El 2 de febrero de 1939, comparecen en el Tribunal de Catanzaro Gaetano Ferella y Marco Suriani, dos testigos que previamente, en marzo del 38, habían presentado sendas declaraciones escritas. Para ambos el Tribunal prepara un listado común de 20 preguntas.
Gaetano Ferella, que en el momento del interrogatorio tiene 83 años, es un militar retirado (teniente general de división) cuya participación en el proceso parece obedecer a que es citado por los Marincola como testigo. En su declaración escrita se refiere a Rachele como su “nieta” o “sobrina” (mia nipote); nipote, en italiano, no sólo tiene estos dos significados sino que puede englobar cualquier relación de parentesco poco precisa, incluso, me atrevo suponer, las afectivas (como cuando, en español, llamamos tío a un amigo de nuestros padres). Esta impresión viene confirmada con su respuesta a la segunda pregunta del Tribunal (¿Cuándo y cómo conocisteis a los cónyuges Renato Caligiuri y Rachele Marincola?): “Conocí a los cónyuges hace unos veinte años, con ocasión del noviazgo". Se me ocurre que este buen señor debía ser una persona respetada en Catanzaro al cual acudió Rachele para que avalase sus argumentos. Y así lo hizo, porque su carta al Tribunal coincide plenamente con las tesis de ella (tanto que parece dictada):
"Me consta que mi sobrina, la señorita Lina Marincola, mantuvo siempre aversión hacia el matrimonio con el profesor Renato Caligiuri. Todos nosotros, los parientes, considerando de buena fe que el matrimonio era ventajoso y atendiendo también a la grave enfermedad contagiosa del hermano Antonio, que de hecho luego murió, insistimos vivamente a la muchacha para que aceptase la boda. Las presiones más enérgicas provinieron de sus propios padres. Debo declarar en conciencia que, sin tales presiones, que indudablemente viciaron la validez del consentimiento de la chica, ella nunca habría dado el sí en la boda".
Sin embargo, su declaración oral, un año después, diverge radicalmente de la escrita. Lo que más llama la atención es que confiesa su ignorancia sobre la gran mayoría de las preguntas del Tribunal acerca de los sentimientos de Rachele, las amenazas de los padres, las peleas entre los cónyuges, etc. Repite varias veces que, por un lado, ni Rachele ni nadie le habló nunca sobre sus sentimientos o intenciones y, por otro, que él tiene la costumbre de no entrometerse en los asuntos ajenos. En resumen, que su valor testifical es absolutamente nulo, nada aporta para que los jueces diluciden sobre el grado de validez del consentimiento matrimonial de Rachele. Pero esta ignorancia confesa no le impide asegurar que ambos cónyuges son muy religiosos e incapaces de jurar en falso, que Rachele se casó voluntariamente y a su gusto, así como que ve perfectamente factible que se reconcilien. Me imagino que los miembros del Tribunal deberían estar alucinando con el anciano. De hecho, saliéndose del guión, un juez le pregunta que cómo concilia lo que acababa de declarar con lo que había escrito sobre las presiones a las que había sido sometida la muchacha y la falta de libertad en su consentimiento. Con el mayor desparpajo, el señor Ferella afirma que “las concilio en el sentido de que se casaron voluntariamente y que luego, como consecuencia de litigios y desacuerdos, cambiaron sus sentimientos”.
Sorprendente este testigo. Puestos a buscar explicaciones, careciendo de tantos datos, se me ocurre que ya chocheaba y que no era del todo consciente del berenjenal en que se había metido. O, a lo mejor, en el año transcurrido desde su declaración hasta el interrogatorio, cambió de opinión (o se la hicieron cambiar, ¿quizás Caligiuri?) y trató de escaquearse (con escaso éxito) delante del Tribunal. Menos mal, para él, que ya no estaban en los tiempos en que la jurisdicción eclesiástica podía acusar a los testigos y reexpedirlos a la Justicia civil, porque el tal Ferella merecía ser imputado por perjuro. Pero en fin, me imagino que el Tribunal simplemente pasaría de su testimonio, absolutamente carente de consistencia.
Muy distinto es el testimonio de Marco Suriani, el primo de Rachele (hijo de Concettina, la hermana de la madre, en cuya casa se celebró la boda), apenas unos años mayor que ella (tenía 37 años cuando le interrogaron). Este hombre refuerza los argumentos de los Marincola y, a mi juicio, lo hace más convincentemente que la propia Rachele y sus padres, quizá porque los detalles que narra son más verosímiles, además de hacernos los hechos más vivos y aportarnos algunos nuevos. Por estas razones, en vez de resumir sus declaraciones (la escrita y la oral), he preferido transcribirlas.
Gaetano Ferella, que en el momento del interrogatorio tiene 83 años, es un militar retirado (teniente general de división) cuya participación en el proceso parece obedecer a que es citado por los Marincola como testigo. En su declaración escrita se refiere a Rachele como su “nieta” o “sobrina” (mia nipote); nipote, en italiano, no sólo tiene estos dos significados sino que puede englobar cualquier relación de parentesco poco precisa, incluso, me atrevo suponer, las afectivas (como cuando, en español, llamamos tío a un amigo de nuestros padres). Esta impresión viene confirmada con su respuesta a la segunda pregunta del Tribunal (¿Cuándo y cómo conocisteis a los cónyuges Renato Caligiuri y Rachele Marincola?): “Conocí a los cónyuges hace unos veinte años, con ocasión del noviazgo". Se me ocurre que este buen señor debía ser una persona respetada en Catanzaro al cual acudió Rachele para que avalase sus argumentos. Y así lo hizo, porque su carta al Tribunal coincide plenamente con las tesis de ella (tanto que parece dictada):
"Me consta que mi sobrina, la señorita Lina Marincola, mantuvo siempre aversión hacia el matrimonio con el profesor Renato Caligiuri. Todos nosotros, los parientes, considerando de buena fe que el matrimonio era ventajoso y atendiendo también a la grave enfermedad contagiosa del hermano Antonio, que de hecho luego murió, insistimos vivamente a la muchacha para que aceptase la boda. Las presiones más enérgicas provinieron de sus propios padres. Debo declarar en conciencia que, sin tales presiones, que indudablemente viciaron la validez del consentimiento de la chica, ella nunca habría dado el sí en la boda".
Sin embargo, su declaración oral, un año después, diverge radicalmente de la escrita. Lo que más llama la atención es que confiesa su ignorancia sobre la gran mayoría de las preguntas del Tribunal acerca de los sentimientos de Rachele, las amenazas de los padres, las peleas entre los cónyuges, etc. Repite varias veces que, por un lado, ni Rachele ni nadie le habló nunca sobre sus sentimientos o intenciones y, por otro, que él tiene la costumbre de no entrometerse en los asuntos ajenos. En resumen, que su valor testifical es absolutamente nulo, nada aporta para que los jueces diluciden sobre el grado de validez del consentimiento matrimonial de Rachele. Pero esta ignorancia confesa no le impide asegurar que ambos cónyuges son muy religiosos e incapaces de jurar en falso, que Rachele se casó voluntariamente y a su gusto, así como que ve perfectamente factible que se reconcilien. Me imagino que los miembros del Tribunal deberían estar alucinando con el anciano. De hecho, saliéndose del guión, un juez le pregunta que cómo concilia lo que acababa de declarar con lo que había escrito sobre las presiones a las que había sido sometida la muchacha y la falta de libertad en su consentimiento. Con el mayor desparpajo, el señor Ferella afirma que “las concilio en el sentido de que se casaron voluntariamente y que luego, como consecuencia de litigios y desacuerdos, cambiaron sus sentimientos”.
Sorprendente este testigo. Puestos a buscar explicaciones, careciendo de tantos datos, se me ocurre que ya chocheaba y que no era del todo consciente del berenjenal en que se había metido. O, a lo mejor, en el año transcurrido desde su declaración hasta el interrogatorio, cambió de opinión (o se la hicieron cambiar, ¿quizás Caligiuri?) y trató de escaquearse (con escaso éxito) delante del Tribunal. Menos mal, para él, que ya no estaban en los tiempos en que la jurisdicción eclesiástica podía acusar a los testigos y reexpedirlos a la Justicia civil, porque el tal Ferella merecía ser imputado por perjuro. Pero en fin, me imagino que el Tribunal simplemente pasaría de su testimonio, absolutamente carente de consistencia.
Muy distinto es el testimonio de Marco Suriani, el primo de Rachele (hijo de Concettina, la hermana de la madre, en cuya casa se celebró la boda), apenas unos años mayor que ella (tenía 37 años cuando le interrogaron). Este hombre refuerza los argumentos de los Marincola y, a mi juicio, lo hace más convincentemente que la propia Rachele y sus padres, quizá porque los detalles que narra son más verosímiles, además de hacernos los hechos más vivos y aportarnos algunos nuevos. Por estas razones, en vez de resumir sus declaraciones (la escrita y la oral), he preferido transcribirlas.
Declaración escrita de Marco Suriani
Scripta declaratio Marci Suriani, testis (13 de marzo de 1938)
Scripta declaratio Marci Suriani, testis (13 de marzo de 1938)
Recuerdo que, en la época en que se desarrollaba el noviazgo entre Rachele Marincola y el profesor Renato Caligiuri, entre nosotros, los parientes, se hablaba mucho de la aversión de la señorita por su prometido. Ya inmediatamente después del primer encuentro entre los dos en mi casa, la señorita se expresó acerca de su prometido en términos tales que no dejaban ninguna duda sobre su decidida voluntad de no querer saber nada de él, lo que dio lugar a una desagradable escena con sus progenitores quienes, desde ese momento, comenzaron a emplear todo tipo de violencias para persuadirla al matrimonio. Pocos días antes de la boda, la señorita escapó de su casa y vino a la nuestra llorando a implorarnos que intercediésemos ante sus padres para que cambiasen de parecer. Pero de nada valió nuestra intromisión porque ellos respondieron reafirmando su propósito y diciéndonos que la hija debía convencerse y resignarse al casamiento. Tengo la firme convicción de que sin las amenazas de sus parientes la señorita nunca se habría plegado, por su propia voluntad, al matrimonio con Caligiuri.
Interrogatorio a Marco Suriani
Depositio Marci Suriani, testis (2 de febrero de 1939)
1.- Decid vuestro nombre, apellido, filiación, edad, religión, condición y domicilio.
Marcantonio Suriani, hijo de César y de Maria Concetta Marincola, nacido en Catanzaro el 20 de julio de 1901, domiciliado en Catanzaro, aparejador de profesión y de religión católica.
2.- ¿Cuándo y cómo conocisteis a los cónyuges Renato Caligiuri y Rachele Marincola?
Soy primo de la señorita y la conozco desde niña. A Caligiuri lo conocí en la petición de mano.
3.- ¿Podéis decir si son buenos cristianos, honestos, incapaces de mentir y de jurar en falso, incluso a favor suyo?
Los tengo por buenos cristianos, honestos e incapaces de jurar en falso.
4.- ¿Qué parte habéis tenido en su matrimonio? ¿Se os confió algún encargo en relación a ellos? ¿Cuándo, por quién y con qué resultados?
Mi padre fue encargado por Caligiuri, a través del difunto abogado Antonio Menniti, para pedir la mano de mi prima Rachele. El primer encuentro entre la señorita y el profesor Caligiuri sucedió en mi casa, justamente en nuestro salón. Recuerdo que, una vez que Caligiuri se marchó, la señorita dijo que no estaba en absoluto entusiasmada con ese matrimonio porque el joven no le gustaba.
5.- ¿Sabríais decir si la señora Rachele Marincola se caso voluntaria y satisfactoriamente con el señor Renato Caligiuri? En caso negativo, ¿por qué motivo no fue así?
Rachele Marincola no se casó voluntariamente ni a gusto con Caligiuri porque, como ella decía, no le gustaba su físico y tampoco le atraían sus cualidades morales.
6.- ¿Alguna vez antes de casarse la señora Marincola os confió sus sentimientos o intenciones?
Sí, nos hablaba a menudo, tanto a mí como a mi hermana, y siempre se mostraba contraria al matrimonio.
7.- ¿Cómo eran los caracteres de ambos cónyuges?
Los cónyuges tenían caracteres diametralmente opuestos. Él era tímido, lleno de manías; ella, en cambio, era inteligente, vivaz y me parece que siempre estuvo incomprendida por el marido.
8.- ¿Es cierto que en la casa de los Marincola acaecieron escenas dolorosas motivadas por la repugnancia de la señorita Rachele a casarse con Caligiuri?
Sí, ocurrieron varias escenas debidas a la repugnancia de Rachele. Los progenitores insistían para que la muchacha aceptase a Caligiuri y quizá el motivo fuera la grave enfermedad que afligía al otro hijo, Antonio, que tenía tuberculosis, y también la posición económica del novio. Los padres pasaban a menudo de los ruegos a las amenazas y alguna vez a los golpes.
9.- ¿Es verdad que conocisteis las amenazas que sufría la señorita Marincola por parte de sus padres con el fin de inducirla al matrimonio con Caligiuri?
Ya he contestado.
10.- ¿Qué gravedad tenían y en qué consistían esas amenazas? ¿Habrían podido superarse sin graves riesgos?
Consistían en hacer comprender a la muchacha que el amor venía después, que tenía que pensar en la enfermedad del hermano, en el peligro de no encontrar otro marido. Pero Rachele se resistía y, con frecuencia, cuando Caligiuri iba a visitarla se escapaba y venía a nuestra casa. Fuera por su edad o porque tenía en contra a todos sus parientes, que veían bien ese matrimonio, mi prima no podía sustraerse a esas presiones. Creo que una mayor resistencia de su parte hubiese determinado mayor violencia de sus padres, quienes más de una vez dijeron que, si no se casaba, la echarían de casa. No sé si hubieran cumplido esa amenaza.
11.- ¿Recordais lo que sucedió, en la misma tarde del matrimonio, entre la señorita Marincola y sus progenitores? ¿Qué carácter tenían estos últimos?
Recuerdo que la tarde de la boda, alguna hora antes del rito matrimonial, la joven tuvo una crisis de llanto, diciendo que para ella comenzaba la infelicidad. Su padre, naturalmente, se puso furioso y recuerdo que intervino para persuadirla mi difunto tío Domenico Marincola.
12.- ¿Estuvisteis presente en la boda? En caso afirmativo, ¿notasteis cualquier cosa de particular en el comportamiento de la señorita Marincola?
Sí, estuve presente en la ceremonia. No noté nada particular. Recuerdo que Rachele entró sonriendo, pero después no pude observarla de cerca porque había muchos invitados y yo estaba algo alejado del altar.
13.- ¿Sabríais decirnos algo sobre los litigios entre los cónyuges? En caso afirmativo, ¿cuándo, por acción de quién y por qué motivos se iniciaron?
En las pocas veces que tuve la ocasión de estar con ambos cónyuges después de la boda (he dicho pocas veces porque Caligiuri, tras el matrimonio, se reveló muy celoso y no gustaba de hacer visitas, ni siquiera a los parientes) me di cuenta de que no reinaba en absoluto la armonía entre ellos. Discutían a menudo y supe a través de los padres de ella que habían comenzado a tener violentas peleas, de las cuales desconozco los motivos concretos.
14.- ¿Os confió la señora Marincola algo acerca de sus sentimientos hacia su marido después de su matrimonio?
Inmediatamente después, no; pero pasado algún tiempo, sí. Se lamentaba de no ser feliz, ni moral ni físicamente.
15.- ¿Sabéis si la señora Marincola escapó alguna vez del domicilio conyugal? En caso afirmativo, ¿cuántas veces lo hizo y por cuáles motivos?
Sí, se iba con su madre y permanecía allí varios días. Se le convencía para que volviese, por la insistencia de sus padres y también de los de él. Estos últimos, a decir verdad, hicieron de todo para poner paz entre los cónyuges, porque en realidad los motivos principales que la rompían no eran tanto la inferioridad física de él, cuanto sus cualidades morales. Recuerdo que el padre de Caligiuri en casi todos los litigios daba la razón a la nuera y no al hijo.
16.- ¿Por obra de quién regresó, tras estas fugas, junto al marido?
Ya he contestado.
17.- ¿Cuánto tiempo permanecieron juntos los dos cónyuges? ¿Quién fue el primero que dejó el domicilio conyugal y por cuál motivo?
Estuvieron juntos unos siete años, hasta 1929. Abandonó la casa la mujer, por esta aversión que había entre ellos.
18.- ¿Qué pensáis sobre el consenso matrimonial de la señora Rachele Marincola, en especial después del nacimiento de la niña?
La aversión se mantuvo siempre, y ni siquiera el nacimiento de la niña logró reforzar su unión. Una vez me dijo: "quiero mucho a esta niña, pero no tanto como debería, porque pienso que es también hija suya".
19.-¿Os parece posible la reconciliación?
No.
20.-¿Tenéis algo que añadir, corregir o cambiar?
Nada.
Depositio Marci Suriani, testis (2 de febrero de 1939)
1.- Decid vuestro nombre, apellido, filiación, edad, religión, condición y domicilio.
Marcantonio Suriani, hijo de César y de Maria Concetta Marincola, nacido en Catanzaro el 20 de julio de 1901, domiciliado en Catanzaro, aparejador de profesión y de religión católica.
2.- ¿Cuándo y cómo conocisteis a los cónyuges Renato Caligiuri y Rachele Marincola?
Soy primo de la señorita y la conozco desde niña. A Caligiuri lo conocí en la petición de mano.
3.- ¿Podéis decir si son buenos cristianos, honestos, incapaces de mentir y de jurar en falso, incluso a favor suyo?
Los tengo por buenos cristianos, honestos e incapaces de jurar en falso.
4.- ¿Qué parte habéis tenido en su matrimonio? ¿Se os confió algún encargo en relación a ellos? ¿Cuándo, por quién y con qué resultados?
Mi padre fue encargado por Caligiuri, a través del difunto abogado Antonio Menniti, para pedir la mano de mi prima Rachele. El primer encuentro entre la señorita y el profesor Caligiuri sucedió en mi casa, justamente en nuestro salón. Recuerdo que, una vez que Caligiuri se marchó, la señorita dijo que no estaba en absoluto entusiasmada con ese matrimonio porque el joven no le gustaba.
5.- ¿Sabríais decir si la señora Rachele Marincola se caso voluntaria y satisfactoriamente con el señor Renato Caligiuri? En caso negativo, ¿por qué motivo no fue así?
Rachele Marincola no se casó voluntariamente ni a gusto con Caligiuri porque, como ella decía, no le gustaba su físico y tampoco le atraían sus cualidades morales.
6.- ¿Alguna vez antes de casarse la señora Marincola os confió sus sentimientos o intenciones?
Sí, nos hablaba a menudo, tanto a mí como a mi hermana, y siempre se mostraba contraria al matrimonio.
7.- ¿Cómo eran los caracteres de ambos cónyuges?
Los cónyuges tenían caracteres diametralmente opuestos. Él era tímido, lleno de manías; ella, en cambio, era inteligente, vivaz y me parece que siempre estuvo incomprendida por el marido.
8.- ¿Es cierto que en la casa de los Marincola acaecieron escenas dolorosas motivadas por la repugnancia de la señorita Rachele a casarse con Caligiuri?
Sí, ocurrieron varias escenas debidas a la repugnancia de Rachele. Los progenitores insistían para que la muchacha aceptase a Caligiuri y quizá el motivo fuera la grave enfermedad que afligía al otro hijo, Antonio, que tenía tuberculosis, y también la posición económica del novio. Los padres pasaban a menudo de los ruegos a las amenazas y alguna vez a los golpes.
9.- ¿Es verdad que conocisteis las amenazas que sufría la señorita Marincola por parte de sus padres con el fin de inducirla al matrimonio con Caligiuri?
Ya he contestado.
10.- ¿Qué gravedad tenían y en qué consistían esas amenazas? ¿Habrían podido superarse sin graves riesgos?
Consistían en hacer comprender a la muchacha que el amor venía después, que tenía que pensar en la enfermedad del hermano, en el peligro de no encontrar otro marido. Pero Rachele se resistía y, con frecuencia, cuando Caligiuri iba a visitarla se escapaba y venía a nuestra casa. Fuera por su edad o porque tenía en contra a todos sus parientes, que veían bien ese matrimonio, mi prima no podía sustraerse a esas presiones. Creo que una mayor resistencia de su parte hubiese determinado mayor violencia de sus padres, quienes más de una vez dijeron que, si no se casaba, la echarían de casa. No sé si hubieran cumplido esa amenaza.
11.- ¿Recordais lo que sucedió, en la misma tarde del matrimonio, entre la señorita Marincola y sus progenitores? ¿Qué carácter tenían estos últimos?
Recuerdo que la tarde de la boda, alguna hora antes del rito matrimonial, la joven tuvo una crisis de llanto, diciendo que para ella comenzaba la infelicidad. Su padre, naturalmente, se puso furioso y recuerdo que intervino para persuadirla mi difunto tío Domenico Marincola.
12.- ¿Estuvisteis presente en la boda? En caso afirmativo, ¿notasteis cualquier cosa de particular en el comportamiento de la señorita Marincola?
Sí, estuve presente en la ceremonia. No noté nada particular. Recuerdo que Rachele entró sonriendo, pero después no pude observarla de cerca porque había muchos invitados y yo estaba algo alejado del altar.
13.- ¿Sabríais decirnos algo sobre los litigios entre los cónyuges? En caso afirmativo, ¿cuándo, por acción de quién y por qué motivos se iniciaron?
En las pocas veces que tuve la ocasión de estar con ambos cónyuges después de la boda (he dicho pocas veces porque Caligiuri, tras el matrimonio, se reveló muy celoso y no gustaba de hacer visitas, ni siquiera a los parientes) me di cuenta de que no reinaba en absoluto la armonía entre ellos. Discutían a menudo y supe a través de los padres de ella que habían comenzado a tener violentas peleas, de las cuales desconozco los motivos concretos.
14.- ¿Os confió la señora Marincola algo acerca de sus sentimientos hacia su marido después de su matrimonio?
Inmediatamente después, no; pero pasado algún tiempo, sí. Se lamentaba de no ser feliz, ni moral ni físicamente.
15.- ¿Sabéis si la señora Marincola escapó alguna vez del domicilio conyugal? En caso afirmativo, ¿cuántas veces lo hizo y por cuáles motivos?
Sí, se iba con su madre y permanecía allí varios días. Se le convencía para que volviese, por la insistencia de sus padres y también de los de él. Estos últimos, a decir verdad, hicieron de todo para poner paz entre los cónyuges, porque en realidad los motivos principales que la rompían no eran tanto la inferioridad física de él, cuanto sus cualidades morales. Recuerdo que el padre de Caligiuri en casi todos los litigios daba la razón a la nuera y no al hijo.
16.- ¿Por obra de quién regresó, tras estas fugas, junto al marido?
Ya he contestado.
17.- ¿Cuánto tiempo permanecieron juntos los dos cónyuges? ¿Quién fue el primero que dejó el domicilio conyugal y por cuál motivo?
Estuvieron juntos unos siete años, hasta 1929. Abandonó la casa la mujer, por esta aversión que había entre ellos.
18.- ¿Qué pensáis sobre el consenso matrimonial de la señora Rachele Marincola, en especial después del nacimiento de la niña?
La aversión se mantuvo siempre, y ni siquiera el nacimiento de la niña logró reforzar su unión. Una vez me dijo: "quiero mucho a esta niña, pero no tanto como debería, porque pienso que es también hija suya".
19.-¿Os parece posible la reconciliación?
No.
20.-¿Tenéis algo que añadir, corregir o cambiar?
Nada.
PS: Descubro que mi hipótesis sobre el tal Gaetano Ferella no iba desencaminada. Este señor fue el jefe de la Brigada Catanzaro, constituida en 1915, y considerada como una de las más valerosas del ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial. Así que, acabada la guerra, por los tiempos del noviazgo de Caligiuri y Marincola, este hombre debía ser considerado en la ciudad poco menos que un héroe.
CATEGORÍA: Personas y personajes
Sé que últimamente casi no aparezco por aquí, y además, ni siquiera he tenido tiempo de leer este post. En unas horas me voy de viaje una semana con alumnos, y eso me ha tenido totalmente ocupada. Espero que al regreso vuelva a ser una persona normal, con tiempo para mis cosas.
ResponderEliminarOs he dejado un post explicando dónde estoy.
Besos.
Curioso el cambio de declaración del señor Ferella. Me pregunto cuál de las declaraciones tuvo más peso.
ResponderEliminarSeguiré esperando.
Besos
SOS ¿Qué es el verificador de palabras? ¿Cómo se quita?
ResponderEliminarMagistrada, la verificación es esa ventanita en la que, antes de comentar, tienes que escribir xjjkgvz, o algo similar, copiando unas letras bailadas y borrosas que aparecen al lado y que cambian cada vez, para que no puedas aprendértelas, y, si no, no te deja. Se supone que sirve para que sean solo seres humanos alfabetizados y videntes los que te puedan escribir comentarios, y no máquinas, ni ciegos, ni analfabetos.
ResponderEliminarSi a pesar de la evidente utilidad de este dispositivo decides quitarlo, como te sugiere Miroslav -y yo mismo, ya puestos- tienes que entrar en tu blog como su dueña que eres, ir a "configuración" y, allí, a "comentarios": una de las cuestiones sobre las que debes decidir, la séptima o así, es: ¿Mostrar verificación de palabras? Tú marcas que no, luego guardas (al final del todo de esa página, creo) antes de salir y ya está, hecho.
De nada.
Me tienes en ascuas esperando la resolución del tribunal.
ResponderEliminarSi que debía tenerle aversión para decir que quería mucho a su hija pero no tanto como debería por ser hija de él.....
ResponderEliminarDespués de haber leído tus 2 úlitmos post está bastante claro que fue un matrimonio por imposición.