Anne Waldman es una poeta –me sale espontáneamente poetisa, pero parece que el término hiere suspicacias entre las mujeres que lo tildan de despectivo (no todas, Rosa Chacel lo usaba sin rubores); espero que no hayamos en breve de llamar poetos a los hombres que escriben poesía–. Decía, en fin, que Anne Waldman es una poeta, nacida en New Jersey en 1945 pero críada en el Greenwich neoyorkino, en la época de la generación beat, amiga de Ginsberg, de Kerouac ... Su nombre me sonaba de fuentes dylanescas pues se sumó a la troupe de Bobby durante la famosísima Rolling Thunder Revue, una gira de conciertos entre el 75 y el 76 e incluso (de eso me entero ahora) trabajó en la preparación de Renaldo y Clara, la peli de Dylan (un bodrio, pero es sólo mi opinión). O sea que me sonaba el nombre pero sólo eso, y poco más sé ahora, salvo los retazos de información que he ido entresacando de internet. Por supuesto nada había leído de ella hasta este fin de semana que me he topado con su larguísimo poema (casi 600 versos, unos cuantos repetidos, y eso la primera parte, que creo que hay una segunda) titulado Fast speaking woman (mujer que habla deprisa).
La estructura del poema es simple: sucesivas declaraciones en primera persona que van enunciando lo que ella es. "Soy una mujer crepúsculo / Soy una mujer trompeta / Soy la mujer de rafia / Soy una mujer volátil / Soy la mujer azuzada / Soy la mujer vagabunda / Soy la mujer insolente / soy la mujer enloquecida / Soy la mujer libertina / Soy la mujer desenraizada, la mujer destruída / la mujer explosiva, la mujer demonio" y así muchos, muchísimos más. Obviamente, quien canta, es una y todas las mujeres; quizá cabría decir que cada mujer es (o llega a ser) todas las mujeres o, si se prefiere, que todas las mujeres posibles, de cualquier lugar, de cualquier tiempo, de cualquier alma, están en cada una de ellas (naturalmente, ese holismo trascendente no es aplicable a los hombres, tan burdos y elementales somos). Desde luego, el poema es un ejercicio admirable de recopilación de adjetivos (o sustantivos con función calificativa), extravagantes la mayoría y en no pocas ocasiones hallazgos de tremenda fuerza poética. Pero, sobre todo, como la misma autora ha explicado, es una especie de salmodia, un canto hecho de mantras basado en la expresividad fonética de las palabras. De hecho, los versos se van enlazando mediante la asociación de palabras de similar sonoridad ("I'm a high-heeled woman / I'm a high style woman / I'm an automobile woman / I'm a mobile woman", por ejemplo) con el repetido martilleo final de la palabra woman. Todos los poemas son para leerse en voz alta, pero éste más que ninguno, pues su eficacia "energética" (término de la autora) descansa en pronunciar los versos en voz alta, enfáticamente, para convertirlos en balas que atraviesan la corteza cerebral hasta llegar a lo más hondo y lo más primitivo de nuestra esencia (o de la esencia femenina que, quiero pensar, también radica en nuestras profundidades). He conseguido en la red un audio de Anne Waldman leyendo el poema y en Youtube hay un video (donde se la ve en declamación gesticulante, usando también el cuerpo para incrementar la expresividad de las palabras). Por supuesto, no es ni de lejos la totalidad, pero creo que escucharlos (y verlo) puede resultar interesante y más clarificador que mis torpes palabras.
Fast speaking woman - Anne Waldman
El poema (o más bien, el libro-poema) es de 1975 y parece que fue el propio Ginsberg quien la animó a escribirlo. Se inspira en las técnicas de la poesía oral de la célebre curandera María Sabina, una mazateca de Oaxaca, que componía cantos rituales para guiar a las jóvenes durante los viajes alucinógenos producidos por el consumo de hongos psicotrópicos. Esta María Sabina (de quien creo que he escrito algo) fue quien recibió en 1953 al antrópologo yanqui Robert Wasson, uno de los principales difusores de los efectos psicodélicos y del chamanismo, que tanto éxito tuvieron en los años hippies estadounidenses. Este "regreso" a las fuentes orales de la poesía brindó notoriedad a la Waldman y la convirtió en una de las protagonistas de los performances poéticos, revitalizando en cierta medida la poesía e hibridándola con otras manifestaciones artísticas confundidas a veces con el mero espectáculo de masas (es que hay que irse adaptando a los tiempos). De esos años, mediados de los setenta, es la ya comentada gira de Dylan en la que se integró Waldman, pero podríamos encontrar muchos más ejemplos. La cuestión es que, al margen de gustos y de las naturales reticencias que en muchos nos producen tantas alharacas y fuegos fatuos asociados, no se puede negar que Anne Waldman se convirtió en un referente del activismo poético, teñido éste de budismo, chamanismo, pacifismo, feminismo, espiritualismo, ecologismo y todos los ismos emparentados que se puedan imaginar.
Anne Waldman tiene más de cuarenta libros pero no he encontrado ninguno publicado en nuestra lengua. El poema que da origen a este post, lo he conseguido de una página de internet y lo he tenido que transcribir (no se puede copiar y pegar) esforzadamente. Tras leerlo un par de veces, he empezado a traducirlo (voy por la mitad, más o menos), proceso laborioso y lento, dado mi penoso nivel de inglés; no obstante, lo acabaré y pondré un enlace en este post al texto bilingüe, con la esperanza de que alguien mejore mi mediocre traducción. ¿Y cómo me he ido a topar con esta mujer que habla deprisa? Pues a través de una de las cantautoras italianas que tengo previsto glosar en un próximo post. Se trata de Marina Rei, quien en su último disco incorpora la traducción y adaptación musical de una parte del mismo (si lo cantara todo entero, el tema ocuparía el CD completo). Me gusta la versión de esta chica, que es la que acompaño para acabar.
La estructura del poema es simple: sucesivas declaraciones en primera persona que van enunciando lo que ella es. "Soy una mujer crepúsculo / Soy una mujer trompeta / Soy la mujer de rafia / Soy una mujer volátil / Soy la mujer azuzada / Soy la mujer vagabunda / Soy la mujer insolente / soy la mujer enloquecida / Soy la mujer libertina / Soy la mujer desenraizada, la mujer destruída / la mujer explosiva, la mujer demonio" y así muchos, muchísimos más. Obviamente, quien canta, es una y todas las mujeres; quizá cabría decir que cada mujer es (o llega a ser) todas las mujeres o, si se prefiere, que todas las mujeres posibles, de cualquier lugar, de cualquier tiempo, de cualquier alma, están en cada una de ellas (naturalmente, ese holismo trascendente no es aplicable a los hombres, tan burdos y elementales somos). Desde luego, el poema es un ejercicio admirable de recopilación de adjetivos (o sustantivos con función calificativa), extravagantes la mayoría y en no pocas ocasiones hallazgos de tremenda fuerza poética. Pero, sobre todo, como la misma autora ha explicado, es una especie de salmodia, un canto hecho de mantras basado en la expresividad fonética de las palabras. De hecho, los versos se van enlazando mediante la asociación de palabras de similar sonoridad ("I'm a high-heeled woman / I'm a high style woman / I'm an automobile woman / I'm a mobile woman", por ejemplo) con el repetido martilleo final de la palabra woman. Todos los poemas son para leerse en voz alta, pero éste más que ninguno, pues su eficacia "energética" (término de la autora) descansa en pronunciar los versos en voz alta, enfáticamente, para convertirlos en balas que atraviesan la corteza cerebral hasta llegar a lo más hondo y lo más primitivo de nuestra esencia (o de la esencia femenina que, quiero pensar, también radica en nuestras profundidades). He conseguido en la red un audio de Anne Waldman leyendo el poema y en Youtube hay un video (donde se la ve en declamación gesticulante, usando también el cuerpo para incrementar la expresividad de las palabras). Por supuesto, no es ni de lejos la totalidad, pero creo que escucharlos (y verlo) puede resultar interesante y más clarificador que mis torpes palabras.
Fast speaking woman - Anne Waldman
El poema (o más bien, el libro-poema) es de 1975 y parece que fue el propio Ginsberg quien la animó a escribirlo. Se inspira en las técnicas de la poesía oral de la célebre curandera María Sabina, una mazateca de Oaxaca, que componía cantos rituales para guiar a las jóvenes durante los viajes alucinógenos producidos por el consumo de hongos psicotrópicos. Esta María Sabina (de quien creo que he escrito algo) fue quien recibió en 1953 al antrópologo yanqui Robert Wasson, uno de los principales difusores de los efectos psicodélicos y del chamanismo, que tanto éxito tuvieron en los años hippies estadounidenses. Este "regreso" a las fuentes orales de la poesía brindó notoriedad a la Waldman y la convirtió en una de las protagonistas de los performances poéticos, revitalizando en cierta medida la poesía e hibridándola con otras manifestaciones artísticas confundidas a veces con el mero espectáculo de masas (es que hay que irse adaptando a los tiempos). De esos años, mediados de los setenta, es la ya comentada gira de Dylan en la que se integró Waldman, pero podríamos encontrar muchos más ejemplos. La cuestión es que, al margen de gustos y de las naturales reticencias que en muchos nos producen tantas alharacas y fuegos fatuos asociados, no se puede negar que Anne Waldman se convirtió en un referente del activismo poético, teñido éste de budismo, chamanismo, pacifismo, feminismo, espiritualismo, ecologismo y todos los ismos emparentados que se puedan imaginar.
Anne Waldman tiene más de cuarenta libros pero no he encontrado ninguno publicado en nuestra lengua. El poema que da origen a este post, lo he conseguido de una página de internet y lo he tenido que transcribir (no se puede copiar y pegar) esforzadamente. Tras leerlo un par de veces, he empezado a traducirlo (voy por la mitad, más o menos), proceso laborioso y lento, dado mi penoso nivel de inglés; no obstante, lo acabaré y pondré un enlace en este post al texto bilingüe, con la esperanza de que alguien mejore mi mediocre traducción. ¿Y cómo me he ido a topar con esta mujer que habla deprisa? Pues a través de una de las cantautoras italianas que tengo previsto glosar en un próximo post. Se trata de Marina Rei, quien en su último disco incorpora la traducción y adaptación musical de una parte del mismo (si lo cantara todo entero, el tema ocuparía el CD completo). Me gusta la versión de esta chica, que es la que acompaño para acabar.
Donna che parla in fretta - Marina Rei (Musa, 2009)
un regalo de lujo para despistados como yo que, de conocerla, la habían olvidado...gracias
ResponderEliminarNo conocía a esta poetisa (al lenguaje políticamente correcto, en lo que para mí tiene no de respeto sino de ñoñería coercitiva le pueden 'ir dando'), sí a Mr Zimmerman al que tu con asombrosa familiaridad llamas Bobby y sobre todo a Wasson, el padre de la etnomicología junto al químico Hofmann, y erudito de los hongos alucinógenos, psicotrópicos en el contexto de tu estupendo post. Gracias
ResponderEliminarDe nada, Dante. Me alegra habértela recordado.
ResponderEliminarBastante me interesan, Lansky, esos años de mediados de la pasada centuria en los que unos cuantos locos (adjetivo absolutamente compatible con el rigor intelectual y la competencia profesional) se apasionaron por los psicotrópicos. Incluso creo (como digo en el post) haber escrito sobre la mítica María Sabina, pero no me he molestado todavía en comprobarlo.
En cuanto a Bobby, si lo piensas, no es tan asombrosa mi familiaridad vocativa. Al fin y al cabo, llevo casi 40 años siguiéndole y, sin llegar a los excesos frikis de algunos de sus mitómanos, creo que conozco bastante bien su obra y suficientemente su vida y milagros.
Ah, de nada a ti tambien; y gracias por el calificativo que le dedicas al post.
Fantástico post, como siempre.
ResponderEliminarEnvidio el título de tu blog 'Conciertos y desconciertos', porque uno flota ya entre esas dos aguas sin avanzar mucho.
Esa mujer estaba como una chota, y no es que hablara mucho o muy deprisa, sino que simplemente iba 'espitosa'. No me gusta demasiado esa generación de artistas aunque leerlos es de obligado cumplimiento.
Me ha hecho especial gracia lo de Rosa Chacel llamándose poetisa; porque la conocí personalmente en la Calcografía Nacional (Escuela de Bellas Artes, Madrid) presentando un libro que edité con poesías de Clara Janés y grabados de Rosa Biadiú. 'Fósiles'. Le chiflaba lo de ser poetisa. No recuerdo el año exacto.
Regalé a Lansky un ejemplar de 'Fósiles' numerado y firmado la noche en que nos vimos de kedada por el viejo Madrid. Rosa - más salada que las pesetas - me dedicó su 'Alcancía I...'.
Creo recordar que estaba allí sentadita la Zambrano. Oye: un jolgorio para la tercera edad muy alejado de lo salaz...
P.S. Cenando una noche en casa de Paco Calvo Serraller, con Fernando Savater y otros pregunté con una chispita de guasa por qué era tan intrincada la Zambrano escribiendo, ('Claros del Bosque' no está nada 'claro'), y me respondieron a coro: PARA JODER, para molestar.)
Grillo
Grillo: La Waldman, más que como una chota, debía gustar de los psicoactivos. Yo no tuve la suerte de conocer a la Chacel, pero me encanta que me confirmes que, en efecto, ella prefería lo de poetisa. Gracias por tu comentario; por cierto, ¿ya estás de vuelta?
ResponderEliminarAnte la invasión de mi ciudad por hordas católicas furibundas y hormonadas hago saber que:
ResponderEliminarSI DIOS EXISTE NO ME CAE NADA BIEN
(Ah, Grillo, y no se me olvida que te debo una foto, a tu elección; y tú Miros, perdona la desfachatez de que use tu blog como si estuviera en mi casa o en mi tablón de anuncios)
Yes, Miros: he vuelto de vacaciones. Solo estuve en Manilva una semana con hermano y hermanas. No olvides que llevo ya casi 6 o 7 años de vacaciones ininterrumpidas en mi paralelepípedo rectangular, con muy escasas salidas.
ResponderEliminarVoy a abusar de tu hospitalario blog para comentar esta visita del Papa, respondiendo a Lansky - el fotógrafo, biólogo, antropólgo, amador, campestre y esas cosas.
Dios no me cae ni bien ni mal ni todo lo contrario. Por otro lado, si esta religión dice que somos eternos lo que haiga después de palmar tiene que ser obligatoriamente lo mismo que fuera antes de nuestro nacimiento. Lo de un premio o un castigo a fortiori sería una broma de pésimo gusto, (y que me perdone Vanbrugh.)
No obstante, para no ser maleducado con los creyentes he colgado de mi balcón principal un cartelón con una primicia para el gentío de chavalones y chavalas que desfilan por mi calle. Les doy la fórmula del agua bendita: hache Dios 0.
Y si me dejas seguir abusando de tu blog contaré algo que podría pasar con este enjambre de jóvenes y jóvenas visitantes tan llenos de fe, de entusiasmo y tan hacinados en bocas de Metro, jardines y tienducas de campaña.
Sós grande, tío.
Grillo
Sé por ahonde vas, Grillo, las mochilas no incluyen condones, en cuanto a tu fórmula del agua bendita es genial, y si quieres aclararte el pelo, entonces Hache Dios O Dos
ResponderEliminarQué rápido eres, Lansky.
ResponderEliminarEn efecto: creo que a más de una chavalilla le van a arrimar un rabo nocturno con la exaltación, con el sofoco y la calentura. Muchas de ellas están de buen ver.
Volverá la preñada a su terruño y se dejará sacar el feto aunque sea mismamente con un hurón, como hacían los cazadores antañones para sacar conejos de sus madrigueras.
No olvido tu promesa de una foto. La que tú elijas me parecerá la mejor.
¿El Papa lleva ropa interior de alta fantasía también o los Ocean paqueteros de toda la vida?
(Vanbrugh nos va a retirar el cariño o incluso el saludo por estas tórpidas palabras.)
Grillo