Hoy, hace un rato, he tenido una desagradable conversación con mi ex-mujer. Lo de menos ha sido el asunto (sobre el que, en el fondo, poco disenso tengo). Lo doloroso ha sido comprobar, que tras tantos meses, sigue en ella el rencor, la necesidad de verme como su enemigo. Sobre esta necesidad quiero escribir; sobre la necesidad que tenemos de construirnos enemigos. Si tengo tiempo, luego lo haré. Pero entre tanto, me he encerrado en mi despacho y he repasado sus palabras de los meses de la crisis y separación. De julio a octubre del año pasado. Las releo y rememoro lo que sentí al escucharlas o leerlas en correos. Cómo me dolieron entonces y cómo ahora lo que hacen es sólo apenarme. Va a continuación una selección en orden cronológico; por supuesto, fuera de contexto y sin mis reflexiones propias y respuestas consecuentes (aunque me hicieron reflexionar muy mucho).
Todas las células de mi cuerpo te rechazan
Hay muchas cosas que no te puedo decir porque te haría mucho daño.
Tú me intimidas, me pones nerviosa, no estoy relajada... como si siempre estuviese haciendo un examen y tuviese que aprobar.
Quisiera volver a reír contigo; quisiera que esta etapa de nuestras vidas pasara y todo volviera a su rutina habitual. Pero… pero… me quedaban cosas por vivir sin ti.
¿Cómo te lo podría explicar? Me había resignado; resignado a vivir disfrazando la realidad, engañándome o no reconociendo lo que sucedía… era más cómodo.
Sí, me ha venido muy bien poderte ver como un enemigo, es más fácil echar culpas que asumir errores. Pero creo que es tu forma de ser la que desencadena en mí esa reacción. ¿Te has planteado que otra mujer pueda vivir contigo como pareja y no sentirse castrada, intimidada …?
Nada me hubiese gustado más que poder cobijarme en ti. Cuando quise o necesité hacerlo, tú me apartaste; y cuando me has dejado, yo ya no podía o no quería o no me hacía falta.
Nuestra relación de pareja está terminada. Necesito cosas de la persona que sea mi pareja que tú no me puedes dar. Hasta ahora no fui consciente de mis necesidades afectivas; ahora creo que algo las conozco y tú no puedes satisfacérmelas, ni a mí ni a nadie; te daría vergüenza.
Aparentemente eres una persona muy segura, pero lo eres sólo en el terreno racional, en el emocional no sabes cómo moverte. Eres un pequeño tirano y un pequeño castrador y creo que lo eres porque fue el comportamiento que aprendiste de tus padres (la tiranía de tu padre, la castración de tu madre).
Tienes un gran dolor dentro de ti. Es tan grande (tiranía y castración en la infancia) ese dolor que ni siquiera sabes que existe y hasta que no lo veas y lo asumas no vas a saber desenvolverte emocionalmente.
Todas las células de mi cuerpo te rechazan
Hay muchas cosas que no te puedo decir porque te haría mucho daño.
Tú me intimidas, me pones nerviosa, no estoy relajada... como si siempre estuviese haciendo un examen y tuviese que aprobar.
Quisiera volver a reír contigo; quisiera que esta etapa de nuestras vidas pasara y todo volviera a su rutina habitual. Pero… pero… me quedaban cosas por vivir sin ti.
¿Cómo te lo podría explicar? Me había resignado; resignado a vivir disfrazando la realidad, engañándome o no reconociendo lo que sucedía… era más cómodo.
Sí, me ha venido muy bien poderte ver como un enemigo, es más fácil echar culpas que asumir errores. Pero creo que es tu forma de ser la que desencadena en mí esa reacción. ¿Te has planteado que otra mujer pueda vivir contigo como pareja y no sentirse castrada, intimidada …?
Nada me hubiese gustado más que poder cobijarme en ti. Cuando quise o necesité hacerlo, tú me apartaste; y cuando me has dejado, yo ya no podía o no quería o no me hacía falta.
Nuestra relación de pareja está terminada. Necesito cosas de la persona que sea mi pareja que tú no me puedes dar. Hasta ahora no fui consciente de mis necesidades afectivas; ahora creo que algo las conozco y tú no puedes satisfacérmelas, ni a mí ni a nadie; te daría vergüenza.
Aparentemente eres una persona muy segura, pero lo eres sólo en el terreno racional, en el emocional no sabes cómo moverte. Eres un pequeño tirano y un pequeño castrador y creo que lo eres porque fue el comportamiento que aprendiste de tus padres (la tiranía de tu padre, la castración de tu madre).
Tienes un gran dolor dentro de ti. Es tan grande (tiranía y castración en la infancia) ese dolor que ni siquiera sabes que existe y hasta que no lo veas y lo asumas no vas a saber desenvolverte emocionalmente.
CATEGORÍA: Reflexiones sobre emociones
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM
Intentaba hacerte un comentario a este post... pero me ha resultado imposible.
ResponderEliminarYo tuve la suerte o no? de que no hubiera lugar para las razones ni las palabras.
Besos
Comentado el Lunes, 4 Septiembre 2006 09:57
Yo tampoco se que decirte a esto, a veces me han dicho cosas muy duras, pero me parecen piropos al lado de estos comentarios. Sobre todo me daría mucho miedo si me dijeran estas frases y pudieran ser verdad, ese temor me inmovilizaria y posiblemente terminara llorando.
ResponderEliminarComentado el Martes, 5 Septiembre 2006 18:53
Yo sí sé qué decirte, aunque no sea lo más apropiado o esperado en este caso.
ResponderEliminarAdmiro tu valentía al escribir estas frases aquí, ya que, evidentemente, son muy duras de asimiliar después de romper una relación con alguien que ha compartido tu vida, tus sensaciones, tus momentos...
De todas formas, es mejor que las cosas se digan, sea cual sea su magnitud, porque no hay nada peor que vivir el silencio del abandono.
Yo siempre he intentado guardar en mi corazón, con cariño, a las personas a las que un día amé... no siempre es fácil. Está claro que muchas veces herimos a los que queremos con nuestras actitudes, sin saberlo, y que nosotros también estamos heridos, por lo que reaccionamos de forma inusual.. Así que está bien pararnos, analizar su parte, vivirla, sentirla, para luego despojarnos de ella.
Un placer leerte.
Un beso.
Comentado el Martes, 12 Septiembre 2006 07:52