No, claro que la deuda no existe, como no existe el dinero. El dinero es nuestra unidad de cuenta. Nuestra, atento, nuestra; he ahí la clave. Como es nuestra vale lo que queramos que valga en cada momento y, por ende, así valen los bienes y servicios reales. Pero ya todo es dinero, el trabajo de los hombres es dinero, los bienes que producen, los servicios que prestan. La cuestión es que somos demasiados, no hace falta que todo el mundo produzca. Hacia mitad de siglo –lo más probable es que no alcance a verlo, pero da igual– llegaremos a la increíble cifra de diez mil millones de humanos. Los cálculos más serios estiman que no se requieren más de quinientos millones para producir todos los bienes y servicios necesarios, apenas un 5% de la población mundial, algo menos de la población de los Estados Unidos para entonces, la tercera parte de la que tendrá China ... Más o menos lo habitantes del planeta en el XVI.
Sí, es una de las alternativas que se ha discutido, incluso la hemos ensayado a pequeña escala, en África, principalmente. Pero es complicado, son cifras demasiado grandes. Para realmente cambiar las cosas habría que exterminar del orden de cinco mil millones y cualquier medio para lograrlo tiene demasiados riesgos para los que quedemos. La aniquilación nuclear es la opción más conveniente, la más segura en cuanto a acotar el área a destruir, pero no al 100%. Sí claro, África casi completa y todo el Sudoeste asiático, desde la península arábiga hasta la India. Más o menos unos cinco mil millones, no está nada mal, la putada es que borraríamos Israel, pero bueno, si no queda otra. Los de ese grupo de análisis eran muy buenos, bastante convincentes. Eso sí, el área quedaría casi inutilizada: habría que cerrarla, sólo podría aprovecharse para recursos minerales y a altos costes de extracción.
Sí, desde luego que es una barbaridad, ríete de los genocidios. Pero las consideraciones éticas no tienen cabida, al menos no las convencionales, las de mentes pequeño-burguesas. Al fin y al cabo, se trata de decisiones que están por encima de valores morales sensibleros, hablamos del futuro de la humanidad, y ello exige cálculos desapasionados, una ponderación costes-beneficios. No, las propuestas de infecciones víricas nos dieron mucho miedo, pese al entusiasmo de los científicos de ese comité. Mira que se han hecho pruebas teóricamente controladas y siempre se han descontrolado los cabrones de los virus. Hay una línea de investigación muy prometedora; parece que se trata de un virus que se puede programar para que se extinga por sí mismo al llegar a un cierto nivel de expansión o tras un cierto tiempo de vida. Pero de momento, el riesgo es mucho más alto que unas cuantas bombas nucleares, selectivamente explotadas.
Pero bueno, de momento la opción de disminución demográfica radical está, si no descartada, al menos aplazada sine die, puesta en reserva podríamos decir (acordamos mantener los grupos de investigación y admitir ensayos esporádicos de vez en cuando, pero no más). Al fin y al cabo, bien gestionado, el panorama tampoco es tan catastrófico: un muy reducido grupo de empresas con un control casi exhaustivo de la producción mundial a través del dominio del dinero, entre quinientos y mil millones de trabajadores, y más de nueve mil millones de inútiles desde el punto de vista productivo pero muy rentables como consumidores, combustibles para la acumulación de riqueza. El problema, en efecto, es cómo pagarán los bienes y servicios en cuya producción no participan.
Ahí entra la idea de la renta básica. Debes verla como un coste de producción más, el coste de mantener la masa de consumidores de los cuales obtenemos nuestros beneficios. Al fin y al cabo, es sólo cuestión de rehacer números para recalcular los precios y las tasas de ganancias. Cuando se planteó casi todos nos escandalizamos, sólo los más perspicaces supieron ver la genialidad de la propuesta. Luego, claro, nos hemos ido ocupando de que la idea fuera propuesta por quienes no fueran sospechosos, los movimientos de indignados anticapitalistas. La función ya he empezado; poco a poco los gobiernos irán cediendo a las reivindicaciones de estos revolucionarios miopes, las masas obtendrán victorias limitadas, todos repetiremos palabras rimbombantes como solidaridad, distribución de la renta. Pero en el fondo, será lo mismo –aunque a escala mucho mayor– que lo que ocurría en las sociedades esclavistas: entonces había que gastar en mantener a los trabajadores explotados y ahora en los consumidores.
Desde luego, como cualquier otro factor del proceso de acumulación, jugaremos continuamente con las cuantías de esas rentas básicas. Seguiremos creando crisis cuando convenga para que nuestros conejillos nunca pierdan el miedo, contrapeso necesario a las ansias rebeldes de justicia tan propias de los humanos. Seguiremos defendiendo a través de nuestros voceros los principios neoliberales mientras los despreciamos en la práctica imponiendo los precios desde el control de la oferta. Que nuestras míseras concesiones las vean como triunfos. Estimamos que esta estrategia nos puede servir en las próximas dos décadas. Luego, probablemente, habrá que recurrir a las medidas que de momento postergamos. Como te dije antes, se trata de hacer números, hay que mantener la cabeza fría. Ya sé que es duro, pero con las cosas serias no valen las sensiblerías.
Ahí entra la idea de la renta básica. Debes verla como un coste de producción más, el coste de mantener la masa de consumidores de los cuales obtenemos nuestros beneficios. Al fin y al cabo, es sólo cuestión de rehacer números para recalcular los precios y las tasas de ganancias. Cuando se planteó casi todos nos escandalizamos, sólo los más perspicaces supieron ver la genialidad de la propuesta. Luego, claro, nos hemos ido ocupando de que la idea fuera propuesta por quienes no fueran sospechosos, los movimientos de indignados anticapitalistas. La función ya he empezado; poco a poco los gobiernos irán cediendo a las reivindicaciones de estos revolucionarios miopes, las masas obtendrán victorias limitadas, todos repetiremos palabras rimbombantes como solidaridad, distribución de la renta. Pero en el fondo, será lo mismo –aunque a escala mucho mayor– que lo que ocurría en las sociedades esclavistas: entonces había que gastar en mantener a los trabajadores explotados y ahora en los consumidores.
Desde luego, como cualquier otro factor del proceso de acumulación, jugaremos continuamente con las cuantías de esas rentas básicas. Seguiremos creando crisis cuando convenga para que nuestros conejillos nunca pierdan el miedo, contrapeso necesario a las ansias rebeldes de justicia tan propias de los humanos. Seguiremos defendiendo a través de nuestros voceros los principios neoliberales mientras los despreciamos en la práctica imponiendo los precios desde el control de la oferta. Que nuestras míseras concesiones las vean como triunfos. Estimamos que esta estrategia nos puede servir en las próximas dos décadas. Luego, probablemente, habrá que recurrir a las medidas que de momento postergamos. Como te dije antes, se trata de hacer números, hay que mantener la cabeza fría. Ya sé que es duro, pero con las cosas serias no valen las sensiblerías.
This is us - Mark Knopfler & Emmylou Harris (All the Roadrunning, 2006)
Relato sobrecogedor del que me recuperado gracias a "This is us", dos voces tranquilizadoras y reconfortantes.
ResponderEliminarUn abrazo, :)
Esa era la idea, Babe, compensar un poquito.
EliminarBrutal. De acuerdo con Babe sobre el tema...
ResponderEliminarSí, brutal, pero quizá no tan ficción como desearíamos que fuera.
EliminarEs cierto que la renta universal básica ha sido propuesta por gente como Friedman, sí. Por un lado, puede ser el principio de la abolición del trabajo y que la gente se dedique a lo que le guste, por otro, dar lugar a una dependencia, sí.
ResponderEliminar(No estoy muy lúcido yo hoy)
¿Friedman proponiendo la renta básica? No lo sabía y no me cuadra. ¿Tienes la fuente?
EliminarParece confundido. Lo he leído varias veces, pero el artículo de la Wikipedia sobre la Renta básica universal dice que Friedman propuso un concepto parecido. Copio del artículo:
Eliminar"En segundo lugar, tampoco debe confundirse la RB con el llamado “Impuesto Negativo sobre la Renta” (INR). El INR, que es un crédito impositivo uniforme y reembolsable, garantiza un nivel mínimo de ingresos mediante la política fiscal: si en la declaración de ingresos se supera ese mínimo, se pagan los impuestos correspondientes; si, por el contrario, no se supera o se carece de ingresos, el estado abona la diferencia hasta alcanzar el mínimo establecido. El INR, propuesto inicialmente por Milton Friedman con el objetivo de recortar el Estado de Bienestar, fue explorado con mayor profundidad por James Tobin como forma de luchar contra la pobreza sin eliminar los incentivos al empleo."
https://es.wikipedia.org/wiki/Renta_b%C3%A1sica_universal
Sugerente. Lo investigaré.
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