Uno de los asuntos más tratados en los blogs que curioseo es el de la infidelidad; además, parece que últimamente varios se han dedicado a postear sobre el tema. En la mayoría de los casos, son declaraciones o juicios de valor personales; los autores dicen lo que sienten respecto a la infidelidad, pero pocas veces profundizan en por qué sienten eso. En todo caso, he estado recogiendo unas cuantas posiciones, muestra que me parece interesante, no tanto para aclarar mis propias ideas, como para compararlas con las de otros. Paso a relacionar algunas de ellas.
Eva dedica un post a enumerar cuáles son sus razones para engañar a su marido. Hay muchas y de muy distinto peso, desde la óptica que me interesa. A mi modo de ver, se resumirían en que lo hace porque, cuando se juntan el deseo y la oportunidad, no entiende que sea nada malo sino al contrario. Para ella, el sexo con hombres distintos de su pareja, es una oportunidad de su propio crecimiento personal y, desde esa concepción, entiende que negarse la realización del deseo sería una forma de traicionarse a sí misma. Hay que añadir, ciertamente, que no cree en la "exclusividad" del amor.
Parto de la base, obviamente, de que Eva (como todos los demás) es sincera consigo misma y que, por tanto, es así como piensa y siente. Hay que suponer, entonces, que no deja de amar a su pareja por tener relaciones sexuales (y con casi seguridad también afectivas) con otros ni tampoco pensaría lo contrario de su cónyuge en caso de que él haga lo mismo. Como Eva habla de "engañar" resulta claro que su manera de pensar y sentir no es compartida por su cónyuge (independientemente de que él, a su vez, la "engañe"). Si lo fuera, estaríamos ante una relación "abierta", absolutamente (¿o no tanto?) honesta y, desde luego, carecería de sentido hablar de infidelidad.
Por cierto, no conozco (al menos no con la suficiente intimidad) parejas que mantengan una relación de este tipo y, la verdad, me gustaría mucho conocerlas, saber lo que de verdad piensan y sienten, cómo "procesan" en el desarrollo de su amor, el ejercicio "hacia afuera" de sus erotismos y afectividades individuales. Entre tanto, nos mantendremos en el ámbito de la infidelidad; es decir cuando uno tiene relaciones con alguien ajeno sin que sus pareja las admita y, por tanto, procurando ocultárselas.
La fidelidad parece ser para la mayoría de los blogueros un requisito imprescindible en las parejas que desean, de modo tal que la infidelidad se convierte en uno de los principales obstáculos (casi insalvables) para mantener la relación afectiva. Toni, por ejemplo, al definir "lo que quiere de una mujer" dice que la quiere convencida de que sólo quiera estar con él (que la fidelidad emane del convencimiento); añade que quiere que no necesite nada fuera de la pareja y que, si no le es fiel, es que no está enamorada. Esta declaración me parece, por supuesto, absolutamente respetable como tal; es decir, como declaración de lo que Toni quiere. De otra parte, me parece ejemplar pues expresa sin circunloquios muchas veces hipocritillas lo que siente. Cosa distinta es que me convenza su justificación (por otra parte, innecesaria). Estoy de acuerdo en que alguien no puede ser infiel cuando está enamorado de su pareja; básicamente porque durante el enamoramiento simplemente no cabe tal posibilidad. Pero, claro, imagino que Toni no pretende (realistamente) una mujer que esté permanentemente enamorada de él. Ahora, si se entiende enamoramiento en un sentido más laxo y traducimos la frase justificativa como que "si me es infiel es que no me ama", entonces disiento. También me sorprende ese deseo de fidelidad desde la libertad absoluta ("que emane del convencimiento"). Puede (incluso debe, si realmente uno desea la libertad de su pareja) hacer lo que quiera, pero si lo que llega a querer no es lo que uno admite, la pareja no puede mantenerse. Siendo consecuentes, de estas premisas resulta que Toni sólo podrá mantener una relación mientras su pareja no quiera serle infiel; porque si ese deseo le naciera, Toni habría de querer que ella ejerciera su libertad. ¿O no? ¿Acaso preferiría que renunciara a vivir algo que quiere para mantener su pareja, en cuyo caso la fidelidad no sería tan claramente fruto de su libertad? Lo mismo puede argumentarse respecto a no necesitar nada de fuera de la relación, con el agravante, en este caso, de que ese deseo me parece algo ingenuo (así se califica él mismo).
Pero no se trata ahora de debatir con Toni, sino de muestrear opiniones. Ese post generó un buen número de comentarios, lo que me permite conocer otras posiciones. Hidra opina "si tu pareja te lo da todo, te llena en todos los sentidos, no sientes la necesidad de buscar nada fuera de la pareja"; aunque no llega a ser tan tajante como Toni, parece que coincide en el requisito de la fidelidad a través de un similar argumento justificativo. Me llama la atención que, si se le da la vuelta, resulta mucho más impactante: si tu pareja NO te da todo, NO te llena en todos los sentidos, se justifica buscar lo que te falta fuera; como la infidelidad no es admisible, si no tienes todo (lo que necesitas) en la pareja hay que romperla (¿o intentar reconstruirla para volver a tener todo?). Vuelve el leit motiv de la pareja como una relación absolutamente plena, una "entrega total"; me pregunto si se cree de verdad en eso o sólo se quiere creer. Aparece también la idea (muy socorrida) de la "necesidad", como si uno fuera fiel porque no necesita nada y, a la inversa, fuera infiel cuando necesita algo que no tiene en su pareja.
En la misma línea de consenso hay varios otros comentarios. Lo curioso es que unos cuantos opinan que lo que pide Toni es muy coherente, muy realista, muy poco complicado ... No creo para nada que tales adjetivos sean aplicables a la franca declaración de Toni, con lo cual me quedo pensando que quienes los hacen, o bien tienen poca experiencia afectiva o bien, habiéndola tenido, siguen pesando más en ellos ideales románticos (lo cual, aunque poco realista, me parece muy bien). Claro, también podría ocurrir que a quienes así piensan les haya coincidido la experiencia y el ideal (poco probable, ¿no?).
Por supuesto, hay otros comentarios teñidos de suave escepticismo. Como era previsible, provienen de personas cuyas reflexiones acerca de este asunto se escapan de la "línea oficial". Lo curioso es que, al comentar este post, esas personas (cito, por ejemplo, a Amanda y Reich) prefieren no entrar al trapo, conscientes quizás de que sus opiniones podrían ser disonantes y no se trata de agriar la embriagadora atmósfera del amor total. Amaranta se atreve un poquito más y dice que ella sí podría vivir con alguien que le fuera infiel, que valora más la lealtad. Entiendo que esta distinción presupone un pasito significativo en la concepción del amor, y esa línea reflexiva me interesa.
He leído varios otros posts sobre la infidelidad. Muchos de ellos se alinean con la postura que quien más radicalmente expresa es Toni; es decir, la que vincula amor y fidelidad, desde un entender el amor como algo exclusivo (posesivo) y la relación de pareja como "total". Hay otras posturas también de rechazo a la infidelidad pero no desde este punto de partida (al menos no sólo) sino desde la valoración ética (negativa) del engaño. Este planteamiento, me parece a mí, lleva el asunto a ámbitos más realistas y personalmente me interesa más. Pero las muestras de este grupo de opiniones (por ejemplo Amanda o HyM) las dejo para otra ocasión. De momento, me quedo reflexionando sobre la cantidad de gente que cree, dice creer o quiere creer en el amor exclusivo y excluyente, en las entregas totales, etc. No puedo evitar dudar sobre la sinceridad íntima de esas creencias; o mejor, sobre hasta qué punto son de verdad creencias propias o "incrustadas". Pero aunque sean de estas últimas, hay que ver lo bien que soportan su confrontación con la realidad.
Pero que cada uno crea y sienta lo que quiera, siempre que esas creencias y sentimientos les sean útiles para ser feliz. Lo que en todo caso parece (aunque la muestra no cumpla los requisitos mínimos de rigor estadístico) es que creer (o declarar que se cree) en esos planteamientos sobre el amor (y, por ende, sobre la fidelidad) te sitúa en el grupo mayoritario. Lo llevo crudo porque me he quedado fuera.
Eva dedica un post a enumerar cuáles son sus razones para engañar a su marido. Hay muchas y de muy distinto peso, desde la óptica que me interesa. A mi modo de ver, se resumirían en que lo hace porque, cuando se juntan el deseo y la oportunidad, no entiende que sea nada malo sino al contrario. Para ella, el sexo con hombres distintos de su pareja, es una oportunidad de su propio crecimiento personal y, desde esa concepción, entiende que negarse la realización del deseo sería una forma de traicionarse a sí misma. Hay que añadir, ciertamente, que no cree en la "exclusividad" del amor.
Parto de la base, obviamente, de que Eva (como todos los demás) es sincera consigo misma y que, por tanto, es así como piensa y siente. Hay que suponer, entonces, que no deja de amar a su pareja por tener relaciones sexuales (y con casi seguridad también afectivas) con otros ni tampoco pensaría lo contrario de su cónyuge en caso de que él haga lo mismo. Como Eva habla de "engañar" resulta claro que su manera de pensar y sentir no es compartida por su cónyuge (independientemente de que él, a su vez, la "engañe"). Si lo fuera, estaríamos ante una relación "abierta", absolutamente (¿o no tanto?) honesta y, desde luego, carecería de sentido hablar de infidelidad.
Por cierto, no conozco (al menos no con la suficiente intimidad) parejas que mantengan una relación de este tipo y, la verdad, me gustaría mucho conocerlas, saber lo que de verdad piensan y sienten, cómo "procesan" en el desarrollo de su amor, el ejercicio "hacia afuera" de sus erotismos y afectividades individuales. Entre tanto, nos mantendremos en el ámbito de la infidelidad; es decir cuando uno tiene relaciones con alguien ajeno sin que sus pareja las admita y, por tanto, procurando ocultárselas.
La fidelidad parece ser para la mayoría de los blogueros un requisito imprescindible en las parejas que desean, de modo tal que la infidelidad se convierte en uno de los principales obstáculos (casi insalvables) para mantener la relación afectiva. Toni, por ejemplo, al definir "lo que quiere de una mujer" dice que la quiere convencida de que sólo quiera estar con él (que la fidelidad emane del convencimiento); añade que quiere que no necesite nada fuera de la pareja y que, si no le es fiel, es que no está enamorada. Esta declaración me parece, por supuesto, absolutamente respetable como tal; es decir, como declaración de lo que Toni quiere. De otra parte, me parece ejemplar pues expresa sin circunloquios muchas veces hipocritillas lo que siente. Cosa distinta es que me convenza su justificación (por otra parte, innecesaria). Estoy de acuerdo en que alguien no puede ser infiel cuando está enamorado de su pareja; básicamente porque durante el enamoramiento simplemente no cabe tal posibilidad. Pero, claro, imagino que Toni no pretende (realistamente) una mujer que esté permanentemente enamorada de él. Ahora, si se entiende enamoramiento en un sentido más laxo y traducimos la frase justificativa como que "si me es infiel es que no me ama", entonces disiento. También me sorprende ese deseo de fidelidad desde la libertad absoluta ("que emane del convencimiento"). Puede (incluso debe, si realmente uno desea la libertad de su pareja) hacer lo que quiera, pero si lo que llega a querer no es lo que uno admite, la pareja no puede mantenerse. Siendo consecuentes, de estas premisas resulta que Toni sólo podrá mantener una relación mientras su pareja no quiera serle infiel; porque si ese deseo le naciera, Toni habría de querer que ella ejerciera su libertad. ¿O no? ¿Acaso preferiría que renunciara a vivir algo que quiere para mantener su pareja, en cuyo caso la fidelidad no sería tan claramente fruto de su libertad? Lo mismo puede argumentarse respecto a no necesitar nada de fuera de la relación, con el agravante, en este caso, de que ese deseo me parece algo ingenuo (así se califica él mismo).
Pero no se trata ahora de debatir con Toni, sino de muestrear opiniones. Ese post generó un buen número de comentarios, lo que me permite conocer otras posiciones. Hidra opina "si tu pareja te lo da todo, te llena en todos los sentidos, no sientes la necesidad de buscar nada fuera de la pareja"; aunque no llega a ser tan tajante como Toni, parece que coincide en el requisito de la fidelidad a través de un similar argumento justificativo. Me llama la atención que, si se le da la vuelta, resulta mucho más impactante: si tu pareja NO te da todo, NO te llena en todos los sentidos, se justifica buscar lo que te falta fuera; como la infidelidad no es admisible, si no tienes todo (lo que necesitas) en la pareja hay que romperla (¿o intentar reconstruirla para volver a tener todo?). Vuelve el leit motiv de la pareja como una relación absolutamente plena, una "entrega total"; me pregunto si se cree de verdad en eso o sólo se quiere creer. Aparece también la idea (muy socorrida) de la "necesidad", como si uno fuera fiel porque no necesita nada y, a la inversa, fuera infiel cuando necesita algo que no tiene en su pareja.
En la misma línea de consenso hay varios otros comentarios. Lo curioso es que unos cuantos opinan que lo que pide Toni es muy coherente, muy realista, muy poco complicado ... No creo para nada que tales adjetivos sean aplicables a la franca declaración de Toni, con lo cual me quedo pensando que quienes los hacen, o bien tienen poca experiencia afectiva o bien, habiéndola tenido, siguen pesando más en ellos ideales románticos (lo cual, aunque poco realista, me parece muy bien). Claro, también podría ocurrir que a quienes así piensan les haya coincidido la experiencia y el ideal (poco probable, ¿no?).
Por supuesto, hay otros comentarios teñidos de suave escepticismo. Como era previsible, provienen de personas cuyas reflexiones acerca de este asunto se escapan de la "línea oficial". Lo curioso es que, al comentar este post, esas personas (cito, por ejemplo, a Amanda y Reich) prefieren no entrar al trapo, conscientes quizás de que sus opiniones podrían ser disonantes y no se trata de agriar la embriagadora atmósfera del amor total. Amaranta se atreve un poquito más y dice que ella sí podría vivir con alguien que le fuera infiel, que valora más la lealtad. Entiendo que esta distinción presupone un pasito significativo en la concepción del amor, y esa línea reflexiva me interesa.
He leído varios otros posts sobre la infidelidad. Muchos de ellos se alinean con la postura que quien más radicalmente expresa es Toni; es decir, la que vincula amor y fidelidad, desde un entender el amor como algo exclusivo (posesivo) y la relación de pareja como "total". Hay otras posturas también de rechazo a la infidelidad pero no desde este punto de partida (al menos no sólo) sino desde la valoración ética (negativa) del engaño. Este planteamiento, me parece a mí, lleva el asunto a ámbitos más realistas y personalmente me interesa más. Pero las muestras de este grupo de opiniones (por ejemplo Amanda o HyM) las dejo para otra ocasión. De momento, me quedo reflexionando sobre la cantidad de gente que cree, dice creer o quiere creer en el amor exclusivo y excluyente, en las entregas totales, etc. No puedo evitar dudar sobre la sinceridad íntima de esas creencias; o mejor, sobre hasta qué punto son de verdad creencias propias o "incrustadas". Pero aunque sean de estas últimas, hay que ver lo bien que soportan su confrontación con la realidad.
Pero que cada uno crea y sienta lo que quiera, siempre que esas creencias y sentimientos les sean útiles para ser feliz. Lo que en todo caso parece (aunque la muestra no cumpla los requisitos mínimos de rigor estadístico) es que creer (o declarar que se cree) en esos planteamientos sobre el amor (y, por ende, sobre la fidelidad) te sitúa en el grupo mayoritario. Lo llevo crudo porque me he quedado fuera.
CATEGORÍA: Todavía no la he decidido
Caro Miro mío,
ResponderEliminaren cuanto al post que citas,no me parece muy saludable la actitud de ir por la vida con una lista de la compra para elegir pareja. No me gustaría tener que superar una serie de requisitos para que me quisieran, y desde luego yo tampoco lo haría con nadie. Conoces a alguien, te gusta, lo aceptas con sus defectos y sus virtudes y el tiempo dirá.
Y en cuanto a la infidelidad, no me gusta el engaño, no puede salir nada bueno de la mentira.
Ser libre en una relación implica también ser coherente con lo que se hace, por tanto si una relación no es exclusiva, y más cuando se han sentado unas bases previas, (porque supongo que de estas cosas se habla) pues seamos honestos y enfrentémonos con nuestra realidad. Ya se encargará el otro componente de la pareja de ejercer también su libertad y elegir lo que más le conviene.
Me ha parecido un post muy entretenido e intereante. Besos
La importancia de la fidelidad o infidelidad para la formación y destrucción de una pareja creo que deriva de la importancia que se le de al sexo dentro de ese ámbito. No digo que el sexo no sea importante en la formación de una pareja de hecho es la diferencia fundamental entre el amor en general y éste en particular, lo que digo es que para que una pareja sobreviva al tiempo y permanezca unida en el espacio (qué bonito me ha quedado esto) creo que el sexo debe ocupar su sitio justo, ni más ni menos. El sexo debe ir bien sin duda alguna para que la pareja continúe sin embargo en la convivencia hay otras muchas cosas que influyen mucho más para que ambos se sientan agusto y felices y deseen seguir juntos.
ResponderEliminarSin embargo tampoco creo que renunciar a una atracción física por una persona que no sea tu pareja signifique no ser libre, signifique que no ejerzas tu libertad. Hay miles de deseos que generamos y que sin embargo no nos dejamos llevar por ellos, un deseo nos puede arrastrar o sin embargo lo podemos racionalizar y permitirnos el lujo de decidir si lo queremos partiendo precisamente de que somos libres hasta incluso de nuestros propios impulsos primarios y tampoco pasa nada; al igual que no pasa nada por renunciar a comernos un pastel cuando lo tenemos delante y renunciamos a él en pos de no engordar por poner un ejemplo. Tampoco pasa nada si decides dejarte llevar por el impulso o el deseo que tienes, pero en ese caso sí me gustaría saber que la persona que convive a mi lado tiene ese planteamiento de vida y entonces ser yo la que decida si ese condicionante más en la relación entre ambos no empuja la balanza hacia el lado de la ruptura, porque evidentemente depende de lo que te aporte habrá veces que eso se puede salvar y otras veces no. Y por qué pienso eso, porque estoy convencida de que habría hombres con los que no estaría unida bajo esos condicionantes y con otros sin embargo sí, dependiendo de lo que la relación aportara a mi vida y de la sinceridad y seguridad que sintiera de él. Esa parte a la que yo llamo lealtad y que para mi es importante.
Miros un día conocí a una pareja de Zaragoza en Mojácar que eran liberales, muy peculiares, y me contaron la historia de cómo llegaron a serlo, él me contó una parte y ella su versión y a mi siempre me pareció increible cómo esa pareja, convencional pudo resistir todo aquello. Un día la contaré en un post.
Estoy bastante de acuerdo contigo, Amaranta. En este post simplemente pretendía recoger opiniones que leo por ahí. En otro momento habré de tratar de poner en claro lo que pienso sobre este asunto que, en todo caso, me parece bastante secundario respecto a lo que realmente me interesa (que es cómo quiero vivir el amor en una relación). Un beso.
ResponderEliminarA mí lo que más me impresiona es la seguridad, rotundidad y determinación con la que la gente expresa su opinión sobre este tema.
ResponderEliminarEn este tema, como en muchos otros, yo no me atrevo a ser tajante.
Estoy convencida de que es como escupir al cielo... al final te cae en la frente!
Pero escribiré sobre ello a ver si me aclaro.
Un beso.
Y va la tercera vez que intento poner un comentario. A ver si de una vez consigo organizarme :D
ResponderEliminarLa fidelidad es algo pactado entre dos personas.
Si al comienzo de una relación se acepta esta norma hay que seguirla aunque sólo sea por no dañar a la persona que tienes al lado.
Si no puedes dar fidelidad sé sincero/a y dilo desde el primer momento. Al menos tu pareja sabrá a qué atenerse y decidir.
En fin, que lo que yo creo es que está muy bien eso de ser libres y no querer controlar tus impulsos pero que hay que pensar en quien tienes al lado. Que tú puede que seas feliz pero puedes estar haciendo mucho daño.
Yo seguiría con mi marido aunque me fuera infiel porque considero que comparto con él cosas mucho más importantes que el polvo que pueda compartir con cualquiera. Otro tema es si hablamos de tener una "amante permanente". O quiere estar conmigo o con la otra persona. Con las dos, imposible.
Besos
Hola, pues que decirte, lo primero es que me ha encantado tu Post, no comparto evidentemente tu opinión, pero desde luego no puedo nada mas que aplaudir tu manera de analizar/criticar el tema en cuestión.
ResponderEliminarMe ratifico en lo dicho...creo en la fidelidad...
Un abrazo
Cuando se habla de fidelidad, la gente siempre termina por hablar de fidelidad sexual... cuando yo siempre he sentido que me quedo con la fidelidad personal, hacia mi, no tiene nada que ver con que mi pareja se acueste con otro, sino por el respeto que sienta por nuestra relación.
ResponderEliminarCada pareja y cada relación es distinta y aceptaría plenamente saber que mi pareja tiene relaciones sexuales con otros por ahí si, como bien dice Nanny-Ogg, el resto de la vida que comparte conmigo me llenen plenamente.
Nunca igualo fidelidad (sexual) y respeto pero siempre exigo que no haya engaño, porque si me miente, habré perdido su respeto y eso si que no lo acepto dentro de una relación.
Me ha gustado tu post de hoy.
Besos de una maia.
Perdón... ¿exigo o exijo? siempre tengo el mismo problema.
ResponderEliminarWen es exijo, el verdadero problema está en ge y gi que puede ir indistintamente con j y con ge en este fonema, sin embargo ja jo ju siempre es con j. Pero el vergo exigir es con g con lo cual cuando es ge o gi va con g.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con wendeling.
ResponderEliminarSoy 100% fiel, pero no en el sentido habitual de la palabra. Me cruzo con hombres que me atraen. Fantaseo con ellos, busco su compañía y, en determinadas circunstancias, eso podría acabar en un encuentro sexual puntual (aunque nunca ha sucedido teniendo pareja).
Mi marido me conoce bien. Yo lo conozco a él. Las debilidades de cada cual. Somos comprensivos, nada hipócritas; ni él ni yo nos escandalizamos fácilmente. Y en esa libertad que nos damos reside el secreto de la fidelidad, voluntaria y no impuesta, que nos guardamos.
Reconozco que para mí es fácil mantener ese punto de vista porque, como dije en mi blog, tengo un sexto sentido especial para elegir buenos compañeros de viaje; hombres que comparten y respetan mi forma de pensar. De hecho, veo como un suicidio el emparejarse con un tipo machista, celoso, posesivo, dominante... Yo los huelo a distancia y me mantengo alejada. Por fidelidad a mí misma, la más importante de todas.
Un beso.