Un pintor que me ha gustado desde que lo descubrí en el bachillerato es Pieter Brueghel (1525-1569). Durante mis años jóvenes, lo tenía un poco opacado por el Bosco, con el que mantiene indudables rasgos comunes. Tenía que ser muy chaval cuando vi por primera vez el fantástico Triunfo de la Muerte en El Prado. Si ahora contemplo una reproducción de este óleo sé que he estado ante él y, sin embargo, no llego más que a un recuerdo difuso, incapaz de situarlo respecto a ninguna otra referencia. Pero al ver ese cuadro, en cambio, me viene a la cabeza el tríptico del Jardín de las Delicias e intuyo vagamente que no es sólo por las similitudes figurativas sino porque Brueghel se relacionaba en mis visitas con El Bosco.
La semana pasada, con motivo de leer sobre el pintor, pasé unos cuantos ratos repasando varios de sus cuadros. Hay muchos que me parecen extraordinarios, para quedarse abobado ante ellos durante tiempo y tiempo, recreándose en los detalles, intrigándose por los tantos misterios que se intuyen, disfrutando de ese abigarramiento de trucos y efectos, aprendiendo de cómo eran y vivían los flamencos del XVI ... Incluso los más conocidos por haber sido reproducidos como portadas o ilustraciones en multitud de ocasiones (por ejemplo,la Torre de Babel, los juegos de niños, o el paisaje invernal), si uno se detiene en ellos, descubren siempre nuevas sorpresas. Una maravilla.
Uno de los cuadros que en estos días me ha cautivado es La parábola de los ciegos. Se trata de un óleo de formato horizontal (86x154 cms) que está en la pinacoteca napolitana de Capodimonte (ya tengo otro motivo para visitar Nápoles). En la tabla se ve a seis ciegos que iban caminando en fila, cada uno apoyado en el anterior. En el instante representado, el primer ciego ya está caído de espaldas en una zanja, el segundo está cayendo, el tercero empieza a tambalearse hacia adelante, el cuarto percibe con miedo que pierde el apoyo de su antecesor, el quinto "olfatea" el peligro y el sexto y último todavía no se ha percatado de nada. Se trata de la última obra acabada del pintor y hay quienes ven en ella no sólo la madurez plena del artista sino una especie de testamento tanto pictórico como ético-ideológico. ¿Qué quiso decirnos este hombre del que se sabe relativamente poco con esa pintura? ¿Que los humanos somos ciegos guiados por otros ciegos y el desastre es nuestro trágico e inevitable destino? Quizá, tan cerca de la muerte, el pintor se reafirmaba en un pesimismo filosófico; no lo sé.
El tema del cuadro es una referencia directa al Evangelio. No es una parábola estilo cuentito con moraleja de las que tanto gustaba Jesús, sino una simple frase dedicada a los fariseos. Jesús está en plena actividad predicadora y milagrera. En el capítulo anterior (el 14), Mateo nos cuenta la multiplicación de los panes y los peces, la caminata sobre las aguas y la curación de multitud de enfermos por el simple acto de tocarle el manto. El de Nazaret estaba pues, por esos días, causando un revuelo lo suficientemente significativo como para que algunos fariseos se acercasen desde Jerusalén a conocerlo, haciendo más de cien kilómetros hasta las tierras de Galilea, pobladas de paletos bruscos e ignorantes. Aprovecho para mencionar que, por culpa del evangelio, los pobres fariseos han quedado marcados con toda suerte de tachas, especialmente la hipocresía. Sin embargo, entre las diversas facciones del judaísmo que coexistían en Palestina en los tiempos de Cristo, no eran ni mucho menos los peores (bastante más desagradables me parecen los saduceos, ya puestos). Pues nada, que llegan algunos fariseos con unos escribas y observan el comportamiento de ese grupo de harapientos. Entonces, según Mateo, le preguntan a Jesús que por qué sus discípulos quebrantaban la tradición de los ancianos no lavándose las manos cuando comían pan. Y va Jesús y se despacha a gusto contra estos individuos. Primero les acusa de que también ellos quebrantan el mandamiento divino e inmediatamente les llama hipócritas. Luego convoca a la multitud y les dice que no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de ella. Ridiculizados en público, los fariseos se retiran muy ofendidos. Algunos discípulos que oyeron sus refunfuños se lo advirtieron a Jesús y ahí es cuando éste, para quitarles importancia, profiere la frase que inspirará a Brueghel: Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (Mateo 15:14).
En fin, la cosa es que me apetecía hacer un post contando la de cosas que me ha sugerido este cuadro; incluso tenía apuntadas algunas notas, muy orgulloso yo de mis cualidades como crítico de arte. Nada hay más audaz que la ignorancia, porque buscando un poquillo encontré un video dedicado precisamente a este cuadro. Ahí ya se dicen las tres o cuatro obviedades que tan inteligentes me habían parecido y muchas otras cosas más. A quien le interese la pintura y Brueghel en particular, no puedo sino recomedarle que disfrute del video.
La semana pasada, con motivo de leer sobre el pintor, pasé unos cuantos ratos repasando varios de sus cuadros. Hay muchos que me parecen extraordinarios, para quedarse abobado ante ellos durante tiempo y tiempo, recreándose en los detalles, intrigándose por los tantos misterios que se intuyen, disfrutando de ese abigarramiento de trucos y efectos, aprendiendo de cómo eran y vivían los flamencos del XVI ... Incluso los más conocidos por haber sido reproducidos como portadas o ilustraciones en multitud de ocasiones (por ejemplo,
Uno de los cuadros que en estos días me ha cautivado es La parábola de los ciegos. Se trata de un óleo de formato horizontal (86x154 cms) que está en la pinacoteca napolitana de Capodimonte (ya tengo otro motivo para visitar Nápoles). En la tabla se ve a seis ciegos que iban caminando en fila, cada uno apoyado en el anterior. En el instante representado, el primer ciego ya está caído de espaldas en una zanja, el segundo está cayendo, el tercero empieza a tambalearse hacia adelante, el cuarto percibe con miedo que pierde el apoyo de su antecesor, el quinto "olfatea" el peligro y el sexto y último todavía no se ha percatado de nada. Se trata de la última obra acabada del pintor y hay quienes ven en ella no sólo la madurez plena del artista sino una especie de testamento tanto pictórico como ético-ideológico. ¿Qué quiso decirnos este hombre del que se sabe relativamente poco con esa pintura? ¿Que los humanos somos ciegos guiados por otros ciegos y el desastre es nuestro trágico e inevitable destino? Quizá, tan cerca de la muerte, el pintor se reafirmaba en un pesimismo filosófico; no lo sé.
El tema del cuadro es una referencia directa al Evangelio. No es una parábola estilo cuentito con moraleja de las que tanto gustaba Jesús, sino una simple frase dedicada a los fariseos. Jesús está en plena actividad predicadora y milagrera. En el capítulo anterior (el 14), Mateo nos cuenta la multiplicación de los panes y los peces, la caminata sobre las aguas y la curación de multitud de enfermos por el simple acto de tocarle el manto. El de Nazaret estaba pues, por esos días, causando un revuelo lo suficientemente significativo como para que algunos fariseos se acercasen desde Jerusalén a conocerlo, haciendo más de cien kilómetros hasta las tierras de Galilea, pobladas de paletos bruscos e ignorantes. Aprovecho para mencionar que, por culpa del evangelio, los pobres fariseos han quedado marcados con toda suerte de tachas, especialmente la hipocresía. Sin embargo, entre las diversas facciones del judaísmo que coexistían en Palestina en los tiempos de Cristo, no eran ni mucho menos los peores (bastante más desagradables me parecen los saduceos, ya puestos). Pues nada, que llegan algunos fariseos con unos escribas y observan el comportamiento de ese grupo de harapientos. Entonces, según Mateo, le preguntan a Jesús que por qué sus discípulos quebrantaban la tradición de los ancianos no lavándose las manos cuando comían pan. Y va Jesús y se despacha a gusto contra estos individuos. Primero les acusa de que también ellos quebrantan el mandamiento divino e inmediatamente les llama hipócritas. Luego convoca a la multitud y les dice que no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de ella. Ridiculizados en público, los fariseos se retiran muy ofendidos. Algunos discípulos que oyeron sus refunfuños se lo advirtieron a Jesús y ahí es cuando éste, para quitarles importancia, profiere la frase que inspirará a Brueghel: Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (Mateo 15:14).
En fin, la cosa es que me apetecía hacer un post contando la de cosas que me ha sugerido este cuadro; incluso tenía apuntadas algunas notas, muy orgulloso yo de mis cualidades como crítico de arte. Nada hay más audaz que la ignorancia, porque buscando un poquillo encontré un video dedicado precisamente a este cuadro. Ahí ya se dicen las tres o cuatro obviedades que tan inteligentes me habían parecido y muchas otras cosas más. A quien le interese la pintura y Brueghel en particular, no puedo sino recomedarle que disfrute del video.
CATEGORÍA: Personas y personajes
Gracias, excelente el video.Un beso.
ResponderEliminarMe ha resultado muy curioso, si señor.
ResponderEliminarFíjate que hasta me han entrado ganas de ir a un museo...
Así que, aunque sólo sea por eso, un beso.
A mí también me encanta Brueghel. Ese cuadro de los ciegos fue utilizado para la portada del Ensayo de la ceguera de SAramago.
ResponderEliminarGracias por el video, está muy bueno. Curiosamente, fue grabado de un canal mexicano.
Un beso
Es curioso lo sucedido con los fariseos. Efectivamente, no eran la peor de las facciones del judaísmo, sino, desde muchos puntos de vista, la mejor, y los antecedentes directos de muchas de las mejores aportaciones éticas del cristianismo. Aunque su nombre se ha convertido en un sinónimo de la hipocresía y de la gazmoñería religiosa, no eran estos defectos los que Jesús les reprochaba, sino su escrupuloso cumplimiento de la letra de la Ley y su olvido del espíritu. ("No se ha hecho el hombre para el Sábado, sino el Sábado para el hombre"). Y era un reproche que les hacía precisamente a ellos porque precisamente eran ellos los mejores exponentes, los más logrados, de la religiosidad sincera y profunda de su época, y el reproche no se dirigía a ellos como individuos, ni como facción específica, sino a la religiosidad y, más ampliamente, a la religión institucional. A cualquiera. Es un reproche que podría dirigirse con igual justeza a los creyentes sinceros, escrupulosos y convencidos de cualquier otra religión, empezando por la fundada por los seguidores del Jesús que lo formuló. Dirigirlo específicamente contra los fariseos y convertirlos así en un estereotipo de religiosidad hipócrita es una típica forma, necia o interesada, según los casos, de mirar el dedo cuando señala a la luna, y de quitar a la denuncia su alcance y su fuerza. Probablemente por ello ha sido inevitable que fuera eso, precisamente, lo que el cristianismo hiciera: convertir al fariseismo en particular y al judaismo en general en el blanco de sus iras, para poder así reproducir sus mismos defectos sin sentirse aludido por las palabras del evangelio. Pero convendría que los cristianos no olvidasemos, en primer lugar, que Jesús era un judío sinceramente creyente y practicante; y, en segundo, que su denuncia de los fariseos era una denuncia del establishment religioso de su cultura y su época y, por tanto, de cualquier establishment religioso.
ResponderEliminarhola niño
ResponderEliminarno te tengo olvidado, solo que te leo pero no dejo mensajes, estoy vaga
pero hoy he de decirte que :P. Brueguel es uno de mis prefe too, desde el primer momento que vi un cuadro suyo en el 85.
bss
Muchos cuadros de esta época, incluídos simples retratos, tienen un simbolismo que no podemos ni imaginar. Cada época tiene su lenguaje simbólico, y nosotros tenemos el nuestro y hemos perdido el de otras épocas, que conocían hasta los analfabetos.
ResponderEliminarTengo una página web donde trato de estos temas, pero hace algún tiempo que la tengo un poco abandonada, por exceso de trabajo. Quiero aprovechar las vacaciones de Navidad para agregar todo el material que pueda. Ya te avisaré cuando esté realmente enjundiosa.
Comparto contigo, una vez más como en otros asuntos, tu gusto por Brueghel, pero déjame que te comente un par de cosas que seguro que conoces pero quizá no todos los corresponsales de este post: primero, hablas de Pieter, El Viejo, porque Brueghel hubo muchos, casi tantos como "Bachs", y dos, padre e hijo los más renombrados. Segundo, las excelentes colecciones de pintura flamenca que hay en España y sobre todo en el Prado, provenientes de las colecciones reales, dependen mucho de los avatares de la política de la corona española en esas tierras que tanto y con razón nos odió. Mientras nos llevamos bien fue llegando pintura: El Bosco (Felipe II era un fanático seguidor de este pintor, por fortuna para mí), Brueghel, etc., pero al llegar al XVII las cosas se ponen feas, mandamos al Duque de Alba y...casi no tenemos Rembrandt (no te pierdas la exposición actual en Madrid, un irrepetible prodigio de cuadros recogidos en tres continentes)
ResponderEliminarY para Júbilo y también Miroslav: sí, lo de los fariseos es una coletilla peyorativa como la de los cínicos en la filosofía griega, por avatares más bien superficiales se han convertido en acepciones peyorativas.Por otra parte, tengo entendido que una hipótesis plantea que Jesús (Y Juan Bautista)era miembro de otra facción judáica enemistada con la farisea y la saducea que era la de los esenios, una suerte de fundamentalistas de la pureza y la rectitud más que de las normas como los otros.
Finalmente, Miroslav: a mediados del XVI (¿1550?) Pieter B. pinta tu cuadro de los ciegos guiando ciegos. A comienzos del XVII (1602) Shakespeare escribe eso de es tragedia de estos tiempos que los locos guien a los ciegos, y ambos han leído los evangelios...La cultura es una cadena de referentes emocionantes y encadenados valga la redundancia. Por ejemplo: La portada de la edición española al menos de Ensayo sobre la ceguera de Saramago está ilustrado cone este cuadro. También hay una novela inglesa que trata del desternillante descubrimiento de un Brueghel desaparecido en el pajar de una destartalada granja vecina a su refugio campestres.
excelso post. amigo.
Ante ese cuadro de Brueguel me quedé extasiado más de media hora en el excelentísimo museo de Capodimonte. Amigo Mirsolav, ya estás tardando en visitar Nápoles, una ciudad que da para muchas visitas y más estratos de los que se pueda imaginar y a la que yo sólo pude dedicar una semana. Por cierto, por una de esas casualidades de la vida, unas semanas antes de que colgaras la foto del cuadro de Caravaggio "Las siete obras de misericordia" que también pude admirar a placer.
ResponderEliminarPor supuesto la mayoría de los descubrimientos que nos hace el video que cuelgas a mí se me escaparon, y eso que tras algunos apresurados cursillos del tipo de “cómo mirar una pintura” trato siempre de aplicar lo aprendido.
A mí lo que me impresionó fue su carga simbólica, tras admirar la expresiva, y su patente familiaridad con una corriente de representación de lo que yo llamo escatología civil. Normalmente y hasta épocas recientes los autores que querían denunciar la irracionalidad del mundo y el castigo que el propio mundo les depara usaron fundamentalmente los elementos más atroces del imaginario monoteísta judecristiano que se superpuso al racionalista panteón clásico. Los infiernos, pero también la parafernalia de la salvación, fueron las estrellas. Lo único que se permitía o que era “entendible”. Pero la denuncia siempre apunta a lo terrenal. El Bosco, Brueghel, Goya, Ensor, son algunos de los puntales.
Según lo veo yo si comparamos el momento histórico en que pintan Brueghel, Goya y el actual cabe esperar un genio que plasme lo mismo (tal vez ya lo esté haciendo). La imagen de Brueghel que toma la frase del profeta de los cristianos acerca de los ciegos nos habla de la irracionalidad rampante en el mundo que percibía el artista. Un mundo en el que los avances técnicos y los nuevos descubrimientos no se corresponden con los avances morales, en el sentido civil de la palabra. Exactamente igual que percibe Goya en muchos de sus obras (los garrotistas, el sueño de la razón, Saturno devorando a sus hijos...) : un mundo que a pesar de haber dado un salto increíble en lo tecnológico y en lo político con la Ilustración y la Revolución Francesa, sigue irracionalmente apegado a las formas más atroces de la irracionalidad y al estúpido egoísmo destructivo.
Saludos desde el invierno
Alicia, Raquel, Strika y Lu: Me alegro que les haya gustado el post y Brueghel. Gracias por sus visitas.
ResponderEliminarJúbilo: Totalmente de acuerdo con lo que dices y coincido también es que es importante que los cristianos no olviden que Jesús era, efectivamente, judío y cumplidor de la Ley. Entre paréntesis: estoy seguro de que conoces las teorías que lo adscriben a los esenios, que, en parte, podrían explicar su cierto encono hacia los fariseos. Pero yendo a lo importante: la tesis de que Jesús era judío y de que el cristianismo no es sino la continuación (renovación) de la alianza del pueblo con Dios, fue la base argumentativa de las mentes más preclaras de la españa bajomedieval para defender la valía de los conversos. Lástima que poco prevalecieron estos argumentos frente a la obcecación racista y fanática de la mayoría de los "cristianos viejos".
Kotinussa Pues espero impaciente que me des la dirección de esa página web tuya.
Lansky: Las dos primeras cosas que me cuentas ya las conocía, en efecto. Al hilo de la segunda, seguro que tú tampoco ignoras que en Holanda, cuando los niños se portan mal, en vez de amenazarles con la venida del coco se les dice que si no son buenos se los llevará el Duque de Alba (si, además, enseñan una foto de la actual titular seguro que el efecto terrorífico es mayor). Lo que ignoraba es que hubiese una exposición de Rembrandt en Madrid y te agradezco muco el dato; aprovecharé para verla en esta próxima semana. Y, por supuesto, la cultura (o todo) es una cadena de referencias enlazadas; no sabes cuánto me apasiona.
Harazem:¡ James Ensor! ¿Puedes creer que lo tenía olvidado? Me ha encantado tu comentario y cuán certeramente has enlazado esos nombres; sigo los puntos suspensivos y llego a mi apreciadísimo expresionismo de entreguerras. ¿A quién o quienes colocamos hoy en ese grupo? Seguro que si nos paramos a pensarlo damos unos cuantos nombres. Y en cuanto a la visita napolitana, ya me gustaría a mí; pero me temo que no tengo tanta facilidad como tú para moverme.
Y tampoco te pierdas ¡1914! La Vanguardia y la Gran Guerra en el Thyssen. Y, por supuesto, su magnífico catálogo.
ResponderEliminarEn fin, que también se puede interpretar como que el universo está compuesto de piezas que se apoyan débilmente unas a otras en un equilibrio precario y basta que una de ellas se descoloque para que se venga todo abajo.
ResponderEliminarTambién podría pensarse en la confianza. Nos apoyamos ciegamente en los que tenemos más cerca y nos vemos envueltos en sus errores. O bien en sus debilidades. O bien en sus desgracias. ...
Podría pensarse en la responsabilidad. Un movimiento equivocado, un mal paso o una decisión tomada a ciegas tiene nefastas consecuencias que arrastran consigo al entorno más cercano.
Podría tratarse del destino. A pesar de las seguridades de las que nos rodeamos, cuando menos te lo esperas... pasa lo que pasa. Estaba escrito.
También podría querer decir que la vida es un saco de sorpresas. O un palo mal dado...
Podría hablar del miedo. Nos aferramos a lo que sea con tal de no enfrentarnos a nuestra soledad.
Y si tiene que ver con el egoismo? Que se la pegue otro antes que yo.
Y así podríamos estar suponiendo... pero estoy tan ciega en este momento que me voy a tirar en micharca particular que se encuentra justo justito en mi dormitorio.
Buenas noches Miroslav, phantastico post.
Miroslav: sí, conocía el uso de "duérmete niño que viene el Duque de Alba" que usaban y aún usan en los Paises Bajos para asustar a los niños como aquí con el hombre del saco. Lo divertido es que esas cosas tienen viajes de ida y vuelta; por ejemplo, en la comarca salmantina de Alba de Tormes, los pueblos de al lado, como Hejeme dicen: "guarda las gallinas que vienen los de Alba", se usa obviamente para fastidiar a los vecinos, pero probablemente alude a los duques y sus mesnadas trincando, pillando y arrasando todo a su paso, en Flandes o aquí, que no hay fortuna inocente, como decían los inocentes libertarios.
ResponderEliminarHarazem: Hola, de vez en cuando te veo por aquí. Simplemente decirte que para muchos pensadores modernos, como Gray, y ya desde antiguo, valga la paradoja, la noción de progreso, salvando el científico tecnológico (vacunas, antibióticos y tal) no tiene sentido, y mucho menos en la Ética, con retrocesos claros todos los días.
Un saludo a amabos y feliz solsticio
Jesús y los esenios tenían cosas en común, pero parece claro que ni Jesús ni Juan el Bautista formaron parte de ninguna comunidad esenia. Aunque opuestos a los fariseos y a los saduceos, los esenios eran más rigoristas aún que ellos respecto de la Ley y de la pureza ritual. Jamás un esenio habría llevado ni aprobado el modo de vida de Jesús, que relativizaba las prescripciones rituales y las supeditaba a las necesidades humanas, comía y bebía sin preocuparse de los ayunos ni las penitencias, se mezclaba con mujeres y con pecadores, no se consideraba a sí mismo miembro de una minoría de elegidos y hablaba de Dios como de un Padre amoroso, y no como el Juez implacable y vengador en que pensaban los esenios.
ResponderEliminarMe has hecho recordar ms años universitarios.Tanto aprendido y tan poco aireado...
ResponderEliminarMuy interesantes también tus comentaristas.
Un abrazo