El de hoy, hijos míos, es un asunto espinoso y lo es porque la complacencia de estos tiempos nuestros declara maliciosamente que no se trata de nada que deba preocuparnos, que, así llegan a decir algunos, es una práctica sana de la sexualidad. Me refiero, ya lo imaginaréis, a la masturbación, a la vergonzosa (que ya no avergonzada) búsqueda del placer solitario. También se la conoce como onanismo en errónea alusión al bíblico Onán, el hijo de Judá, quien desposado con la viuda de su hermano, cuando copulaba con ella vertía su simiente en la tierra, lo que desagradó a Dios tanto que le quitó la vida. Al onanismo lo llamaríamos hoy coitus interruptus y no masturbación pero, como sentaron con claridad meridiana los Padres de la Iglesia (os recomiendo a este respecto la lectura de San Clemente de Alejandría), en ambos casos radica un mal esencial, cual es el derramamiento del semen, negando culposamente la que es su sagrada misión. Si bien ese contrariar los propósitos de la Naturaleza (que son también los designios de Dios, nuestro creador) es un argumento fundamental para calificar la masturbación, como siempre ha hecho la Iglesia, de acto pecaminoso, no voy yo a encaminar esta reflexión por esa senda, sino más bien a descubrir ante vuestros ojos su carácter intrínsecamente perverso, tanto en sí mismo como en cuanto raíz generadora de ulteriores y más graves perversiones.
Os decía que en estos tiempos no sólo se rechaza la maldad del vicio solitario (incluso esta denominación contraviene las hipócritas convenciones de lo políticamente correcto), sino que se ensalza y fomenta como actividad integrante de lo que se ha dado en llamar una sexualidad sana. No hace muchos años yo mismo comprobé como una desvergonzada presentadora televisiva, en un programa de "educación sexual", explicaba las mejores formas de masturbarse y de hacérselo a la pareja. Me dicen algunos padres preocupados que en los colegios a sus niños de pubertades recién estrenadas casi llegan a animarles a estas prácticas con el falaz argumento de la importancia de conocer el propio cuerpo y su "erotismo personal". Y, para no extenderme en tantos penosos ejemplos, muchos maridos me han confesado atribulados que en los coitos conyugales sus esposas recurren a tocamientos individuales en flagrante ruptura individualista de la comunión íntima que representa el sexo matrimonial. ¿Qué ponen de relieve estas y muchas más muestras? Sin ninguna duda, la prevalencia de la búsqueda del placer ante la del amor, la del egoísmo frente a la generosidad. Me podréis decir, quizá, que ambas metas, el placer y el amor, no son incompatibles, que una no quita la otra. Pues os digo en voz clara y rotunda: estáis equivocados, erráis gravemente. El placer y el amor, ciertamente, no son incompatibles; es más, el amor trae consigo, cuando se expresa a través de la relación sexual conyugal, placer, un placer físico tanto más intenso y profundo cuanto que su fuente es espiritual, divina, me atrevería a decir. Pero, en cambio, buscar el placer sí obstaculiza el amor; he ahí la incompatibilidad a la que me refiero.
Masturbándose, el niño, el adolescente, el joven y hasta el adulto, exacerba su sexualidad animal, la meramente corporal. Y esa exacerbación, necesariamente volcada hacia uno mismo, embota las potencialidades de trascendencia del ser humano, lo ciega ante el camino de "angelización" al que me referí en mi anterior charla y, por el contrario, lo enfanga en la sima de animalidad. Siempre, a cualquier edad, masturbarse es retroceder en la senda de nuestra salvación, siempre es conceder una victoria a nuestro lado oscuro, a ese que el diablo aguijonea insistentemente. Pero, siendo así, mucho más peligroso lo es cuando se produce en un púber, en quien está dejando de ser un niño y asomándose irremediablemente a los abismos de perdición que Satanás abre a su naciente concupiscencia. Porque ese niño o, peor todavía, esa niña que caen en ese vicio nefando todavía no han aprendido a templar su carácter y de tal modo están debilitando sus propias potencialidades para coronar este valle de lágrimas con la salvación eterna. Esos infantes que encerrados en sus habitaciones o en el cuarto de baño se desbordan en sacudidas orgásmicas vacías de significado han de convertir el placer en su única meta y, consiguientemente, crecerán en esa maligna espiral, cada vez más incapacitados para encontrar el amor, para hallar a Dios. No exagero pues cuando afirmo que, al margen de su maldad intrínseca, la masturbación en los adolescentes es el brote germinal de futuras y mayores perversiones. Me diréis que no es nada nuevo que los chicos caigan en estas prácticas, que las conmociones hormonales han producido las han producido desde siempre. Sin embargo, en épocas en que la Serpiente no se había enseñoreado de nuestras conciencia con la extensión que hoy lo hace, el niño sabía que su acto era un pecado; caía, es cierto, pero sentía la culpa, esa tan erróneamente denostada en la actualidad. Y sobre esa santa culpa, sobre ese dolor íntimo por haber cedido, por haber infringido el deber moral, se sustentaba como en tierra fértil el propósito de enmienda que les permitiría tras duras batallas interiores avanzar en sus caminos de superación personal. En nuestros días, no lo olvidéis, la tolerancia complaciente ante la masturbación (la negación de su carácter pecaminoso, en suma) es irremisiblemente empujar a nuestros hijos hacia sucesivas y mayores perversiones.
Nos dicen ahora, en irresponsables declaraciones, que la masturbación no es ese monstruo que se pintaba en siglos anteriores. Nos dicen que no es verdad que los adolescentes onanistas vayan a acabar ciegos, aquejados de migrañas crónicas, calvos, impotentes o neuróticos. Pero aunque tales asertos emitidos desde la soberbia sean veraces, ello no reivindica en absoluto la bondad del acto. Como si decirles a los niños que no va a venir el coco cuando son desobedientes significara legitimar la desobediencia. Los mismos que la califican de saludable callan ignominiosamente sus nefandas consecuencias porque sólo saben hablar de nuestro cuerpo animal. Puede que no produzca ceguera, pero sí nos oscurece la conciencia moral; puede que no nos haga impotentes para fecundar, pero sí para el amor verdadero; puede que no nos vuelva neuróticos, pero sí nos conduce a la peor locura que acecha al hombre que no es otra que la despreciar nuestra salvación eterna. La masturbación, como las peores drogas, nos esclaviza, debilitando la fuerza de voluntad, la confianza en uno mismo y el desarrollo de la personalidad. A estas conclusiones, unánimemente consensuadas por los más rigurosos psiquiatras (no, desde luego, por tanto charlatán de feria que se autotitula de sexólogo) habían llegado ya desde hace muchos años todos quienes observaban con rigor y honestidad el comportamiento humano. En base a ellas, la Iglesia ha ido a lo largo de los siglos aportándonos su magisterio moral que es urgente e imperativo que recuperemos y nos esforcemos en poner en práctica. Conviene pues repasar ahora esas enseñanzas, tanto los principios morales como las normas de conducta y, en cuanto a éstas, muy especialmente las instrucciones que vosotros que sois padres debéis observar para atajar y corregir esos comportamientos entre vuestros hijos. Si os parece, abordaré esta segunda parte de la charla en el salón parroquial, ayudándome del proyector. Seguidme, por favor.
Os decía que en estos tiempos no sólo se rechaza la maldad del vicio solitario (incluso esta denominación contraviene las hipócritas convenciones de lo políticamente correcto), sino que se ensalza y fomenta como actividad integrante de lo que se ha dado en llamar una sexualidad sana. No hace muchos años yo mismo comprobé como una desvergonzada presentadora televisiva, en un programa de "educación sexual", explicaba las mejores formas de masturbarse y de hacérselo a la pareja. Me dicen algunos padres preocupados que en los colegios a sus niños de pubertades recién estrenadas casi llegan a animarles a estas prácticas con el falaz argumento de la importancia de conocer el propio cuerpo y su "erotismo personal". Y, para no extenderme en tantos penosos ejemplos, muchos maridos me han confesado atribulados que en los coitos conyugales sus esposas recurren a tocamientos individuales en flagrante ruptura individualista de la comunión íntima que representa el sexo matrimonial. ¿Qué ponen de relieve estas y muchas más muestras? Sin ninguna duda, la prevalencia de la búsqueda del placer ante la del amor, la del egoísmo frente a la generosidad. Me podréis decir, quizá, que ambas metas, el placer y el amor, no son incompatibles, que una no quita la otra. Pues os digo en voz clara y rotunda: estáis equivocados, erráis gravemente. El placer y el amor, ciertamente, no son incompatibles; es más, el amor trae consigo, cuando se expresa a través de la relación sexual conyugal, placer, un placer físico tanto más intenso y profundo cuanto que su fuente es espiritual, divina, me atrevería a decir. Pero, en cambio, buscar el placer sí obstaculiza el amor; he ahí la incompatibilidad a la que me refiero.
Masturbándose, el niño, el adolescente, el joven y hasta el adulto, exacerba su sexualidad animal, la meramente corporal. Y esa exacerbación, necesariamente volcada hacia uno mismo, embota las potencialidades de trascendencia del ser humano, lo ciega ante el camino de "angelización" al que me referí en mi anterior charla y, por el contrario, lo enfanga en la sima de animalidad. Siempre, a cualquier edad, masturbarse es retroceder en la senda de nuestra salvación, siempre es conceder una victoria a nuestro lado oscuro, a ese que el diablo aguijonea insistentemente. Pero, siendo así, mucho más peligroso lo es cuando se produce en un púber, en quien está dejando de ser un niño y asomándose irremediablemente a los abismos de perdición que Satanás abre a su naciente concupiscencia. Porque ese niño o, peor todavía, esa niña que caen en ese vicio nefando todavía no han aprendido a templar su carácter y de tal modo están debilitando sus propias potencialidades para coronar este valle de lágrimas con la salvación eterna. Esos infantes que encerrados en sus habitaciones o en el cuarto de baño se desbordan en sacudidas orgásmicas vacías de significado han de convertir el placer en su única meta y, consiguientemente, crecerán en esa maligna espiral, cada vez más incapacitados para encontrar el amor, para hallar a Dios. No exagero pues cuando afirmo que, al margen de su maldad intrínseca, la masturbación en los adolescentes es el brote germinal de futuras y mayores perversiones. Me diréis que no es nada nuevo que los chicos caigan en estas prácticas, que las conmociones hormonales han producido las han producido desde siempre. Sin embargo, en épocas en que la Serpiente no se había enseñoreado de nuestras conciencia con la extensión que hoy lo hace, el niño sabía que su acto era un pecado; caía, es cierto, pero sentía la culpa, esa tan erróneamente denostada en la actualidad. Y sobre esa santa culpa, sobre ese dolor íntimo por haber cedido, por haber infringido el deber moral, se sustentaba como en tierra fértil el propósito de enmienda que les permitiría tras duras batallas interiores avanzar en sus caminos de superación personal. En nuestros días, no lo olvidéis, la tolerancia complaciente ante la masturbación (la negación de su carácter pecaminoso, en suma) es irremisiblemente empujar a nuestros hijos hacia sucesivas y mayores perversiones.
Nos dicen ahora, en irresponsables declaraciones, que la masturbación no es ese monstruo que se pintaba en siglos anteriores. Nos dicen que no es verdad que los adolescentes onanistas vayan a acabar ciegos, aquejados de migrañas crónicas, calvos, impotentes o neuróticos. Pero aunque tales asertos emitidos desde la soberbia sean veraces, ello no reivindica en absoluto la bondad del acto. Como si decirles a los niños que no va a venir el coco cuando son desobedientes significara legitimar la desobediencia. Los mismos que la califican de saludable callan ignominiosamente sus nefandas consecuencias porque sólo saben hablar de nuestro cuerpo animal. Puede que no produzca ceguera, pero sí nos oscurece la conciencia moral; puede que no nos haga impotentes para fecundar, pero sí para el amor verdadero; puede que no nos vuelva neuróticos, pero sí nos conduce a la peor locura que acecha al hombre que no es otra que la despreciar nuestra salvación eterna. La masturbación, como las peores drogas, nos esclaviza, debilitando la fuerza de voluntad, la confianza en uno mismo y el desarrollo de la personalidad. A estas conclusiones, unánimemente consensuadas por los más rigurosos psiquiatras (no, desde luego, por tanto charlatán de feria que se autotitula de sexólogo) habían llegado ya desde hace muchos años todos quienes observaban con rigor y honestidad el comportamiento humano. En base a ellas, la Iglesia ha ido a lo largo de los siglos aportándonos su magisterio moral que es urgente e imperativo que recuperemos y nos esforcemos en poner en práctica. Conviene pues repasar ahora esas enseñanzas, tanto los principios morales como las normas de conducta y, en cuanto a éstas, muy especialmente las instrucciones que vosotros que sois padres debéis observar para atajar y corregir esos comportamientos entre vuestros hijos. Si os parece, abordaré esta segunda parte de la charla en el salón parroquial, ayudándome del proyector. Seguidme, por favor.
CATEGORÍA: Sexo, erotismo y etcéteras
Yo con este curita a solas no me quedo, que se le ve venir de lejos, aunque vaya con sotana negra.
ResponderEliminarBueno no narices, que ya hace tiempo que pasé de la pubertad, aquí no corro ningún peligro...jajajaja.
ResponderEliminarPues yo estoy en contra de la masturbación, porque no deja de ser un flagrante caso de mobbing.
ResponderEliminar¡CINCO CONTRA UNO!
¡Dónde vamos a ir a parar!
He leído tus dos post sobre perversiones sexuales desde el punto de vista de un cura al que encarnas satíricamente, y me ha parecido que ese ejercicio es todavía necesario, para limpiar toda la basura que la iglesia-estado nos ha metido en nuestros temerosos corazones. Eso pretendían ellos, y lo han logrado en parte sobre cada uno de nosotros en mayor o menor medida… Nadie debería inmiscuirse en algo tan íntimo y sagrado… Sigue siendo un buen momento para el exorcismo... Sin embargo, también se podría decir que desde el fin de la época del oscurantismo franquista, el péndulo ha oscilado de la represión a un supuesto libertinaje sexual (ya me estoy pareciendo a tu cura) y digo supuesto, porque realmente se habla mucho de sexo, se hacen frecuentes chascarrillos sobre dobles sentidos, malentendidos, etc. y el sexo así, ha quedado relegado a una caricatura. Lo más llamativo sea quizás, que en el ir y venir de ese péndulo haya quedado esa ausencia.
ResponderEliminarYo estuve contratado para realizar encuestas para el famoso informe Kinksey que sigue siendo un referente sobre la sexualidad humana pese a las décadas pasadas. Una de las preguntas que debía plantear a los sujetos es si preferían masturbarse o follar. La mayoría me contestaban rápidamente y siempre a la segunda opción, pero un tipo se quedó pensando largo rato –yo como encuestador profesional no debía impacientarme ni meterle prisa- y pasado un largo intervalo me dijo aunque dudando:
ResponderEliminar“…Bueno, follando…se conoce gente, ¿no?”
Nota: La anécdota supra es rigurosamente falsa, de hecho, es un viejo chiste.
usted no dice lo peor, querido amigo...(perdón, pero un deseo incontenible clama mi atención)
ResponderEliminarUf, menuda obsesión con el sexo... Claro, tanto celibato, tanto celibato que, al final, no tienen otra cosa en la cabeza...
ResponderEliminarBesos
Chrysagon creo que hay algo con lo que no estoy de acuerdo contigo, pero no estoy segura pues desde "y digo supuesto" hasta "esa ausencia" no llego a entender tu mensaje. Me encantaría si me lo pudieras explicar mejor. (Aclaro que siempre saqué buenas notas en literatura en el instituto, y no soy de la ESO)
ResponderEliminarCaótica:
ResponderEliminarLa idea que intento comunicar es que de la represión sexual hemos pasado a una supuesta liberalidad (liberalidad y no libertinaje, creo que ese fue mi error, y quizás lo que hizo incomprensible el mensaje). Pues esa liberalidad de chascarrillo y poco más, a mi modo de ver no es lo que debería esperarse de una sociedad realmente abierta en lo sexual.
Y así, entre las oscilaciones del ahora nada, ahora todo, pudiéramos haber extraviado al mismo sexo, el verdadero, el que no es ni sexo reprimido, ni exaltado.
el vicio solitario salva vidas.
ResponderEliminarYo creo que es cada persona quien tiene que procurarse de disfrutar del sexo verdadero, como tu lo llamas.
ResponderEliminarLibertinaje no es la palabra, en eso estoy de acuerdo contigo. No se si en nuestra sociedad el sexo estará o no exaltado, pero si te puedo asegurar que no cambiaría esto por aquello. Me alegro de haber nacido en el 79, me alegro de haber sido siempre dueña de mi cuerpo, de conocerlo como nadie, de follar con quien me de la gana y cuando me de la gana, de poder hablar con mis amigas de sexo, sin rubor y con total sinceridad.
No tengo ni idea de si la sociedad ha extraviado al mismo sexo, al verdadero, como tu lo llamas, pero no puedo asegurar que yo no.
Corrección "pero te puedo asegurar.."
ResponderEliminarCaótica: Me alegra que me entendieras, y que seas feliz por ser del 79. Yo soy del 59 (no tan felizmente), pero me conformo. ¿El sexo verdadero? ¿La sexualidad está exaltada? Lo mejor es lo que tu dices: que cada quién se lo guise y se lo coma. Bon appétit!
ResponderEliminarAug, me pone tan de los nervios el curilla que se ha colado en tu blog(te felicito por el realismo del discurso) que prefiero leer el post de los sudokus, que no pensaba hacerlo, jejjejjejeje.
ResponderEliminarUn sonoro beso.
Dejaros de hostias (nunca mejor dicho) el perrito faldero de Rouco, el obispillo Martínez Camino os acaba de declarar herejes y excomulgar a todos. Yo ya lo estaba de antes.
ResponderEliminarConclusión lamentable: el imaginario cura ultra de Miroslav es un peligroso libertino si se le compara con la (triste) realidad de los obispos españoles.
Venga, a haceros 'pajas' que, como bien dice jordim más arriba, salvan vidas. Y tú Caótica deja de alardear y hacerte propaganda, prenda, que cada uno hacemos lo que podemos, (nunca mejor dicho).
Ah... que estoy alardeando y haciendo propaganda? Yo pensaba que sólo estaba dando mi opinión sobre que época me parece mejor en materia de sexualidad. En todo caso, con qué autoridad decide usted si yo puedo alardear o no?
ResponderEliminarCaótica hablando de lo que estabas conversando con Chrysagon, la salud sexual de un país en un momento determinado lo forma en conjunto todos sus miembros independientemente del rango generacional al que pertenece. Por eso siempre hay extremos muy diferentes, los más jóvenes, en este caso tú, vive la actualidad sin la lucha que conlleva dejar atrás unos prejuicios que se formaron por una educación diferente. Todos vivimos la misma época y podemos acceder a la misma libertad pero a unos les va a costar más que a otros.
ResponderEliminarDe hecho cuando tú estés algún día hablando con alguien de 30 años teniendo ya cumplidos los cincuentas comprobarás que esa distancia de 20 años no se nota en la época que vivís, que es igual para ambos, sino en los prejucios diferentes con que os enfrentáis a esa realidad.
O sea... Un país determinado lo forma en un momento la salud sexual de sus miembros todos en conjunto... más o menos.
ResponderEliminarPues sí, no hay nada mejor que un miembro saludable. Te lo digo yo que desde mis múltiples cincuentas no hago más que comprobar que esa distancia de 20 no se nota!
Se equivocan de número. Que no es ni el 59 ni el 79... Sigan probando, a ver...
Besos al cura
Con un sentido de la oportunidad cuyo origen presumo sobrenatural, Fray Miroslav plantea esta pringosa (nunca mejor dicho) cuestión un par de días antes de que sea noticia la organización, por una de nuestras beneméritas administraciones públicas, de no sé qué cursillo en que se adiestra al personal para que se masturbe con arreglo a los cánones. (Sí, Padre, también para esto hay cánones. No los recoge el Syllabus, pero haylos.)
ResponderEliminarImagino que a Su Reverencia le escandalizará que desde el Poder se promueva el pecado. A mí, que soy heterodoxo a fuer de buen cristiano, como ya le expliqué, y que en moral sexual, como en algunas otras cuestiones, discrepo respetuosamente de la Jerarquía a la que él tan dignamente representa, lo que me escandaliza de estos cursos es otra cosa. El de las satisfacciones eróticas, sean solitarias, compartidas, imaginarias o efectivas, me parece uno de los más sagrados, si no el más, reductos de la privacidad. Creo que su conquista y autogestión son un imprescindible ejercicio de libertad personal, ineludible en el proceso de crecimiento y maduración de cualquier individuo. Que hasta este íntimo asunto se pretenda dirigir, normalizar y subvencionar por las autoridades se me antoja, antes que ninguna otra cosa, un atentado inadmisible contra la libertad individual. Ya sé, ya, que es más que probable que el buen Padre no comparta mi aprecio por la libertad individual, que para él será, antes que otra cosa, ocasión de pecado. Pero medite Su Reverencia, y háganlo también sus lectores, tanto los que compartan sus puntos de vista como los que los deploran, que el aprecio por la libertad del individuo debería de ser premisa común a todos nosotros. Para seguir con mérito las indicaciones de la Madre Iglesia, así como para contravenirlas con provecho y fundamento, es necesario, antes que ninguna otra cosa, ser libres. De nada le servirían a Fray Miroslav rebaños de fieles que obedecieran irreprochablemente su benemérita guía si lo hicieran porque no tienen más remedio ¿no es así? Para ser verdaderamente bueno, es necesario haber tenido antes la posibilidad de no serlo y haber elegido libremente el recto y estrecho camino. Sin libertad no hay virtud. Y créame, reverendo padre, no hay mejor escuela de la libertad personal que una buena paja en su momento. Pero, eso sí, sin injerencias, ni eclesiásticas en un sentido ni gubernamentales en el contrario. El vicio solitario ha de ser en primer lugar, eso: solitario. Todo lo más, en solitaria e íntima pareja. Lo demás es burocracia y le quita todo el encanto...
Vanbrugh yo entiendo que Miroslav está haciendo ejercicio de la ironía para escribir estos post, pero también entiendo que tú expresas una opinión. Y a mi no se me pasa ni un segundo por la cabeza que en estos cursillos, duramente criticados, se vaya a fomentar la masturbación en grupo. En estos cursillos se va a hablar de sexo, no se va a hacer sexo. No obstante entre los hombres el tema de la masturbación nunca ha sido un acto puramente solitario sino que hombres sin ningún tipo de preferencias homosexuales, han practicado la masturbación en grupo cuando eran púberes, aunque tú no te encuentres en ese grupo.
ResponderEliminarAnoche en el intermedio se hizo una crítica ácida y muy buena por cierto, a este sector conservador que critica los cursillos en sí. Porque si algo no te gusta me parece bien que se critique, pero que se critique algo por un contenido que nunca tuvo me parece muy típico de la política en sí.
Llevamos ya muchos años que se hablan a los chicos sobre sexo desde la educación pública, de hecho yo que nací en el 70, cuando estaba en el colegio ya se daban clases de educación sexual donde para entrar a ellas necesitabas autorización de tus padres por escrito. Y todo lo que se haga en los colegios públicos viene sufragado con el mismo dinero que se van a sufragar estos cursillos. Lo úníco reprochable de una charla sobre sexo es que no se haga desde el más estricto sentido científico, así que si se habla de la masturbación desde un sentido técnico, no se está hablando más que desde el punto de vista científico. Si se dice que la masturbación favorece y beneficia al ser humano, por ejemplo que a los chicos les reduce el peligro de tener cáncer de próstata en edades adultas, no se hace otra cosa que hablarlo desde el punto de vista científico. El que luego cada uno lo haga uno en casa ya depende de la voluntad de cada uno. No creo que se le vaya a obligar a nadie que firme y jure que se masturbará de aquí en adelante si no es esa su voluntad. Pero el que se hable de la masturbación y se hable desde lo que hoy se conoce de ella no es menoscabar la libertad de nadie sino todo lo contrario.
Ah y que se haga la salvedad que tus críticas no tienen nada que ver con las creencias también me parece innecesario, tu comentario me parecía más político que religioso. Yo también soy católica y estoy deseando que si alguien lee mis comentario venga y me excomulgue, a ver si tiene lo que tenían nuestros eclesiásticos de la edad media que no dejaban títere con cabeza ante semejante comentario hereje como el mío, ah y a mucha honra, faltaría más.
ResponderEliminarTe parece mal, Amaranta, "que se critique algo por un contenido que nunca tuvo". No lo hagas tú con mi comentario, pues. En ningún momento he dicho, ni creo, ni que en esos cursos se vaya a practicar la masturbación en grupo, ni que vaya a exigirse a nadie un compromiso de masturbación futura. Naturalmente que no. Aunque solo sea porque tales cosas contravendrían la probada falta de contenido útil y efectivo que, como regla general, suelen tener los cursos organizados por la Administración, y te lo digo yo, que he asistido a unos cuantos... Ya imagino que se dirán unas cuantas obviedades que o bien todo el mundo sabe, o bien cualquier interesado puede descubrir por su cuenta o bien no es necesario para nada conocer, a cuenta de lo cual el paniaguado correspondiente cobrará sustanciosas cantidades de dinero público que estarían sin duda mejor empleadas en prácticamente cualquier otra cosa que se te ocurra. No puedo imaginar dinero más desperdiciado que el que se emplee en hablarle a los ciudadanos de las bondades de la masturbación, sinceramente.
ResponderEliminarPero aparte de este estúpido despilfarro, que con gran probabilidad encubrirá, además corruptelas, favores y chanchullos diversos -desgraciadamente ya no hace falta ser muy mal pensado para suponer estas cosas, basta con leer el periódico- lo que a mi me molesta es algo que a ti, y a mucha otra gente, no parece molestaros en absoluto, cuestión de gustos, supongo: que desde los espacios públicos se trate de organizar, aleccionar, dirigir, supervisar, normalizar... llámalo como quieras, cuestiones que a mi juicio corresponden única y exclusivamente a la esfera privada de cada cual. Me agobia, me molesta, me asedia y me fastidia que ya ni pajas pueda uno hacerse sin que un consejero autonómico venga a explicarle, gastando en ello dinero público, cuál es el mejor modo de hacérselas y cuántos beneficios obtendrá de cada sacudida. ¡Váyanse a hacer carreteras, hospitales y escuelas y déjenme masturbarme en paz, por Dios!
Vanbruh yo sólo he hecho una interpretación de esta frase tuya: " El de las satisfacciones eróticas, sean solitarias, compartidas, imaginarias o efectivas, me parece uno de los más sagrados, si no el más, reductos de la privacidad". Creí que tu crítica a estos cursillos la basabas en ella y de ahí que dijera que me parecía incorrecto insuar al menos, que desde estos cursillos se fuera a fomentar algo distinto a la libertad de cada uno y al hecho de que la masturbación se hiciera en la privacidad individual.
ResponderEliminarNo obstante a mi no me parece tan obvio que todas las personas sepan ya todo lo que hay que saber sobre sexo. Más que nada porque el sexo para llevarlo a la práctica no necesitas formación alguna, dado su contenido institivo animal, pero todos sabemos que cuanto más formado se esté en un tema más aumenta nuestra libertad al decidir sobre él. Y creer que nuestros jóvenes tienen ya una formación estupenda, cuando todos sabemos que sigue siendo rarísimo que dentro de los hogares españoles se tenga una postura ante este tema, dialogante y completamente integrado en el hogar. Incluso la gente de mi edad sigue sintiendo ese miedo y esa vergüenza para responder a las preguntas que los hijos le hacen y posponen y posponen el hablar claramente con ellos hasta edades en las que ya el hijo no les va a requerir esos conocimientos. Y esto es nuestra realidad, así que sí que creo que este tipo de formación es necesaria porque no nacemos con un manual de sexo debajo del brazo y bien es verdad que lo podemos aprender en otros sitios y no en un centro público. Pero las matemáticas también, la lengua, la física, la biología, la geología, los colegios no son necarios para que nuestros jóvenes aprendan estas disciplinas porque también se podrían aprender en los libros, en internet, o que nuestros padres nos enseñaran. Y así sucesivamente podríamos prescindir incluso de las universidades. Y como esto es absurdo pues igualmente me parece absurdo que sigamos prefiriendo que nuestros jóvenes sigan teniendo que buscarse la vida para aprender sobre sexo y que lo hagan como siempre se hizo. Porque todos sabemos a qué llevó la época en que esto se tenía que aprender así, a que esas personas tuvieran deficiencias y si no que no hubieran dicho que las deficiencias existían cuando por fin pudieron hablar.
En cuanto que a ti te parezca un despilfarro los 14.000 euros te diré justo lo que se dijo ayer en el intermedio. Cuando se insinuaba que los 12.000 que costaban los trajes de Camps era un "delito", se llegó a decir que esa cifra era irrisoria para considerar que se estaba cometiendo un delito. Quiero decir que si 12.000 es una cifra irrisoria para que un sólo hombre se vista, 14.000 debe ser mucho más irrisorio para que un montón de jóvenes vayan más formados por la vida. Es mi opinión, por supesto, lo mismo estoy equivocada, pero el saber nunca ocupa lugar y nunca es demasiado caro hacer que las personas sepan de cualquier tema.
Y, por cierto, no he hecho la salvedad que me atribuyes. Mis críticas SÍ tienen que ver con mis creencias. Hay poco de lo que pienso, digo y hago que no tenga algo que ver con ellas, y ese poco tiende a ser irrelevante. Me he limitado a explicar al cura de Miros que mis posturas relativas a la moral sexual, que naturalmente que se asientan en mis creencias, son muy probablemente distintas de las suyas y de las oficiales de la Iglesia Católica.
ResponderEliminarEl que uno se mastrube o no se masturbe es una decisión en la que sí influirán tus creencias, el nivel de influencia variará según tu nivel de formación sobre el tema. Pero lo que opinamos sobre si determinadas cuestiones deben ser aprendidas en centros públicos tiene más que ver con la política, precisamente porque el saber siempre hace al ser humano libre y quizás no interese tanto desde el poder aumentar la libertad del ser humano. En este caso desde el poder eclesiástico, que si bien es eclesiástico no depende de las creencias que predica sino de la gestión de sus feligreses y es más fácil gestionar a gente sin libertad que a gente libre.
ResponderEliminarPrecisamente el hecho de que ahora insinúen que van a excomulgar a aquellos políticos que apoyen la ley del aborto es una gestión política y no de creencias. Jamás dirán que van a excomulgar a todos los que hemos votado al PSOE porque esos son muchos que podríamos así mismo quitarle la x de nuestra declaración de la renta. Si me excomulgan tengo claro que se la quito, a ver quién pierde más. Pues eso, vamos a diferenciar la política aunque sea eclesiástica, de las creencias aunque sean católicas.
Sí, baso mi crítica a los cursillos en esa frase mía que citas. Pero no insinúo que desde ellos se vaya a fomentar "algo distinto de la libertad de cada uno", ni pretendo hacer creer que con ellos vaya a fomentarse la masturbación en grupo. No tengo nada especial en contra de la masturbación en grupo, para el que le guste. De lo que estoy en contra es de que el Estado se inmiscuya en aspectos privados de la vida de los ciudadanos. Para reprimirlos o para fomentarlos. En grupo, en solitario o en régimen de media pensión. Creo que el Estado debe ocuparse de lo que debe ocuparse, y que no debe ocuparse de lo que no debe ocuparse. El estado tiende por su propia naturaleza a crecer imparablemente y a invadir cualquier espacio en el que no se le impida activamente entrar. Creo que hay que pararle los pies. Y las manos. Dedicarlo, bien, a lo que sí es asunto suyo, y sacarlo, firmemente, de lo que no. La sexualidad de los ciudadanos, en mi opinión, NO es asunto suyo.
ResponderEliminarY todas las cosas tienen un precio razonable, pasado el cual no debemos estar dispuestos a pagar por ellas. No hay absolutamente ninguna de la que pueda decirse, sensatamente, que "nunca es demasiado cara." Adoctrinar desde el Estado sobre las bondades de la masturbación me parece carísimo páguese por ello el dinero que se pague, desde cincuenta céntimos, porque pienso que el dinero público no está para eso. Y me parece más caro aún en términos de iniciativa personal y de autonomía ciudadana. Todas estas cosas están fomentando ciudadanos aborregados y dependientes del Estado para prácticamente todo. Dentro de poco no nos resolveremos ni a mear sin haber hecho antes un cursillo pagado por el Ayuntamiento.
Bonita y de buen nivel la polémica entre Amaranta y Vanbrugh, mientras el cura Miroslav permanece agazapado detrás del confesionario, disfrutando como un loco (y deja de tocarte, que eres un sa-cerdo-te).
ResponderEliminarEn mi opinión, ambos lleváis razón y dais razones, aunque, en este caso, me inclino más por Amaranta (también en las razones que le daba a Caótica). Creo que informar siempre es bueno y adoctrinar siempre es malo, pero sólo si la infomación es correcta y aunque la doctrina sea "buena".
Por mi parte, soy partidario (en teoría, en la práctica eso es cosa mía y de mi privado mundo) de hacerlo con gentes de cualquier sexo, edad y condición, con seres de otros planetas, con animales, tales que vacas, ovejas y perros del mismo o distinto sexo, pero con una condición: que exista el mutuo acuerdo, el consentimiento mutuo. Por lo demás alardear de libertad, de heterodoxia o de orgiástico en algo que "debe" ser libre, privado y sí: enloquecedor a ratos, o no, es...ingenuo, infantil, inmaduro. De los censores mejor ni hablo.
Yo creo que subestimamos al ser humano si creemos que podemos adoctrinarlos desde la formación académica de un asunto tan biológico con es el sexo. Porque la sexualidad hoy en día es una rama de la ciencia y como tal hemos de observarla e impartirla. Si no creemos a nuestros docentes capaces de tal cosa porque son funcionarios, mal vamos. Es más es que esta costumbre de hacer creer que esto se puede hacer en los colegios es un frente más en la lucha política de los partidos por acceder al poder y ahora tendremos que escucharlo siempre que se vaya a retomar una reforma educativa. Y me parece absurdo porque tenemos una carrera universitaria que se llama "ciencias políticas" y a nadie se le había ocurrido que desde las universidades se pudiera adoctrinar a nadie que estuviera estudiando esto. Ayssss ahora vamos a tener que tener cuidado hasta con la carrera que elegimos.
ResponderEliminarDe todas formas Vangbruh y por curiosidad ejemplifícame cómo se adoctrina a alguien sobre sexo porque no llego a entenderlo. Qué van a fomentar entre nuestros jóvenes que tengan más relaciones sexuales¿¿??? de forma subliminal para aumentar la población activa para salir de la crisis. Porque vamos a ver todo adoctrinamiento que valga debe tener una consecuencias positivas a nivel de poder para aquel que lo ejerce. Adoctrinar por adoctrinar carece de sentido. ¿Al menos habéis pensado en los motivos por los que pensáis que quieren adoctrinarnos en sexo?. El papa sí que lo hace sin el menor vergüenza cuando dice que es pecado utilizar condón. Eso es adoctrinar. Porque si el papa hablara de que no se pueden mantener relaciones sexuales antes del matrimonio y con alguien que no sea tu pareja, sería hablar de unas creencias que debe fomentar y extender por el mundo. Pero cuando dice que no se debe utilizar condón está adoctrinando, él el condón debería ignorarlo porque en la vida sexual cristiana es el mejor método para no fomentar la propagación de las enfermedades venéreas, o te abstienes de cualquier relación sexual o sólo puedes mantenerla con una sola persona en la vida. No hay contagio que valga y así debería plasmarlo. Pero si habla de que no deben ponerse condón está falseando la realidad cristiana en pos de un adoctrinamiento donde se persigue el objetivo de mantener a la gente en la necesidad, que es lo que mantiene a la iglesia en la posición que tiene.
ResponderEliminarAsí que explicarme cómo nos va a afectar el adoctrinamiento del Estado sobre sexo, igual que yo he explicado el del papa, para entenderlo vamos.
Por resumir, Amaranta: a mí lo que me molesta no es qué cosa vayan a enseñar sobre sexo a nuestros niños, ni para qué lo hagan (sobre esta última cuestión tengo mis propias sospechas, que ya he insinuado: fundamentalmente para cambiar provechosamente de bolsillo el dinero público, para lo cual sirve igual dar clase de masturbación que de cine o de albañilería); lo que me molesta es que el Estado se ocupe de una cuestión en la que, en mi opinión, no debería entrar en absoluto, porque no nos lo inventamos para eso, ni deberíamos consentir que interviniera en ese ni en otros muchos asuntos en los que nos hemos acostumbrado a verle actuar.
ResponderEliminarO sea que aunque lo que enseñen esos cursos sea estupendo, que probablemente lo será, y aunque su intención sea inobjetable, que no lo dudo, no quiero que esos cursos existan. Por una cuestión teórica previa a ningun contenido concreto, ni a ninguna intención más o menos aviesa. Que, por si no ha quedado clara, formulo una vez más: No quiero que el Estado se inmiscuya, ni para bien ni para mal, en la vida privada de los ciudadanos. No quiero que el Estado se haga demasiado grande y activo, porque eso inevitablemente conlleva, a mi juicio, que los ciudadanos se vuelvan correlativamente pequeños e inactivos.
Estoy con Amaranta, no le veo el inconveniente a este tipo de talleres que, no se trata de decirle a la gente como se tiene que masturbar, se trata de darles una formación sexual seria y científica a unos adolescentes sobrecargados de información por los medios.
ResponderEliminarNo se trata de adoctrinar a nadie (adoctrinar para que nos masturbemos de una manera determinada, ¿con qué opjetivo?) yo creo que se trata más bien de derribar mitos estúpidos que aun existen, como qué llegar al orgasmo mediante la masturbación puede perjudicar que luego se llegue con la penetración.
Si la educación sexual es inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos, entonces también lo es la educación en si. En las escuelas no solo se enseñan conceptos y conocimientos. En las escuelas se forman futuros ciudadanos. Y en mi opinión, la labor más importante de la educación es formar ciudadanos con la cabeza lo mejor amueblada posible.
ResponderEliminarEntonces tú no temes un "adoctrinamiento político" ya que las intenciones que tú crees que tienen es el trapicheo y no la manipulación de las personas a las que imparten estos cursos. Adoctrinar es manipular la opinión falseando los conocimientos y no es lo que tú prevees en lo que apuntas.
ResponderEliminarTú simplemente crees que el sexo no es una materia a estudiar, porque los colegios son centros que dependen del Estado también y el sexo donde se debe aprender como disciplina es en un colegio. Y si piensas que el Estado no debe impartir esta formación es que piensas que el sexo es más que simple biología.
No creo que el Estado se haga más fuerte porque incluya el sexo dentro de las materias a estudiar. El Estado se hace fuerte si adoctrina realmente, si falsea la formación, si la reduce, si sus centros de formación no son lo suficientemente buenos como para que los que salgan de ellos puedan competir con los que salgan de los centros privados. Este es el adoctrinamiento que veo yo en todo este tipo de desviaciones de la atención, estamos más preocupados por la asignatura de ciudadanía, una maría, que sustituye a la otra maría, la religión, que la han quitado de los colegios, y ahora por el sexo, que lo que realmente nos tendría que importar, hoy en día un alumno que procede de escuelas públicas no compite en igualdad de condiciones con los que han estudiado en colegios privados.
Cualquier rama de la ciencia debe ser aprendida en los centros que se dedican a la enseñanza, el sexo lo es, no es conveniente aprenderlo en la calle, practicarlo tampoco, mejor un coche.
El único problema es que estás mezclando dos cuestiones para mí netamente distintas: que en los colegios se imparta Educación Sexual me parece tan adecuado como que se enseñe Geografía o Matemáticas, no tengo nada contra ello y tampoco he dicho nada que permita pensar que sí. La educación de los niños, en todos los aspectos en que deben ser formados, incluído ese, sí me parece función propia del Estado y materia en la que gastar adecuadamente el dinero público.
ResponderEliminarContra lo que me he manifestado es contra la organización de unos cursos específicos sobre masturbación organizados por una consejería autonómica que No es la de Educación, fuera de los horarios, de los programas y de los centros de enseñanza. Pensaría lo mismo si los cursos fueran sobre macramé, sobre filatelia o sobre cualquier otra materia relativa a la vida privada de los ciudadanos, en las que, repito a riesgo de ser cansino, ni al Estado se le ha perdido nada, ni creo que deba gastar en ellas los impuestos que le entregamos para otros fines, nunca satisfactoriamente cumplidos, por cierto. Pero como el post iba de masturbación y los cursos de los que simultáneamente han hablado los periódicos también, a ellos me referí. Cuando Miroslav escriba un post sobre bricolage doméstico y la Xunta de Galicia, pongo por caso, organice cursos sobre decoración de interiores, podemos reemprender el debate centrados en los nuevos datos. Seguiré diciendo lo mismo. En cuanto a la palabra "adoctrinar", que parece ser la que ha motivado la idea de que mi repulsa iba contra supuestas intenciones manipuladoras del Estado, la he utilizado en su significado más neutro e inocente de "impartir doctrina" = "informar sobre un asunto". Repito, nunca suficientemente: no me molestan, en este caso al menos, los contenidos que difunda el Estado ni las intenciones con que lo haga. Me molesta que se meta, bien o mal, donde creo que no debe meterse ni bien ni mal.
¿Subestimar al ser humano porque se pueda adoctrinarlo? Sí, Amaranta, se puede, por eso se hace desde la noche de los tiempos, por eso, porque castras mentalmente (que es menos cruenta pero más eficaz forma de cortar genitales). Lo que sucede es que, por fortuna, como cualquier otra mentira por elaborada que sea, no funciona con todos ni con uno todo el tiempo.
ResponderEliminarPues ahora sí lo he entendido bien. Gracias por explicármelo.
ResponderEliminarLanski ya sé que se adoctrinar es algo fácil de hacer y que por eso se hace, lo que no sabía es cómo nos podían adoctrinar sobre sexo hoy desde el Estado. No entendía con qué intención un Estado podía hoy en el siglo XXI si quiera intentarlo, cuando hasta a la Iglesia ya le flaquean las fuerzas para poder seguir haciéndolo. Y sobre todo las intenciones que podía tener un Estado laico para hacerlo y qué pretendía conseguir con ese adoctrinamiento. La cuestión es que Vangbruh no iba por ese sentido y ahora ya me cuadra más.
ResponderEliminarAmaranta: No me digas que no te da morbo el curilla, mujer. En vez de alejarte de él, lo que tienes que hacer es dejarle que intente adoctrinarte y, a la chita callando, enseñarle tú a él.
ResponderEliminarNúmeros: Totalmente de acuerdo, es un caso flagrante de abuso. Ahora bien, te ha delatado tu concepción machista de la masturbación.
Chrysagon: Ciertamente, mi cura es una invención sarcástica. Pero aunque el personaje sea ficción, no lo es su discurso, ni tampoco éste es anacrónico. Basta que curiosees un poco por internet y encontrarás estas opiniones defendidas calurosamente. Así que el péndulo puede haberse ido al otro lado, pero no para todos. Eso sí, seguramente, como en todo, la virtud no esté en los extremos.
Lansky: Tu comentario sobre el famoso informe Kinsey me anima a escribir un post al respecto. Cuando lo publique te pediré un favor al respecto.
Dante: Al infierno se va a ir usted, pajillero.
Nanny: Te equivocas (y esto no va con sarcasmo). Creo que el celibato (el de verdad) tiende a disipar las necesidades sexuales. La obsesión eclesial por el sexo tiene más que ver, en mi opinión, con la voluntad de poder que con las represiones de los predicadores. Pero esto debería discutirse en mayor profundidad.
Caótica : Como parece que tus dudas respecto a lo que quería expresar Chrysagon han quedado aclaradas no digo nada al respecto. Eso sí, he de confesarte que me ha sonado algo presuntuosa esa afirmación tuya de "me alegro de haber nacido en el 79, me alegro de haber sido siempre dueña de mi cuerpo, de conocerlo como nadie, de follar con quien me de la gana y cuando me de la gana, de poder hablar con mis amigas de sexo, sin rubor y con total sinceridad". Por supuesto puede ser verdad pero quizá haya un fisquito de exageración. Yo, como Crhysagon, también soy del 59 y no dudo de que los nacidos entonces lo tuvimos peor que los del 79 en cuanto a los comecocos dañinos que nos hicieron con las obsesiones sexuales durante nuestros años escolares. Pero tampoco creo que los nacidos en el 79 (o más tarde) estén tan libres de ellas como para poder creer que su relación con el sexo sea absolutamente libre de prejuicios y efectos sobre su psicología. De otra parte, esos veinte años que nos separan, además de un handicap, también tienen su parte ventajosa. Son veinte años para madurar, entre otras cosas, nuestra concepción del sexo. Ah, en cuanto al comentario de Lansky, no te lo tomes como ofensa. Supongo que tu comentario le pareció un poquillo presuntuoso y te lo insinuó así con su estilo. En ningún momento se arroga autoridad para darte permiso de alardear o no.
ResponderEliminarjordim: Bienvenido por aquí. Y sí, a veces salva vidas.
ilya: Te digo lo que a Amaranta. Ah, y no me creo que te hayas leído los posts de sudokus :)
Lansky: ¿Mi cura un libertino? Que no te oiga, que no sabes de lo que es capaz llevado por su santa ira. Y excomulgado puede que ya lo estuvieras (es lo bueno de esas excomuniones genéricas), pero seguro que no te han tachado de la lista.
Amaranta: Que veinte años no es nada ... decía el tango. Y, sí, prejuicios tenemos todos. Lo que a cada uno le toca es, de entrada, identificarlos.
Zafferano: Me das la razón, Zaffe, la distancia de veinte ni se nota (menuda estás hecha tú). Y si no es ni el 59 ni el 79, ¿será la media aritmética de ambos?
Vanbrugh + Amaranta: Interesante debate el vuestro aunque, como se cansa de insistir Vanbrugh, a partir de un malentendido sobre su postura (aunque finalmente aclarada). La tesis de Vanbrugh es que el Estado no debe meterse en el ámbito de los individuos, la cual (máxime tal como van los tiempos y lo que ha enseñado la historia) puede ser bastante compartida por todos. El problema, en la práctica, es cómo trazar en cada caso la línea divisoria. En el caso del sexo, parece que ambos coinciden en que una educación sexual, lo más "devalorizada" posible (sin juicios de valor) puede ser buena, sobre todo por razones de salud pública. Evidentemente, enseñar técnicas de masturbación no se justifica con dineros públicos (aunque dudo de que tal cosa sea lo que promueve la Junta de Extremadura). Sería fantástico (emulo a Serrat) que el dinero público no se empleara en calificar éticamente el sexo; es decir, ni fomentar su práctica ni condenarla. Lo que pasa es que, si somos honestos, habiendo abusos en el sentido que denuncias, también es verdad que muchas veces las actuaciones "neutrales" son vistas por determinadas personas como "parciales". Esas personas (o instituciones) lo que en realidad quieren no es una neutralidad de lo público, sino una parcialidad pero, eso sí, del lado del que ellos están. En todo caso, estamos de acuerdo (supongo) en que cursillos sobre técnicas masturbatorias serían perfectamente aceptables si los imparten empresas privadas.
ResponderEliminarLansky: Mi cura no está agazapado tras un confesionario mientras lee estos comentarios en internet. Para evitarle disgustos le he cortado la conexión y sólo le dejo entrar a mi blog de vez en cuando.
Caótica: No conocía ese "mito" que citas. ¿Se refiere al hombre o a la mujer? Si se trata de la mujer, entiendo que viene a decir una mujer que se corre masturbándose tiene luego dificultades para hacerlo mientras la penetran. Desde tu propia experiencia, no estaría mal que aclararas la relación entre ambos orgasmos femeninos (clitoris y vagina), en el supuesto de que, en contra de lo que muchas sostienen, el segundo exista.
Caótica: El problema de entender que la educación debe abordar la formación ética es que hay muchos temas en este ámbito sobre los que no hay ni mucho menos unanimidad. Yo suscribiría tu afirmación respecto a aquellos valores que podemos considerar todos incuestionables, pero sería muy prudente en reconocer le derecho al Estado en aquellos otros sobre los que no hay consenso (estoy así más cerca de Vanbrugh). En lo que sí estoy de acuerdo contigo es en que la labor de la educación es formar ciudadanos con la cabeza lo mejor amueblada posible, peor eso implica, sobre todo, enseñar a pensar (y, por supuesto, conocimientos) no tanto a juzgar. Lo lamentable es que la insistencia estéril en la "formación de ciudadanos" va pareja con un abandono de lo que sí debería afrontar la escuela: amueblar la cabeza.
Lansky: Aprovecho tu comentario para seguir contestando a Caótica. Justamente la mejor manera de contrarrestar la eficacia del adoctrinamiento es insistir en la faceta de la educación como aportación de conocimientos, para lograr que el humano "amueble" su cabeza, piense mejor y sea más difícil de manipular.
Pues siento si mi afirmación ha sonado presuntuosa y exagerada. Se me ha entendido mal, porque tampoco creo ni tengo la percepción de que los de mi generación estemos libres de prejuicios y tabúes con su consecuencias psicológicas. Hablo de mi, y de mi experiencia. No viví la dictadura, ni el grado de represión de generaciones anteriores, pero me puedo imaginar que de haber nacido en esa época, me hubiera sido mucho más dificil seguir el camino que elegí seguir hace ya casi diez años: el de intentar vivir mi sexualidad de una forma libre. Y no he estado libre de prejuicios, pero he podido irlos superando. Si me alegro de haber nacido en el 79 es porque creo que la evolución de mi sexualidad hubiera estado plagada de más sombras de las que ha tenido. Y si me siento orgullosa de poder tener una relación totalmente íntima con unas pocas mujeres a las que adoro, hasta el punto de que podamos compartir nuestras experiencias sin pelos en la lengua, disculpadme por decirlo. Y si me siento dueña de mi cuerpo, porque desde niña me masturbé, y nunca he pretendido que sea la otra persona la que sepa como proporcionarme orgasmos, disculpadme si resulto prepotente. He intentado expresar mi experiencia y mi relación con el sexo, la mía, unica y personal, y no creo que alguien que no me conoce pueda decir si es o no una exageración.
ResponderEliminarEl "mito" supongo, se refiere tanto tanto a hombres (supongo que se piensa que si se acostumbran a su propia mano no serán capaces de correrse en compañía) y mujeres. Soy mujer, y tengo una vagina y un clítoris, pero no tengo más. No te puedo aclarar nada sobre la relación entre orgasmo vaginal y clitoriano, porque en mi caso el vaginal no existe. Pero no me atrevería a decir que no existe el orgasmo vaginal. Algunas de mis amigas lo experimentan, y no soy yo quien para no creérmelo. El tema siempre me ha interesado, supongo que porque en mis inicios me solía sorprender que no pudiera alcanzar el orgasmo solo con penetración. Por eso siempre he sido muy curiosa y cuando he tenido ocasión he preguntado. Una vez, conocí a una sexóloga amiga de un amigo, y le pregunté sobre el tema. Ella me dijo, que efectivamente había mujeres que experimentaban orgasmos vaginales, y otras que no. Pero que esos orgasmos vaginales, no eran independientes del clítoris. Dependiendo de la fisionomía propia de los órganos de la mujer, es posible que medieante la penetración se estimulen las zonas de las raices del clítorís, que tambien se estimulan mediante el sexo anal...algo así me explicó.
ResponderEliminarRespecto a la educación, precisamente la última reforma educativa va encaminada a amueblar la cabeza. Se incide en la ley sobre la necesidad de enseñar para algo, y ese algo es dar a los alumnos los recursos suficientes para que se puedan enfrentar a la vida con independencia, autonomía y libertad. A esto lo han llamado competencias básicas, que vienen a ser las destrezas, conocimientos, aptitudes y actitudes necesarias para poder enfrentarse a lo que venga.
ResponderEliminarYo el único orgasmo vaginal que he tenido ha sido mediante la estimulación del punto g, así que tampoco fue a través del coito. Y es mucho más intenso que el orgasmo clitoriano, mucho, mucho más. Lo que pasa es que el otro día leí que la percepción de la intensidad que podemos tener de los orgasmos físicamente sólo se diferencian por segundos, los unos de los otros. Así que ya no sé muy bien cómo tomármelo.
ResponderEliminarY Miros poco tendría yo que enseñarle al curilla, más que nada porque mis tiempos de celibato son mucho más extensos que mis tiempos de actividad.
SR. MIROS ¡Su comentario me ofende profundamente!
ResponderEliminarComo ya hizo ver Fray Panciutti, a quien Dios guarde muchos años, al pecaminoso Sr. Vanbrugh (con semejante nombre seguro que es un hereje protestante), la Iglesia no debe ser tildada de machista y el vicio nefando SOLO es propio de varones. ¿Acaso las monjas advertían a sus alumnas de las consecuencias de semejantes prácticas tan dañinas y perversas para el ser humano?.
¡POR SUPUESTO QUE NO! Para que iban a advertirlas de algo que NUNCA han hecho las mujeres (las decentes, entiéndase)
Todas sabemos que aquellas que están llamadas a ser las santas madres de nuestros hijos, lo único que tienen que hacer es: tumbarse, cerrar los ojos y pensar en Inglaterra.
Amen.
P.D. Espero anhelante la próxima epístola de Fray Panciutti , a quien Dios guarde muchos años. Mi única duda es si esta vez habrá espejos.
Esta es la información (cortada y pegada -erratas incluidas-) que ofrece la Junta de Extremadura del curso de marras.
ResponderEliminarReconozco que soy un pervertido, pero a mi esto de:
se impartirán de una manera activa, favoreciendo la participación e implicación de las y los participantes, a través de las dudas y los recursos utilizados, siempre de una manera lúdica y formativa
me suena una poco a orgía. ;-)
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La sede del CJEx acoge mañana viernes el taller de la campaña de educación afectiva sexual “El placer está en tus manos”
Mañana viernes 23 de octubre, a partir de las 10.00 horas, la sede del Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx), acogerá un talller de educación afectiva sexual, enmarcado dentro de la campaña “El placer está en tus manos” que el CJEx y el IMEx han puesto en marcha.
Esta iniciativa persigue, entre otros objetivos, construir un espacio de intercambio y participación; facilitar la adquisición, desarrollo e interiorización de hábitos saludables, autoestima, seguridad; y analizar las discriminaciones de género que se dan en el ámbito de la sexualidad.
Los talleres también se llevarán a cabo el próximo 13 de noviembre en Trujillo y el 20 de noviembre en la localidad de Navalmoral de la Mata. Los mismos, que abordarán temas como la anatomía y fisiología sexual, la identidad de género, la autoestima…, se impartirán de una manera activa, favoreciendo la participación e implicación de las y los participantes, a través de las dudas y los recursos utilizados, siempre de una manera lúdica y formativa.
Fuente: http://www.cjex.org/index.php/sala-de-prensa/notas-de-prensa/93--la-sede-del-cjex-acoge-manana-viernes-el-taller-de-la-campana-de-educacion-afectiva-sexual-el-placer-esta-en-tus-manos.html
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Estoy seguro que el discurso de “tu cura” existe y quizás esté más extendido de lo deseable. Igualmente, en Estados Unidos, desde hace ya algún tiempo, viene reproduciéndose la polémica entre Evolucionistas y Creacionistas ¡Como si tal cosa! (Y uno alucina). Pero no nos engañemos, el ser humano… ¡La Naturaleza¡ jamás ha involucionado. Por lo tanto: o próximamente desaparecen definitivamente los defensores de esos discursos (para mí anacrónicos), o tendré que admitir, que estaba equivocado. Querría añadir para terminar, que yo, como estrategia para combatir todo lo que me parece obsoleto, actúo de la siguiente manera: primero me informo, y luego paso a ignorarlo, con la esperanza de que ello se diluya: “porque yo no le hago caso” y desaparezca (pensamiento mágico).
ResponderEliminar…Y en defensa de Caótica decir que es verdad que lo suyo suena a mucho, pero que yo la creo. ¿Si hay gigantes del pensamiento, las artes o cualquier otra actividad humana, porqué Caótica no va a ser una chica “10”?
En mala hora se me ocurrió hacer el dichosito comentario, parece que hay que pedir perdón por no estar psicologicamente castrada.
ResponderEliminarEso son los prejuicios con los que cada cual mira, Caótica, tú ni te preocupes, la prepotencia en todo caso es exceso de seguridad, y en este blog precisamente de prepotencia no carecen los comentaristas.
ResponderEliminarAmen!
ResponderEliminarOs habeis fijado que, de largo, es el post con más comentarios.... Por supuesto, muchos más que los post del sudoku....
Curioso....