Vrindavan, en el norte de la India, donde van a refugiarse las viudas, la "casta" más despreciada en la sociedad hindú. El otro, Ladli, trata sobre los crueles prejuicios contra las niñas, también en la India; de éste libro provienen los impresionantes rostros infantiles que he montado a modo de mosaico en la ilustración adjunta (recomiendo que se abra para ver las caras a mayor tamaño).
La exposición, la primera que se hace en España, dura hasta final de mayo. Si tengo ocasión de darme un saltito a Madrid en este mes próximo, ver esas fotos será una de las cosas que haré. Con lo me han impresionado en la tele y en la pantalla del ordenador, cómo será "al natural".
Most of the Time. Sophie Zelmani (Masked and Anonymous, 2003)
CATEGORÍA: Personas y personajes
Qué buenos retratos. Ojalá puedas darte una escapada a Madrid para visitar la exposición. Debe de valer mucho la pena.
ResponderEliminarUn beso
P.D. La canción que pusiste para acompañar esta entrada también me encantó :D
Impresionantes miradas...he disfrutado mucho "escuchándolas" (y tb la música)
ResponderEliminarUn beso
Sombra
Realmente unas fotos impactantes. Las de los niños son tan diferentes a si hubieran sido niños occidentales. La expresión de estos niños es de realidad y la de los nuestros en las fotos acostumbran a ser mucho más de sonrisas que expresa una felicidad irreal, no sé si debida a la protección o a la comodidad en la que viven.
ResponderEliminarAprovecha si puedes a visitar la exposición en vivo.
Besos,
Querido Miroslav, estas fotografías no sólo dan la voz al otro, sino que invitan al silencio momentáneo de quien las mira. Así me he quedado mirándolas y escuchándolas, en un silencio interno y necesario que acomoda esos rostros.
ResponderEliminarGracias por tomarte el tiempo de formar el mosaico con las fotografías de los niños, y gracias, en fin, por presentarnos esta joya.
Un abrazo bien grande. :)
Miradas penetrantes:
ResponderEliminarCreo que ningún manifiesto podía reclamar más justicia que estos rostros.
A veces me pregunto, qué estamos haciendo.
A veces me paraliza el miedo,al pensar, que en algún momento y en algún lugar del universo, la justicia universal nos hará pagar nuestro cómplice silencio.
Quizás sea cierto que la reencarnación existe.
Te hablan con torrencial elocuencia...cunta razón tienes.
ResponderEliminarUnos ojos que no hablen minimamente son un fraude.
Un abrazo