Creo recordar que el cuento que originalmente leí no se titulaba Hansel y Gretel sino Pedro y Margarita. No es demasiado extraño porque no hace demasiado era costumbre traducir también los nombres propios, lo cual no pocas veces ponía al esforzado traductor en más de un aprieto. Por ejemplo, en una ocasión me topé con una versión española de Hamlet en la que el príncipe danés se llamaba Amleto o algo así (por cierto, tal es el nombre usual de esta tragedia en italiano). La cosa tiene bemoles, porque Hamlet no ha sido nunca un nombre usual y parece que deriva de Amblett o Amletthus, uno de los personajes de la Gesta Danorum escrita en latín a principios del XIII por Saxo Grammaticus. Supongo que de la grafía latina, inexistente que yo sepa en la antigua Roma, tomarían el nombre los traductores italianos (así como el español que una vez vi). A propósito de estos asuntos, no me resisto a callar la famosa anécdota atribuida a Unamuno (vaya usted a saber) que cuenta que en una conferencia el ilustre rector de Salamanca pronunció Guillermo Saquespeare y uno de los jóvenes asistentes se aprestó a señalarle que "se dice William Shakespeare, profesor"; Unamuno calló, le sostuvo la mirada unos segundos al impertinente, y continuo impertérrito dictando la lección en inglés.
Pero volvamos a los dos niños protagonistas de nuestro cuento. Gretel significa, en efecto, Margarita; más en concreto, se trata de la forma abreviada de Margarete aunque también se usa como nombre independiente, pero por lo que he visto me da la impresión de que esta autonomía es relativamente reciente. El nombre de Margarita, en cambio, tiene larga historia y aparece en casi todas las lenguas occidentales. Leo que proviene del término griego que significa Perla y con ese mismo significado pasó al latín. De momento me es una incógnita (lo dejo para una posterior indagación) el porqué la palabra pasó a designar en castellano (y en portugués e italiano, pero no en inglés, francés o alemán) la popular flor silvestre (el género bellis en sus diversas especies), la primula latina. Pero parece que, al menos en su origen, el vocativo personal no alude a la flor, recurso habitual para muchos nombres femeninos, sino a la perla. Parece también que se popularizó a partir de mediada la Edad Media y me da la impresión que antes y más en los países de lenguas no romances. De hecho, Santa Margarita fue una reina de Escocia nacida en Hungría en el siglo XI y canonizada en el XIII.
O sea, que Gretel es Margarita, pero no me pregunten cómo hacen los diminutivos o familiares los alemanes porque estaremos de acuerdo en que la relación fonética con Margarete no es nada obvia. Claro que yo no sé tedesco y seguro que algún germanista aficionado podrá resolverme esta duda. Descubro fisgando por la red que a las Margaretes también se las llama Gretechen, pero el sufijo cariñoso chen ya lo conocía: sin ir más lejos, como comenté en el post precedente, Dorothea Wild, la mujer de Wilhelm Grimm, era conocida afectuosamente como Dortchen. Es decir, que es evidente que Gretechen deriva de Gretel pero no que Gretel lo haga de Margarete. Por cierto, en español también tenemos el nombre Greta pero estoy casi seguro que se trata de un préstamo del alemán (cuando era niño, una amiga de mis padres se llamaba Greta, fea como una bruja y para colmo arisca; es normal que no me guste el nombre pese a la gran Garbo). En fin, elucubraciones baladíes que no hacen sino alargar este post sin que entre al meollo, si es que lo tiene. En todo caso, asumiré que los Grimm bautizaron a su protagonista con lo que era un nombre popular en su tiempo y que supondrían (imagino que acertadamente) que también lo era en épocas remotas, ya que ciertamente la historia remite a la mítica Edad Media, con sus bosques poblados de criaturas mágicas.
En cuanto a Hänsel no es desde luego Pedro, como escribió el traductor del cuento de mi infancia, sino Juanito. Hans es la forma corta de Johannes y su origen parece situarse en los países bálticos, aunque como es sabido se propagó ampliamente por los territorios germánicos y constan numerosos personajes así llamados desde la Edad Media (recuérdense por ejemplo a los dos Holbein, del siglo XV). Hänsel es el diminutivo que, a diferencia de Gretel, no ha llegado a ser un nombre independiente (también se usa Hänschen). Así pues, la traducción correcta del título del cuento al castellano debería ser Juanito y Greta, que suena fatal, ya lo sé, pero hace que nos percatemos de un detalle curioso: que los Grimm le dieron un nombre completo a la niña mientras que al hermano le adjudicaron un diminutivo. Piénsese que lo normal habría sido ponerlos en igualdad de trato. Hans y Gretel por ejemplo, o si no, ambos en diminutivo: Hansel y Gretchen. Pero no, marcan una diferencia cuya intención no aclaran en el texto. La explicación más obvia es que la niña era la mayor pero, como ya comentaré más adelante, esto no parece cuadrar del todo con los sucesos del relato. De otra parte, enuncian en primer lugar al chico, lo que sugiere que era el primogénito. En fin, otro misterio que dejo planteado para los especialistas en la literatura popular del romanticismo alemán. Quizá no haya ninguna intención críptica, quizá simplemente Dortchen se sabía el cuento con esos nombres y en ese orden y los hermanos, obsesionados con la fidelidad a las fuentes (en especial Jacob) se limitaron a transcribirlos sin mayores averiguaciones. Pero recuerden mis lectores que nada es inocente y hasta en los títulos de los cuentos infantiles pueden atisbarse arcanos de la psique colectiva, del alma profunda del pueblo (teutón, en este caso).
Pues nada, aclarados los nombres de los protagonistas repasemos sus aventuras.
Pero basta ya de antecedentes y comencemos con Hansel y Gretel (en el siguiente post, claro).
.
.
Hansel y Gretel - Golpes Bajos (A Santa Compaña, 1984)
Hablando de nombres, en ingles grim, con una sola m, significa triste, sombrio o lugubre.
ResponderEliminarHänsEL y GretEL ¿acaso porque riman?
ResponderEliminar"La marguerite" francesa y "die Margerite" alemana son la misma flor que la "margarita" española. Creo que lo que los ingleses llaman "marguerite" (daisy) también es la misma flor pero no lo juraría.
Conocía la misma anécdota atribuída en tu post a Unamuno, pero en esta versión protagonizada por Sarmiento, el "padre del aula", presidente, escritor e impulsor de la educación laica, obligatoria y gratuita en la Argentina a fines del sigo XIX. También tenía aspectos menos loables.
ResponderEliminarBesos
Antonio: Me pregunto si los Grimm serían tristes y/o sombríos. Creo que no, aunque desde luego algo rarillos sí eran (y tuvieron una vida dura, en especial durante su infancia y primera juventud).
ResponderEliminarC.C: Te agradezco la corrección, pero sigo con la incógnita que planteo. Procuraré en cuanto tenga un momento consultar mi Corominas para descubrir la etimología del nombre de la flor. Cuando lo haya hecho, lo añadiré al pie del post.
Alicia: Hola, cuánto tiempo. Enlazo desde tu nombre al blog y compruebo que lo tienes abandonado desde hace tiempo; de hecho ya tenía leídos todos esos posts. ¿No estás escribiendo en otro?
En cuanto a lo que dices de Sarmiento demuestra lo conveniente que es mantenerse escéptico ante las atribuciones de citas y anécdotas; por eso pongo entre paréntesis el "vaya usted a saber". Pero ya que siembras la más que razonable duda, sería interesante despejar la incógnita; te lo propongo por si te animas.
Abandoné mi blog de una manera que nunca creí posible y no estoy escribiendo nada de nada. Quizás vuelva la musa inspiradora (o algo así) algún día.
ResponderEliminarMe causó gracia el "vaya usted a saber". Yo cuando cuento alguna frase célebre o anécdota digo "atribuída a" porque vaya usted a saber. Creo recordar que lo de Sarmiento me lo contó una profesora de la secundaria, pero ¿quién sabe? Veré que puedo averiguar sobre el tema. Besos
Como bien dices, Miros, el nombre de Gretel nos viene de la flor que se llama "perla" o "corona floral" tanto en sanscrito (mañjari con un tilde a lo Atman en la i) como en farsi, griego,o georgiano. Los romanos introducieron la palabra en las zonas germánicas. De ahí el nombre "Margarete" en alemán y el diminutivo "Gretel" o "Gretchen".
ResponderEliminarY ahora paso a leer el tercer capítulo..
¿Cómo se acentúan estos nombres propios en español? ¿No deberían llevar tilde en la primera sílaba respectivamente por ser palabras llanas no acabadas en vocal, ni 'n', ni 's'?
ResponderEliminar