¿Cuáles serán los resultados de las elecciones de mañana? Analizando las encuestas facilitadas durante esta semana por la frutería andorrana –absurda la prohibición española de no publicar encuestas, pero esto sería motivo para otro post– y algunas otras proyecciones, se obtienen unas horquillas que, en principio, parecen bastante fiables. El PP entre 113 y 120, Unidos-Podemos entre 83 y 90, PSOE entre 81 y 87, y Ciudadanos entre 36 y 44. Se supone que, abstención aparte, los movimientos entre los extremos de cada horquilla se hacen a costa de los del partido más cercano ideológicamente (o que así lo perciben los electores). Es decir, a muy grosso modo lo que suba el PP lo bajará C’s (y viceversa) y lo mismo ocurrirá entre los socialistas y los morados. Así pues, si hacemos una estimación por bloques que, para simplificar, llamaremos derecha e izquierda, al primero habría que atribuirle entre 155 y 158 escaños, mientras que al segundo entre 168 y 172.
En las últimas elecciones, los escaños sumados de PP y C’s fueron 163, mientras que los del PSOE con Podemos e Izquierda Unida llegaron sólo a 161. Es decir, que seis meses después parece que las preferencias electorales de los españoles se desplazan algo hacia la izquierda (cuento solo a estos cuatros grupos principales pues van a representar más del 90% de la Cámara). Ahora bien, se trata de una impresión falsa; las previsiones de porcentajes de votos a los dos bloques son muy parecidas a los resultados de diciembre, incluso sube algo el voto de derechas (del 42,7% al 43,7%) y baja otro poco el de izquierdas (del 46,3% al 45,2%). Los cambios más relevantes parece que se van a producir en los que he integrado en el bloque de izquierdas. Siempre según los sondeos, el PSOE perderá más o menos un 1% de los votantes mientras que la coalición Unidos Podemos bajará algo más de medio punto respecto de sus últimos resultados. Esos cuatrocientos y pico mil votantes que retirarán su apoyo a las candidaturas nacionales de izquierda seguramente se quedarán en casa el domingo. Los que habían votado al PSOE imagino que por desencanto, los de Podemos o Izquierda Unida (yo diría que más estos últimos) porque no les haya gustado nada la coalición. Sin embargo, la pérdida de votos queda más que compensada en escaños gracias a los efectos del sistema electoral de circunscripciones provinciales. No aseguremos nada todavía, pero parece que la alianza de Iglesias y Garzón les será claramente beneficiosa.
Entonces, con los resultados que se esperan, ¿habrá o no gobierno? Todos aseguran que ahora sí tendrá que haber pacto y las previsiones dicen que, sin ser fáciles para nada, atendiendo sólo a la aritmética, lo serán más que en la anterior legislatura. Desde luego, la opción de un gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE sigue siendo tan viable como entonces (ahora estaría garantizado por mayoría simple). La otra opción, un gobierno de coalición PSOE-Unidos Podemos, parece que sería muy sencilla, ya que bastaría con algunos apoyos puntuales (o incluso abstenciones) de los restantes partidos del Congreso. Así que, de nuevo, el árbitro será el PSOE; ocurra lo que ocurra. Me pregunto si a estas alturas, manejando muchos más datos y habiendo analizado muchos más escenarios, los chicos de Ferraz tienen claro lo que van a hacer. No lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que Pedro Sánchez y sus muchachos tienen un marrón de proporciones considerables, que les esté tocando gestionar uno de los momentos más bajos de la historia del partido socialista. Y, la verdad, no da la impresión de que lo estén haciendo bien.
Parto del convencimiento de que el PSOE no quiere pactar con Podemos. Incluso me malicio de que hay órdenes de impedir como sea que Podemos forme parte de un futuro gobierno. Yo no creo que si Podemos entrara en el gobierno cambiarían demasiado las cosas, me parece que la oposición tan cerrada que hay desde los poderes fácticos se debe más a razones simbólicas, que en todo caso no hay que desdeñar. Podemos representa el cuestionamiento de los dogmas sacrosantos del neoliberalismo. A estas alturas de la evolución de sus discursos, está claro que Iglesias y los suyos plantean medidas de la más ortodoxa tradición socialdemócrata que, en realidad, el PSOE no debería tener demasiado empacho en hacer suyas. Pero los que manejan el chiringuito ya no están dispuestos a admitir lo que se admite en otras latitudes capitalistas. Y aunque lo estuvieran (al estilo lampedusiano), no les da la gana que las reformas provengan de esos andrajosos. No debe sembrarse la semilla de la duda, ha de quedar claro que no se puede porque, si se pudiera un poquito, puede llegarse a pensar que se puede otro poquito más y abriríamos un camino peligroso.
Ahora bien, supongo que el PSOE es consciente de que el terreno que les ha comido Podemos tiene su causa principal en que ellos se han plegado a la obediencia más servil en política económica a los dictados del capitalismo salvaje que nos domina. A lo mejor creen de buena fe que si gobernaran podrían recuperar su viejo prestigio en la izquierda pactando algunas reformas, convenciendo a los tiburones de la necesidad de un poquito de socialdemocracia. Supongo que habrá más de un dirigente socialista que pensará que cambiar hacia la izquierda la política económica es bueno tanto para España como para el partido y, además, que ese cambio sólo lo pueden hacer ellos porque a los de Podemos no les van a permitir nada (y, a este respecto, recuerdan lo que ha ocurrido en Grecia, donde se asfixió sin piedad a Syriza y ahora, con el más hipócrita de los descaros, se pone como ejemplo de hacia donde iríamos si los “radicales” llegan al poder). Pero aunque muchos socialistas piensen esto, lo cierto es que su capacidad de decisión no va a estar en elegir lo mejor sino lo menos malo (para ellos). Para que quede claro: desde el punto de vista del PSOE, lo mejor es un gobierno de ellos con apoyos puntuales; las otras dos opciones: gobierno del PP o gobierno de ellos en coalición con Unidos Podemos.
La segunda opción, a su vez, admite ciertas variantes: quién ocupa la presidencia, la distribución y pesos relativos de cada grupo en la composición del gobierno, los compromisos programáticos, etc. Es verdad que dependerá de los resultados relativos entre PSOE y Podemos; desde luego, mucho mejor para el PSOE si no se produce el temido (y probable) sorpasso. Pero, en mi opinión, quién quede delante de los dos no es demasiado relevante o, si se prefiere, lo es por motivos nuevamente simbólicos (el golpe moral y al orgullo del PSOE). Porque tengo la impresión de que Podemos hará todo lo posible para propiciar un acuerdo con el PSOE, para evitar darle a éste excusas con las que justificar el no pacto. Creo que aunque los morados tengan más votos y escaños, harán cuantas renuncias convengan (dentro de un orden claro) para poder gobernar; ya vienen diciendo que postergarán su exigencia del referéndum catalán y creo que incluso estarían dispuestos a ceder la presidencia. Pero es que tengo la sensación de que ni siquiera en los supuestos más ventajosos el PSOE estaría dispuesto a gobernar con Podemos. Se entiende, porque si están en un mismo Consejo de Ministros a los de Iglesias les resultará muy fácil asumir el protagonismo de las medidas “sociales” y encasquetarle a los socialistas el sambenito de policías malos. Compartir gobierno con Podemos, deben pensar los dirigentes de Ferraz, es condenar al partido a seguir cuesta abajo y sin frenos.
Digo yo que el paripé que volverán a intentar los socialistas será el pacto con ciudadanos con el apoyo (o al menos abstención) de Podemos. Pero es obvio que por ahí no hay salida. Hace unos meses aposté en este blog por ese pacto con la abstención del PP, quienes la justificarían en el sacrificio para impedir que Podemos entrara en el gobierno y condujese a España a la ruina. Pero ninguno de los actores de aquel sainete supieron representar bien sus papeles y, aunque no lo descarto completamente, tengo la impresión de que ya no sería creíble el farol de Pedro Sánchez. Ese ha sido otro de sus grandes errores tácticos: si quería llegar a formar gobierno (sin Podemos) nunca tendría que haber mostrado lo mucho que los odia; al contrario, tendría que haber exhibido de cara a la galería su disposición a pactar con ellos. Ahora ya puede ser tarde. Con lo cual imagino que Pedro y sus colegas deben estar asumiendo que lo más probable es que no les toque estar en el gobierno. Y, si es así, la cuestión que les tiene que preocupar es cómo conseguir que durante la próxima legislatura (de incierta duración) resurjan sus expectativas electorales y, paralelamente, decaigan las de Podemos.
Si llegados a este punto, al lector no le parece que desbarro demasiado, coincidirá conmigo en que lo menos malo para los chicos del PSOE es que gobierne el PP. Pero para que eso ocurra ellos deben permitirlo expresamente (se supone que con la abstención). El problema radica pues en cómo lograr que ese acto no les traiga mayores castigos electorales. Y de nuevo han sido ellos mismos quienes se han puesto más difícil lo de vender esa moto, empeñándose en machacarnos toda esta campaña con la matraca de que fue Podemos quien permitió que siguiera Rajoy en el gobierno al no apoyar el pacto PSOE-C’s. Pero Podemos no votó a favor o se abstuvo en la investidura de un presidente del PP (y nadie duda de que siempre habrían votado en contra) que es lo que puede que vayan a hacer los socialistas. Vamos, que con su insistente y obsesiva campaña anti-Podemos lo que ha hecho el PSOE es cortar puentes y darles a los moraditos argumentos de sobra para recriminarles en un futuro. Es decir, lo tienen muy pero que muy jodido, aunque espero por su bien que se den cuenta de que la culpa es mayoritariamente de ellos. Las razones de fondo están en el abandono de las políticas económicas socialdemócratas (que han permitido a Podemos instalarse en ese espacio). Pero a esas hay que sumar los más que garrafales errores tácticos de la última dirección socialista: con el ilusorio objetivo de quitarles votos, ha basado su táctica en atacar a Podemos, cuando sus únicas posibilidades de supervivencia y remontada se basaban en vender la idea de que estaban dispuestos a pactar con ellos.
Así las cosas, me atrevo a imaginar lo que están pidiendo Pedro y sus acólitos a la Virgen del Puño y la Rosa para estas elecciones. Lo primero, claro, que tengan más votos y, sobre todo, más escaños que los de Unidos-Podemos. Como no se les conceda esta súplica, muchos sociatas a lo largo de toda España van a pasarlo muy mal, a tener que vigilar sus niveles de bilirrubina. Pero la segunda petición es todavía más importante: que la suma de los escaños socialistas y de los de Unidos Podemos sea notablemente inferior a los del bloque PP-Ciudadanos. En otras palabras, que sea inviable un pacto con Podemos, no porque ellos no quieran, sino porque la aritmética lo impide. Naturalmente, Pedrito estaría acabado, pero habría hecho a la postre un buen servicio al partido, se habría eludido el engorroso marrón de dejar claro ante los españoles que se niega un gobierno de izquierdas. Y con bastante menos lastre, el nuevo equipo dirigente podría empezar a trabajar en la recuperación electoral (e ideológica) del Partido Socialista Obrero Español (esperemos que con mejor tino).
La lucha por el espacio político entre PSOE y Podemos ha sido, es y será más relevante para esas formaciones que la lucha por el poder con o sin su improbable alianza, es decir, el combate es con el competidor no con el adversario ideológico (PP-Ciudadanos o derechas, por así decir). Me temo que volverá a gobernar el PP… El marrón de Pedrito Sánchez(sí ya le llamo así) en cierto modo me la suda. Marrón, lo que se dice marrón, el que nos vuelve a aguardar a los pobrecitos españoles
ResponderEliminarTienes razón. Aún así, algo de interés como observador me merece el marrón de Pedrito. Por suerte para él, sus plegarias han sido escuchadas y los sorprendentes resultados electorales le evitan el marrón (a costa de los españoles, eso sí).
EliminarEn este caso, me jode tener razón (al margen: ¿tú sabes porque los motores de los links/enlaces, no recogen los nuevos posts de mi blog aunque los cuelgo y renuevo, y pasa n todos los blogs enlazados, no sólo en este tuyo?
EliminarEn fin, hoy será como la frase que se atribuye a Julio César: Alea jacta est.
ResponderEliminarY vaya suerte que ha salido ...
EliminarEn efecto. Me lo cuentan y no lo creo...
EliminarY luego va el personal y se carga todas las encuestas.Es que no hay derecho hombre,no hay derecho.La próxima vez habría que hacer una encuesta a los encuesta
ResponderEliminardores.