El viernes pasado, en un comentario al post anterior, Lansky me informaba de que Gino Paoli venía a Madrid. Casualmente, este fin de semana viajaba a la capital del Reino (reunión de trabajo el lunes), de modo que sobre la marcha, una vez comprobado que el sábado actuaba en el Real Coliseo de Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, compré por internet un par de entradas (quedaban ya muy pocas). Llegué a Barajas hacia las cuatro de la tarde, fui a casa de mi hermana, me apropié de su coche, subí hasta El Escorial, merendé con mi madre y a las ocho menos cuarto estaba en la calle Floridablanca enfrente del edificio donde ya me esperaba una vieja amiga, a quien desde hace años le gusta mucho el cantante italiano. Aunque conozco bien los dos Escoriales, nunca había estado en ese teatro, construido en la década de los setenta del XVIII, bajo el impulso de Carlos III, por Marquet, arquitecto francés al servicio de la corte borbónica. He de decir que me encantó el edificio. Exteriormente es un volumen compacto, de composición neoclásica discreta, en la que solo destaca el atrio que sobresale apoyado en pilastras para enmarcar la entrada principal. El interior, en cambio, es de una sublime (y coqueta, diría yo) elegancia, acorde con las influencias italianas de la época en cuanto a la arquitectura teatral. Me contó mi amiga que cuando ella se fue a vivir a San Lorenzo, hacia principios de los setenta, el inmueble estaba en desuso y gravísimo estado de deterioro, y que parece que se hablaba de demolerlo para “aprovechar” lucrativamente un solar tan céntrico. Que no haya ocurrido así, se debió a la iniciativa de unos cuantos particulares que lo compraron y rehabilitaron, creo que sin ayuda pública. Luego, en 1995, se declaró Bien de Interés Cultural. Previamente, su gestión y mantenimiento económico (me parece que no la propiedad) pasó a la Comunidad de Madrid y como tal aparece en la web oficial de la administración autonómica. En fin, que sólo por conocer esta pequeña joya ya valió la pena asistir al concierto.
Puntualmente aparecieron en el escenario Paoli y Danilo Rea, un pianista que es uno de los nombres más importantes del jazz italiano (tocó con Chet Baker, por ejemplo). Que yo sepa, estos dos músicos se juntaron en 2007 para grabar en directo el disco Milestones, en el que el veterano cantante italiano versionaba "jazzísticamente" famosísimos temas propios (además de tres clásicos anglosajones). Cuando, hace un año me hice con ese disco, me sorprendió muy agradablemente esa faceta desconocida de Paoli (de hecho, en sus cincuenta años de carrera, nunca se había "atrevido" con el jazz) y, en especial, el magnífico acompañamiento de la banda que se había conseguido. Pero, para ser sinceros, no me quedé con el nombre de ninguno de esos jazzmen, de modo que hasta este sábado, antes de salir para el aeropuerto, indagando quién era el tal Danilo Rea que iba a escuchar en unas horas, no caí en que ya "conocía" su piano. Así que, para hacer boca, me pasé al Ipod el disco citado y aproveché el vuelo para refrescar esos sonidos. La que sigue es la más popular de sus canciones tal como suena en Milestones.
Puntualmente aparecieron en el escenario Paoli y Danilo Rea, un pianista que es uno de los nombres más importantes del jazz italiano (tocó con Chet Baker, por ejemplo). Que yo sepa, estos dos músicos se juntaron en 2007 para grabar en directo el disco Milestones, en el que el veterano cantante italiano versionaba "jazzísticamente" famosísimos temas propios (además de tres clásicos anglosajones). Cuando, hace un año me hice con ese disco, me sorprendió muy agradablemente esa faceta desconocida de Paoli (de hecho, en sus cincuenta años de carrera, nunca se había "atrevido" con el jazz) y, en especial, el magnífico acompañamiento de la banda que se había conseguido. Pero, para ser sinceros, no me quedé con el nombre de ninguno de esos jazzmen, de modo que hasta este sábado, antes de salir para el aeropuerto, indagando quién era el tal Danilo Rea que iba a escuchar en unas horas, no caí en que ya "conocía" su piano. Así que, para hacer boca, me pasé al Ipod el disco citado y aproveché el vuelo para refrescar esos sonidos. La que sigue es la más popular de sus canciones tal como suena en Milestones.
Sapore di sale - Gino Paoli (Milestones, 2007)
Paoli, a sus setenta y siete años, se veía en excelente forma. Con vaqueros, camisa oscura y chaqueta, se presentó delante del público mayoritariamente carrozón ahí convocado y soltó una breve parrafada en italiano en la que vino a decir que no esperáramos propiamente un concierto, que prefería que imaginásemos que estábamos en su casa, un grupo de amigos que se reunía para improvisar unas cuantas canciones, que él y Danilo apenas habían dedicado unos minutos, justo antes de salir, a decidir los temas a interpretar y el estilo que iban a darle a cada uno y que confiaba que pasáramos un rato agradable pero, si no era así, que nos sintiéramos libres de marcharnos. Graciosillo, vamos, y mentiroso, por supuesto, que se notaba una estrecha sintonía entre pianista y cantante, amén de que interpretaron casi todos los temas del citado Milestones. Además, aunque la incuestionable estrella era Gino, el pianista no era un mero comparsa, que en varios temas había largas pausas vocales para que Rea se luciera con unos solos espectaculares de vibrante virtuosismo. Pero en la hora y media larga de recital hubo tiempo para temas que no estaban en ese disco, todos muy conocidos (entre ellos, por ejemplo, la Garota de Ipanema, de Vinicius de Moraes, en un portugués muy discutible) y, sobre todo, pude oírle y verle en directo interpretar la que es una de las canciones en italiano que más me gustan y que ya he puesto en varias ocasiones en este blog. Me refiero a la tan triste y tan bella Albergo a ore, adaptación de Les amants d'un jour, éxito de Edith Piaf. Si disfruté mucho con todas las canciones, con ésta, además, me emocioné. En resumen, un rato muy agradable en un sitio encantador y con una muy buena amiga. No puedo acabar, pues, sino agradeciendo a Lansky que, con su oportuno aviso, lo haya hecho posible.
He buscado en Youtube algún video de Paoli y Rea juntos pero los que he encontrado son de muy mala calidad (por supuesto no hay ninguno de la actuación de El Escorial). El que pongo aquí arriba corresponde a una sesión en el teatro Morlacchi de Perugia dentro del Umbria Jazz Festival de 2009. Aunque el video está mal montado (comienza con un fragmento de la vocalista Diana Torto y luego salta a Gino Paoli) y no refleja el ambiente mucho más intimista de lo vivido en el Real Coliseo de Carlos III, ahí está el cantante y también el pianista, no suena demasiado mal, la canción (Vivere ancora) la interpretaron el sábado pasado y, por último, Perugia tiene un huequecito en mi memoria sentimental.
Me alegro, yo, en cambio, estando más cerca no pude ir.
ResponderEliminar(Por cierto, el monasterio de San Lorenzo está construido en un Espacio Natural protegido valioso, ese Félipe II...)
Hace muchos años que no entro en el Real Coliseo, pero tengo un recuerdo buenísimo. Tenía debajo, creo recordar, un café que no estaba nada mal. Y detrás una galería comercial, pequeñita, por la que se entra en la Fonda Genara, un restaurante francamente recomendable, con un comedor agradabilísimo y estupendas vistas sobre la plaza. No llevo comisión.
ResponderEliminarTe confieso que el Sapore di sale que has colgado no me ha gustado excesivamente. Es una versión excesivamente 'queda' y 'planchada' para mi gusto. Como si hubiera renunciado al ritmo, que era una de sus virtudes características, a cambio de no sé bien qué...
Lansky. ¿Tan vieja es la legislación de protección de espacios naturales? Tenías que haber ido al concierto, creo que te habría gustado.
ResponderEliminarVanbrugh: Puede que tengas razón respecto del sapore di sale, pero a mí me gusta, probablemente por el acompañamiento musical, que tal vez sea lo que ha "ganado" con el cambio. Y tampoco me parece tan plana. Pero, en cualquier caso, hay que oír de todo, y te confieso que tengo inclinación hacia las versiones, aunque no pocas veces me defraudan.