Ésta es una de esas expresiones que escuchamos hasta la saciedad y que todos entendemos para referirse a situaciones que tienen aspectos buenos y malos. Por ejemplo, un diario económico, para sintetizar el caótico comportamiento de las bolsas europeas, emplea como titular “los mercados siguen dando una de cal y otra de arena”; es decir, se alternan resultados buenos y malos. Ahora bien, casi nadie parece tener claro qué es lo bueno y qué lo malo: ¿la cal o la arena?
En su “Diccionario de dichos y frases hechas”, Alberto Buitrago aporta el breve texto que sigue: “Dar una de cal y otra de arena: Actuar alternativamente de forma positiva y negativa. El equipo no funciona bien. Un día gana y al siguiente pierde. Está dando una de cal y otra de arena. Antiguamente, cuando no existía el cemento, los ladrillos o piedras se fijaban con mortero, un compuesto que se hacía con una palada de cal, el material caro y más noble, la parte buena, y otra de arena, lo más abundante y menos importante. Con frecuencia, con la intención de ahorrar o de engañar al contratante, se echaba más arena que cal”. La explicación nos remite al mundo de la construcción en que se usan los áridos y la cal para hacer mortero. Lamentablemente, en este libro no se aportan referencias documentales que permitan conocer cuándo se empezó a usar esta frase hecha pero, si es verdad que proviene de tiempos en los que aún no se usaban morteros de cemento, habrá de ser de principios del XIX o anterior.
Recurro entonces a los fantásticos bancos de datos de la Real Academia pero la única mención que encuentro a esta frase hecha es demasiado reciente (1887), aún cuando la fuente sea una obra tan notable de nuestro idioma como Fortunata y Jacinta. Al principio del capítulo II de la Parte Primera escribe Don Benito que “Daba sus descargos el delincuente como podía, fatigando su imaginación para procurarse respuestas que tuvieran visos de lógica, aunque éstos fueran como fulgor de relámpago. Ponía una de cal y otra de arena, mezclando las contestaciones categóricas con los mimos y las zalamerías”. En todo caso, el hallazgo vale para confirmar que en la segunda mitad del XIX la expresión estaba firmemente consolidada en el hablar coloquial. También nos confirma que su significado era ya el que hoy define la RAE –alternancia de cosas diversas o contrarias para contemporizar–.
Ahora bien, ni de la cita de Galdós ni de la definición de la RAE se desprende que la alternancia de cosas diversas corresponda necesariamente a unas buenas y otras malas. En el texto de Don Benito, Juanito, ante las preguntas de Barbarita, responde unas veces de forma categórica y otras con evasivas zalameras. ¿Cuáles son las respuestas buenas y cuáles las malas? No parece que el novelista quisiera hacer la distinción en estos términos. Así pues, dar una de cal y otra de arena significaría alternar actos distintos, independientemente de su calificación en cuanto a su bondad. Ciertamente, si esta alternancia es entre actos positivos y negativos también sería de aplicación la frase hecha, pero estaríamos ante un caso particular y limitado, no el único posible (como establece Alberto Buitrago).
Supongo yo que con esta expresión se quería caracterizar a los de comportamiento poco fiable, ésos que no mantienen una línea de conducta congruente. Pero no a todos; no, por ejemplo, a quienes su conducta errática obedece a desequilibrios mentales, ya que, como señala la RAE, esas actuaciones obedecen a una intención contemporizadora. Es decir, que el que da una de cal y otra de arena lo hace con una finalidad, para ganarse el favor de alguien (en Fortunata y Jacinta, Juanito quiere convencer a Barbarita). Quizá por eso, lo más frecuente en los comportamientos que se calificaban con esta frase hecha sería que la alternancia fuera, efectivamente, entre cosas buenas y malas. Hago algo que sé que no le va a gustar a alguien (malo) e inmediatamente, para ganarme su favor o evitarme su animadversión, le hago algo bueno.
Así pues, intuyo que acotar el significado de la expresión a la alternancia de cosas buenas y malas –tal como establece Buitrago– es una reducción del campo semántico. No discuto que sea así, que hoy cuando se usa esta frase todos den por sentado que sólo vale si alternativamente se suceden noticias o actos buenos y malos (la bolsa sube y baja, en el ejemplo del diario económico), pero parece que no era así cuando se acuñó. Por tanto, en su origen no se mentaban la cal y la arena porque una fuera mala y otra buena sino, simplemente, porque eran distintas. Así que la respuesta que aporta Buitrago suena a explicación “a posteriori” para darle a la arena el rol negativo, ya que la pregunta habría carecido de sentido cuando se inventó la frase.
Por cierto y para acabar, en un foro de traducción inglés-español he encontrado que la frase hecha se aplica preferentemente en el ámbito de las relaciones laborales como un comportamiento típico de los jefes que pretenden mantener motivado a los empleados (dando una de cal) pero sin que éstos se tomen demasiadas confianzas (y para ello, dan la otra de arena). Si así fuera, vendría a ser una expresión equivalente a la del “palo y la zanahoria”, perfectamente homologable en inglés (carrot and stick). En fin, si no estamos muy seguros de cómo usar las frases hechas en nuestro idioma, mejor ni se nos ocurra intentarlo en otros distintos.
Cal y arena - Celia Cruz (Mi vida es cantar, 1998)
PS: Encuentro en la Red mención a una novela titulada precisamente “Una de cal y otra de arena”, publicada en La Habana en 1957 y escrita por el cubano Gregorio Ortega. Este Gregorio Ortega (1926-2004) se afilió muy jovencito a los comunistas cubanos y, a partir del triunfo de la Revolución castrista, hizo larga carrera oficial en la Isla. La novela está ambientada a principios de los cuarenta, periodo que se caracterizó por una violencia extrema en las calles habaneras, resultado del vacío de poder posterior a la caída de Gerardo Machado (1933) por la ”revuelta de los sargentos”. Gran parte de culpa en esa situación la tuvo el acuerdo que alcanzaron Batista y Lansky (el segundo de Lucky Luciano) pocas semanas después del golpe y que duraría prácticamente hasta la nochevieja de 1958. Estaría bien leer esa novela, no sólo para enterarme del por qué del título (que algo me barrunto al respecto), pero me temo que es otro de los muchísimos libros imposibles de conseguir.
Pues me ha parecido muy interesante. Personalmente, pensaba que la buena era la cal, seguramente por deformación profesional: es artificial y por tanto es costoso. Pero sí, nadie dice que en origen fuera para denotar un comportamiento que oscilara entre dos actitudes, no necesariamente una buena y la otra mala.
ResponderEliminarParece que sí, que si una ha de ser buena y otra mala, la cal tiene todas las papeletas para ser la buena. Pero, en efecto, en su origen no parece que se tratara de buenos y malos.
EliminarNunca supe cual era la buena y cual la mala.
ResponderEliminarSi mal no recuerdo, el acuerdo entre Baptista y Lucky Luciano se veia en El Padrino II.
Creo que no. En el Padrino II están en Cuba, en efecto, y sale Meyer Lansky, pero es justo en vísperas de la Revolución, en las navidades de 1958. El acuerdo a que me refiero fue un cuarto de siglo antes.
EliminarLa arena es uno de los materiales más abundantes en la superficie terrestre y no requiere prácticamente transformaciones, aunque no todas las arenas sirven igual de bien en construcción (la llamada por los constructores arena de miga es la mejor). La cal, aunque no es escasa, requiere una transformación industrial por calcinación de calizas o dolomías que además hay que extraer de canteras (aunque las arenas se extraigan de areneros, estos son depósitos simples que no requieren actividad minera en esencia). Para el mortero se requiere tanto una como otra, pero su obtención es distinta, en peso, la cal tiene un precio mucho más alto que la arena. Todos estos me parecen motivos suficientes para defender, desde sus inicios, la idea de que la expresión significa alternancia de bueno y malo. Pero es que además la frase de Fortunata y Jacinta, que he leído nuevamente hace poco, me parece que expresa eso mismo a pesar de lo que afirma Miroslav (en unos casos negaba categoricamente, en otros afirmaba zalamero)
ResponderEliminarPor supuesto, Lansky, puede que, en efecto, el dicho se originara para expresar la alternancia entre algo bueno y algo malo; estamos en el terreno de las elucubraciones. No obstante, tus argumentos no me convencen. No me parece que para reforzar la dualidad bueno-malo la mejor asociación sea escaso-abundante; hay otras mucho más adecuadas. De otra parte, en el mundo de la construcción (que pareciera el entorno en el que surge la frase hecha) se diferencian claramente los materiales, pero nunca en términos de buenos y malos. Es decir, que se escojan como ejemplos dos materiales claramente diferentes pero que se combinan para formar otro (mortero), que van juntos, me parece justamente un argumento para sostener que era la diferencia de cosas o actos lo que se quería remarcar, sin que se tuviera en mente ningún juicio de valor. Un poco lo mismo que “como agua y aceite”, aunque en este caso, obviamente, cosas distintas que son perfectamente compatibles juntas.
EliminarDe otra parte, a diferencia de ti, yo no veo en la frase de “Fortunata y Jacinta” ninguna distinción entre lo bueno y lo malo. ¿Cuál es cual? Lo que está claro es que son cosas distintas, opuestas incluso, como bien dice Vanbrugh en su comentario, pero no el que una sea buena y otra mala queda a la opinión del lector y tengo la impresión de que no estaba en la intención de Galdós. En todo caso, la definición que hace la RAE insiste en la alternancia de cosas diversas o contrarias, que engloba que una sea buena y otra mala pero no se limita a ese caso particular. Por supuesto, no hay por qué hacer caso a la RAE, pero para contradecirla hacen falta argumentos más sustanciosos.
Y a mí no me convencen tus argumentos
EliminarDesde siempre lo bueno (o valioo) es lo escaso (oro) y lo malo, lo excesivo y abudante
En cuanto a la Frase de Galdos, lo mismo, zalamero es bueno (hacia el tro),negación es malo (hacia el otro).
No, no me convences
Igual se podría decir que, desde siempre, lo bueno es lo que se consigue sin esfuerzo y está al alcance de todos y lo malo, lo escaso y dificultoso de obtener. Pero a mí me parece obvio que la expresión no emplea la cal y la arena como emblemas de estas dos posibilidades, una claramente mala y la otra claramente buena -habría para ello materiales mucho más expresivos: el oro y el barro, la mierda y la ambrosía- sino como constituyentes a partes iguales de un compuesto en el que ambos elementos, aunque distintos, son igualmente necesarios.
EliminarO, en el caso de Galdós, podría entenderse que ser zalamero es malo para el otro -lo adula, lo engaña y esconde engañosamente las propias intenciones- mientras que ser categórico es bueno - demuestra sinceridad, franqueza, claridad-. Pero por los mismos motivos, estaría igualmente fuera de lugar, en mi opinión, porque la expresión "dar una de cal y otra de arena" no contiene ningún juicio de valor sobre las dos opciones que se metaforizan con estos dos materiales, ni por tanto se usa para referirse a alternativas en las que una opción se prefiere a la otra sino, al contrario, para alternativas en que las dos opciones enfrentadas parecen útiles y por ello no se renuncia a ninguna de ellas y se alternan las dos. Y tampoco Galdós la usa con intención de comparar la validez de las dos opciones, no quiere dar a entender que la zalamería sea mejor quie la franqueza, ni lo contrario, pretende solo describir cómo el delincuente, en su interés por justificarse, no descartaba ningún método y usaba todos los que se le ocurrían, aunque fuesen opuestos entre sí, como lo son las zalamerías a la franqueza categórica. Sin pretender presentarnos ninguno de ellos como mejor que el otro, sino ambos como complementarios y representativos de la totalidad de posibles medios, de los que el delincuente no descarta ninguno.
Yo siempre la he oído usar, entendido y usado con el significado de alternar dos conductas contrarias (no solo diferentes, no dos cualesquiera de un conjunto más amplio, sino las dos de una oposición de dos), pero de las que no se considera que una sea buena y otra mala. Se da una de cal y otra de arena, se alterna entre dos opciones opuestas, precisamente cuando no se desea rechazar ninguna de ellas en favor de la otra, porque se necesitan ambas y no se considera a ninguna mejor que a la otra. Un árbitro, por ejemplo, que favoreciera alternativamente a dos equipos en contienda estaría dando una de cal y otra de arena. O quien tercia en una discusión, argumentando unas veces a favor de una postura y otras a favor de la contraria, porque no está del todo de acuerdo ni en desacuerdo con ninguna y cree que ambas tienen parte de razón. Entiendo que la cal y la arena no son la metáfora de una cosa mala y otra buena, sino de las dos mitades que componen un todo, el mortero, que debe fabricarse equilibrando ambas, echando alternativamente una paletada de cal y una de arena.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu interpretación, Vanbrugh, la cual, además, me parece que responde perfectamente a la elección de esos dos materiales de construcción. Creo que, en efecto, es importante que con la frase se pretende poner de relieve que quien “da una de cal y otra de arena” no quiere renunciar a ninguna de ambas, porque necesita las dos para sus objetivos (contemporizar). Exactamente, como muy bien dices, igual que la cal y la arena, ambas necesarias para componer el mortero.
EliminarCreo que al aportar el factor de necesidad de ambos elementos has introducido un argumento en el que no había caído y que contribuye poderosamente a aclarar el por qué del origen del dicho. Naturalmente, cuestión distinta es cómo se utiliza en la actualidad.
Mi único leve disenso es que no creo que necesariamente las dos conductas hayan de ser opuestas, basta que sean claramente distintas una de otra. Evidentemente, la frase hecha encaja mejor en la descripción de comportamientos que combinan actos contrarios entre sí, pero también vale para situaciones menos exageradas, pienso.
Utilizo "opuestas" en el sentido de "complementarias", no en el de "contrarias". Que cada una de ellas excluye la otra (la cal no es arena, la arena no es cal) y entre las dos constituyen un todo. Que son las dos únicas opciones en el asunto de que se trate, y son mutuamente excluyentes.
EliminarTotalmente en desacuerdo, como con Miros
EliminarLa verdad, declarar que se está en completo desacuerdo con una postura, sin argumentar a favor de la propia ni en contra de los argumentos que el interlocutor sí ha dado en favor de la suya, me parece escasamente útil. Y, usted me disculpe, hasta ligeramente antipático.
Eliminar¡Hay qué joderse! Ya he argumentado en mi comentario/posición inicial, y vosotros lo único que habéis hecho es reiterar buestra postura, pues muy bien, pero no seas tedioso, joder!
EliminarRetiro el "ligeramente".
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EliminarYo no retiro, sino que reitero lo de tedioso
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