Anoche soñé que mataba a mi hermano. Tengo dos hermanos pero no recuerdo que en el sueño fuera uno de ellos; mataba a alguien que era mi hermano, entendido como una categoría esencial, independiente de la persona concreta.
Lo mataba sencillamente porque sentía la necesidad de experimentar el acto de matar. Supongo que el que fuera mi hermano era una manera de llevar hasta un extremo sacrílego el crimen: matar al que es más cercano a uno mismo; traslación quizá de un instinto suicida.
Una vez matado (no tengo recuerdos de cómo cometía el asesinato), sobre el suelo de cemento de una especie de garaje y armado de un hacha empezaba a descuartizar el cadáver. Pretendía meter cada uno de los trozos en una bolsa de basura, mezclado con desperdicios habituales, y luego ir repartiendo las bolsas por distintos contenedores a lo largo de toda la isla.
Antes de descargar el primer hachazo, me asaltó una tremenda oleada de angustia. ¿Cómo había sido capaz de matar? ¿Y a mi hermano? De pronto, el sueño que hasta ese momento discurría como si todo fuera de lo más normal fue invadido por un terrible dolor paralizante, la conciencia absolutamente íntima de que me había condenado, de que me había negado toda esperanza, cualquier posibilidad de redención.
Imagino que serían unas décimas (de hecho, imagino que los recuerdos que mantengo corresponden a los segundos previos al despertar), pero fueron infinitamente angustiosas; esa angustia que (yo al menos) sólo he atisbado en pesadillas porque no creo que fuera capaz de soportarla despierto. Es la angustia de la negación absoluta, del convencimiento de la ausencia de salida.
Entonces, en el sueño, me dije que en realidad no había matado a mi hermano, que era sólo un sueño. Inmediatamente desapareció la angustia y me preparé para empezar a trocear el cuerpo porque pensé que, ya que estaba soñando eso, lo procedente era llevar el sueño hasta el final y comprobar si mi plan para deshacerme del cadáver funcionaba. Pero en ese momento me desperté.
CATEGORÍA: Irrelevantes peripecias cotidianas
¡Qué sueño más angustiante! Nunca he soñado que mato a nadie, pero sí me he soñado haciendo cosas que me dan muchísima culpa y que me provocan un dolor paralizante. Cuando te das cuenta de que no es más que una pesadilla, es un alivio.
ResponderEliminarUn saludo
Así se hace! Lo que se empieza, se termina! Nada de dejar cosas a medias. Tienes un sentido del deber admirable. Con tu otro hermano te aconsejo que uses una sierra eléctrica, es mucho más limpio y tardas menos. Y seguro que Abel te lo agradecerá.
ResponderEliminarBesotes y no tires la basura en La Laguna.
Dime cómo haces eso de lograr evadirte de la angustia provocada en un sueño porque yo, por muy consciente que sea de estar soñando, no logro escapar al miedo, angustia o cualquier otra emoción que el tal sueño me provoque.
ResponderEliminarBesos
Curiosamente anoche, y las últimas noches que la lluvia ha golpeado la ventana de mi dormitorio, soñé que me asesinaban.
ResponderEliminarEl sueño transcurría como cualquier novela policíaca con su misterio y su intriga hasta que el cabrón del asesino empezó a ahogarme con una cuerda alrededor del cuello. Inicialmente me entró pánico, pero también pensé que, al tratarse de un sueño, lo mínimo que podía hacer era desvelar el misterio y verle la cara al asesino...
Pero el tío parecía que leía mis pensamientos, porque escondió su cara y terminé despertándome antes de morir asesinada.
Me desperté sobresaltada, pero jodida por no haber podido con él.
Besos.
Me ha gustado el encarrilaras las culpa pensando que era un sueño.
ResponderEliminarBesos de una maia cuasi dormida.
yo los entierro y tú los descuartizas...
ResponderEliminar¿no tendremos que dejar de ver Dexter?
Durante una temporada soñé con asesinatos varios y horribles a personas cercanas a mí. Hasta que llegó la víspera de la noche en que yo sabía que la siguiente era yo. A pesar de tener miedo, me pudo la curiosidad y aquella noche me fui con ganas de dormirme pronto a ver si me mataban lenta y dolorosamente o no. Lo malo es que al día siguiente no me acordé de lo que había soñado...
ResponderEliminarMe gusta la gente ordenada y responsable, por unas simples culpabilidades no vas a dejar de limpiar la encimera de sangre. Eso sí que no...
Pero qué práctico eres, caray. Si hubieras podido continuar el sueño, ahora podrías asesorar a la Unidad de Criminología de la policía, ya que tú sabrías como nadie meterte en la mente del asesino. Tchs, otra vez será. Mientras tanto, yo seguiría con el urbanismo...
ResponderEliminarUn besazo.
Miroslav, te has puesto bíblico. En tu memoria genética ha vuelto a asomar Caín y Abel.
ResponderEliminarA ver cómo justificas el final del sueño el dia del Jucicio Final, jajaja.
Un beso