En 2006, en España, se suicidaron unas 3.200 personas; como somos 45,2 millones (¡qué barbaridad!), eso quiere decir que nuestra tasa es de unos 7 suicidios cada 100.000 habitantes. En términos temporales corresponde a una media de un suicidio cada dos horas y tres cuartos. Puede parecer mucho pero a mí (que no se me escandalice nadie) me parece una proporción muy baja. Piénsese que la media europea está por encima de 10 suicidios cada 100.000 habitantes y que, según compruebo en eurostat, sólo Chipre tiene una tasa inferior a la nuestra. ¡Coño, si hasta en Portugal se suicidan más que en España! Y no digamos ya en Lituania, en donde la proporción de suicidios es casi 5 veces la de aquí.
Pese a lo poco que nos suicidamos, esta causa de muerte es la segunda entre las que no son enfermedades, sólo superada por los accidentes de tráfico (4.129 muertes en 2006). Claro que, gracias a las “magníficas” campañas de seguridad vial que están logrando que cada día conduzcamos más responsablemente, cabe esperar que bajemos nuestra siniestralidad automovilística a tasas más europeas. Dado el imparable proceso de convergencia europeísta, cabe prever que los españoles nos suicidaremos cada vez más. Así que, en pocos años, el suicido pasará a convertirse en la primera causa externa de mortalidad (por usar la terminología del INE). Un progreso indudable que se incrementen las muertes debidas a decisiones voluntarias.
Es importante hacer notar que ya en la actualidad hay casi diez suicidas por cada asesinado. Este dato me ha sorprendido, ya que esperaba una mayor incidencia de las muertes por violencia externa. Además, no se vaya a creer que es distinto en Europa; la proporción un asesinado/diez suicidas es justamente la media de la Unión. Creo (no he podido encontrar datos) que esta tasa es bastante mayor en los USA así como en América Latina y otros lugares. Nuevamente encontramos otro indicador de la indudable superioridad europea en cuanto al progreso social; indiscutiblemente es mucho más civilizado matarse uno mismo que matar a otro. Cierto es que sigue habiendo lamentables casos de varones poco evolucionados que se suicidan después de matar (algunos matan y olvidan suicidarse). De paso diré que casi una de cada cinco personas asesinadas en 2006 fue una mujer víctima de la violencia de género (hubo 68 asesinadas ese año y tres más el pasado).
Algo más de 370.000 personas murieron en 2006 en nuestro país y ni siquiera llega a una de cada 100 las que optó por el suicidio. Si nos fijamos la distribución de los suicidas por rangos de edad se descubre que van creciendo a partir de la adolescencia para alcanzar sus valores máximos entre los 35 y los cuarenta años (en realidad, el número de suicidios anuales es relativamente parecido entre los treintañeros y cuarentones). Durante las cincuentena y sesentena, sin embargo, el número va progresivamente bajando, para subir en el primer lustro de los setenta y volver a bajar de nuevo. A partir de los noventa apenas tiene importancia. Haciendo interpretaciones frívolas, se me ocurre que las dos décadas que se abren tras los cincuenta pueden corresponderse con el periodo de mayor estabilidad emocional de esta especie nuestra. De otra parte, imagino que los motivos de los suicidas treintañeros y cuarentones deben ser muy distintos de quienes rondan los ochenta.
Como es obvio, el número de muertes totales es mayor a medida que sube la edad, con lo cual la importancia relativa del suicidio como causa de muerte es mucho más significativa entre los jóvenes. Así, los quinientos y pico treintañeros que se suicidaron en 2006 son un 12% de todos los muertos en ese rango de edad y el suicido se convierte en la tercera causa de muerte, sólo superada por los accidentes de tráfico (ay) y por los tumores. Entre los mayores de 75 hay, en número totales, unos ochenta suicidios más al año y, sin embargo, esta causa de muerte es irrelevante (apenas el 0,25%) frente a las propias de la salud.
Pero de todas estas tonterías que he ido descubriendo mirando las estadísticas del INE, la que más me ha llamado la atención es la distribución de suicidios por sexo. Resulta que los hombres nos suicidamos casi cuatro veces más que las mujeres. Casi ocho de cada diez suicidas son tíos y esa proporción apenas cambia por rangos de edad. Y, sin embargo, según tengo entendido, la proporción de depresiones es tremendamente mayor en las mujeres. O sea, que las tías se deprimen con mucha mayor frecuencia pero no llegan a suicidarse y los tíos se suicidan aunque no se depriman. ¿O no? En fin, las estadísticas no son más que datos fríos. Lo interesante es explicar a qué se deben. Y, desde luego, esta llamativa divergencia entre el comportamiento de hombres y mujeres requiere (al menos para mí) alguna explicación. Podría ponerme a aventurar hipótesis, pero desbarraría.
Pese a lo poco que nos suicidamos, esta causa de muerte es la segunda entre las que no son enfermedades, sólo superada por los accidentes de tráfico (4.129 muertes en 2006). Claro que, gracias a las “magníficas” campañas de seguridad vial que están logrando que cada día conduzcamos más responsablemente, cabe esperar que bajemos nuestra siniestralidad automovilística a tasas más europeas. Dado el imparable proceso de convergencia europeísta, cabe prever que los españoles nos suicidaremos cada vez más. Así que, en pocos años, el suicido pasará a convertirse en la primera causa externa de mortalidad (por usar la terminología del INE). Un progreso indudable que se incrementen las muertes debidas a decisiones voluntarias.
Es importante hacer notar que ya en la actualidad hay casi diez suicidas por cada asesinado. Este dato me ha sorprendido, ya que esperaba una mayor incidencia de las muertes por violencia externa. Además, no se vaya a creer que es distinto en Europa; la proporción un asesinado/diez suicidas es justamente la media de la Unión. Creo (no he podido encontrar datos) que esta tasa es bastante mayor en los USA así como en América Latina y otros lugares. Nuevamente encontramos otro indicador de la indudable superioridad europea en cuanto al progreso social; indiscutiblemente es mucho más civilizado matarse uno mismo que matar a otro. Cierto es que sigue habiendo lamentables casos de varones poco evolucionados que se suicidan después de matar (algunos matan y olvidan suicidarse). De paso diré que casi una de cada cinco personas asesinadas en 2006 fue una mujer víctima de la violencia de género (hubo 68 asesinadas ese año y tres más el pasado).
Algo más de 370.000 personas murieron en 2006 en nuestro país y ni siquiera llega a una de cada 100 las que optó por el suicidio. Si nos fijamos la distribución de los suicidas por rangos de edad se descubre que van creciendo a partir de la adolescencia para alcanzar sus valores máximos entre los 35 y los cuarenta años (en realidad, el número de suicidios anuales es relativamente parecido entre los treintañeros y cuarentones). Durante las cincuentena y sesentena, sin embargo, el número va progresivamente bajando, para subir en el primer lustro de los setenta y volver a bajar de nuevo. A partir de los noventa apenas tiene importancia. Haciendo interpretaciones frívolas, se me ocurre que las dos décadas que se abren tras los cincuenta pueden corresponderse con el periodo de mayor estabilidad emocional de esta especie nuestra. De otra parte, imagino que los motivos de los suicidas treintañeros y cuarentones deben ser muy distintos de quienes rondan los ochenta.
Como es obvio, el número de muertes totales es mayor a medida que sube la edad, con lo cual la importancia relativa del suicidio como causa de muerte es mucho más significativa entre los jóvenes. Así, los quinientos y pico treintañeros que se suicidaron en 2006 son un 12% de todos los muertos en ese rango de edad y el suicido se convierte en la tercera causa de muerte, sólo superada por los accidentes de tráfico (ay) y por los tumores. Entre los mayores de 75 hay, en número totales, unos ochenta suicidios más al año y, sin embargo, esta causa de muerte es irrelevante (apenas el 0,25%) frente a las propias de la salud.
Pero de todas estas tonterías que he ido descubriendo mirando las estadísticas del INE, la que más me ha llamado la atención es la distribución de suicidios por sexo. Resulta que los hombres nos suicidamos casi cuatro veces más que las mujeres. Casi ocho de cada diez suicidas son tíos y esa proporción apenas cambia por rangos de edad. Y, sin embargo, según tengo entendido, la proporción de depresiones es tremendamente mayor en las mujeres. O sea, que las tías se deprimen con mucha mayor frecuencia pero no llegan a suicidarse y los tíos se suicidan aunque no se depriman. ¿O no? En fin, las estadísticas no son más que datos fríos. Lo interesante es explicar a qué se deben. Y, desde luego, esta llamativa divergencia entre el comportamiento de hombres y mujeres requiere (al menos para mí) alguna explicación. Podría ponerme a aventurar hipótesis, pero desbarraría.
Para que este rollo de post no sea tan ladrillo, enlazo a Les Luthiers con su particular versión del suicidio. Ríanse, que la vida es hermosa.
CATEGORÍA: Todavía no la he decidido
Siempre detrás de un suicidio hay una depresión muy aguda.
ResponderEliminarNo se habla abiertamente de este fenómeno. Es tabú en nuestra cultura y en cambio es uno de los problemas graves que hay que afrontar como sociedad a la que pertenecemos.
Personalmente, reconozco que me cuesta entender como una persona puede llegar a tocar fondo.
Me refiero a que las personas no deberiamos dejarnos llevar, abandonarnos... deberíamos tener siempre espíritu de lucha por muchas adversidades con las que te toparas.
Otro beso... jajajaja....
Pues sintiéndolo mucho hay que informar a todos los hombres que debido a la ley de paridad no pueden suicidarse en tales proporciones. No pueden superar el sesenta por ciento de suicidios femeninos. Así que a espabilar. Cachis.
ResponderEliminarAmy
no me parece que vivir sea tan imprescindible si no te gusta hacerlo; o si la vida te trata muy mal, o te aburre, o se te hace insoportable por alguna razón.
ResponderEliminarsin embargo prefiero la vida. y reírme.
Como es mi tema apuntillo un par de cosas:
ResponderEliminarLa primera: cuidado con este tipo de posts. La blogfera está repletita de gente que sólo necesita un empujón para saltar. Estás normalizando lo que ello se contienen de hacer. Puedes dar ideas. Y encima lo escribes como si no fuera malo. Un depresivo en fase autolítica, te lee y saca fuerzas para pegarse un tiro. Yo de ti, honestamente, lo borraría.
La segunda: existen tres tipos de suicidios. El 90% son suicidios secundarios, esto es: como consecuencia de una enfermedad mental, no como fin en sí mismo. De este 90%, el 90% como consecuencia de una depresión mayor (luego te cuento) y el 10% de otras enfermedades, especialmente la esquizofrenia (suicidios extraños bebiéndose agua hirviendo porque una voz les ha dicho que deben limpiarse por dentro.)
El 10% restante es el llamado suicidio primario: no existe enfermedad de ningún tipo, pero se opta por esa opción. Es el caso del empresario que ha desfalcado y sabe va a ser sorprendido y no puede soportar la humillación y decide matarse. O el caso del paralítico que prefiere morir. En términos clínicos no existe depresión ni enfermedad mental alguna y en sus cartas de despedida son muy argumentativos.
Hay que diferenciar entre suicidio consumado e intento. Te garantizo que el intento es femenino y consecuencia de la depresión. El tema está en el método. Las mujeres usan métodos poco cruentos (esencialmente pastillas) que pueden ser anulados a tiempo. De ahí que se salven muchas más.
El suicidio consumado es masculino. Los métodos van desde saltar, pegarse un tiro a estrellarse con el coche expresamente. Son certeros. De ahí que fallezcan muchos más.
Pero te aseguro que la estadística de suicidas es mucho mayor en mujeres que en hombres.
Por último te cuento dos curiosidades: la primera es una persona con una depresión extrema no se suicida. No tiene fuerzas. Por eso al remontarla hay que vigilarla constantemente: el intento sucede entre el "estar algo mejor" y el "estar mucho mejor." Lo llamamos "Hipomanía farmacógena" tras los antidepresivos y es la amiguita mala del pensamiento suicida.
Dos: sólo hay una manera de evitar el suicidio y es evitar el método. Los suicidas se copian si saben un método funciona. Por eso no se publicitan ya en los periodicos: sale la noticia de un suicidio tirándose de un puente, y al día siguiente hay cola en ese puente para tirarse. El gas natural sustituyó al gas ciudad en Inglaterra por ley debido a la cantidad de suicidios que habían con ese método (luego se extendió al resto de Europa. ) Si alguien te dice "no vale la pena vivir y estoy pensando en matarme" hazle caso y tira medicinas, cierra ventanas y esconde cuchillos. Es mi consejo.
Muy serio el comentario de Amanda. La observación estadística está muy bien. Cuando se ha tenido cerca algún caso se ve con otros ojos. En cualquier caso Les Luthiers son siempre una buena opción
ResponderEliminardentro de ello, creo ke ke no es necesario en si, estar loco o padecer algun tipo de enfermedad para kerer suciadarce, creo ke el hecho de ke los indices de suicidio se "disparen", se debe a una sociedad sometida a varias presiones, manipulaciones, incertidumbres , leyes, normas, moral, hablo de un colectivo, una ciudad o un pais, es igual, por ke las estadistica son en base a ello, y en ello , el hecho es ke una sociedad no puede ir bien cuando se desetabiliza y piensa en el suicidio tanto.
ResponderEliminarel suicidio es algo tangible y preocupante, estamos manipulados, y ello conlleva a un sucido, por ke esta nunca fuen nuestra naturaleza, es como los tucanes cuando se ven encerrados, se suicidan¡¡
no se trata de dejarse llevar hay gente que no tiene el placer que tenemos las personas en nuestras cabezas sino un monton de agobios por incapacidades de contencion cosas que no puedes evitar pero que sientes igualmente todos los que nos hacemos llamar gente normal no creo que lleguemos a esos extremos a menos que haya factores fisicos de por medio la impotencia mata el no poder curar las heridas que de por si hacen daño hacen el daño insoportable
ResponderEliminarsiempre hay alguien a quien acudir, y si no lo hay pues existen cosas que podemos hacer, los momentos de debilidad son demasiado cortos como para tomar decisiones absurdas, en este mundo cambiante es inutil pensar en aburrirnos, piensa en que lo bueno y lo malo hacen de la vida una experiencia unica . disfrutala...
ResponderEliminary cuentame como te fue.
atentamente un enamorado de la vida