Tampoco calces tacones ni medias de seda ni que refuljan collares. Despacio camina pero no llores y deja que respiren tus senos, como nubes. Pálidas tus yemas, y prontas: afásicas redivivas. Alóngate, yace ingrávida, sólo el talón es asa y asa dulce que gomorresina exuda. Halla el ojo secreto e insufla allí tu alma toda.
No vistas de turquesa más quizá traigas las enaguas violas. Suenen dos golpes secos, los pies desnudos. No habrás de cardar tus rizos ni lacar las uñas. Aromará tu piel a flor de cáñamo. Que el sueño sabio te despierte; respira entonces.
No vistas de turquesa, sobran miedos. Desgarra los párpados, horade el cráneo el arcaduz luminoso, cánula de luz que de tu centro brota. Despójate hasta ser nada y así salir de dentro. Caigan los adjetivos de tu cuerpo y de celeste casi blanco entera te tornas. Desnudas las paredes, incienso inspirando, te miro.
No vistas de turquesa y olvida las ajorcas. Convoca tus sentidos y tu aire, sangre y fuego al zaguán sagrado. Expande ahora el universo, abre las estrellas; palpiten tus labios hasta su holgura máxima. Lleguen pues ya ellos, acólitos fieles, hacedores de solaces. Laxa te quiero.
No vistas de turquesa que ya sabes que es prohibido, ni comas en demasía. Respetarás los ritos del tacto, signos iterados para abrir tu alma. Asoman mis manos a tu cuerpo, se mojan en su aura. Caricias en tu alma, hacia mí te derramas. Vibra el chi.
No vistas de turquesa aunque no hay más colores sino el de la luz blanca. Yazgo también yo, pero ya no somos. Nos bebe el mar eterno, ahogados en su abrazo. No hay tiempo, pero son horas días años. Explotamos una y mil veces, subimos y bajamos, y el final es el principio. Plenitud del vacío, levitamos.
No vistas de turquesa, no esta tarde sin fecha, pues deseo entrañarme en tu sustancia pródiga. Atisbaremos los arcanos arrebatados; disueltos uno solo en muerte tan dulce a ella desafiamos, siendo el saber que ignoramos. Así sea.
No vistas de turquesa más quizá traigas las enaguas violas. Suenen dos golpes secos, los pies desnudos. No habrás de cardar tus rizos ni lacar las uñas. Aromará tu piel a flor de cáñamo. Que el sueño sabio te despierte; respira entonces.
No vistas de turquesa, sobran miedos. Desgarra los párpados, horade el cráneo el arcaduz luminoso, cánula de luz que de tu centro brota. Despójate hasta ser nada y así salir de dentro. Caigan los adjetivos de tu cuerpo y de celeste casi blanco entera te tornas. Desnudas las paredes, incienso inspirando, te miro.
No vistas de turquesa y olvida las ajorcas. Convoca tus sentidos y tu aire, sangre y fuego al zaguán sagrado. Expande ahora el universo, abre las estrellas; palpiten tus labios hasta su holgura máxima. Lleguen pues ya ellos, acólitos fieles, hacedores de solaces. Laxa te quiero.
No vistas de turquesa que ya sabes que es prohibido, ni comas en demasía. Respetarás los ritos del tacto, signos iterados para abrir tu alma. Asoman mis manos a tu cuerpo, se mojan en su aura. Caricias en tu alma, hacia mí te derramas. Vibra el chi.
No vistas de turquesa aunque no hay más colores sino el de la luz blanca. Yazgo también yo, pero ya no somos. Nos bebe el mar eterno, ahogados en su abrazo. No hay tiempo, pero son horas días años. Explotamos una y mil veces, subimos y bajamos, y el final es el principio. Plenitud del vacío, levitamos.
No vistas de turquesa, no esta tarde sin fecha, pues deseo entrañarme en tu sustancia pródiga. Atisbaremos los arcanos arrebatados; disueltos uno solo en muerte tan dulce a ella desafiamos, siendo el saber que ignoramos. Así sea.
Aya 1984- Anna Maria Jopek (Jo&Co, 2008)
CATEGORÍA: Sexo, erotismo y etcéteras
Que púberes canéforas te brinden el acanto.
ResponderEliminarY de azul cobalto...?
ResponderEliminarTiene mucha fuerza. Besotes!
Gran dominio del idioma hay que tener para escribir un texto como este.
ResponderEliminarBesos