Cuando se lleva un tiempo con esto del blog (en unos días cumplo dos añitos) uno va “coloreando” de afectividad a los blogueros con los que se relaciona en este particular universo, tan potencialmente inmenso pero, en la práctica de cada uno, bastante endogámico. Leyendo blogs de los llamados “personales” vas inevitablemente haciéndote una imagen de la personalidad del autor, suponiéndole rasgos concretos (no tanto físicos) e incluso elucubrando sobre sus circunstancias vitales. De esta forma, a lo largo de los meses, uno se va creyendo que “conoce” a esa o esa otra persona, olvidando a veces que los materiales con que se construye en ese retrato hipotético son aportados por el autor con criterios propios que desconocemos completamente. No se trata tanto de discernir sobre la verdad de lo que cada uno cuenta de sí mismo (en cuanto te sales de hechos concretos el concepto de verdad se torna tremendamente resbaladizo), sino de preguntarse sobre el grado de correspondencia entre la persona “real” que tiene un blog y el personaje que de sí mismo va conformando con sus escritos.
Empecé este blog a resultas de una crisis personal que se tradujo (ya lo he dicho varias veces) en una importante “demolición” de muchas de mis convicciones íntimas, especialmente en el terreno emocional. Quizás, más que derrumbárseme convicciones firmes, sería más exacto decir que, por primera vez en mi vida, me obligué (o me obligaron las circunstancias) a poner en cuestión formas de pensar y sentir que había ido asumiendo de forma natural (mejor: cultural). Seguramente pues no eran nada firmes y, desde luego, tampoco han sido sustituidas por otras convicciones. De hecho, esa es la razón de que este blog trate de desconciertos; y también ésta es su finalidad: aprender a instalarme y desenvolverme en el desconcierto, a renunciar a las seguridades, las más de las veces aparentes y defensivas: diques que te hace poner el miedo, puertas que cierras a posibles experiencias que podrían contribuir al autoconocimiento, al crecimiento personal.
Algo que me apetecía (y me sigue apeteciendo) cuando empecé con el blog era conocer, intercambiar y aprender con otros en relación a esas materias (como dije ubicadas en su mayoría en el difuso territorio de las emociones). Por esa intención mía, es lógico que me interesaran más los blogs en los que los autores (aparentemente) abren más su intimidad, hablan de sus sentimientos, emociones, valores, criterios, etc con la mayor franqueza posible, combinando la honestidad personal con un mínimo de inteligencia y capacidad autocrítica. Aunque leo bastantes blogs, me he ido dado cuenta de que los que más me “tocan” (en el sentido de hacerme reflexionar) son en los que percibo, acertadamente o no, que los textos se corresponden con alguien real, en los que descubro (o creo descubrir) a una persona o, al menos, a parte de ella.
Hay otros blogs, en cambio, que lo que dibujan es claramente un personaje, una especie de máscara que ha ido conformando el autor. Puede incluso que los rasgos que dibuja del personaje no sean falsos (me refiero a que no diverjan de la realidad de la persona tras la máscara); pero incluso así, el personaje guarda con la persona una relación similar a la de la caricatura con un retrato realista (una fotografía, por ejemplo). Son necesariamente exageraciones, que destacan en demasía ciertos rasgos y, a cambio, ocultan muchísimos más. Los personajes pueden resultar muy coherentes, más que las personas, justamente porque su dibujo suprime los tantísimos claroscuros y contradicciones de nuestros caracteres reales.
Por supuesto, no hay una clasificación categórica entre personas y personajes. En sentido estricto, en la medida en que todos los que hablamos de lo que sentimos, de lo que pensamos, todos los que llevamos blogs personales, en suma, no hacemos sino narrarnos a nosotros mismos, estamos ineludiblemente mostrando un personaje. Soy consciente de que Miroslav Panciutti no soy yo (lo de menos es el nombre), sino un personaje mío, una caricatura de quien yo soy. Pero es que difícil tarea sería mostrar en los blogs retratos realistas cuando probablemente no seamos capaces de hacérnoslos ni siquiera a nosotros mismos. Por tanto, asumiendo que todos los retratos que me hago de los blogueros que leo se corresponden con personajes, la cuestión es de grado: qué tan caricaturizado me parece cada uno de ellos.
Pues algunos más que otros, obviamente, pero, en general, los que he acabado seleccionando, me dan la impresión de que dicen mucho de sí mismos, aun limitando mucho sus desnudamientos (seguramente porque no les interesa o apetece demasiado). Hay, naturalmente, algunas excepciones llamativas en las que veo una voluntad consciente de autocaricaturizarse, a veces con cierta intención provocativa. Estos blogs son algunos de los que generan mayor participación de sus lectores, seguramente porque al mostrar tantos contrastes permiten a los lectores posicionarse radicalmente frente a ellos; al suprimirse los matices se simplifica la complejidad real y resulta más fácil (y menos comprometido) enfrentarse con la caricatura. Aunque leo algunos de éstos, he de reconocer que no termino de encontrar en ellos lo que busco, probablemente porque me es difícil tender los puentes de identificación: no me parecen verosímiles.
Sin ninguna pretensión de rigor estadístico he de decir que hallo más personajes entre los hombres que entre las mujeres. O dicho a la inversa, descubro mayores sintonías con las mujeres que leo que con los que son de mi mismo sexo. Pienso que esto debe tener algo que ver con el hecho de que, en la “realidad” y por lo general, los hombres estemos más adheridos (condicionamiento cultural) a nuestras máscaras que las mujeres, que tengamos más miedo que ellas (o menos ganas) de quitárnoslas, de dejarnos ver (empezando por dejarnos ver a nosotros mismos) y, consiguientemente, también de ver “empáticamente” a los otros. No es mi caso, porque justamente pretendo con el blog indagar sobre mí mismo y, ciertamente, muestro más de mí que lo que hago en la mayoría de situaciones y relaciones de mi vida real. Dicho de otra forma, es posible que el personaje de Miroslav Panciutti esté más cerca de quién yo soy que el personaje que conoce la mayoría de las personas con quienes interactúo en la “vida real”.
He conocido “físicamente” a cinco mujeres que previamente “conocía” a través de sus blogs. En esa línea gradual que va de persona a personaje, las cinco las situaba, antes de quedar con cada una de ellas, más cerca del extremo persona que del de la caricatura. Tampoco es que el conocerlas en carne y hueso garantice nada, pero ciertamente te ofrece un contraste inmediato respecto a la imagen que inevitablemente uno se ha formado. Todas ellas han encajado sin chirriar demasiado así que conocerlas me ha confirmado las intuiciones que tenía tras leerlas. La última con la que quedé me preguntó si, tras unas horas de entretenidísima charla, se correspondía con la imagen que me había hecho de ella a través de su blog. Sí y no, y esta respuesta creo que vale para todas, en mayor o menor grado. Sí, porque los rasgos que me había dibujado de ella a partir de su blog, los confirmaba efectivamente en la persona que tenía delante. No porque en el blog mostraba sólo una parte de lo que era, seguramente esas emociones o temas que le motiva poner por escrito. Pero, no siendo el retrato del blog completo, lo que hay en él no es una caricatura.
Quise conocer a estas mujeres porque, a través de sus blogs, me parecieron “personas” y me interesaron como tales. Conocidas personalmente, descubrí que la complejidad real de sus personalidades parecía mayor que la que veía en el blog, que era una parte (también real) de aquellas. En cambio, en principio, no siento apenas curiosidad por conocer a esos blogueros que me parecen, sobre todo, personajes, por más que puede ser que, dado el ingenio que algunos de ellos exhiben, resulten luego ser personas interesantísimas. En tal aspecto, es probable que no funcione como muchos otros a quienes los retratos caricaturescos les incitan a descubrir a la persona tras la máscara. Pero es que puede que ya esté muy mayor para esos juegos. Tanto es así que un par de las mujeres a las que me he referido, cuando les devolví la pregunta, me dijeron que yo sí les parecía muy similar a Miroslav Panciutti (aunque una de ellas, la que mejor me conoce, opina que soy más divertido en la vida real que en el blog). Y es que he de reconocer (qué le vamos a hacer) que soy bastante simple y que, además, se me da muy mal eso del misterio.
CATEGORÍA: Blogs e Internet
Empecé este blog a resultas de una crisis personal que se tradujo (ya lo he dicho varias veces) en una importante “demolición” de muchas de mis convicciones íntimas, especialmente en el terreno emocional. Quizás, más que derrumbárseme convicciones firmes, sería más exacto decir que, por primera vez en mi vida, me obligué (o me obligaron las circunstancias) a poner en cuestión formas de pensar y sentir que había ido asumiendo de forma natural (mejor: cultural). Seguramente pues no eran nada firmes y, desde luego, tampoco han sido sustituidas por otras convicciones. De hecho, esa es la razón de que este blog trate de desconciertos; y también ésta es su finalidad: aprender a instalarme y desenvolverme en el desconcierto, a renunciar a las seguridades, las más de las veces aparentes y defensivas: diques que te hace poner el miedo, puertas que cierras a posibles experiencias que podrían contribuir al autoconocimiento, al crecimiento personal.
Algo que me apetecía (y me sigue apeteciendo) cuando empecé con el blog era conocer, intercambiar y aprender con otros en relación a esas materias (como dije ubicadas en su mayoría en el difuso territorio de las emociones). Por esa intención mía, es lógico que me interesaran más los blogs en los que los autores (aparentemente) abren más su intimidad, hablan de sus sentimientos, emociones, valores, criterios, etc con la mayor franqueza posible, combinando la honestidad personal con un mínimo de inteligencia y capacidad autocrítica. Aunque leo bastantes blogs, me he ido dado cuenta de que los que más me “tocan” (en el sentido de hacerme reflexionar) son en los que percibo, acertadamente o no, que los textos se corresponden con alguien real, en los que descubro (o creo descubrir) a una persona o, al menos, a parte de ella.
Hay otros blogs, en cambio, que lo que dibujan es claramente un personaje, una especie de máscara que ha ido conformando el autor. Puede incluso que los rasgos que dibuja del personaje no sean falsos (me refiero a que no diverjan de la realidad de la persona tras la máscara); pero incluso así, el personaje guarda con la persona una relación similar a la de la caricatura con un retrato realista (una fotografía, por ejemplo). Son necesariamente exageraciones, que destacan en demasía ciertos rasgos y, a cambio, ocultan muchísimos más. Los personajes pueden resultar muy coherentes, más que las personas, justamente porque su dibujo suprime los tantísimos claroscuros y contradicciones de nuestros caracteres reales.
Por supuesto, no hay una clasificación categórica entre personas y personajes. En sentido estricto, en la medida en que todos los que hablamos de lo que sentimos, de lo que pensamos, todos los que llevamos blogs personales, en suma, no hacemos sino narrarnos a nosotros mismos, estamos ineludiblemente mostrando un personaje. Soy consciente de que Miroslav Panciutti no soy yo (lo de menos es el nombre), sino un personaje mío, una caricatura de quien yo soy. Pero es que difícil tarea sería mostrar en los blogs retratos realistas cuando probablemente no seamos capaces de hacérnoslos ni siquiera a nosotros mismos. Por tanto, asumiendo que todos los retratos que me hago de los blogueros que leo se corresponden con personajes, la cuestión es de grado: qué tan caricaturizado me parece cada uno de ellos.
Pues algunos más que otros, obviamente, pero, en general, los que he acabado seleccionando, me dan la impresión de que dicen mucho de sí mismos, aun limitando mucho sus desnudamientos (seguramente porque no les interesa o apetece demasiado). Hay, naturalmente, algunas excepciones llamativas en las que veo una voluntad consciente de autocaricaturizarse, a veces con cierta intención provocativa. Estos blogs son algunos de los que generan mayor participación de sus lectores, seguramente porque al mostrar tantos contrastes permiten a los lectores posicionarse radicalmente frente a ellos; al suprimirse los matices se simplifica la complejidad real y resulta más fácil (y menos comprometido) enfrentarse con la caricatura. Aunque leo algunos de éstos, he de reconocer que no termino de encontrar en ellos lo que busco, probablemente porque me es difícil tender los puentes de identificación: no me parecen verosímiles.
Sin ninguna pretensión de rigor estadístico he de decir que hallo más personajes entre los hombres que entre las mujeres. O dicho a la inversa, descubro mayores sintonías con las mujeres que leo que con los que son de mi mismo sexo. Pienso que esto debe tener algo que ver con el hecho de que, en la “realidad” y por lo general, los hombres estemos más adheridos (condicionamiento cultural) a nuestras máscaras que las mujeres, que tengamos más miedo que ellas (o menos ganas) de quitárnoslas, de dejarnos ver (empezando por dejarnos ver a nosotros mismos) y, consiguientemente, también de ver “empáticamente” a los otros. No es mi caso, porque justamente pretendo con el blog indagar sobre mí mismo y, ciertamente, muestro más de mí que lo que hago en la mayoría de situaciones y relaciones de mi vida real. Dicho de otra forma, es posible que el personaje de Miroslav Panciutti esté más cerca de quién yo soy que el personaje que conoce la mayoría de las personas con quienes interactúo en la “vida real”.
He conocido “físicamente” a cinco mujeres que previamente “conocía” a través de sus blogs. En esa línea gradual que va de persona a personaje, las cinco las situaba, antes de quedar con cada una de ellas, más cerca del extremo persona que del de la caricatura. Tampoco es que el conocerlas en carne y hueso garantice nada, pero ciertamente te ofrece un contraste inmediato respecto a la imagen que inevitablemente uno se ha formado. Todas ellas han encajado sin chirriar demasiado así que conocerlas me ha confirmado las intuiciones que tenía tras leerlas. La última con la que quedé me preguntó si, tras unas horas de entretenidísima charla, se correspondía con la imagen que me había hecho de ella a través de su blog. Sí y no, y esta respuesta creo que vale para todas, en mayor o menor grado. Sí, porque los rasgos que me había dibujado de ella a partir de su blog, los confirmaba efectivamente en la persona que tenía delante. No porque en el blog mostraba sólo una parte de lo que era, seguramente esas emociones o temas que le motiva poner por escrito. Pero, no siendo el retrato del blog completo, lo que hay en él no es una caricatura.
Quise conocer a estas mujeres porque, a través de sus blogs, me parecieron “personas” y me interesaron como tales. Conocidas personalmente, descubrí que la complejidad real de sus personalidades parecía mayor que la que veía en el blog, que era una parte (también real) de aquellas. En cambio, en principio, no siento apenas curiosidad por conocer a esos blogueros que me parecen, sobre todo, personajes, por más que puede ser que, dado el ingenio que algunos de ellos exhiben, resulten luego ser personas interesantísimas. En tal aspecto, es probable que no funcione como muchos otros a quienes los retratos caricaturescos les incitan a descubrir a la persona tras la máscara. Pero es que puede que ya esté muy mayor para esos juegos. Tanto es así que un par de las mujeres a las que me he referido, cuando les devolví la pregunta, me dijeron que yo sí les parecía muy similar a Miroslav Panciutti (aunque una de ellas, la que mejor me conoce, opina que soy más divertido en la vida real que en el blog). Y es que he de reconocer (qué le vamos a hacer) que soy bastante simple y que, además, se me da muy mal eso del misterio.
Un día, hablando de blogs con alguien que ni lee ni escribe ninguno (pero sabe lo que son) me decía que yo era una ilusa y que probablemente lo que se escondía tras esos textos que a mí me gusta leer no eran más que personajes totalmente alejados de la imagen que yo tenía de ellos. Actores y actrices interpretando un papel.
ResponderEliminarDiscutí con ella acaloradamente porque (lo reconozco) me sentó muy mal su apreciación. No logré hacerle entender que un texto te puede engañar, pero un blog entero no.
Igual que alguien me dijo una vez que estaba seguro de que yo era una tía gorda, fea, deprimida, sin vida social y sin amigos, supongo que yo puedo también equivocarme y hacerme una idea excesivamente buena de la gente que hay detrás de los blogs que leo.
Supongo que es inevitable.
De todos modos, supongo que entre la persona y su personaje bloguero, están los matices que conforman lo que somos en realidad.
Un beso.
a mi no me parece que te de mal eso del misterio ... al contrario, te va super bien, y si bien uno es mas que lo que expone en un blog, creo que lo que se expresa en el deja ver una esencia bastante cercana a lo que en realidad somos ... mira, te va tan bien lo del misterio que me has dejado con una intriga enorme ... quienes seran esas cinco mujeres que tuvieron el privilegio de conocerte en persona??... arriesgo nombres ... Zafferano (de una que si ...), Marguerite, Pilar y La Verdadera ... tambien casi seguro ... (ahora veo porque es que estan tan ocupado ... eh?)
ResponderEliminarbesos,
Por más vueltas que le doy, y es un tema que tengo siempre presente desde que escribo en el blog, si uno es sincero la gente puede saber más de uno que el 99% de las personas "reales" que tengan el gusto (o disgusto) de conocerlo. Te leo y luego me imagino cómo son mis conversaciones con ese entorno mío, y te aseguro que con muy poca gente, casi nadie en realidad, hablo con tanta franqueza como aquí. Claro que no lo cuento todo, pero es que tampoco cuento todo al amigo con el que he quedado a tomar café y ponernos al día, porque a cada amigo le cuentas una parte de tu vida, y quizá mi yo real sean la suma de todos los yoes que conocen de mí los que me oyen y me ven. ¿Sabes a cuantas personas "reales" he contado mis quebraderos de cabeza con mi concluso tema laboral? Al que más, mi marido, por supuesto, y le siguen mi mejor amiga y.... vosotros. Al resto de personas reales les he contado una versión resumida de lo que aquí he escrito, incluyendo a mi socio. Porque para mí, el blog es una forma de recoger mis pensamientos abstractos, ponerlos ante mí y expresarlos, ganando de esa manera ese autoconocimiento que tú también persigues. Esto sólo se logra siendo sincero. El día que me quiera montar un personaje, abriré otro blog (que te notificaré puntualmente). Estoy pensando que, a lo mejor, no sería tan mala idea. Aunque también pienso que lo malo de ello es llegarse a creer que uno es el personaje.
ResponderEliminarNo podemos llegar a conocer a nadie al cien por cien. Y me gustaría llegar a conocerme en esa medida alguna vez, antes de morirme. Sólo con el ánimo de comprenderme.
Besazos.
Illyakin, suscribo al 100% lo que dices. Tenemos tantas caras como un poliedro, y todas esas caras conforman la figura perfectamente. Ninguna engaña cuando se muestra en solitario, simplemente se queda corta. Escribir un blog nos hace mostrar mas de un yo a la vez y a mi me parece muy interesante leeros a todos. Miroslav, gracias por este post que refleja tan bien lo que sentimos,ya ves.
ResponderEliminarMery
Para variar estoy de acuerdo con Illya, creo que me conocen mejor todos ustedes que la gente con la que me muevo a diario. Es muy fácil ser auténtico en este mundo donde la gente te acepta como eres, no te juzgan y en la mayoría de los casos intetan ayudarte con buenos consejos. Es muy relajante después de una jornada de trabajo en la que tienes que adoptar un papel serio de profesional cualificado, dejar que tu verdadera personalidad pueda aflorar escribiendo. Como comprenderás, si le planteo a un padre de mis alumnos mi peculiar forma de ver las cosas puede pensar que sus hijos están en manos de una loca, así que el personje me lo tengo que montar en mi vida real. Pero no aquí. Y si no pregúntale a mi no pareja el pobre, cuántas veces lo he llamado por teléfono y cuando me descuelga le pregunto ¿estás en casa...? No sé cómo me aguanta. En fin, a mí me gusta creer en la gente y salvo casos muy excepcionales, las personas que leo me aportan sus experiencias, sus disgustos, sus alegrías y muchos buenos momentos. Incluso tú.
ResponderEliminarTengo sueño, así que buenísimas noches.
(Miros, coño, saca la ballerina con un poquito de jabón neutro y ponte a limpiar, que cada vez que me paso por aquí me destripo reflexionando y fíjate tú lo que pasa. Y a dormir que me voy, que he dicho flex).
ResponderEliminarEs una de las razones por las que yo no he querido seguir escribiendo mi, sale una parte de mi que a diferencia de cuando comento, es demasiado melancólica, y no es que yo no sea melancólica, pero según en qué dosis me parece demasiado empalagosa, y en el blog lo era. Comentando soy demasiado radical, pero esto en sí no me molesta tanto. Aunque ciertamente, a veces, he leído algún comentario mio y me he preguntado seriamente si eso tan contundente lo había podido escribir yo. La cuestión es que a mi no me costaba desnudarme en el blog y posiblemente no me gustaba verme reflejada que vivir los problemas dos veces no me hacía bien. La cuestión es que aquí huyo de los problemas que la vida me trae y por eso prefiero mantenerlos al margen y con ello todo lo que me hacen sentir.
ResponderEliminarEl mundo de las ideas sin embargo, me parece tan aséptico, tan falto de emotividad que me ayuda a equilibrarme. Por eso me resulta curioso que la gente aprecie exaltación en aquello que expongo, porque es todo lo contrario, me trae serenidad. Posiblemente la contundencia dependa de la seguridad del conocimiento de aquello sobre lo que discuto o del aprecio de las ideas o principios sobre los que se debaten.
Posiblemente los que leyeron lo poquito que escribí en el blog no encuentren tantas diferencias con mi yo real que aquellos que sólo han leído mis comentarios. Esos se van a decepcionar seguro.
Amy
En los dos años y pico que llevo con el blog he pensado mucho en estas cosas, y así se puede resumir lo principal de ello:
ResponderEliminar- La gente que lee mi blog sabe de mí más que muchas personas que me rodean. O por lo menos tienen una visión más completa. Porque como se ha dicho en estos comentarios, no hay ni una sola persona a la que le hable sobre todos los aspectos de mi vida. A algunas personas les hablo con toda franqueza de todo lo que tiene que ver con mi profesión. Otras están al día de las cuestiones que tienen que ver con la familia, etc...
- Conozco personalmente a tres de los blogueros con los que interactúo. Me gustaría conocer a algunos más, mientras que con otros prefiero esa relación tan particular que se establece tan sólo a través del blog, como me pasa con muchas obras literarias, en las que prefiero crearme mi propia imagen de los personajes.
- Aunque en mi blogroll tengo blogs de hombres y de mujeres (en realidad no los he contado para ver si hay "paridad", qué fallo), tengo que reconocer que entre mis preferidos están los chicos.
- Tengo muchísima curiosidad por saber qué imagen tiene de mí la gente que me lee. No lo puedo remediar.
- Por último, es cierto que no estoy dispuesta a desnudar mi alma al 100%. Pero tampoco miento o fantaseo. Es decir, en mi blog no está Kotinussa al completo, pero todo lo que hay es Kotinussa.
Me mandaron el otro día un mail diciéndome que en estos de los blogs se crean vínculos imaginarios pero tremendamente sólido entre escritores, comentaristas e incluso lectores silenciosos.
ResponderEliminarYo no dejo de verlo como un simple medio de escritura que, de otra manera, no tendría la ocasión de ejercitar: no me siento vinculada a nadie y para mí cada uno de los blogueros y comentaristas no son si no personas (que no personajes) virtuales e irreales, sin trascendencia material.
Lo curioso es que mi consulta está llena de comentaristas y blogueros, gente que sigue comentándome como Amanda y en terapia jamás mencionarían tal nombre. Creo que es mucho más sana la escisión: esto son sólo letras.
Puedo entender que uno imagine, se sienta acompañado, crea en la persona pero no puedo entender este mundo como una comunidad de amigos, auto terapia, búsqueda de consejos, y realidad en sí misma.
Me da la sensación de que quien encuentra esto en los blogs tiene que estar muy solo.
(conste que he conocido a blogueros con fines meramente emocionales o sexuales, pero se convertían en personas al salir del blog, es decir, al entrar en un chat o mandar un mail. En el blog se mantienen, para mí, en pura virtualidad: nada me incita a imaginar o a saber de sus vidas. Sólo me incita que escriban bien.)
Luego de leerte, me he quedado reflexionando, y comparto mucho de lo que dices. Aunque yo he comprobado también que no solo es la imagen que el que escribe da, (no creo que nadie escriba un 100% de fidelidad de la realidad, porque toda persona tiene un complemento de intimidad) ya sea una mascara o algo bastante real, como tu dices, sino la parte de fantasía y de cómo recibe el que lee lo que se escribe.
ResponderEliminarYo tengo un lector, que un día me dijo abiertamente en un mensaje “estoy totalmente enamorado de vos, y se que nunca te querría conocer en persona” Pues esta persona estaba convencido que había puesto tanta fantasía en lo que leía, que la realidad nunca se le podía igualar, sea cual fuera esa realidad.
Yo he conocido a varias escritoras de blogs, y con algunas nos hemos ido de juerga juntas, con otras nos vemos cuando se pasan por Madrid, pero con todas tengo una bonita relación nacida de los blogs. Hay como más intimidad entre nosotras desde que nos conocimos.
Con los escritores del sexo masculino, no han sido muchos, solo tres, aunque no soy muy partidaria de quedar, posiblemente porque nunca he tenido la intensión de escribir un blog para ligar, o encontrar pareja, o lo que sea. Pero he conocido tres personas que si me cuadraban con los blogs que leía. Posiblemente quedé con ellos, porque con ambos tres, compartíamos la misma profesión por lo tanto teníamos mucho en común, sobre todo la visión de una parte de la vida. Y lo volvería a hacer. Pues en los distintos encuentros me lo pase muy bien y sobre todo, no encontré esa máscara que tú dices ni el personaje. En parte menos mal, porque si hubiera sido al contrario, no creo que hubiera sido agradable.
Lo único que note, fue que no eran desconocidos para mí, sino fue como un café o una cena con alguien que ya conocía de antes. Esa sensación si la tuve.
Y me la dio haber leídos sus blogs, previamente. De eso estoy segura.
un saludito
Personas y personajes no sólo hay en el mundo de los blogs.
ResponderEliminarSonrisas.
Hay muchísima gente, lo tengo comprobado, que no se conoce a sí misma, así que malamente pueden darse a conocer a otros y si lo hacen es involuntariamente, como "casos", o no. Lo que está claro es que, aunque no haya voluntad "realista" o "sincera" el personaje que te construyes (mi Lansky, p.ej.) está hecho con materiales propios, no podría ser de otra manera, como en la ficción de una novela, y dicen de tí, lo quieras o no. En ese sentido amplio todos los escritos son autobiográficos, aunque uno no sea asesino a sueldo o alienígena.
ResponderEliminarYo no buscaba tanto contactos emocionales como descargar, nunca mejor dicho, mis deseos de escribir, tanto ficción (mis relatos negros), como ensayo, sobre todo divulgación territorial/ecológica, pero en el transcurso de ese proceso empiezas a intercambiar opiniones con tus lectores y lo más curioso es que les coges mucho afecto a algunos.
Personas y personajes, pero según van dejando escrito en una pantalla cosas reales o inventadas, van dejando el rastro de lo que llevan dentro. Quizás el estar en una pantalla en que al final pierdes la sensación de que hay un mundo al otro lado y en muchas ocasiones se escribe para uno mismo. Día a día se escribe con distintos estados de ánimo, de distintas materias, facetas, personas,... Así según vs siguiendo cas viendo sombras del que está al otro lado. Podemos imaginar como es, pero sólo acertaremos en una parte, porque se va conociendo a la persona que en el anonimato se exhibe sin todas esas formas y condicionamientos sociales que también son parte de nosotros. Lo que creo que si es cierto que si existe la química en esta pantalla también existe en la realidad. Y al decir química no digo ni más ni menos.
ResponderEliminarNo tengo un blog, siempre temí dejar demasiadas pistas de mi misma y sin enbargo al hacerme adicta a comentar ciertos blog me he dado cuenta de que también al comentar se establcen relaciones, personajes, sombras de uno mismo...
Si empiezo a comentar el tema, no acabo. Le debo a la red buena parte de lo que es mi vida actual, mi pareja, mis amigos, el contacto casi diario con mi familia, mi trabajo... Pero bueno, ya hablé de ello hace tiempo (http://aliycia.wordpress.com/2007/05/08/yo-te-leo-tu-me-lees/)y no quiero repetirme.
ResponderEliminarLo que quería comentarte se reduce a una simple palabra: ma'ncantao.
Firmado: Alicia, la sinceridad con patas.
Ouuuu... me tomo un respiro y se me acumulan tus posts....
ResponderEliminarEntrando en materia. Coincido contigo. A mi también me gustán más los blogs donde detrás se vislumbra una persona, con más o menos transparencia, opción de cada uno.
No me gustan nada los blogs que buscan la provocación de los lectores. Me recuerdan los programas de tv tipo "corazón, corazón".
Y por último, a mi también me das una imagen seria a través de tu blog. Me alegro que no sea exactamente así.
Un beso
Te leo y reflexiono sobre lo que yo puedo mostrar o dejar de mostrar en mi blog. Está claro que no muestro todo lo que soy pero sí que soy todo lo que muestro. Y, como ya han dicho otros comentaristas, quizás soy más yo en lo que cuento en mi blog que en esos cinco minutos mañaneros compartidos con otras mamás a las puertas del colegio, por ejemplo, o en las comidas con mis suegros por poner otro ejemplo.
ResponderEliminarSupongo que habrá mucho personaje en este mundo de los blogs pero no creo que sean la mayoría.
Yo aún no he conocido en persona a ningún bloguero pero no pierdo la esperanza :D
Besos
Las dos primeras blogueras que conocí, son ahora dos de mis mejores amigas a las que quiero muchísimo. nos hicimos un blog juntas y no nos perdemos la pista.
ResponderEliminartambién conocí a muchos asi de golpe y sopetón en una fiesta de 20 minutos para entregar un premio del concurso y bueno la fiesta fue divertida y ver de repente a tanta gente que leía muy divertido.
yo escribo blogs porque me gusta hacerlo, no pienso en lo que piensan de mí porque si no no podría escribir. Pero si tengo varios y creo que en cada uno muestro diferentes personalidades, sé que soy una mezcla de todas ellas.
Todo un mundo de reflexiones, este que abres. ¿para qué escribo? ¿Qué parte de mí se refleja en mi blog y en mis comentarios? Me dais mucha envidia los que sabéis exponer tan bien lo que pensais y lo que sentís.
ResponderEliminarPor lo que respecta a conocer personalmente a mis comentaristas habituales, algunos me apetecen mucho; en estos días atrás precisamente he tenido el gusto de conocer a una persona (no personaje) encantadora, pero no se si los querría conocer a todos. Me parece que este modo de comunicarse a través de los blogs tiene unas características muy positivas, que temo que se desvirtuasen en un contacto físico, real.
En cualquier caso, ya me has dado tema de reflexión para un buen rato. Gracias también por ello.
Es difícil mostrarse completamente a través de un blog, así como también lo es en persona, más que nada porque la mayoría no somos del todo conscientes de la máscara que llevamos, unos más y otros menos. Generalmente intentamos mostrar nuestra mejor cara para causar buena impresión, dependientes que solemos ser de la aceptación de los demás. Hay casos en que en el blog uno se muestra más que en la vida real, justamente porque puede ser un lugar de reflexión e introspección y porque no conocemos personalmente (a menudo) a los que nos leen. Me he descubierto a mí misma sintiendo pudor por que me lean personas que me conocen bien en la vida real y en cambio me alegra que me lean personas que sólo conozco virtualmente. Lo virtual tiene dos filos: bien me construyo un personaje que no se corresponde demasiado con la realidad, una especie de ideal de mí misma, bien me muestro más de lo que lo hago en la la realidad. En todo caso, la máscara existe y antes que nada la cuestión es verla uno mismo.
ResponderEliminarUn beso