Empecé a escribir en este blog el 20 de febrero; es decir, hace ya cuatro meses. Lo inicié casi jugando, como una prueba, tras haber descubierto este mundo de los blogs (la blogosfera, la llaman, creo); o sea: culo veo, culo quiero. Enseguida comprobé que era una herramienta más de la que podía valerme en esta etapa de cambio, de desconcierto, que estoy viviendo. Ya llevaba unos meses escribiendo más de lo habitual; me hacía bien poner por escrito las cosas que se me pasaban por la mente, como si el verlas negro sobre blanco las ordenara en mi cabeza, me ayudara a entenderlas y, por atnto, a entenderme. Pero, ¿por qué pasar esos escritos a la red sonde son susceptibles de ser leídos por otros?
Me imagino que la respuesta es muy similar en todos los que escriben blogs y, de hecho, algunas he leído al respecto. Evidentemente hay un deseo (anque esté hecho de sensaciones varias, a veces contradictorias entre sí) de hacer públicos tus sentimientos, de contar lo que te pasa ... Y, evidentemente también, hay un deseo de que esas "confidencias íntimas" (qué pedante) encuentren algún oido y, todavia mejor, alguna respuesta. También creo que, al menos en mi caso, es un entrenamiento consciente (y controlado) para aprender a desnudarse, a expresar lo de dentro, a sacarlo.
Digo "controlado" porque el riesgo es mínimo. Soy anónimo; quienes llegan a mi blog lo hacen por enlaces de comentarios míos a otros blogs o, los menos, por casualidad. No nos conocemos. O mejor, podemos irnos conociendo desde lo que contamos, muy pausadamente, sin las expectativas y condicionantes que impone la vida "normal". No obstante, ya desde el principio, hubo alguien que sabía de este blog y con quien mantenía una relación que había alcanzado un grado importante de confianza y cariño. No la conocía en persona, sin embargo, pero fue el interlocutor que tuve en mente al escribir esos primeros posts. Nuestra relación acabó (todavía no entiendo bien por qué: algún día escribiré un post a propósito) y estoy casi seguro de que ya no visita esta página.
Luego le pasé la dirección del blog a dos personas más a quienes también conozco. En ambos casos se trata de amigas que había conocido recientemente y que, obviamente, me caían bien. Sin embargo, a ningún amigo/a de viejo (de los que tengo de antes de mi separación) le he hablado del blog. Sólo hay una excepción y es L.
¿Cómo me explico esto? Creo que el motivo es que no me siento cómodo (todavía) enseñando estos desconciertos míos a quienes me conocen (y me quieren) bien desde hace tanto. No estoy preparado para dejarme ver cómo soy o, mejor dicho, como estoy aprendiendo a ser. Y, desde luego, quien menos querría que viese este blog es R. L es una excepción porque seguramente, de todos mis viejos amigos, es en quien he tenido más confianza, con quien me siento menos vulnerable, más seguro de que no me juzga. Y, además, está muy lejos.
Veo perfectamente que lo que hago es inseguridad de mi parte. Pero, al mismo tiempo, intuyo que iré desprendiéndome de ella poco a poco, como maduran los frutos. De hecho, mientras escribo voy repasando a los amigos a quienes quiero y pienso en algunos a los que, quizás, en breve les comentaré de este blog. Aun así, no deja de ser algo que pertenece a mi intimidad y que quiero desvelar con las adecuadas dosis de prudencia y con sus "instrucciones de uso".
En fin, no me enrollo más. Este post ha venido motivado porque ayer hablé con Elena, una de esas dos personas que conozco desde hace poco y que sabe de este blog. Le pregunté qué le parecía y la noté algo violenta. Me dijo que le parecía que exponía mucho mi intimidad y que ella nunca sería capaz de dejar que escritos así fueran vistos por personas con las que no tuviera muchísima confianza, que no conociera "de toda la vida". Tengo que decir que tampoco creo que esté desnudándome en exceso (me queda mucha ropa por quitarme) pero, en todo caso, lo cierto y lo curioso es que a mí me ocurre lo contrario que a ella en cuanto a con quienes funcionan más los pudores.
Me encantaría que blogueros con mucha más experiencia que yo me comentaran al respecto.
PS: La imagen que acompaña a este post es un acrílico sobre lienzo denominado "de mayor quiero aprender a ser pequeño" de la serie "Las Ventanas del Alma" de Nicoletta, una pintora residente en Valencia. El título de la serie es muy adecuado para el tema de este post y también me gusta el título del cuadro concreto. Pero, en el fondo, no son sino excusas para poner una pintura de esta chica, descubrimiento reciente gracias a un blog (del que ahora no me acuerdo) y que me parece sensacional. Recomiendo a quienes esto lean que visiten su página.
Me imagino que la respuesta es muy similar en todos los que escriben blogs y, de hecho, algunas he leído al respecto. Evidentemente hay un deseo (anque esté hecho de sensaciones varias, a veces contradictorias entre sí) de hacer públicos tus sentimientos, de contar lo que te pasa ... Y, evidentemente también, hay un deseo de que esas "confidencias íntimas" (qué pedante) encuentren algún oido y, todavia mejor, alguna respuesta. También creo que, al menos en mi caso, es un entrenamiento consciente (y controlado) para aprender a desnudarse, a expresar lo de dentro, a sacarlo.
Digo "controlado" porque el riesgo es mínimo. Soy anónimo; quienes llegan a mi blog lo hacen por enlaces de comentarios míos a otros blogs o, los menos, por casualidad. No nos conocemos. O mejor, podemos irnos conociendo desde lo que contamos, muy pausadamente, sin las expectativas y condicionantes que impone la vida "normal". No obstante, ya desde el principio, hubo alguien que sabía de este blog y con quien mantenía una relación que había alcanzado un grado importante de confianza y cariño. No la conocía en persona, sin embargo, pero fue el interlocutor que tuve en mente al escribir esos primeros posts. Nuestra relación acabó (todavía no entiendo bien por qué: algún día escribiré un post a propósito) y estoy casi seguro de que ya no visita esta página.
Luego le pasé la dirección del blog a dos personas más a quienes también conozco. En ambos casos se trata de amigas que había conocido recientemente y que, obviamente, me caían bien. Sin embargo, a ningún amigo/a de viejo (de los que tengo de antes de mi separación) le he hablado del blog. Sólo hay una excepción y es L.
¿Cómo me explico esto? Creo que el motivo es que no me siento cómodo (todavía) enseñando estos desconciertos míos a quienes me conocen (y me quieren) bien desde hace tanto. No estoy preparado para dejarme ver cómo soy o, mejor dicho, como estoy aprendiendo a ser. Y, desde luego, quien menos querría que viese este blog es R. L es una excepción porque seguramente, de todos mis viejos amigos, es en quien he tenido más confianza, con quien me siento menos vulnerable, más seguro de que no me juzga. Y, además, está muy lejos.
Veo perfectamente que lo que hago es inseguridad de mi parte. Pero, al mismo tiempo, intuyo que iré desprendiéndome de ella poco a poco, como maduran los frutos. De hecho, mientras escribo voy repasando a los amigos a quienes quiero y pienso en algunos a los que, quizás, en breve les comentaré de este blog. Aun así, no deja de ser algo que pertenece a mi intimidad y que quiero desvelar con las adecuadas dosis de prudencia y con sus "instrucciones de uso".
En fin, no me enrollo más. Este post ha venido motivado porque ayer hablé con Elena, una de esas dos personas que conozco desde hace poco y que sabe de este blog. Le pregunté qué le parecía y la noté algo violenta. Me dijo que le parecía que exponía mucho mi intimidad y que ella nunca sería capaz de dejar que escritos así fueran vistos por personas con las que no tuviera muchísima confianza, que no conociera "de toda la vida". Tengo que decir que tampoco creo que esté desnudándome en exceso (me queda mucha ropa por quitarme) pero, en todo caso, lo cierto y lo curioso es que a mí me ocurre lo contrario que a ella en cuanto a con quienes funcionan más los pudores.
Me encantaría que blogueros con mucha más experiencia que yo me comentaran al respecto.
PS: La imagen que acompaña a este post es un acrílico sobre lienzo denominado "de mayor quiero aprender a ser pequeño" de la serie "Las Ventanas del Alma" de Nicoletta, una pintora residente en Valencia. El título de la serie es muy adecuado para el tema de este post y también me gusta el título del cuadro concreto. Pero, en el fondo, no son sino excusas para poner una pintura de esta chica, descubrimiento reciente gracias a un blog (del que ahora no me acuerdo) y que me parece sensacional. Recomiendo a quienes esto lean que visiten su página.
CATEGORÍA: Blogs e Internet
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM
Dada mi tendencia a enrollarme, intentaré resumir un poco.
ResponderEliminarA pesar de ser una persona muy comunicativa y abierta, hay determinadas cosas que me siento incapaz de contar a nadie. Hay facetas de mi vida que son totalmente desconocidas para mi entorno y hasta hace relativamente poco, una de esas facetas era mi blog. En él me deshinbía, hablaba de cosas que en la realidad apenas tocaba o pasaba muy de puntillas. Mi(s) blog(s) han cambiado. Me vi obligada a eliminar determinados posts, incluso un blog entero (demasiada desnudez) y a variar la manera de escribirlos. No es ni mejor ni peor, simplemente es distinto, pero me ha obligado a investigar la manera de decir, sin decir ...
En todos los momentos, cualquier cosa de estas me ha venido muy bien. Besos.
Comentado originalmente el viernes, 30 de junio de 2006 a las 19:42
Empecé a escribir un blog porque un amigo me retó a hacerlo ... a hacer públicos los más de 20 años de diarios escritos. Creí que sólo sería capaz de hacerlo durante unas semanas, tal vez meses, y ya llevo casi dos años escribiendo a diario. Soy de las que se desnudan al completo en el blog aunque he de reconocer que desde que descubrí que mi ex-marido me leía, me retuve un poco con respecto a comentar algo suyo, que he perdido algo de "intimidad" por ese lado.
ResponderEliminarMi sorpresa fue cuando en cierta ocasión, a una compañera de trabajo, le comenté que escribía un blog. ¿Su respuesta? "Jamás pondré en internet algo que pueda reconocer alguien. Jamás contaré mi vida para que la lean". Estuve a punto de soltar una carcajada, porque es de esas personas que cuentan con pelos y señales su vida al dedillo a personas a las que acaban de conocer.
Al principio hice como has hecho tú, no contar a viejos amigos que lo hacía ... mi sorpresa fue descubrir que la mayoría ya sabían que escribía y además me alabaron (algo que no comprendo) i forma de hacerlo.
Besos de una maia.
Comentado originalmente el martes, 4 de julio de 2006 a las 11:01