La llamada "santa casa" que se conserva en el interior del Santuario de Loreto ha sido y sigue siendo objeto de apasionadas discusiones a propósito de los misterios que plantea. En la página web del Santuario puede leerse una descripción sintética (y aparentemente neutra) pero con todos los datos más relevantes para hacerse una idea de las características de este curioso y pequeño edificio. Buscando en internet he podido confirmar que parece haber consenso científico en que el edificio data de los tiempos de Cristo y del entorno geográfico de Nazaret. Los materiales de los muros (tanto las piedras calcáreas como el mortero que las une) y las técnicas constructivas remiten a los nabateos y, además, nunca han existido en Italia. Además, en las partes altas del interior de los muros, aparecen varios grafitis que también corresponden a la cultura judeo-cristiana de los primeros siglos de nuestra era, cuando ya la casa, se supone, había sido asumida como la de la infancia de Jesús y, por tanto, era lugar de culto. De otra parte, la edificación está “posada” sobre el suelo de Loreto, ocupando un antiguo camino, mientras que delante de la supuesta gruta de la Anunciación, en Nazaret, se conservan unos cimientos cuya forma y características constructivas coinciden con gran exactitud con el perímetro de los tres muros de la casa. Aclaro que estos “hechos probados” los conozco por fuentes secundarias. No he podido leer ningún informe de los trabajos de investigación realizados, entre los cuales me interesarían especialmente los estudios que el arquitecto Nanni Monelli llevó a cabo en 1982 (en el servicio de publicaciones del Santuario se pueden conseguir varias publicaciones sobre los estudios). Aunque uno tiende a desconfiar del rigor de las investigaciones sobre los objetos sagrados, dada la tradicional actitud de la Iglesia a controlar (y censurar) quién, cómo y qué se investiga, en principio me quedo con la impresión de que hay suficiente base para dar por válida la conclusión de que la casa de Loreto, al menos en su mayor parte, fue originariamente construida en Nazaret en los inicios de nuestra era y de que en ese lugar fue considerada desde entonces como el hogar de la Sagrada Familia durante la infancia de Jesús. Lo cual plantea el problema de explicar su traslado desde Tierra Santa hasta la costa adriática italiana, con la previa escala en la croata.
Que la llevaran a cuestas por los aires seis ángeles con San Miguel de timonel se hace difícil de creer incluso, supongo, para los cristianos. No porque Dios, que es omnipotente, o la Virgen a la que nada le niega, no fuera capaz de hacerlo. Si fue capaz de encarnarse en un vientre femenino sin concurso de varón o resucitar de entre los muertes (por señalar dos claras manifestaciones de su sobrenaturalidad en las que imagino que creen todos los cristianos), esto de la casa es peccata minuta. No, lo que lo hace poco verosímil es su estilo esperpéntico, chocante (y seguramente por eso causa incomodidad e irritación en cristianos inteligentes, que tal es la cuarta acepción que da el DRAE a ese adjetivo). ¿A cuento de qué iba a montar la Virgen tan ridículo espectáculo, más sabiendo el bochorno que iba a provocar en sus devotos con más luces? Si lo que quería era salvar su casa de los malvados turcos, mucho más sencillo y eficaz habría sido una transposición instantánea, al modo de los viajes en el tiempo o en el espacio de la ciencia ficción. Se antoja grotesco imaginarse a Dios montando lo que parece un show publicitario (al modo de las ya pasadas de moda banderolas desplegadas desde avionetas en vuelo bajo) pero, sin embargo, resulta muy creíble imputar a los hombres esa intención, incluso aunque para ello, se nos presente a una Virgen María titubeante que prueba en tres emplazamientos antes de decidirse por el definitivo. Al hilo de esto me ha interesado indagar sobre si la creencia en el traslado angélico data de finales del siglo XIII, fechas sobre las que hay constancia documental suficiente para admitir que la casa ya estaba situada en Loreto. Obviamente, sólo he podido hacer un muestreo mediante internet, pero encuentro algunos datos curiosos a los que se converge desde fuentes distintas.
Si bien encuentro referencias a la casa santa desde el siglo XIV (y, efectivamente, parece que estuvo en Tersatto (cerca de Rijeka) hacia 1291 antes de su traslado unos años después a la costa adriática italiana), el primer documento en el que se escribe sobre el viaje angélico, según todas la fuentes que he detectado, es un libro llamado Tesoro celeste della divozione di Maria Vergine, madre di Dio, publicado en 1618 en Padua por un fraile agustino llamado Andrea Gelsomini di Cortona, y que no es más que un manual piadoso infladísimo de hiperbólicas loas a la Virgen y dedicado específicamente a la de Loreto. Este documento se puede leer en GoogleBooks (quien tenga ánimos porque es indigestamente meloso) y, en efecto, en la dedicatoria (a la Virgen de Loreto), escribe lo siguiente que he traducido procurando mantener el farragoso estilo del religioso: "Pero hizo Dios maravillas mayores al transportar este arca celestial; vinieron ángeles del cielo con sonidos, cantos y melodías del paraíso, no sólo para acompañarla, sino incluso para llevarla, pues los hombros terrenos no eran dignos de tocarla. Y sin necesidad de dividir las olas o de abrir el mar, fue con extraordinaria pompa transportada por el aire, que creo yo que aquellos espíritus celestes quisieron llevarla al Cielo y que ya habían emprendido el vuelo hacia el Paraíso, pero Vos, Madre de misericordia, no os agradaba que el mundo perdiese tan preciado tesoro, tan salutífero refugio y tan poderoso remedio contra nuestros males, no deseabais privarnos de la fuente inagotable de todas las gracias. La enviasteis a las playas de nuestros mares, elegisteis el lugar más honrado por vos en la tierra y la donasteis a los pueblos más favorecidos y amados, prometiendo (como creo) a los ángeles que al fin del mundo se la concederéis a ellos en el Cielo".
Ahora bien, estas palabras están escritas más de doscientos años después de los hechos, sobrenaturales o no. Para entonces Loreto era un renombradísimo destino de peregrinación, al que acudían numerosísimas personas de todas las condiciones. Entre ellos, por citar a uno que no era nada tonto, estuvo nada menos que Michel de Montaigne en 1580 (casi cuarenta años antes de la publicación de Gelsomini). En su Diario del viaje a Italia dedica un capítulo a la visita al santuario, donde nos describe el pequeño habitáculo, el ambiente de devoción que se respiraba y la fama de milagrera de la Virgen y de la santa casa (el estilo connota un cierto distanciamiento casi irónico; por muy católico que fuera no debía sentirse muy a gusto en ese ambiente). Hacia el final menciona, casi de pasada, el asunto que me interesa: "El milagro del transporte de esta casita, que consideran que es la misma casa en la que en Nazaret nació Jesucristo, y su conducción primero a Dalmacia y después cerca de aquí y por fin aquí mismo, está representado en grandes cuadros de mármol en la iglesia a lo largo de las columnas, en lenguaje italiano, esclavón, francés, alemán, español". Habría que saber si esos "grandes cuadros de mármol" que cita el ensayista francés representaban a los ángeles volando con la casa a cuestas, pero me temo que no deben haberse conservado; en la descripción de las diversas pinturas que actualmente existen en el interior del santuario no se cita ninguna alusiva al traslado angélico (hay que tener en cuenta que la iglesia fue profundamente "reformada" en el siglo XIX). Pero si fuera así, incluso si fuera creencia generalizada que la santa casa había llegado por vía aérea, llama la atención que Montaigne no se refiera mínimamente a ello. Verdad es que califica de milagro el transporte de la "casita", pero perfectamente podría entender por tal (y con él sus contemporáneos) que doscientos años antes algunos hombres piadosos la hubieran desmontado en Nazaret y traído en barco hasta las costas adriáticas, pues dificultad bastante tenía la empresa como para creer que no habría sido posible sin la protección (¿milagrosa?) de la Virgen. De hecho, la pintura que he puesto dos párrafos más arriba, ejecutada por Saturnino Gatti hacia 1510, muestra el transporte por los ángeles apoyados en nubes que flotan y detrás una nave, lo que sugiere una alusión metafórica a un milagro de más limitado alcance. La impresión de que hasta finales del XVI se pensaba que la intervención mariana no pasaba de un amparo al traslado en barco de la santa casa queda reforzada con la xilografía de esa época que aquí adjunto (no he conseguido averiguar su procedencia), en la cual la casa aparece colocada en la popa de la nave.
En los diversos relatos de la leyenda, aparecen algunos "testigos" del vuelo o del aterrizaje de la santa casa pero, como era de esperar, dichos testimonios aparecen referidos por primera vez muchísimos años después de los sucesos, y sin la más mínima apoyatura en documentos contemporáneos ni tampoco pistas que permitan identificar a tan afortunados vigías. Parece lo más probable que se consolidara la explicación sobrenatural y, poco a poco, fuera enriqueciéndose con detalles que le dieran una aparente mayor credibilidad. La gran mayoría de los paisanos, tanto antes como ahora, no es muy proclive a corroborar las fuentes de lo que se les cuenta, contentándose con los argumentos de autoridad. En este caso, además, los distintos "datos" que irían reforzando la "veracidad" del relato (porque el milagro en sí no tenía nada de inverosímil) contarían con la eficaz capacidad difusora de la Iglesia, como hoy cuentan con los medios de comunicación de masa las versiones oficiales de los gobiernos. Aún así, no llego a afirmar que fuera Gelsomini quien inventara la historia. Barrunto más probable que el cuento ya correría de boca en boca entre el vulgo, pero sin que lo tomaran demasiado en serio por los "prescriptores de opinión" de la época. Pero, más o menos por los años de la visita de Montaigne, ya debían estar sopesando los mandamases eclesásticos la conveniencia de convertir el traslado en un "milagro mayor", en un prodigio extraordinario. Algunas para esta sospecha las dad de nuevo algunas obras pictóricas. Por ejemplo, en la década de los ochenta del XVI, Giovanni Battista Lombardelli es contratado por el obispo de Loreto para pintar La traslazione della Santa Casa bajo una óptica sobrenatural; y hacia 1605, Annibale Carracci (rival pictórico de Caravaggio) pinta otra Traslazione (la que adjunto al inicio de este párrafo) todavía más descaradamente milagrera. Y enseguida llegaría la publicación del Tesoro Celeste, quizá el banderazo de salida para la oficialización del prodigio.
Actualmente, pero desde hace relativamente poco, la Iglesia ha renunciado al traslado angélico. La propia web del Santuario nos cuenta que "según la tradición, en el 1291, cuando los cruzados fueron expulsados definitivamente de Palestina, la casa de la Virgen fue transportada "por ministerio angélico", primero a Iliria y después al territorio de Loreto (10 de diciembre de 1294). Hoy, en base a nuevos indicios documentales, a resultados de excavaciones arqueológicas en Nazaret y bajo la Santa Casa (1962-65) y a estudios filológicos e iconográficos, se va confirmando la hipótesis según la cual las piedras de la Santa Casa han sido transportadas a Loreto a bordo de una nave ..." Se nota que este abandono de la bonita versión del milagro lo hacen a regañadientes y con la boca chica, sin demasiado interés en que se propague, no se vayan a llevar un disgusto tantísimos devotos de la Virgen de Loreto (y no le vayan a retirar el patronazgo los aviadores). Pero no se vayan a creer que se conocen bien a la fecha las circunstancias del traslado por barco. Llevo ya una semana recopilando información y lo único que me está quedando claro es que es un embrollo de los grandes, una especie de conspiración tardomedieval, en la que hubo muchos, demasiado, implicados, todo ello en el convulso y conflictivo ambiente sociopolítico de la época. Ya lo contaré cuando sea capaz de poner algo de orden narrativo en tal barullo.
Que la llevaran a cuestas por los aires seis ángeles con San Miguel de timonel se hace difícil de creer incluso, supongo, para los cristianos. No porque Dios, que es omnipotente, o la Virgen a la que nada le niega, no fuera capaz de hacerlo. Si fue capaz de encarnarse en un vientre femenino sin concurso de varón o resucitar de entre los muertes (por señalar dos claras manifestaciones de su sobrenaturalidad en las que imagino que creen todos los cristianos), esto de la casa es peccata minuta. No, lo que lo hace poco verosímil es su estilo esperpéntico, chocante (y seguramente por eso causa incomodidad e irritación en cristianos inteligentes, que tal es la cuarta acepción que da el DRAE a ese adjetivo). ¿A cuento de qué iba a montar la Virgen tan ridículo espectáculo, más sabiendo el bochorno que iba a provocar en sus devotos con más luces? Si lo que quería era salvar su casa de los malvados turcos, mucho más sencillo y eficaz habría sido una transposición instantánea, al modo de los viajes en el tiempo o en el espacio de la ciencia ficción. Se antoja grotesco imaginarse a Dios montando lo que parece un show publicitario (al modo de las ya pasadas de moda banderolas desplegadas desde avionetas en vuelo bajo) pero, sin embargo, resulta muy creíble imputar a los hombres esa intención, incluso aunque para ello, se nos presente a una Virgen María titubeante que prueba en tres emplazamientos antes de decidirse por el definitivo. Al hilo de esto me ha interesado indagar sobre si la creencia en el traslado angélico data de finales del siglo XIII, fechas sobre las que hay constancia documental suficiente para admitir que la casa ya estaba situada en Loreto. Obviamente, sólo he podido hacer un muestreo mediante internet, pero encuentro algunos datos curiosos a los que se converge desde fuentes distintas.
Si bien encuentro referencias a la casa santa desde el siglo XIV (y, efectivamente, parece que estuvo en Tersatto (cerca de Rijeka) hacia 1291 antes de su traslado unos años después a la costa adriática italiana), el primer documento en el que se escribe sobre el viaje angélico, según todas la fuentes que he detectado, es un libro llamado Tesoro celeste della divozione di Maria Vergine, madre di Dio, publicado en 1618 en Padua por un fraile agustino llamado Andrea Gelsomini di Cortona, y que no es más que un manual piadoso infladísimo de hiperbólicas loas a la Virgen y dedicado específicamente a la de Loreto. Este documento se puede leer en GoogleBooks (quien tenga ánimos porque es indigestamente meloso) y, en efecto, en la dedicatoria (a la Virgen de Loreto), escribe lo siguiente que he traducido procurando mantener el farragoso estilo del religioso: "Pero hizo Dios maravillas mayores al transportar este arca celestial; vinieron ángeles del cielo con sonidos, cantos y melodías del paraíso, no sólo para acompañarla, sino incluso para llevarla, pues los hombros terrenos no eran dignos de tocarla. Y sin necesidad de dividir las olas o de abrir el mar, fue con extraordinaria pompa transportada por el aire, que creo yo que aquellos espíritus celestes quisieron llevarla al Cielo y que ya habían emprendido el vuelo hacia el Paraíso, pero Vos, Madre de misericordia, no os agradaba que el mundo perdiese tan preciado tesoro, tan salutífero refugio y tan poderoso remedio contra nuestros males, no deseabais privarnos de la fuente inagotable de todas las gracias. La enviasteis a las playas de nuestros mares, elegisteis el lugar más honrado por vos en la tierra y la donasteis a los pueblos más favorecidos y amados, prometiendo (como creo) a los ángeles que al fin del mundo se la concederéis a ellos en el Cielo".
Ahora bien, estas palabras están escritas más de doscientos años después de los hechos, sobrenaturales o no. Para entonces Loreto era un renombradísimo destino de peregrinación, al que acudían numerosísimas personas de todas las condiciones. Entre ellos, por citar a uno que no era nada tonto, estuvo nada menos que Michel de Montaigne en 1580 (casi cuarenta años antes de la publicación de Gelsomini). En su Diario del viaje a Italia dedica un capítulo a la visita al santuario, donde nos describe el pequeño habitáculo, el ambiente de devoción que se respiraba y la fama de milagrera de la Virgen y de la santa casa (el estilo connota un cierto distanciamiento casi irónico; por muy católico que fuera no debía sentirse muy a gusto en ese ambiente). Hacia el final menciona, casi de pasada, el asunto que me interesa: "El milagro del transporte de esta casita, que consideran que es la misma casa en la que en Nazaret nació Jesucristo, y su conducción primero a Dalmacia y después cerca de aquí y por fin aquí mismo, está representado en grandes cuadros de mármol en la iglesia a lo largo de las columnas, en lenguaje italiano, esclavón, francés, alemán, español". Habría que saber si esos "grandes cuadros de mármol" que cita el ensayista francés representaban a los ángeles volando con la casa a cuestas, pero me temo que no deben haberse conservado; en la descripción de las diversas pinturas que actualmente existen en el interior del santuario no se cita ninguna alusiva al traslado angélico (hay que tener en cuenta que la iglesia fue profundamente "reformada" en el siglo XIX). Pero si fuera así, incluso si fuera creencia generalizada que la santa casa había llegado por vía aérea, llama la atención que Montaigne no se refiera mínimamente a ello. Verdad es que califica de milagro el transporte de la "casita", pero perfectamente podría entender por tal (y con él sus contemporáneos) que doscientos años antes algunos hombres piadosos la hubieran desmontado en Nazaret y traído en barco hasta las costas adriáticas, pues dificultad bastante tenía la empresa como para creer que no habría sido posible sin la protección (¿milagrosa?) de la Virgen. De hecho, la pintura que he puesto dos párrafos más arriba, ejecutada por Saturnino Gatti hacia 1510, muestra el transporte por los ángeles apoyados en nubes que flotan y detrás una nave, lo que sugiere una alusión metafórica a un milagro de más limitado alcance. La impresión de que hasta finales del XVI se pensaba que la intervención mariana no pasaba de un amparo al traslado en barco de la santa casa queda reforzada con la xilografía de esa época que aquí adjunto (no he conseguido averiguar su procedencia), en la cual la casa aparece colocada en la popa de la nave.
En los diversos relatos de la leyenda, aparecen algunos "testigos" del vuelo o del aterrizaje de la santa casa pero, como era de esperar, dichos testimonios aparecen referidos por primera vez muchísimos años después de los sucesos, y sin la más mínima apoyatura en documentos contemporáneos ni tampoco pistas que permitan identificar a tan afortunados vigías. Parece lo más probable que se consolidara la explicación sobrenatural y, poco a poco, fuera enriqueciéndose con detalles que le dieran una aparente mayor credibilidad. La gran mayoría de los paisanos, tanto antes como ahora, no es muy proclive a corroborar las fuentes de lo que se les cuenta, contentándose con los argumentos de autoridad. En este caso, además, los distintos "datos" que irían reforzando la "veracidad" del relato (porque el milagro en sí no tenía nada de inverosímil) contarían con la eficaz capacidad difusora de la Iglesia, como hoy cuentan con los medios de comunicación de masa las versiones oficiales de los gobiernos. Aún así, no llego a afirmar que fuera Gelsomini quien inventara la historia. Barrunto más probable que el cuento ya correría de boca en boca entre el vulgo, pero sin que lo tomaran demasiado en serio por los "prescriptores de opinión" de la época. Pero, más o menos por los años de la visita de Montaigne, ya debían estar sopesando los mandamases eclesásticos la conveniencia de convertir el traslado en un "milagro mayor", en un prodigio extraordinario. Algunas para esta sospecha las dad de nuevo algunas obras pictóricas. Por ejemplo, en la década de los ochenta del XVI, Giovanni Battista Lombardelli es contratado por el obispo de Loreto para pintar La traslazione della Santa Casa bajo una óptica sobrenatural; y hacia 1605, Annibale Carracci (rival pictórico de Caravaggio) pinta otra Traslazione (la que adjunto al inicio de este párrafo) todavía más descaradamente milagrera. Y enseguida llegaría la publicación del Tesoro Celeste, quizá el banderazo de salida para la oficialización del prodigio.
Actualmente, pero desde hace relativamente poco, la Iglesia ha renunciado al traslado angélico. La propia web del Santuario nos cuenta que "según la tradición, en el 1291, cuando los cruzados fueron expulsados definitivamente de Palestina, la casa de la Virgen fue transportada "por ministerio angélico", primero a Iliria y después al territorio de Loreto (10 de diciembre de 1294). Hoy, en base a nuevos indicios documentales, a resultados de excavaciones arqueológicas en Nazaret y bajo la Santa Casa (1962-65) y a estudios filológicos e iconográficos, se va confirmando la hipótesis según la cual las piedras de la Santa Casa han sido transportadas a Loreto a bordo de una nave ..." Se nota que este abandono de la bonita versión del milagro lo hacen a regañadientes y con la boca chica, sin demasiado interés en que se propague, no se vayan a llevar un disgusto tantísimos devotos de la Virgen de Loreto (y no le vayan a retirar el patronazgo los aviadores). Pero no se vayan a creer que se conocen bien a la fecha las circunstancias del traslado por barco. Llevo ya una semana recopilando información y lo único que me está quedando claro es que es un embrollo de los grandes, una especie de conspiración tardomedieval, en la que hubo muchos, demasiado, implicados, todo ello en el convulso y conflictivo ambiente sociopolítico de la época. Ya lo contaré cuando sea capaz de poner algo de orden narrativo en tal barullo.
Angeli - Pietra Magoni & Ferruccio Spinetti (Quam Dilecta, 2006)
¡Hay que joderse! Con estos precedentes no me extraña ya nada de lo que pasa hoy en día.
ResponderEliminar¿Pero es que no vemos que todas las puñeteras casas se instalan en suelo no urbanizable y hasta especialmente protegido, coño?
Lansky: La Virgen no está sometida a la Ley del Suelo y, por delegación, la Iglesia tampoco. Además, ¿qué mejor sitio para una santa casa que en medio de un camino? El día menos pensado te topas con una en tus caminatas con Jara.
ResponderEliminarLo que me faltaba, que se me aparezca la Virgen. Pues como ateo consecuente pienso hacer como si no la viera
ResponderEliminarY en eso de ser inimputable (con perdón) es como nuestro Rey
Notre Dame de Lorette, hay una en Paris, como tú muy bien sabrás, pero nunca antes de leer tu serie (sumamente interesante)había oído hablar de un traslado angélico de la casa.Una laguna más en mi educación religiosa. Gracias Miroslav.
ResponderEliminarPos a mí me molaría que se me apareciera la Virgen María: en una gruta, en un arbolito o en el Mtro.
ResponderEliminarNo sabes la cantidad de cotilleos que tengo para preguntarle, simpre con respeto. Uff: mil cosas.
Miros, me gustaría saber que aún vive el Hermano de mi cole al que mandé una carta sobre la publicidad... ¿recuerdas?. Le mandaría estos últimos posts tuyos diciéndole que son de otro ex alumno Marista al que ahora se le tambalea la fe.
Lansky: Habría que verte a ti, con Jara ladrando nerviosa, delante de la Virgen, acompañada, claro está, por la corte celestial de querubines, seragines y arcángeles trompeteros. Y, sí, desde luego que la Virgen es inimputable; el Rey sólo de momento ...
ResponderEliminarC.C.: No, no sabía lo de la Notre Dame de Lorette. Eso es lo bueno de la Virgen, que tiene personalidad cuasi-infinita. Me alegro que te haya entretenido el post, aunque llamar a lo que puedas haber aprendido "educación religiosa" quizá no sea lo más adecuado.
Grillo: No estoy muy seguro de que sea "molón" que a uno se le aparezca la Virgen, pero en fin. En todo caso, no soy ex-alumno marista, sino de católicos mucho más dañinos. Ah, y tampoco se me tambalea la fe. Pero tienes mi permiso para contarle esas patrañas a tu "Hermano".
Claro que no, Miroslav. No tomes lo que comento a la letra, la mitad es broma. Lo que sí va en serio es que no tenía idea ninguna de por qué se llama así la iglesia de Lorette en Paris con su estación de metro del mismo nombre.
ResponderEliminarCon todo y todo que soy catolico practicante, me parece interesante su analisis de un hecho historico muy trascendente, que afecta, atraviesa o impacta a la humanidad y que tambien merece explicación física y no sobrenatural... muy bien por usted
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