Durante el viaje veraniego no me afeité; ventajas de las vacaciones y de estar siguiendo un río foráneo. Luego, a la vuelta, convertí la desaliñada barba en un bigote y una perilla y desde entonces, además de afeitarme las mejillas y el cuello, me recortaba cada dos o tres días los pelos sueltos que escapaban del pretendido, que no logrado, orden capilar. Y digo que me recortaba porque ya no hay bigote ni hay perilla. He descubierto que no existen hacia las ocho de hoy domingo, tarde alucinatoria donde las haya.
Quizá sea debido a la peli que hemos visto mientras almorzábamos: Altered States, filmada por Ken Russell en el 80. Se trata del debut cinematográfico de William Hurt, inicio un poco tardío (rondaba los treinta) pero con un papel protagonista envidiable: el de un investigador clínico universitario de la esquizofrenia que intuye que los otros estados de conciencia a los que el ser humano es capaz de acceder pueden ser tan reales como el que llamamos consciente. Obsesionado con hacer aflorar la identidad primigenia (o descubrir la propia identidad en todos sus componentes), participa en una ceremonia ritual indígena en México (probablemente con peyote) y luego repite varias veces la experiencia sumergido en un tanque de aislamiento, haciendo que el homínido que fue (que fuimos) se reencarne, de modo tal que la conciencia alterada altera de hecho la estructura genética del cuerpo físico … En fin, una locura de ciencia ficción, con unas cuantas escenas de exuberancia visual psicodélica, a lo que ya desde la década anterior se dedicaba Russell (me acuerdo de la alucinaciones similares de Tommy, la representación en imágenes del amazing journey de la mente traumatizada del chico que no ve, no oye y no habla, en la extravagante historia musical de los Who).
Quizá sea debido a la peli que hemos visto mientras almorzábamos: Altered States, filmada por Ken Russell en el 80. Se trata del debut cinematográfico de William Hurt, inicio un poco tardío (rondaba los treinta) pero con un papel protagonista envidiable: el de un investigador clínico universitario de la esquizofrenia que intuye que los otros estados de conciencia a los que el ser humano es capaz de acceder pueden ser tan reales como el que llamamos consciente. Obsesionado con hacer aflorar la identidad primigenia (o descubrir la propia identidad en todos sus componentes), participa en una ceremonia ritual indígena en México (probablemente con peyote) y luego repite varias veces la experiencia sumergido en un tanque de aislamiento, haciendo que el homínido que fue (que fuimos) se reencarne, de modo tal que la conciencia alterada altera de hecho la estructura genética del cuerpo físico … En fin, una locura de ciencia ficción, con unas cuantas escenas de exuberancia visual psicodélica, a lo que ya desde la década anterior se dedicaba Russell (me acuerdo de la alucinaciones similares de Tommy, la representación en imágenes del amazing journey de la mente traumatizada del chico que no ve, no oye y no habla, en la extravagante historia musical de los Who).
Pete Townshend/The Who - Amazing Journey (Tommy soundtrack, 1975)
Amorosa siesta después … Fusión extática, salirse de uno mismo, disolverme en ella … Así casi toda la tarde, transitando entre el sueño y la vigilia, y siempre el amor. En una de esas nos veo viejecitos, muy viejecitos, abrazados desnudos, apretándonos el uno contra la otra. De pronto, es ella, K, quien es la viejecita, está tumbada en un diván estilo imperio, idéntico al de la madame Recamier que retrató David. Yo soy un chico joven, su nieto, le digo, el hijo que tendrá tu hija, y me inclino hacia ella y la alzo en brazos para llevarla, supongo, a su dormitorio. Pero ella grita asustada, que la suelte, porque fui fecundado in vitro con el semen de un psicópata y piensa que voy a matarla. Y entonces la alucinación se deshace y la siento a ella, a la K actual, su cuerpo al mío adherido, caliente y hermoso, amado …
La siesta acaba (todo acaba) y ya estamos despejados. Y un par de horas después K se va y yo recojo la ropa y me preparo un baño. Entonces me veo: la cara completamente afeitada. ¿Quién y cuándo hizo desaparecer el bigote, la perilla? No ha sido K, me asegura por teléfono, pero se alegra de que me haya afeitado, ya quería volverme a ver la boca, me dice. Pero no he sido tampoco yo o, al menos, no lo recuerdo. Puede que ella, a su vez, mienta o, más probablemente, lo haya olvidado. ¿Acaso he de dar más fiabilidad a sus recuerdos que a los míos? Tampoco importa, al fin y al cabo, ya había pensado en afeitarme un día de estos. Estados alterados de concencia, sí.
La siesta acaba (todo acaba) y ya estamos despejados. Y un par de horas después K se va y yo recojo la ropa y me preparo un baño. Entonces me veo: la cara completamente afeitada. ¿Quién y cuándo hizo desaparecer el bigote, la perilla? No ha sido K, me asegura por teléfono, pero se alegra de que me haya afeitado, ya quería volverme a ver la boca, me dice. Pero no he sido tampoco yo o, al menos, no lo recuerdo. Puede que ella, a su vez, mienta o, más probablemente, lo haya olvidado. ¿Acaso he de dar más fiabilidad a sus recuerdos que a los míos? Tampoco importa, al fin y al cabo, ya había pensado en afeitarme un día de estos. Estados alterados de concencia, sí.
Con ayauasca 'mexicana' no creo, la ayahuasca es una liana de la pluvislva ecuatorial, brasileña, por ejemplo; más bien peyote (cátus) o un hongo alucinógeno (Psilocibe). Lo siento, pero me encanta la etnobotánica.
ResponderEliminarTienes razón, Lansky. Ha sido una ligereza, por fiarme de la wikipedia, cuando, para más inri, sé desde hace mucho que la ayahuasca es amazónica. Así que cambio la sustancia y pongo peyote.
ResponderEliminarLa película a la que aludo esla adaptación de una novela de 1977 de Paddy Chayefsky, sin dudad influido, dadas las fechas, por las obras de Castaneda. Más o menos por entonces lei yo las historias de don Juan y comencé a interesarme por las sustancia psicotrópicas.
Caramba. Estados alterados de conciencia y utensilios cortantes son una combinación peligrosa. Tuviste suerte de no perder más que la perilla y el bigote.
ResponderEliminarNo sé por qué, pero siempre he detestado a Ken Russell. Las películas suyas que he visto me han parecido, invariablemente, pretenciosas, enfáticas y aspaventeras. Pero de mi juicio cinematográfico no hay que fiarse mucho, es aún más arbitrario, desinformado y visceral que el literario. Que ya es decir.
Tus calificativos son certeros Vanbrugh. Al viejo Russell siempre le atrajo llamar la atención y para ello hacía unas obras exageradas (enfáticas y aspaventeras) hasta la caricatura y probablemente también pretenciosas. De hecho, llama la atención cómo muchos de sus personajes tienen caracteres altaneros, muy al modo británico.
ResponderEliminarNo obstante, aún estando de acuerdo con tus apreciaciones, a mí no me repele la filmografía de Russell y, al contrario, me resulta interesante y reveladora de una época y de uns apreocupaciones que hoy parecen olvidadas. Pero tampoco de mi juicio cinematográfico hay que fiarse, porque ya sabes que me interesa casi todo.
Recuerdo que vi esa película, en la filmoteca de la ciudad de Murcia (que probablemente ya no exista) Recuerdo que me pareció un peliculón pero era joven, y no me quedé con el titulo ni el director, sólo con William Hurt y la historia de amor, porque para mi la pelicula es, por encima de todo, una historia de amor.
ResponderEliminarY ahora que la habia olvidado aquí está otra vez. Gracias Miroslav!
La perilla siempre te la puedes dejar otra vez.
Se me ocurre que hayas podido tener un episodio de sonambulismo, en cuyo caso se trataría de una alteración del sueño y no de la consciencia. Creo que es la solución más sencilla del enigma. Por cierto, si así fuera, debes oír el mensaje de tu inconsciente: A él no le gustaba tu nueva imagen.
ResponderEliminara mi sí me gusta Russell
ResponderEliminarNada más empezar a leer este (estupendo y raro...) concierto desconcertado tuyo y de K. pensé en Castaneda.
ResponderEliminarK. Russel, plémico, musiquero e iconoclasta inglés (creo que del llamado 'cine libre') ya se insinuó como una especie de mesías libre en aquel viaje alucinante al fondo de la mente con un William Hurt bastante apropiado para el caso.
Sí, sí: algunas siestas (tediosas?)dominicales tienen ese punto onírico, sexual y algo alucinante.
¡Qué bien !
Jo, yo también pensé enseguida " menos mal que no se cortó las joyas ".
ResponderEliminarYo también sigo soñando con el rollo de la novela, cuando me duermo sobre un libro. Con la películas no me pasa nunca.
¿ En la foto tipo pop art, eres tú ?
Por cierto, en esa foto virada con perilla y bigote te pareces -hablando de actores- a ese estupendo Gandolfini en el papel de Toni Soprano
ResponderEliminarEl de la foto, CC, soy yo, sí. O al menos parecida a esa era mi imagen hasta el domingo.
ResponderEliminarY hablando de actores, Lansky, nunca me habían dicho que me pareciera a Gandolfini (buen actor, sin duda) pero sí, en cambio, a William Hurt, casualmente el protagonista de la peli de Russell que traje a colación en este post.
Me refiero 'sólo' en esa foto en concreto
ResponderEliminarAy esa María...
ResponderEliminarBuen día!
la película era, a pesar del tema, infumable, de las más chirriantes del a veces acertado Ken Russell...pero usted, Miroslav, se ha montado una tarde envidiable...
ResponderEliminarkundalini yoga y mantras indu, kundolini satanico y reiki sexual...todo para ganar dinero satanico y nicolas.peyote kundolini y temazcal de orgias en sierra espuña.
ResponderEliminar615250616 call me
ResponderEliminarsenda fustoer petarda que mal rollo chica.
ResponderEliminarlas de barcelona que putas son
ResponderEliminarque brutas son...queria decir..te quiero!!
Eliminar