Estaba viendo el canal 24 horas de RTVE mientras cenaba cuando conectaron con Caracas para retransmitir el ceremonioso anuncio del vicepresidente Maduro de la muerte de Hugo Chávez. La voz quebrada y el emocionado dolor que exhibía (supongo que sincero, lo que no es óbice para que ese hombre lleve ya bastante tiempo maniobrando para posicionarse en el futuro panorama político venezolano) me evocaron inevitablemente la famosa comparecencia de aquel lloroso Carlos Arias (no lloraría tanto cuando se le conocía como el carnicero de Málaga), aunque la parafernalia de esa escena fuera bastante más austera (y en blanco y negro). Y es que el Caribe es mucho más barroco y exuberante que la apergaminada España oficial de aquel régimen moribundo. Nunca he estado en Venezuela pero, viviendo en Tenerife desde hace más de un cuarto de siglo, es inevitable que lo que pasa en ese país me sea muy cercano, dada la grandísima mayoría de isleños vinculados familiarmente a esa tierra. O sea, que aunque tenía que acabar unas notas, me quedé un buen rato viendo el programa y escuchando las "valoraciones" de los arrogantes (en su sabelotodería) tertulianos que acompañaban a la rubita presentadora.
Uno de ellos, periodista del ecuánime y centenario periódico ABC, aseguró que Maduro ha mentido al decir que Chávez murió a las 16:25 de Caracas en el Hospital Militar de esa ciudad, es decir, menos de una hora antes de esa comparecencia televisada. Según ABC, que se refiere a fuentes fiables del entorno médico (¿cubano?), Chávez sufrió un agravamiento de su estado la noche del pasado jueves y fue trasladado en avión-ambulancia desde la residencia presidencial de la isla de La Orchila a La Habana. Allí habría muerto a las 7 de la mañana (hora cubana) y casi inmediatamente devuelto secretamente al Hospital Militar de Caracas para poder escenificar la "mentira oficial" sobre la hora y lugar del deceso. Aunque sea un asunto relativamente irrelevante (el caso es que ha muerto), imagino que, de confirmarse, ABC se apuntará un tanto periodísticamente hablando, pues no encuentro ningún otro medio que ponga en duda la veracidad de la afirmación del gobierno venezolano.
No sé si lo que dice ABC es cierto y tampoco me importa demasiado. Pero, si lo fuera, hay que preguntarse qué interés tiene el ejecutivo venezolano en emitir una mentira tan burda. Porque no pueden seriamente pensar que vaya a sostenerse, tienen que saber, so pena de sufrir una grave patología alucinatoria, que será destapada. Y burda también porque si, después de decir que fueron al hospital a interesarse por la salud del presidente y que estando ahí se les acercó un médico para decirles que acababa de fallecer, resulta que a lo que habían ido era a comprobar que el cadáver ya había sido convenientemente recolocado en la habitación del centro sanitario y poder empezar la farsa, van a quedar en una situación de lo más ridícula. Una mentira sobre un asunto tan poco importante no compensa en absoluto la tremenda vergüenza a que se arriesgan (y el riesgo, para más inri, es extremadamente alto). Se puede decir que se hace para "tapar" un traslado previo que se ocultó a la población y que, además, se hizo de forma ilegal porque era obligatorio comunicarlo al Congreso. Pero más les valdría reconocer esos ocultamientos previos (fácilmente justificables con cualquier argumento) que dar un salto cualitativo como el que ABC afirma.
Naturalmente, el periodista de la tertulia de la tele aprovechó su "primicia" para presentarla como una prueba más de la ausencia de democracia en Venezuela y del carácter populista y manipulador del régimen chavista, llegando a calificar este tipo de comportamiento como propio de las "repúblicas bananeras". No deja de tener razón. Sin embargo, no puede evitar sonreírme ante la descarada doble vara de medir que nos permitimos desde nuestra civilizada y democrática España. Por poner el último y paradigmático caso basta referirse a la sarta de mentiras que lleva soltándonos el gobierno desde que se descubrió la cuenta suiza de Bárcenas. Y no me refiero a que niegue que ese dinero tenga que ver con financiaciones irregulares del PP, porque de momento sobre esa muy sospechosa relación (que a su vez derivaría en también muy sospechosas corruptelas) nadie puede desde fuera afirmar a ciencia cierta que sea verdad o mentira. Pero lo que no admite ninguna duda es que el gobierno de España viene diciendo mentira tras mentira sobre la relación laboral del ex-tesorero con el Partido Popular; y no admite ninguna duda, porque cada una de las comunicaciones contradice la anterior, ergo sólo una (o ninguna) puede ser en pura lógica verdadera y las restantes, necesariamente, han de ser falsas.
Estoy seguro de que si se comprueba que lo que dice ABC es cierto, no pocos de los dirigentes peperos nos deleitarán con comentarios en la línea de los que esta noche nos ha brindado el periodista. Porque me sorprendería mucho que tuvieran el pudor de callarse y muchísimo menos la decencia de reconocer que ellos también han mentido, para colmo en un asunto de bastante mayor trascendencia y con mucha más torpeza. Los gobernantes venezolanos quizá contribuyan a fomentar la imagen de su país como "república bananera"; los nuestros, en cambio, nos convierten en una "monarquía podrida". A este respecto, yo al menos, tengo claro qué prefiero.
Devil's right hand - Steve Earle (We ain't ever satisfied, 1992)
La canción que acompaña este post nada tiene que ver con el asunto del que trata. En realidad debería haberla subido al anterior, pero ni me acordé de que la tenía y sólo lo he hecho cuando Antonio de Castro me comentó que lo que había escrito le había recordado una de las frases de la misma.
Temo que es un mecanismo automático y compulsivo. Mienten de entrada para ser quienes controlan la información -querrían ser quienes controlan lo que pasa, pero a eso no llegan y se consuelan siendo quienes controlan lo que se sabe de lo que pasa- y siguen luego mintiendo para que lo que sigan contando sea coherente con lo que han contado. Mienten porque son profesionales muy bien pagados de la mentira, es lo único que saben hacer. Dejar llegar a la gente la información sin manipularla ellos antes les parece... inimaginable. Yo creo que ni se les ocurre la posibilidad teórica.
ResponderEliminarEso cuando no tienen nada serio que ocultar, como los venezolanos con Chávez. Cuando sí, como los peperos con Bárcenas, ya ni te cuento.
Vanbrugh: El deseo de controlar la información, de que la versión de la realidad que conozcan los demás sea la que a nosotros nos gustaría, me parece una tendencia natural en los humanos y, por lo tanto, entiendo que también la tengan los políticos. Pero a poco que uno piense un poco, se da cuenta de que en la mayoría de los casos resulta contraproducente y se esfuerza en reprimir ese primer impulso a mentir que nos sale de modo casi instintivo.
ResponderEliminarQue, como dices, sea tan compulsivo en los gobernantes sólo me lo explico por los tremendos efectos alucinatorios del poder, capaz de llevarlos a un estado de idiocia realmente preocupante. Máxime cuando deberíaan haber ya aprendido que las consecuencias negativas de sus mentiras (para ellos mismos) son mucho mayores que las que nos acarrean a los anónimos ciudadanos.
Si no llego a pasar por aquí créeme que no me entero, supongo que hasta ahora mismo que voy a bajar a tomar café. Reflexiones como la tuya me animan más a permanecer felizmente desinformado.
ResponderEliminarTiene razón Vanb.: mienten para dar la sensación momentánea de que controlan el poder...
ResponderEliminarPero aciertas tú de pleno asegurando que al final todo se sabe, (es imposible parar los rumores de enfermeros, conductores, camilleros y gentes que vieron el largo trajín) y el portavoz de la noticia/primicia acaba haciendo el 'indio' con sus ocultaciones gratuitas... Pero se le perdona porque no hay más cáscaras y el pueblo teme represalias por cualquier parte.
Yo también veo ese informativo de la señorita rubia flaquita y 'leo' el plumarazo que se ve a los contertulios invitados. Me parece muy propio de una cadena gubernamental y sólo a veces alguien se atreve a pisar un poco la línea de lo establecido.
Por cierto, al mono Arias, el que anunció en B/N lloroso la muerte de Franco, le llamaban 'el carnicerito de Málaga': un diminutivo más ofensivo aún, como más de cobarde.
El de Venzuela está claro: miente para no perder las riendas del poder, él y los suyos, para atarlo todo bien antes de que se sepa la noticia. Hay que tener en cuenta que el muerto era un lider carismático.
ResponderEliminarLo del PP español es más sangrante. Mienten porque está cogidos hasta el tuétano, no hay que darle más vuelta, si no de qué iba a soportar los reiterativos ataques de un chantajista. Es que si dicen la verdad tienen que largarse y dejar el paso a otros, empezando por el presidente del gobierno, que al llevar más años con cargos en el poder es el que está más pringado. A recordar: "Nadie será capaz de demostrar que no es inocente" refiriéndose a Bárcenas. Luego el zeñorito Arenas, que también ha largo lo suyo en defensa del extesorero. Y el Trillo, casí el portador de tronos obstruyendo a la justicia con toda clase de trucos legales cuando empezó a destaparse el pastel. Y así la tira.
Al famoso Arias le llamaban Carnicerito de Málaga por la matanza de malagueños que llevó a cabo tras la guerra civil, cuando fue gobernador civil de la ciudad.
Grillo y Molón Suave: que conste que el apodo que se ganó Arias Navarro ya lo había dicho yo en el post.
ResponderEliminarMolón: Yo, en cambio, no veo tan claro que la mentira venezolana (suponiendo que lo sea) la hagan para no perder las riendas del poder, porque no acierto a ver en qué medida habrían puesto en riesgo la posesión de esas riendas si hubieran admitido que Chávez había vuelto a Cuba. Y, como ya he dicho, ese riesgo que no alcanzo a ver es en todo caso inmensamente inferior al mucho más probable de quedar con el culo al aire.
En cuanto al PP deberían ya asumir que la verdad, al menos en gran medida, va a salir. Pero, en lo que ahora me importa, lo de menos es la verdad de fondo. Lo relevante es que ya es objetivamente demostrable que han mentido, sin necesidad de saber cuál es la verdad. En mi opinión debería obligárseles a admitir ese hecho: que han mentido, sin entrar a discutir cada una de las mentiras en sí misma, sino simplemente la necesidad lógica de que lo son. Algo así como: yo estoy dispuesto a creerme (de momento) cualquiera de las afirmaciones que han hecho pero no dos contradictorias entre sí. Como lo son, ha de reconocerme que al menos alguna de ellas es falsa. ¿Por qué no se intenta acorrorarles en esa líne? Porque, obviamente, se niegan a entrar a ese trapo, como la Cospedal en la lamentable comparecencia de la cual proviene la foto de este post.
Sí, sí, Miros, ya dices que al monito Arias le llamaban 'el carnicero de Málaga'. Como malagueño solo añado que aquí se le decía 'carnicerito de Málaga' con ese diminutivo más insultante aún.
ResponderEliminarChávez... hummmm.... en cierto modo muy demagógico y autoritario creo que hizo algunas cosas buenas por el pueblo llano a nivel cultura, educación y algo más, pero a golpe de GOLPES.
Y estos del PP están demostrando ser... no sé cómo explicar, más que sinvergüenzas y mentirosos son sencillamente IMBÉCILES, por creer que lo somos.
"posicionarse"
ResponderEliminar¿También tú, Miroslav?
A mi también me evocó al Arias Navarro lloroso de la lucecita de El Pardo, salvo las distancias. Para mi la sensiblería está reñidad con la sensibilidad (Esperanza Aguirre llorosa al recordar a su familia a la vez que desmantela la sanidad pública madrileña...)
ResponderEliminarNo me gusta mucho el verbo, aunque está en el diccionario, pero expresa bastante bien lo que quería expresar. Tiene además una connotación que lo asocia al mundo del marketing (que enlaza, por cierto, con tu post de hoy) que me parece pertinente. Los políticos se esfuerzan en colocar en posiciones ventajosas de oferta sus productos, como hacen los publicistas, con la particularidad de que los productos que quieren 'posicionar' son ellos mismos.
ResponderEliminarNo obstante, la frase que te chirría quizá podría cambiarse por " ... lo que no es óbice para que ese hombre lleve ya bastante tiempo maniobrando para prevalecer en el futuro panorama político venezolano". ¿Mejor así?
Que posicionarse aparezca en el DRAE, Miros, es solo un buen indicativo del muy relativo caso que hay que hacer de ese libraco. Tengo muy dicho que la RAE solo tiene razón cuando me la da. Boutade que lo es menos de lo que parece: creo sinceramente que no solo yo, sino ningún hablante medianamente culto debe abdicar de sus propios criterios en favor de los de la RAE, cuando los basa en principios sólidos. Los míos en este caso me lo parecen mucho: ningún sustantivo que provenga de un verbo debería poder dar lugar a un nuevo verbo. Posición viene de poner, de modo que si se necesita un verbo relacionado con ella hay que 'retroceder' hacie su origen, 'poner', y no 'adelantar' hacia una aberración tipo 'posicionar'. Lo mismo digo de explosión, que como ya viene de explotar jamás debe dar lugar a un horrendo explosionar, por mucho que el DRAE diga que sí y hasta atribuya al engendro un significado distinto del del verbo original.
ResponderEliminarAdmitir lo contrario significa dar paso libre a que posicionar dé posicionamiento, este posicionamientar, de aquí salga la posicionamentación y así ad nauseam. El lenguaje tiene sus propias normas implícitas y los hablantes debemos respetarlas, incluso cuando la complaciente RAE nos autorice a no hacerlo.
Y vuelvo a estar de acuerdo con Vanb. :yo siempre miro lo que dice el DRAE, y ya discutimos en su momento que la definición que da de TIEMPO no nos satisfacía ¿verdad?
ResponderEliminarCantinflas o el Ozores aquél soltaban parrafadas que no eran nada. Por lo menos Mario Moreno me hacía mucha gracia de chico.
Finalmente sabemos que es el diccionario quien sigue al pueblo. Cuando un palabro popular tiene éxito los académicos tan serios tienen que tragar y aceptar términos como GUAY o JORL!, eso que dice Chiquito de la Calzada
En su primer post Vanbrugh apunta a que los políticos mienten por inercia. He de decir que estoy de acuerdo con él, pero en mi opinión lo grave no es que mientan, si no que se creen, sinceramente, sus propias mentiras.
ResponderEliminarSolo así puede explicarse lo que apunta Miros en su respuesta: 'que son incapaces de aprender que la mentira tiene las patas muy cortas'
Intrincada cuestión que Números despacha apresuradamente: ¿Qué es peor, creerte tus propias mentiras (necios) o no creértelas (cínicos)?
ResponderEliminarLo de que alguien se cree sus propias mentiras se dice con mucha más frecuencia que lo que justificaría la realidad, creo. Creerse las propias mentiras es un fenómeno patológico y más bien raro. El noventa por ciento, tirando por bajo, de quienes mienten (mentimos) sabe perfectamente cuándo lo que dice no es cierto. Puede comportarse hasta el final -y si no es del todo tonto, se esforzará en hacerlo- como si creyese que sus mentiras no son tales, pero estará fingiendo. Uno puede estar engañado, y en ese caso falta a la verdad sin mentir, porque no lo sabe. Pero si miente, es decir, si en algún momento ha sabido que lo que dice no es cierto, continúa sabiéndolo hasta el final, salvo raros casos de trastorno mental.
ResponderEliminarLos políticos no están trastornados mentalmente, aunque el ejercicio prolongado del poder lleve a algunos cerca de estarlo, y, en mi opinión, es sumamente raro que se crean sus propias mentiras. Mienten a sabiendas, con cinismo indisculpable. No descarto que sean, además, necios, que lo son en su mayoría, pero respecto de otras cuestiones más profundas y de fondo, que normalmente se les escapan. Respecto a dónde y cómo murio Chávez, o cuánto y como cobraron de Bárcenas, son bastante listillos y no se engañan, no. Solo tratan de engañarnos a nosotros.