Supone acertadamente Grillo en el último (mientras escribo esto) comentario al post anterior, que el "conócete a ti mismo" al que aludo es el que aparecía en el oráculo de Delfos (y lo escribo en griego, wikipedia mediante, porque en esa lengua habría de estar y no en la versión latina de Séneca). Como se han hecho muchos comentarios, lo cual me sorprende, me veo obligado a escribir una segunda parte.
De entrada, me llama la atención lo de señalar al autor del cuento más que al cuento. Jodorowsky será un vendedor de humo o un artista genial (que las opiniones se mueven entre ambos extremos), pero su personalidad no es relevante (o, al menos, no es lo más relevante) para opinar sobre su cuento y las reflexiones que me ha motivado. Pero, como parece obligado entrar al trapo, diré que a mí el chileno me parece cuando menos interesante y, aunque entiendo hasta cierto punto el calificativo de embaucador, creo que, entre su muy irregular obra y actividades, no deja de haber muestras nada despreciables. Dicho lo anterior, lo cierto es que descubrí ayer su web y estuve curioseando un rato, leyendo muchas frases manidas junto a algunas de mayor originalidad y, en fin, entreteniéndome un ratillo, que de eso va en gran medida lo que llamamos vida. Y así me topé con el cuentecillo de la "Pareja ideal" que, sin que vaya a decir que me epató, sí que me resultó una ingeniosa forma de abordar el asunto de los disfraces, máscaras, roles o como queramos llamarlos, siempre recurriendo a técnicas metafóricas. Me pregunto si en algo habrían cambiado los comentarios si no hubiése dicho que el cuentito era de Jodorowsky.
Pero yendo a lo importante, como certeramente señala Lansky, la palabra persona en su origen etimológico latino significa la máscara del actor, el personaje teatral que representa un ser humano. Hoy en día, sin embargo, persona significa (primera acepción del DRAE) individuo de la especie humana; podemos afirmar pues que persona es sinónimo a ser humano y de ahí que "despersonalizarse" (a lo que con toda razón se niega Lansky) vendría a ser "deshumanizarse". Ciertamente, lo que ha ocurrido es una evolución semántica por la cual un término que se refería sólo a el personaje que un ser humano representaba ha pasado a significar ser humano en su integridad. Ello incluso contradiciendo su significado original, como cuando aclaramos que tal no es la verdadera personalidad de Fulano sino sólo una máscara con la que se presenta ante la sociedad. Cómo ha ocurrido esta tremenda evolución semántica (que según el Corominas no aparece hasta finales de la Baja Edad Media) es algo que desconozco y sobre lo que puede ser de lo más entretenido aventurar hipótesis explicativas.
Pero antes he de aclarar que el que etimológicamente el término significara originariamente la máscara no necesariamente implica que el concepto de máscara vaya ineludiblemente ligado a lo que hoy entendemos por persona o, dicho de otra forma, que sea una nota esencial del ser humano llevar un disfraz. Justamente el que los latinos distinguieran el término de persona del que usaran para referirse al ser humano, prueba justamente que, al menos hasta el siglo XV, se tenía muy claro que una cosa era el ser humano (sea éste, en términos ontológicos, lo que se quiera) y otra muy distinta el personaje que representa ante los demás (en el escenario teatral que es la propia sociedad) cualquier ser humano. Por eso, no necesariamente, desembarazarse de nuestros atributos personales (en la acepción originaria del termino; es decir, de las máscaras con que nos presentamos ante los demás y ante nosotros mismos) no necesariamente significa despersonalizarnos en el sentido actual de ser menos personas (deshumanizarnos). Y fíjense que digo "no necesariamente" porque estoy dispuesto a admitir que cabe, en términos de congruencia lógica, la hipótesis de que sí sea así, como sostiene Lansky, pero, repito, no necesariamente.
Porque cabría aventurar (y esta hipótesis podría convencer a Vanbrugh) que la traslación semántica del término para pasar de significar máscara a ser humano fuera una consecuencia del convencimiento de que los seres humanos lo que somos es justamente las máscaras que mostramos y por tanto no tiene sentido, como hacían los romanos, diferenciar entre la persona y el ser humano porque, debajo de la persona, de la máscara no hay nada más. La conclusión puede parecer, a primera vista, desoladora, pero no lo es necesariamente pues, efectivamente, podríamos estar llamando disfraz a todo lo que conforma nuestra personalidad (en el sentido actual del término). Tiene razón pues Van cuando dice que no es más que un término, el de disfraz, artificial, convencional y subjetivo (como casi todos, diría yo); si queremos que nos sirva para algo en una discusión mínimamente rigurosa desde parámetros lógicos es evidente que habría que acotarlo semánticamente y Jodorowsky dista mucho de hacer eso.
Ahora bien, sin que pretenda defender a Jodorowsky (pese a que a mí, a diferencia de Vanbrugh, sí me ha gustado el cuentecito), hay que decir que no parece que el tipo pretenda argumentar sino tan sólo sugerir. De hecho, a mí me sugirió algunas reflexiones y, previendo la que me esperaba de algunos de los comentaristas que me honran, me cuidé de advertir que no se esperara ningún rigor lógico en mis notas a vuela pluma. Y es que, aunque yo soy el primero que disfruto como un enano con el ejercicio de la lógica (para desesperación de alguien muy querido que considera que así "enfrío" las emociones), no siempre es necesario usarla o, si se me apura, hay veces que hasta es conveniente "conocer" por canales no racionales (si bien, en estos casos la comunicación del conocimiento al que se accede es bastante problemática cuando no imposible). Y, además, yo creo que honestamente todos podríamos consensuar con suficiente aproximación qué entendemos por "disfraz" en la manida metáfora que usa Jodorowsky.
En base a lo anterior, debería proponer mi definición de que es disfraz, qué componentes del pensar, actuar, sentir del ser humano son impostados, consciente o inconscientemente. No voy a hacerlo porque me exigiría un esfuerzo y un tiempo del que en estos momentos no dispongo. Pese a ello, reconociendo que no aporto la justificación lógica necesaria, voy a afirmar mi conclusión que no es otra que los seres humanos (las personas) somos más que las máscaras que llevamos, que debajo del disfraz sí que hay algo. Y, para enlazar con el inicio a colación del comentario de Grillo, una de las actividades que implica el conocerse a sí mismo es irse quitando el disfraz (como si fueran capas de la cebolla vanbrughiana).
Sophie Zelmani - To Know You (A Decade of Dreams, 2005)
PS: Prometo algún día (mis promesas nunca me comprometen con fechas precisas) intentar una definición de mi concepto de disfraz. Por cierto, al acabar este escrito me acuerdo que hace tiempo ya me referí en este blog, bajo otro enfoque, al asunto de Personas y Personajes y, antes todavía, al de las Máscaras.
De entrada, me llama la atención lo de señalar al autor del cuento más que al cuento. Jodorowsky será un vendedor de humo o un artista genial (que las opiniones se mueven entre ambos extremos), pero su personalidad no es relevante (o, al menos, no es lo más relevante) para opinar sobre su cuento y las reflexiones que me ha motivado. Pero, como parece obligado entrar al trapo, diré que a mí el chileno me parece cuando menos interesante y, aunque entiendo hasta cierto punto el calificativo de embaucador, creo que, entre su muy irregular obra y actividades, no deja de haber muestras nada despreciables. Dicho lo anterior, lo cierto es que descubrí ayer su web y estuve curioseando un rato, leyendo muchas frases manidas junto a algunas de mayor originalidad y, en fin, entreteniéndome un ratillo, que de eso va en gran medida lo que llamamos vida. Y así me topé con el cuentecillo de la "Pareja ideal" que, sin que vaya a decir que me epató, sí que me resultó una ingeniosa forma de abordar el asunto de los disfraces, máscaras, roles o como queramos llamarlos, siempre recurriendo a técnicas metafóricas. Me pregunto si en algo habrían cambiado los comentarios si no hubiése dicho que el cuentito era de Jodorowsky.
Pero yendo a lo importante, como certeramente señala Lansky, la palabra persona en su origen etimológico latino significa la máscara del actor, el personaje teatral que representa un ser humano. Hoy en día, sin embargo, persona significa (primera acepción del DRAE) individuo de la especie humana; podemos afirmar pues que persona es sinónimo a ser humano y de ahí que "despersonalizarse" (a lo que con toda razón se niega Lansky) vendría a ser "deshumanizarse". Ciertamente, lo que ha ocurrido es una evolución semántica por la cual un término que se refería sólo a el personaje que un ser humano representaba ha pasado a significar ser humano en su integridad. Ello incluso contradiciendo su significado original, como cuando aclaramos que tal no es la verdadera personalidad de Fulano sino sólo una máscara con la que se presenta ante la sociedad. Cómo ha ocurrido esta tremenda evolución semántica (que según el Corominas no aparece hasta finales de la Baja Edad Media) es algo que desconozco y sobre lo que puede ser de lo más entretenido aventurar hipótesis explicativas.
Pero antes he de aclarar que el que etimológicamente el término significara originariamente la máscara no necesariamente implica que el concepto de máscara vaya ineludiblemente ligado a lo que hoy entendemos por persona o, dicho de otra forma, que sea una nota esencial del ser humano llevar un disfraz. Justamente el que los latinos distinguieran el término de persona del que usaran para referirse al ser humano, prueba justamente que, al menos hasta el siglo XV, se tenía muy claro que una cosa era el ser humano (sea éste, en términos ontológicos, lo que se quiera) y otra muy distinta el personaje que representa ante los demás (en el escenario teatral que es la propia sociedad) cualquier ser humano. Por eso, no necesariamente, desembarazarse de nuestros atributos personales (en la acepción originaria del termino; es decir, de las máscaras con que nos presentamos ante los demás y ante nosotros mismos) no necesariamente significa despersonalizarnos en el sentido actual de ser menos personas (deshumanizarnos). Y fíjense que digo "no necesariamente" porque estoy dispuesto a admitir que cabe, en términos de congruencia lógica, la hipótesis de que sí sea así, como sostiene Lansky, pero, repito, no necesariamente.
Porque cabría aventurar (y esta hipótesis podría convencer a Vanbrugh) que la traslación semántica del término para pasar de significar máscara a ser humano fuera una consecuencia del convencimiento de que los seres humanos lo que somos es justamente las máscaras que mostramos y por tanto no tiene sentido, como hacían los romanos, diferenciar entre la persona y el ser humano porque, debajo de la persona, de la máscara no hay nada más. La conclusión puede parecer, a primera vista, desoladora, pero no lo es necesariamente pues, efectivamente, podríamos estar llamando disfraz a todo lo que conforma nuestra personalidad (en el sentido actual del término). Tiene razón pues Van cuando dice que no es más que un término, el de disfraz, artificial, convencional y subjetivo (como casi todos, diría yo); si queremos que nos sirva para algo en una discusión mínimamente rigurosa desde parámetros lógicos es evidente que habría que acotarlo semánticamente y Jodorowsky dista mucho de hacer eso.
Ahora bien, sin que pretenda defender a Jodorowsky (pese a que a mí, a diferencia de Vanbrugh, sí me ha gustado el cuentecito), hay que decir que no parece que el tipo pretenda argumentar sino tan sólo sugerir. De hecho, a mí me sugirió algunas reflexiones y, previendo la que me esperaba de algunos de los comentaristas que me honran, me cuidé de advertir que no se esperara ningún rigor lógico en mis notas a vuela pluma. Y es que, aunque yo soy el primero que disfruto como un enano con el ejercicio de la lógica (para desesperación de alguien muy querido que considera que así "enfrío" las emociones), no siempre es necesario usarla o, si se me apura, hay veces que hasta es conveniente "conocer" por canales no racionales (si bien, en estos casos la comunicación del conocimiento al que se accede es bastante problemática cuando no imposible). Y, además, yo creo que honestamente todos podríamos consensuar con suficiente aproximación qué entendemos por "disfraz" en la manida metáfora que usa Jodorowsky.
En base a lo anterior, debería proponer mi definición de que es disfraz, qué componentes del pensar, actuar, sentir del ser humano son impostados, consciente o inconscientemente. No voy a hacerlo porque me exigiría un esfuerzo y un tiempo del que en estos momentos no dispongo. Pese a ello, reconociendo que no aporto la justificación lógica necesaria, voy a afirmar mi conclusión que no es otra que los seres humanos (las personas) somos más que las máscaras que llevamos, que debajo del disfraz sí que hay algo. Y, para enlazar con el inicio a colación del comentario de Grillo, una de las actividades que implica el conocerse a sí mismo es irse quitando el disfraz (como si fueran capas de la cebolla vanbrughiana).
Sophie Zelmani - To Know You (A Decade of Dreams, 2005)
PS: Prometo algún día (mis promesas nunca me comprometen con fechas precisas) intentar una definición de mi concepto de disfraz. Por cierto, al acabar este escrito me acuerdo que hace tiempo ya me referí en este blog, bajo otro enfoque, al asunto de Personas y Personajes y, antes todavía, al de las Máscaras.
CATEGORÍA: Reflexiones sobre emociones
Gracias por considerarme, Miroslav.
ResponderEliminarDije que 'a veces' me encocoraba Jodorovsky , ergo: no siempre, y de tanto apuntar a todas partes más de una vez le da uno al pájaro.
Te releo con mucho gusto otra vez en este 2º post y pienso en las (necesarias) máscaras de tantos autores como son y eran sus seudónimos o heterónimos. Pessoa era muy proclive a eso y yo creo que su valor y talento son incuestionables.
Tengo demasiada mala memoria y no sé o no recuerdo ahora cómo iba el Principio de Incertidumbre de Fishenberg ni si vendrá a cuento aquí respecto a la identidad enmascarada o no de cada 'persona' pensante y observadora.
Era algo así como que la influencia del observador acaba por cambiar o desvirtuar lo observado. O sea, que si nos detemos mucho observándonos (lo cual me parece muy normal y apropiado) podemos o podríamos mutar en el proceso...ENMASCARARNOS.
Si el buen Fishemberg sólo hablaba en términos de física cuántica... me retiro y me desdigo.
(Joder, qué tarde es. ¿He dicho ya más veces que soy casi insomne total? A veces creo que me va a pasar lo de aquél que pensó una vez y se hizo daño.)
No creo, como dices un par de veces en el post para resumir -y rebatir- la postura más cercana a la mía, que "no haya nada tras la máscara o bajo el disfraz". Digo que lo que hay detrás, o debajo, no es evidente ni radicalmente distinto de lo que se pone delante, o encima, y que no es fácil establecer el criterio por el que una de las dos cosas deba ser llamada disfraz y la otra ya no. Por decirlo de un modo suave. En realidad, lo que creo es que es imposible; que la decisión sobre a qué llamaremos disfraz y a qué "personalidad verdadera" es arbitraria, y que elaborar una teoría sobre la personalidad a partir de un concepto tan escurridizo como el de "disfraz" viene a ser como dividir una región en dos partes: la que está al Norte de la que está más al Sur, y la que está al Sur de la que está más al Norte. Fije usted la frontera con esos datos, si es capaz, y luego dígame cuál es su "yo verdadero" y cuál su disfraz.
ResponderEliminarNo sabía prácticamente nada de Jodorowsky. Las de Grillo y Lansky son las primeras opiniones sobre él que conozco. Mis comentarios hubieran sido los mismos, exactamente, si el cuento no hubiera llevado su firma.
¿Por qué rebautizas al bueno de Heisenberg con fisnosequé, Grillo? bastante tiene con que Manuel Vicent le llamara una vez Heidegger (y no fue un 'lapsus', sino evidencia del divorcio dentre las dos culturas)
ResponderEliminarAh, Miros, y te has olvidado de la opinión de Átman, que era laudatoria
ResponderEliminarPues yo sí creo que es fácil diferenciar “disfraz-careta -persona” de “desnudez-cara descubierta-ser humano” y que debajo de los disfraces evidentemente estamos nosotros, sin disimulos, sin coacciones, sin intereses, en libertad. La complicación viene dada porque el ser humano es un animal que se caracteriza precisamente por ser muy maleable y poseer una infinita variedad de registros. En el reino animal hay muchos ejemplos de lo que es un disfraz, insectos que se camuflan para pasar desapercibidos y no ser devorados como el insecto palo o el insecto hoja y otros que no sólo imitan las formas sino que en sus desplazamientos se mueven como ramitas movidas por el viento, pero está claro que no son vegetales. Definir dónde empieza y acaba lo uno de lo otro es cuestión de gustos, pero lo blanco es blanco, y lo negro es negro.
ResponderEliminarPara Vanbrugh y quién quiera conocer mejor a Jodorowsky os invito a visitar mi blog
http://elatman.blogspot.com/2010/08/jodorowsky-en-el-universo.html
donde reproduzco una interesante entrevista a éste mago sanador y polifacético artista (por lo que conozco de ti, Vanbrugh, no te va a gustar el personaje, pero seguro que te pica la curiosidad).
Por cierto Miroslav, gracias por enlazarme.
Interesantes tus ejemplos del reino animal, Atman. Precisamente el insecto palo y el insecto hoja son así, exactamente como los vemos. No se han disfrazado de nada. Lo que parezcan a quien los ve es problema, estrictamente, de quien los ve.
ResponderEliminarDesnudos o vestidos, de "nosotros" o de Pierrot, siempre hay algo que mostramos a los demás y algo que creemos ser. Y ese algo lo hemos elegido, también siempre. No hay personalidad ni "aspecto" que "se nos den" sin que medie decisión nuestra. Cuál de las posibles opciones de esa elección ineludible es la "verdadera" y cuáles otras son ficticias, "disfraz", es algo que parecéis tener muy claro los que haceis con tanta soltura esa distinción entre "disfraz-careta-persona" y "desnudez-cara descubierta-ser humano". Yo no, desde luego. Y, hasta ahora, nadie me ha dado un criterio que me resulte aceptable para poder hacer esa distinción que, por lo mismo, me resulta absolutamente inútil e irrelevante. Diría más: engañosa, incluso.
Miraré la entrevista con Jodorowsky pero, como bien intuyes, alguien que puede ser clasificado como "mago" y "sanador" tiene muy poquitas posibilidades de interesarme.
Vanbrugh tiene razón básicamente: somos como somos y punto. El insecto palo es así (por adaptación de miles o millones de años) y nosotros somos Lansky, Miros, Grillo o Vanbrugh, etc. aunque nos vistamos de Pierrot o nos disfracemos de cualquier otra cosa en carnaval o cuando sea.
ResponderEliminarOtra cosa es el por qué nos disfrazamos, por que adoptamos un avatar (y no otro...) ¿Tomamos un seudónimo porque nos complace o nos resulta necesario ese 'cambio'?
Yo lo tengo muy claro: porque me gusta, porque me divierte, porque es OTRO juego más, como el escondite de los niños.
¿Por qué dejarse barba o afeitarse? ¿Por qué no ser 'naturales' incluso en eso?
Lansky, ¿Quién era entonces el de el Principio de Incertidumbre? Me parece que ahí la he vuelto a cagar... Pero en lo referente a posts y comentarios no consulto la Wiki porque me parece como una pequeña trampa o ventaja. Para otras cosas mías si rebusco a menudo.
Los del mayo del 68 decían que debajo de los adoquines ('sous les paves')había playas. Y llevaban razón, sólo que les faltó añadir que 'ya no'. Debajo de la máscara, de la persona, sigue estando la máscara, la persona, o si no "ya" nada.
ResponderEliminarEs complejo, es sencillo. Como la cebolla que mencionaba Vanbrugh
Recuerdo un mano a mano televisivo entre el chileno Jodorosky y el zamorano Arrabal, a cual más epatante,provocador y tahur, pero el talento, el verdadero talento, me pareció que estaba sólo de un lado, en el otro sólo había un vendedor, d e humo o de peines másgicos que curan la alopecia
Cuando Jodorowsky está en Madrid aparece sistmáticamente en el programa de Sánchez Dragó (en Teleaguirre.)
ResponderEliminarPara mí eso ya es un descalificativo automático. Presumen, empachan, son ególatras, cuentistas, fachas, fantasmones, INSOPORTABLES. A veces los veo un rato para ver hasta dónde son capaces de llegar..., pero no puedo resistir mucho y cierro.
Vacilo en meter mi cuchara cuando el Sr. Grillo declara que Jodorowsky y otro tío que no conozco son fantasmones.
ResponderEliminarVa igual: me parece interesante que esta discusión animada sea sostenido por algunos entes que se presentan por sus pseudónimos. Creo que pueden imaginar que esta conversación es sostenida por una sola persona, que se pone sombreros y caretas, y se llama alternativamente miroslav, grillo, vanbrugh, y chofer fantasma.
Vanbrugh: Estoy casi completamente de acuerdo con tu primer comentario; es decir, en que no es fácil distinguir lo que hay debajo o detrás de lo que llamamos disfraz; en que lo que llamaos disfraz podría no ser esencialmente distinto de lo que no llamaríamos disfraz; y, por ende, en que la distinción entre cuál parte de la personalidad es disfraz y cuál no es, más que arbitraria, convencional o, si lo prefieres, subjetiva. Pero pese a esta coincidencia tan amplia, no comparto las más radicales conclusiones de que el concepto "disfraz" carezca de utilidad (no tanto, evidentemente, para construir una teoría de la personalidad, aunque sí como factor en la misma) y, no digamos ya, la de Lansky de que todo es máscara o nada. Aunque presumo que la discusión es bastante más semántica (y, por tanto, convencional) que de fondo.
ResponderEliminarEn todo caso, lo que hago no es sino mantener una afirmación sin argumentarla (que nunca ha sido el objeto de estos posts); aunque ciertamente lo mismo estás haciendo tú.
semántica:
ResponderEliminarel disfraz, aplicado al concepto de persona, es la persona
ergo
la persona es el disfraz
ergo
sin disfraz no hay persona
ni persona sin disfraz
Pero qué buen sofista estás hecho, Lansky; Chapeau!
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