Óxido rojo de hierro, más o menos arcilloso, abundante en la naturaleza, y que suele emplearse en la pintura. Del árabe, tierra roja. El color rojizo lo aporta la hematita, óxido férrico (Fe2 O3), también llamada oligisto. Hematita, del término griego (αἷμα) para sangre por el color, rojo oscuro o parduzco. Molido el mineral se obtiene el que fue probablemente el primer pigmento rojo que usó nuestra especie (hace 164.000 años en Pinnacle Point, Sudáfrica), para adornarse el cuerpo primero pero pronto (¿unos miles de años después?) en las pinturas rupestres. Oligisto también se llama a la hematita, término griego que alude a la escasez de material ferroso.
El término almagre es exclusivo de las lenguas ibéricas; en las restantes europeas suelo usarse el de "ocre rojo" o derivados, más genérico y quizá por ello más correcto. Su origen etimológico árabe parece acotarlo preferentemente a las tierras rojas de la cuenca mediterránea peninsular, según la vieja división edafológica de principios del siglo pasado. Almagro, la hermosa ciudad manchega, adopta su nombre de la arcilla rojiza del lugar (las vigas de madera de la magnífica plaza mayor están pintadas de almagre). Pero tierras ocres rojizas las hay por todo el planeta, de las que siempre ha sido fácil extraer la hematita, lavarla y molerla para lograr este antiquísimo pigmento rojo. De otra parte, la variedad de tonalidades llevó, en cuanto se profesionalizó el arte pictórico, a distinguir los ocres rojos según su procedencia (rojo de persia, rojo español, rojo francés, rojo alemán, etc).
El rojo de las pinturas de Altamira es almagre, aplicando directamente la hematita húmeda sobre la roca. El primer rojo de la historia de la pintura (¿o no?), con veinte mil años de antigüedad, milenio arriba o abajo.
Del paleolítico al neolítico, y para muestra los murales (ya sobre paredes enlucidas) de la que algunos consideran la primera ciudad digna de ese título (con permiso de Jericó), Çatal Hüyük, en Anatolia. Las pinturas se datan entre el séptimo y el sexto milenio antes de Cristo y aquí también el rojo almagre, por ejemplo este interesante cazador danzando (aunque vaya usted a saber el oficio del tipo). La tonalidad del rojo no es la misma que la de Altamira, sin duda por la base, aunque la hematita tabién sería distinta y, además, no se puede uno fiar de las fotos.
Los mesopotamios continuaron con los frescos en las paredes enyesadas de sus arquitecturas de adobe. Función ceremonial de la pintura, al servicio de la religión y/o el poder (viene a ser lo mismo). Los pigmentos se mantienen: ahí siguen los ocres rojos y amarillos, el carboncillo negro y poco más; los progresos, me parece, más en los aglutinantes que en las fuentes originarias del color. El estilo anticipa el de los egipcios, algo menos hierático diría yo (más de comic). Pero a lo que importa: se mantiene el rojo almagre, sobre todo en las pieles de hombres y, más oscurecido, en las de los animales (ganado vacuno, la obsesión por el toro y los cuernos). Detalle de los frescos del palacio de Zimri-Lin, en Mari (actual Siria), del segundo milenio antes de Cristo.
El antiguo Egipto ... Pintaban poco lo egipcios y ellos sí que eran rígidos, ajustados estrictamente a unos canones de cerrado simbolismo. El almagre para la piel de los humanos: más rojo oscuro en los hombres, más amarillento en las mujeres. Parece que para hacer los frescos primero dibujaban con unas especies de lápices de pigmento de la hematites y luego extendían el color plano con tallos de papiro, antecesores de los futuros pinceles. Esos proto-lápices vendrían a ser, digo yo, barritas similares a las sanguinas y quizá las mismas que usaran las mujeres para pintarse los labios. Las de más modesta cuna, claro, que tinturas cosméticas había multitud, la mayoría más caras que el humilde ocre rojizo. Los almagres, como los restantes pigmentos naturales, se mezclaban con carbón vegetal y se humedecían, aglutinándose con clara de huevo antes de aplicarse sobre la pared preparada con mortero de yeso. A continuación, una muestra de la Tumba de Nefertari (QV66) en el Valle de las Reinas, la Capilla Sixtina del arte egipcio, grandioso monumento al amor, data del siglo XIII aC.
Seguiré recolectando muestras de rojo almagre.
No creo que las egipcias humildes se pintaran los labios con almagre: el óxido férrico es tóxico.
ResponderEliminarChauvet usa el almagre 15.000 años antes que Altamira o Lascaux
No veo por qué es 'más correcto' decir ocre rojo que almagre, y desde luego no es más bonito
La historia del arte nos la han enseñado con demasiados esquematismos. No creo (ya sé que tu no dices eso) que los pintores rupestres del Paleolítico fueran todos sino algunos pocos y extraordinarios individuos o individuas; igualmente, yo he visto murales egipcios que se 'escapaban' del hieratismo general de ese estilo, ¿por qué? porque se trataba probablemente de realizaciones de un artista concreto más talentoso que la media rutinaria, etc.
Cf.- Miche Pastoureau, para la historia y simbolismo de los colores a partir de la Edad Media
lansky: Lo del almagre como ingrediente en las pinturas labiales lo tengo leído desde hace tiempo. En internet se encuentran varias referencias, pero mayoritariamente afirmaciones sin fuentes. Dedicaré un rato este fin de semana a fisgonear entre mis libros, porque estoy casi seguro de que sí se empleaba. Supongo que controlarían la toxicidad del oxido férrico, aunque he comprobado que no es excesiva (también usaban otros productos tóxicos para el maquillaje) y no en todas las variedades de la hematita.
ResponderEliminarCoincido en que almagre es palabra mucho más bonita que ocre rojo. Lo de la menor corrección (que retiro sin problemas) se debe a que es un término acotado geográficamente a la península ibérica y, por ende, quizá debiera aplicarse sólo a las tierras a las que se refería en sus orígenes. Como sabes, hay ocres en casi todos lados.
No me cabe duda de que los pintores paleolíticos que hicieron obras como las de Altamira eran unos pocos y extraordinarios. Si cualquiera de ellos era capaz de pintar esas maravillas sería deprimente.
Ya, pero a lo que me refiero es que las descripciones de artes hiératicos , por ejemplo, para referirse al egipcio, obvían las prodigiosas excepciones que no lo son. No sé si me explico
ResponderEliminarEn cuanto a los toxicidades de los productos de belleza como esos lápices labiales, no te molestes, debes llevar razón. Al fin y al cabo, la mayoría de las dermatitis de contacto son producidas hoy por productos de perfumería
... y para qué deciros (ya que lo menciona Miros), la mezcla de admiración y cabreo que tengo con los egipicios.
ResponderEliminarEn una ocasión amenacé con un post, que tengo mpor ahí a medio escribir, sobre mis viajes a Egipto.
Porque una cosa es saber de ellos y de su historia, arte, etc, a través de lecturas, películas o wikipedias, y otra bien diferente verte allí por trabajo, subiendo los imposibles pedruscos de las pirámides descomunales, cansinas, cuajadas de obras con mecanotubos, sudores, guías turísticos chorizos, viento, frío y más de un sobresalto.
Y el caso es que hay que quitarse el sombrero por lo que fueron y por lo que consiguieron hacer.
Me ha encantado este inicio de recorrido por los usos pictóricos del almagre. Espero que sigas avanzando en el tiempo.
ResponderEliminarEn alguna visita a un castillo (¿quizá el de Consuegra?) nos enseñaron un aljibe en el que las paredes estaban impregnadas de almagre, creo recordar, para impermeabilizarlas y también para evitar la formación de algas en el agua y que se conservase potable. ¿es posible, o estaré yo confundida?
Creo que la preocupación por la toxicidad en los productos cosméticos es muy reciente. Hasta hace nada de tiempo las geishas se ponian blanca la cara con un producto que contenía plomo en cantidades importantes, con el envenenamiento que eso supone. Y a saber las barbaridades que han hecho las mujeres de todas las épocas, como nuestras abuelas bebiendo vinagre para estar pálidas; Total, la gente se moría de cualquier cosa en cuanto se descuidaban, no iban a andar averiguando si había sido por la pintura de los labios...