Durante estos días de acueducto (no para mí) se me han presentado por inconexas vías dos intrigantes curiosidades, no en sí mismas, sino por su coincidencia temporal. Ya he comentado en otros posts cuántas veces, por más que me sigo asombrando, ocurren sucesos de este tipo; probablemente bastantes más de los que, por falta de atención, percibimos. El Dios titiritero que gobierna nuestros destinos es, qué duda cabe, un inveterado e incorregible bromista.
El domingo pasado, paseando entre los puestos del mercadillo (rastro lo llaman los chicharreros) que todas las semanas se monta en la parte baja de esta ciudad, entre un montón de libros cochambrosos y revistas amarillentas esparcidas en un tablón, me saltó a la vista la portada de un comic de tapa acartonada, activando un remotísimo recuerdo infantil de los muchos que debo guardar en rincones inaccesibles de mi cerebro. Aparecían un caballero empelucado con casaca roja y un robusto piel roja amarrados al totem de un aldea de indios norteamericanos. A primera vista se identificaba el dibujo de Uderzo, sin necesidad de leer los nombres de los autores (también Goscinny) y la aclaración entre signos de admiración: "por los creadores de Asterix". En concreto, se trataba del número 2 de la serie Oumpah-Pah, el piel roja, la primera obra del popular tándem publicada originalmente durante los sesenta (primero por planchas en la revista belga Le Journal de Tintin y luego en cinco libros por la Editorial Lombard).
Para quien no conozca estos tebeos, transcribo (estoy vago) la síntesis que hace la Wikipedia: "Las historietas de Umpa-pa transcurren en la américa del Norte del siglo XVIII, cuando la carabela La Arrogante llega a aquéllas lejanas tierras para conquistar territorios por orden del rey. El impetuoso caballero Humberto de la Pasta de Hojaldre, ansioso por explorar las tierras americanas, desembarca en solitario, y Umpa-pa, valeroso guerrero de la tribu de los Valevale, lo captura. Ya en su tribu, otros importantes personajes del clan como el anciano Sóloundiente o el hechicero Comollueve, pretenden comerse al caballero, mientras que si Umpa-pa desea conservarlo, deberá pasar una serie de pruebas. Durante el transcurso de las mismas, Pasta de Hojaldre lo defiende, y esto emociona a Umpa-pa al punto que manifiesta que si sale victorioso, el caballero ya no será su prisionero, sino su hermano y amigo. El protagonista consigue vencer, y Pasta de Hojaldre es adoptado por la tribu bajo el nombre de Peluca Nevada, por la peluca empolvada que usa".
Oumpah-Pah es anterior a Astérix, pero enseguida, mientras siguen dibujando las aventuras del piel roja, Uderzo y Goscinny paren al irreductible galo, que obtiene muchísima más popularidad. Lo cierto es que las historietas de la Norteamérica francesa del XVIII son abandonadas al cabo de cinco títulos (lo cual no impide a ambos autores, juntos o por separado, involucrarse en otros proyectos comiqueros; los de Goscinny son probablemente más conocidos, baste citar a Lucky Luke, el Pequeño Nicolás o el malvado visir Iznogud, que me gustaba muy especialmente). Y sin embargo, son de lo más interesantes y guardan un fortísimo parecido con las de Astérix, tanto que me atrevo a suponer que sirvieron de laboratorio de ensayo para afinar el clima irónico-humorístico de las aventuras del galo.
¿Por qué me llamó la atención este viejo álbum inesperadamente descubierto en un puesto del rastro de Santa Cruz? Pues porque me retrotrajo a mi infancia en la librería eibarresa de mi abuelo materno, en la que pasé bastantes días veraniegos, empapándome de tebeos y libritos de obras literarias en las versiones edulcoradas de Juventud y otras editoriales análogas. Aunque casi no recuerdo nada, sin duda tuve que tener entre mis manos las historietas de este piel roja, y de ahí el chispazo mental del pasado domingo. Ahora bien, como me estoy remontando a la segunda mitad de los sesenta, no pudo ser este ejemplar de Bruguera del año 82; así que, según mis comprobaciones en internet, tuvo que ser en algún número viejo de Pantera Negra (de la cual no guardo la más mínima memoria) o bien la propia revista Tintín en francés, que de esa sí que me acuerdo, pues mi abuelo las conseguía (no sé si legalmente o de extranjis) desde el cercano país vecino. Cuando me ocurren sucesos como el que estoy contando, me desespero ante la inutilidad de mis esfuerzos por lograr que mis recuerdos sean más consistentes: no estaría nada mal, pienso a veces, que pudiéramos conectar nuestra memoria a algún ordenador y recuperarlos mediante algún programita de esos que hacen maravillas con los discos duros averiados.
Pero la cosa no quedó ahí. Dos días después estaba en casa de un amigo en agradable charleta. De fondo sonaba una música que desconocía y me resultó interesante. Era rock en catalán de los noventa, un grupo gerundense que se llamaba (ya se han disuelto) ... ¡Umpah-Pah! Al enterarme del nombre no pude evitar un sobresalto: ¡vaya con las coincidencias! La verdad es que no son nada malos y, escuchándolos, me he puesto a pensar en lo poco que se difunden en España las músicas actuales que no son cantadas en castellano (y no se me diga que es porque no se entienden las letras, que bien que tienen éxito las canciones anglosajonas). Con toda seguridad que en Cataluña se produce rock (y otras músicas) de muy buena calidad, pero intuyo que muy poco se debe difundir fuera de sus límites. Probablemente, los últimos éxitos a escala nacional de los catalanes se remontan a la nova cançó de los estertores franquistas, y los temas populares son muy contaditos. Por poner un ejemplo sobradamente famoso: aparte de Paraules d'amor y alguna más, ¿cuantas de las canciones de la abundantísima discografía en catalán de Serrat son suficientemente conocidas? Sin duda hay motivos mal llamados políticos en tan absurda "ignorancia" de la producción cultural catalana por la España castellano-parlante; qué se le va a hacer. Por cierto, hablando de Serrat, los chicos de Umpah-Pah participaron en un excelente disco homenaje al Nano publicado en 1995 interpretando Temps era temps. Aunque esta versión no termina de convencerme y debería subir alguna canción propia del grupo de las varias que me han gustado, creo que por la letra resulta muy adecuada al tema de este post.
El domingo pasado, paseando entre los puestos del mercadillo (rastro lo llaman los chicharreros) que todas las semanas se monta en la parte baja de esta ciudad, entre un montón de libros cochambrosos y revistas amarillentas esparcidas en un tablón, me saltó a la vista la portada de un comic de tapa acartonada, activando un remotísimo recuerdo infantil de los muchos que debo guardar en rincones inaccesibles de mi cerebro. Aparecían un caballero empelucado con casaca roja y un robusto piel roja amarrados al totem de un aldea de indios norteamericanos. A primera vista se identificaba el dibujo de Uderzo, sin necesidad de leer los nombres de los autores (también Goscinny) y la aclaración entre signos de admiración: "por los creadores de Asterix". En concreto, se trataba del número 2 de la serie Oumpah-Pah, el piel roja, la primera obra del popular tándem publicada originalmente durante los sesenta (primero por planchas en la revista belga Le Journal de Tintin y luego en cinco libros por la Editorial Lombard).
Para quien no conozca estos tebeos, transcribo (estoy vago) la síntesis que hace la Wikipedia: "Las historietas de Umpa-pa transcurren en la américa del Norte del siglo XVIII, cuando la carabela La Arrogante llega a aquéllas lejanas tierras para conquistar territorios por orden del rey. El impetuoso caballero Humberto de la Pasta de Hojaldre, ansioso por explorar las tierras americanas, desembarca en solitario, y Umpa-pa, valeroso guerrero de la tribu de los Valevale, lo captura. Ya en su tribu, otros importantes personajes del clan como el anciano Sóloundiente o el hechicero Comollueve, pretenden comerse al caballero, mientras que si Umpa-pa desea conservarlo, deberá pasar una serie de pruebas. Durante el transcurso de las mismas, Pasta de Hojaldre lo defiende, y esto emociona a Umpa-pa al punto que manifiesta que si sale victorioso, el caballero ya no será su prisionero, sino su hermano y amigo. El protagonista consigue vencer, y Pasta de Hojaldre es adoptado por la tribu bajo el nombre de Peluca Nevada, por la peluca empolvada que usa".
Oumpah-Pah es anterior a Astérix, pero enseguida, mientras siguen dibujando las aventuras del piel roja, Uderzo y Goscinny paren al irreductible galo, que obtiene muchísima más popularidad. Lo cierto es que las historietas de la Norteamérica francesa del XVIII son abandonadas al cabo de cinco títulos (lo cual no impide a ambos autores, juntos o por separado, involucrarse en otros proyectos comiqueros; los de Goscinny son probablemente más conocidos, baste citar a Lucky Luke, el Pequeño Nicolás o el malvado visir Iznogud, que me gustaba muy especialmente). Y sin embargo, son de lo más interesantes y guardan un fortísimo parecido con las de Astérix, tanto que me atrevo a suponer que sirvieron de laboratorio de ensayo para afinar el clima irónico-humorístico de las aventuras del galo.
¿Por qué me llamó la atención este viejo álbum inesperadamente descubierto en un puesto del rastro de Santa Cruz? Pues porque me retrotrajo a mi infancia en la librería eibarresa de mi abuelo materno, en la que pasé bastantes días veraniegos, empapándome de tebeos y libritos de obras literarias en las versiones edulcoradas de Juventud y otras editoriales análogas. Aunque casi no recuerdo nada, sin duda tuve que tener entre mis manos las historietas de este piel roja, y de ahí el chispazo mental del pasado domingo. Ahora bien, como me estoy remontando a la segunda mitad de los sesenta, no pudo ser este ejemplar de Bruguera del año 82; así que, según mis comprobaciones en internet, tuvo que ser en algún número viejo de Pantera Negra (de la cual no guardo la más mínima memoria) o bien la propia revista Tintín en francés, que de esa sí que me acuerdo, pues mi abuelo las conseguía (no sé si legalmente o de extranjis) desde el cercano país vecino. Cuando me ocurren sucesos como el que estoy contando, me desespero ante la inutilidad de mis esfuerzos por lograr que mis recuerdos sean más consistentes: no estaría nada mal, pienso a veces, que pudiéramos conectar nuestra memoria a algún ordenador y recuperarlos mediante algún programita de esos que hacen maravillas con los discos duros averiados.
Pero la cosa no quedó ahí. Dos días después estaba en casa de un amigo en agradable charleta. De fondo sonaba una música que desconocía y me resultó interesante. Era rock en catalán de los noventa, un grupo gerundense que se llamaba (ya se han disuelto) ... ¡Umpah-Pah! Al enterarme del nombre no pude evitar un sobresalto: ¡vaya con las coincidencias! La verdad es que no son nada malos y, escuchándolos, me he puesto a pensar en lo poco que se difunden en España las músicas actuales que no son cantadas en castellano (y no se me diga que es porque no se entienden las letras, que bien que tienen éxito las canciones anglosajonas). Con toda seguridad que en Cataluña se produce rock (y otras músicas) de muy buena calidad, pero intuyo que muy poco se debe difundir fuera de sus límites. Probablemente, los últimos éxitos a escala nacional de los catalanes se remontan a la nova cançó de los estertores franquistas, y los temas populares son muy contaditos. Por poner un ejemplo sobradamente famoso: aparte de Paraules d'amor y alguna más, ¿cuantas de las canciones de la abundantísima discografía en catalán de Serrat son suficientemente conocidas? Sin duda hay motivos mal llamados políticos en tan absurda "ignorancia" de la producción cultural catalana por la España castellano-parlante; qué se le va a hacer. Por cierto, hablando de Serrat, los chicos de Umpah-Pah participaron en un excelente disco homenaje al Nano publicado en 1995 interpretando Temps era temps. Aunque esta versión no termina de convencerme y debería subir alguna canción propia del grupo de las varias que me han gustado, creo que por la letra resulta muy adecuada al tema de este post.
Temps era temps - Umpah-Pah (Serrat, eres único, 1995)
Yo también recuerdo de mi infancia haber visto en algún sitio estas historias de Umpah-pah, y tampoco sé dónde: en algún tebeo español o francés, sin duda. Las recuerdo vagamente, y nunca llegué a tener los libros, como sí tenía, en cambio -y aún conservo -los de Asterix, los de Tintin y los de Spirou y Fantasio y el Marsupilami.
ResponderEliminarMe has disparado las ganas de oir a Serrat en catalán. Son las canciones suyas que más me han gustado siempre. El primer disco, Ara que tinc vint anys, creo, no tenía desperdicio. Con el pequeño problema de que las grabó desafinando ligeramente en todas ellas, son diez canciones inmejorables.
Me parece muy interesante situar en la Norteamérica colonial un relato con un punto de partida similar al de las aventuras de Astérix. Yo creo que la serie sobre ese personaje se publicó también en una edición española de la revista "Tintín", aunque eso fue a principios de los ochenta y sólo debió de durar unos diez números, supongo que porque no valía gran cosa (la revista) y el contraste con otras publicaciones de entonces como "Cimoc" o "Cairo" era muy grande.
ResponderEliminarSi tuviera que escoger una obra de Gosciny, esta sería sin duda "Lucky Luke", por la forma en que se construye un western con toques de humor pero sin caer nunca en la parodia fácil, manteniendo un equilibrio perfecto entre la mítica y un enfoque en ocasiones irónico que lo acerca a algunos de los westerns crepusculares que se rodaron durante las décadas de los sesenta y los setenta. También me parecen muy logrados los tebeos que cita Vanbrugh, y por los que, curiosamente, el experto Javier Coma no parece sentir especial aprecio, según se puede leer en aquel coleccionable que publicó en El País hace años.
Bueno, como he dejado dicho en el lugar de Vanbrugh yo no paso más de dos meses sin hacer algunos repasos. Y mi favorito es el del trabajo que Serrat hizo en los 70 de Papasseit.
ResponderEliminarNi Spirou, ni Tintín, ni Asterix, ni Lucky Lucke salvo a ratitos y en momentos: todos me cansan, es algo general que provoca en mi el famoso tebeo francés, con la posible excepción del Jacobs de Blake y Mortimer, para mí mucho mejor que el dichoso Tintin. (El indio de tu 1ª viñeta me parece dirctamente idiota) Y claro, Moebius, al que adoro.
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