... Con los resultados electorales, desde luego, imagino que como casi todo el país. Y es que ha resultado que las encuestas han demostrado ser pésimas predictoras. Durante los últimos días han venido ofreciendo repartos de escaños bastante homogéneos, al menos en unas horquillas razonables (véase mi post anterior). Pues para nada, tan sólo el número de diputados del PSOE (85) queda dentro del intervalo augurado (81-87); en los otros tres principales han errado a lo bestia: el PP muy por encima (137 cuando prometían entre 113 y 120) y UP y C's muy por debajo (71 en vez de 83-90, y 32 en vez de 36-44). Son tan sorprendentes los resultados que, si descartamos que todas las empresas demoscópicas obtenían sus datos a los dados y con abundante whiski, hay que pensar que o nuestro conspirador ministro del Interior ha organizado un tongo colosal o, mucho más probable, los españoles somos unos mentirosos compulsivos. Queda también la opción de un milagro divino, haciendo cambiar el voto de muchos que pensaban dárselo a Podemos o a Ciudadanos. Supongo que en los próximos días conoceremos profundas interpretaciones de lo que ha pasado pero me temo que el prestigio profesional de los que se dedican a las encuestas haya quedado seriamente dañado (si yo fuera alguno de sus clientes, les exigiría que me devolvieran lo que les hubiera pagado). Pero fijémonos con algo más de detalle en los números, no en los escaños sino en los votos.
El primer factor para explicar lo que ha pasado puede ser el incremento de abstención que ha pasado del 26,80% de hace seis meses al 30,16% de ayer; hubo 1.155.316 votantes más que prefirieron no ir a votar. Esa cifra se corresponde, más o menos, con los votos que han perdido conjuntamente PSOE y Unidos Podemos respecto de los obtenidos en diciembre. Los casi setecientos mil votos más que ha obtenido el PP (690.655), por otra parte, vienen a coincidir con la suma de los que pierde Ciudadanos (376.677) y los que también pierden las restantes fuerzas políticas minoritarias (323.680). Así pues, de una primera lectura parece desprenderse que el votante de izquierda se ha retraído y es la base mayoritaria del incremento de la abstención y que, en cambio, los de derecha se han movilizado intensamente, optando por el voto útil a favor del PP a costa de Ciudadanos e incluso rebañando en los platos de otros. Naturalmente, a consecuencia de la Ley electoral (básicamente de las circunscripciones provinciales), el aumento en votos es premiado desproporcionadamente en escaños. Si el PP ya había obtenido en las pasadas elecciones los sillones más baratos (a 58.663 votos cada uno) ahora se le reducen más aún (a 57.709). Dicho de otro modo, si aplicáramos un reparto estrictamente proporcional los 137 escaños peperos bajarían a 116, pero esa es la canción de siempre sobre la que ahora no quiero volver.
Para la Coalición Unidos Podemos estos resultados se me antojan pésimos, y de hecho así lo reconoció ayer Pablo Iglesias. Han perdido más de un millón de votos en estos seis meses, pero es que, si comparamos con las expectativas, la reducción podría ser el doble. Hay por tanto que pensar que esta pequeña catástrofe de los moraditos es consecuencia de dos factores. El primero que, contra lo que aseguraban las encuestas, la coalición con Izquierda Unida no ha funcionado; habrá que suponer que mucho votante de IU en las pasadas ha preferido no votar, cabreado por la decisión de Garzón de juntarse con Iglesias. Sin embargo, intuyo que los mayores efectos cuantitativos provienen de un cierto desinflamiento derivado quizá del miedo; tengo la impresión de que muchos votantes quieren que haya una fuerza como Podemos en la oposición parlamentaria para contrarrestar los excesos de una mayoría de derechas, pero no les apetece demasiado que gobiernen. Y quizá, muchos de estos votantes, al ver que las expectativas de tocar poder de los morados se anunciaban con tanta insistencia se han asustado y han preferido quedarse en casa. Naturalmente, en esta actitud mucho tiene que ver la persistente campaña del miedo. Si esta hipótesis responde a la realidad en un porcentaje significativo, sería muy grave para Podemos y les obligará a replantearse su estrategia. Porque no estaría tan claro que el proceso de cambio de la sociedad española es imparable, como aseguran; más bien, podría concluirse que ya tocaron techo. De todos modos, esperemos a ver, porque lo más probable es que, como hasta ahora, sea la propia evolución de los acontecimientos la mejor aliada de Podemos, más que sus propias estrategias.
También son objetivamente muy malos para el PSOE, de hecho los peores resultados electorales de su historia. Sin embargo, ayer Pedro Sánchez estaba casi exultante, se diría que la alegría de haber evitado el sorpasso compensaba con creces el disgusto de seguir cuesta abajo y sin frenos. Y es que, como advertía en el post anterior, la Virgen del Puño y la Rosa ha sido complaciente con sus acólitos y les ha concedido las dos plegarias: tener más votos y escaños que Unidos Podemos y evitarles el marrón de estar en condiciones aritméticas de gobernar con Podemos. El que llamaba bloque de izquierdas sólo alcanza 156 escaños frente a los 169 del de derechas; están, a mi juicio, incapacitados. Aún así, me imagino que Pedrito intentará repetir elo pacto con Ciudadanos y exigir la abstención de Podemos apelando a la responsabilidad de éstos para impedir un gobierno del PP. Pero aún en ese supuesto, necesitarían 20 votos favorables de los 25 de los partidos restantes; prácticamente imposible, a mi juicio. En resumen, es verdad que el PSOE ha resistido el avance de Podemos (la campaña del miedo ha funcionado), pero también lo es que su errática dirección ha llevado al partido a sus peores resultados y ha contribuido a que la izquierda haya perdido casi todas sus posibilidades de gobierno. Supongo que lo que cabe esperar es la dimisión de Pedro Sánchez (aunque los resultados en Andalucía no refuerzan precisamente a Susana Díaz.
El segundo desastre electoral en importancia ha sido el de Ciudadanos, que pierde un 10% de sus votos (frente al 17% que pierde Unidos Podemos). La lectura es bastante evidente: esos votantes han regresado a su hábitat anterior ante el miedo de que Ciudadanos no apoyara al PP (y el pánico de que Podemos tocara poder). Es decir, el rollo del voto útil que, en el fondo, tampoco me parece tan demoledor para los chicos de Rivera; quiero decir que, en el escenario sociológico que parecen dibujar estas elecciones, me habría esperado una sangría mayor. Lo que le ha hecho más daño a C’s ha sido la Ley electoral porque, en efecto, sus escaños se han encarecido demasiado, pasando de 87.511 votos por escaño a 97.618 (por sólo 57.709 del PP). Pero con no ser tan grave el desastre, también parece que Ciudadanos debería reflexionar sobre el fracaso de sus expectativas de convertirse en alternativa. Desde luego, está muy lejos de haber logrado erosionar al PP en la misma medida que Podemos lo ha hecho en el ámbito de la izquierda. O logran un mayor peso o me temo que acabarán siendo absorbidos por el PP (la derecha tiene mucha mayor capacidad aglutinadora, por lo que se ve).
Y sólo me queda comentar brevemente lo que ha pasado con el PP, algo que ni ellos mismos en sus más placenteras fantasías se esperaban. Han obtenido casi setecientos mil votos más que en diciembre cuando las encuestas auguraban que perderían entre trescientos y cuatrocientos mil votos. Es, desde luego, sorprendente, pero mucho más todavía ya que significa que los muchísimos marrones del PP que no cesan de renovarse (el último las grabaciones del ministro) no afectan a la decisión de voto de los españoles. O no tanto como para superar el pánico a que lleguen al poder los radicales antisistema que quieren convertir España en Venezuela (o en Grecia). Como hoy mismo me decía un compañero de trabajo, “más vale malo conocido”; pues sí, parece que el dicho ha estado en la mente de un buen número de electores. Lo cierto es que Rajoy sale tremendamente fortalecido; dudo que ahora Rivera lo vete y en cuanto a Sánchez, a tragar sapos me temo. La verdad es que con estos resultados y la presión para evitar unas terceras elecciones, no le debería ser muy difícil pactar un nuevo gobierno. Eso sí, la previsible nueva etapa del PP no podrá ser tan salvaje y probablemente tampoco durará cuatro años. En fin, a ver qué pasa a partir de ahora.
El primer factor para explicar lo que ha pasado puede ser el incremento de abstención que ha pasado del 26,80% de hace seis meses al 30,16% de ayer; hubo 1.155.316 votantes más que prefirieron no ir a votar. Esa cifra se corresponde, más o menos, con los votos que han perdido conjuntamente PSOE y Unidos Podemos respecto de los obtenidos en diciembre. Los casi setecientos mil votos más que ha obtenido el PP (690.655), por otra parte, vienen a coincidir con la suma de los que pierde Ciudadanos (376.677) y los que también pierden las restantes fuerzas políticas minoritarias (323.680). Así pues, de una primera lectura parece desprenderse que el votante de izquierda se ha retraído y es la base mayoritaria del incremento de la abstención y que, en cambio, los de derecha se han movilizado intensamente, optando por el voto útil a favor del PP a costa de Ciudadanos e incluso rebañando en los platos de otros. Naturalmente, a consecuencia de la Ley electoral (básicamente de las circunscripciones provinciales), el aumento en votos es premiado desproporcionadamente en escaños. Si el PP ya había obtenido en las pasadas elecciones los sillones más baratos (a 58.663 votos cada uno) ahora se le reducen más aún (a 57.709). Dicho de otro modo, si aplicáramos un reparto estrictamente proporcional los 137 escaños peperos bajarían a 116, pero esa es la canción de siempre sobre la que ahora no quiero volver.
Para la Coalición Unidos Podemos estos resultados se me antojan pésimos, y de hecho así lo reconoció ayer Pablo Iglesias. Han perdido más de un millón de votos en estos seis meses, pero es que, si comparamos con las expectativas, la reducción podría ser el doble. Hay por tanto que pensar que esta pequeña catástrofe de los moraditos es consecuencia de dos factores. El primero que, contra lo que aseguraban las encuestas, la coalición con Izquierda Unida no ha funcionado; habrá que suponer que mucho votante de IU en las pasadas ha preferido no votar, cabreado por la decisión de Garzón de juntarse con Iglesias. Sin embargo, intuyo que los mayores efectos cuantitativos provienen de un cierto desinflamiento derivado quizá del miedo; tengo la impresión de que muchos votantes quieren que haya una fuerza como Podemos en la oposición parlamentaria para contrarrestar los excesos de una mayoría de derechas, pero no les apetece demasiado que gobiernen. Y quizá, muchos de estos votantes, al ver que las expectativas de tocar poder de los morados se anunciaban con tanta insistencia se han asustado y han preferido quedarse en casa. Naturalmente, en esta actitud mucho tiene que ver la persistente campaña del miedo. Si esta hipótesis responde a la realidad en un porcentaje significativo, sería muy grave para Podemos y les obligará a replantearse su estrategia. Porque no estaría tan claro que el proceso de cambio de la sociedad española es imparable, como aseguran; más bien, podría concluirse que ya tocaron techo. De todos modos, esperemos a ver, porque lo más probable es que, como hasta ahora, sea la propia evolución de los acontecimientos la mejor aliada de Podemos, más que sus propias estrategias.
También son objetivamente muy malos para el PSOE, de hecho los peores resultados electorales de su historia. Sin embargo, ayer Pedro Sánchez estaba casi exultante, se diría que la alegría de haber evitado el sorpasso compensaba con creces el disgusto de seguir cuesta abajo y sin frenos. Y es que, como advertía en el post anterior, la Virgen del Puño y la Rosa ha sido complaciente con sus acólitos y les ha concedido las dos plegarias: tener más votos y escaños que Unidos Podemos y evitarles el marrón de estar en condiciones aritméticas de gobernar con Podemos. El que llamaba bloque de izquierdas sólo alcanza 156 escaños frente a los 169 del de derechas; están, a mi juicio, incapacitados. Aún así, me imagino que Pedrito intentará repetir elo pacto con Ciudadanos y exigir la abstención de Podemos apelando a la responsabilidad de éstos para impedir un gobierno del PP. Pero aún en ese supuesto, necesitarían 20 votos favorables de los 25 de los partidos restantes; prácticamente imposible, a mi juicio. En resumen, es verdad que el PSOE ha resistido el avance de Podemos (la campaña del miedo ha funcionado), pero también lo es que su errática dirección ha llevado al partido a sus peores resultados y ha contribuido a que la izquierda haya perdido casi todas sus posibilidades de gobierno. Supongo que lo que cabe esperar es la dimisión de Pedro Sánchez (aunque los resultados en Andalucía no refuerzan precisamente a Susana Díaz.
El segundo desastre electoral en importancia ha sido el de Ciudadanos, que pierde un 10% de sus votos (frente al 17% que pierde Unidos Podemos). La lectura es bastante evidente: esos votantes han regresado a su hábitat anterior ante el miedo de que Ciudadanos no apoyara al PP (y el pánico de que Podemos tocara poder). Es decir, el rollo del voto útil que, en el fondo, tampoco me parece tan demoledor para los chicos de Rivera; quiero decir que, en el escenario sociológico que parecen dibujar estas elecciones, me habría esperado una sangría mayor. Lo que le ha hecho más daño a C’s ha sido la Ley electoral porque, en efecto, sus escaños se han encarecido demasiado, pasando de 87.511 votos por escaño a 97.618 (por sólo 57.709 del PP). Pero con no ser tan grave el desastre, también parece que Ciudadanos debería reflexionar sobre el fracaso de sus expectativas de convertirse en alternativa. Desde luego, está muy lejos de haber logrado erosionar al PP en la misma medida que Podemos lo ha hecho en el ámbito de la izquierda. O logran un mayor peso o me temo que acabarán siendo absorbidos por el PP (la derecha tiene mucha mayor capacidad aglutinadora, por lo que se ve).
Y sólo me queda comentar brevemente lo que ha pasado con el PP, algo que ni ellos mismos en sus más placenteras fantasías se esperaban. Han obtenido casi setecientos mil votos más que en diciembre cuando las encuestas auguraban que perderían entre trescientos y cuatrocientos mil votos. Es, desde luego, sorprendente, pero mucho más todavía ya que significa que los muchísimos marrones del PP que no cesan de renovarse (el último las grabaciones del ministro) no afectan a la decisión de voto de los españoles. O no tanto como para superar el pánico a que lleguen al poder los radicales antisistema que quieren convertir España en Venezuela (o en Grecia). Como hoy mismo me decía un compañero de trabajo, “más vale malo conocido”; pues sí, parece que el dicho ha estado en la mente de un buen número de electores. Lo cierto es que Rajoy sale tremendamente fortalecido; dudo que ahora Rivera lo vete y en cuanto a Sánchez, a tragar sapos me temo. La verdad es que con estos resultados y la presión para evitar unas terceras elecciones, no le debería ser muy difícil pactar un nuevo gobierno. Eso sí, la previsible nueva etapa del PP no podrá ser tan salvaje y probablemente tampoco durará cuatro años. En fin, a ver qué pasa a partir de ahora.
Decía Lansky, cuando hablabas de la entonces futura elección, "Veremos". ¡Te diré si hemos Visto!
ResponderEliminarHemos visto, desde luego ...
EliminarMuy buenas
ResponderEliminarAntes de nada decirte que te leo a menudo y considero este blog como un oasis en medio de un desierto de porqueria. No el unico pero si uno muy lindo...
Al tema, que me pongo empalagoso. Considero tu analisis bastante acertado pero discrepo en dos puntos. Cuando dices que no consideras importante la cantidad de votantes de izquierda unida que ha pasado de votar creo que te equivocas. Es mas creo que no solo los de izquierda unida si no hasta de podemos han dejado de ir a votar por la indefinicion de podemos. Han querido ser tan transversales que han olvidado de donde salen. Si soy comunista y soy de izquierda unida, por nas que se unan a podemos o a su madre, no voy a votar a alguien que dice que es la nueva socialdemocracia. Creo que unidos podemos a perdido a gran parte de su electorado por perder de vista su esencia.
El otro punto sobre el que discrepo, y mucho, es cuando dices que el proximo Gobierno del pp no podra ser tan salvaje. Creo que lo van a ser mucho mas. Hasta las diez de la noche de ayer tenian el aliento del lobo en la nuca y ya saben lo que es tener miedo. Ahora nos lo van a hacer pasar a nosotros. Al tiempo. Ese conspiranoico que, en mayor o menor medida, todos llevamos dentro no se equivoca tantas veces. Tan solo es que no esta en nuestra mano acceder a la constatacion de los hechos.
P.d. Prometo, si vuelvo a comentar algun articulo, cumplir todas y cada una de.las reglas ortograficas. Conozco la alta estima que se les tiene en este blog. Escribo de vuelta a casa desde lleida en un movil y el asiento de atras de un coche no es el.mejor sitio para hacerlo. Es que vengo de discutir precisamente de estos temas durante toda la tarde y al leerte he necesitado escribirlo.
Muchas gracias por permitirme hacerlo.
Hola, Vitriol, bienvenido; vuelve a comentar cuando quieras, estaré encantado.
EliminarDiscrepamos, en efecto. En cuanto a la pérdida de votos de UP, admito que en alguna proporción son debidos al desplazamiento ideológico hacia la moderación. Pero creo que muchos más los han perdido por las razones contrarias, el miedo de que pudieran llegar a tocar poder. Ahora bien, de momento no creo que se tengan cuantificaciones sobre cada uno de estos factores.
Y en cuanto al grado de salvajismo del próximo gobierno pepero pues también creo que te equivocas, justamente porque, como dices, le han visto las orejas al lobo. En cualquier caso, no tendrán mayoría absoluta.
En lo fundamental, pero punto por punto, estoy de acuerdo con tu análisis (y no con el de tanto comentarista televisivo). También con alguna observación que te hace Vitriol aquí arriba. Sólo añadir que el factor brexit no es relevante, no lo es en las poblaciones y pueblos pequeños desde luego, donde la información y las preocupaciones son otras (los festejos veraniegos). El PP ya perdió lo que tenía que perder desde su anterior legislatura a diciembre y lamentablemente creo que el voto de derechas siempre es y siempre ha sido más complaciente con al corrupción bien armado por la doble moral de sus partidarios ("si yo pudiera"-se dicen muchos-"haría lo mismo y mangaría a saco"), en tanto que mucho votante de izquierdas es más exigente con los asuntos de la ética; es decir, aunque parezca maniqueo, son somos, mejores gentes. Enhorabuena por tu detallado análisis.
ResponderEliminarTampoco yo creo que el factor brexit haya sido relevante en estas elecciones (de hecho no lo digo), ni siquiera en las grandes ciudades. En cuanto a si el PP bajó ya todo lo que podía bajar, pues ni idea, pero te recuerdo que durante los ochenta estuvo en torno al 25% del electorado, con la presencia de un partido menor de centro (CDS) con un 7 a 9% de los votos. Es decir que tengo la impresión de que si C's se consolidara en el imaginario del electorado como partido centrista (desplazando un poco las políticas del PP) podría hacerle daño a medio plazo y hacer que su suelo estuviera por debajo del 28,71% que obtuvo en diciembre. En todo caso, es sorprendente que no reciba castigo.
ResponderEliminarNo he dicho que tú hayas dicho nada del brexit. Lo añado yo simplemente
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAl final se impone las gentes,que si son inteligentes.Era de esperar que si los políticos no sabían sacar un gobierno,que es su deber lo haría el pueblo.O votabas PP o votabas el extremo :"el melenas",que daba miedo(para muchos).Si esta vez no forman gobierno(Dios no la quiera,por lo delicado de la situación),pues veremos al PP con más votos aún.
ResponderEliminarA mí los resultados, la verdad, no me hen sorprendido demasiado. Está claro que hay muchos españoles, casi ocho millones, a los que la maldad absoluta e insuperable del PP, que la totalidad de los restantes partidos se ha cansado de predicar como dogma indiscutible, no les parece tal. Quedó ya claro en Diciembre, y el remache de esta última campaña solo ha servido para sumarle al Execrable Partido unos cuantos miles de votos más. Esto es lo primero que tendrían que reflexionar los líderes del PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos: ¿Por qué hay tantos millones de votantes a los que la política de recortes del PP y sus numerosos y escandalosos casos de corrupción no les disuaden de votarlo? Hasta ahora solo han parecido capaces de explicarlo mediante distintas fórmulas, más o menos comedidas, con las que dan a entender que esos ocho millones de compatriotas son idiotas, corruptos ellos mismos, o ambas cosas. (Esta mañana he oído a un jerarquilla podemita confesarse "enfadado" con los resultados. Ha tenido el mínimo sentido común de no especificar expresamente con quién, pero era fácil deducirlo). Si realmente creen que esa es una reacción inteligente o útil al resultado de las elecciones, pueden perseverar en ella: probablemente consigan así que Rajoy alcance una holgada mayoría absoluta en las próximas elecciones.
ResponderEliminarPorque eso sí que me tiene alucinado a mí: todos, de Rivera a Iglesias pasando por Sánchez y el PNV,-de los catalanes, claro, no hay ni que hablar- han manifestado claramente su propósito de no apoyar, ni siquiera con su abstención, la investidura de Rajoy. Todos están dispuestísimos, dicen, a quedarse en la oposición. ¿En la oposición a quién?, me pregunto yo. Porque para todos tiene que ser evidente que el único que puede aspirar a la investidura es Rajoy, y que ni él puede ser investido si no recibe algún apoyo de fuera de su partido. Al asegurar que no piensan darle ese apoyo, lo que están diciendo es que en cuatro o cinco meses tendremos una tercera edición de Elecciones Generales. Pero eso no lo dicen abiertamente, al contrario, hablan de hacer oposición, de que repetir elecciones es impensable... al tiempo que declaran sin ambages que van a hacer justo lo necesario para que no haya a quién hacer oposición y para que sea inevitable una repetición de elecciones.
Sinceramente, me resultan mucho más difíciles de entender, y mucho más irritantes, que los ocho millones juntos de votantes peperos irredentos.