Como dije en el post anterior, llegué a sospechar que lo de que Leonard y Janis hubieran echado un polvete en el Chelsea no era sino una baladronada del canadiense, que se le ocurrió después de muerta la texana y cuando ya tenía un aura casi mítica de leyenda del rock. Eres poeta o cantautor, tienes un rollito de una noche y a lo mejor, si la experiencia te ha tocado mínimamente la sensibilidad, vas y compones una canción el día después o la semana siguiente; pero no la empiezas tres años después. Además, la letra de Chelsea hotel y las explicaciones que dio años después sobre esa noche, no cuadran con la realidad. En fin, a mi modo de ver, argumentos más que suficientes para poner en duda la veracidad de la historia, para maliciarse que Leonard pretendió subirse al carro de los no pocos que habían tenido un affaire con la dama blanca del blues. ¿Por qué? Pues tal vez por ese lado Mr. Hyde en lo referente a las mujeres que algunos críticos imputan a Cohen (y que a mí no termina de convencerme) o por un impulso aislado de hacer una pequeña gamberrada (de la que luego se arrepentiría pero sin atreverse a confesar la mentirijilla).
Pero no, parece que en efecto hubo rollito, y lo digo no porque se me haya aparecido el fantasma de Leonard para afearme mis dudas sino porque fue la propia Janis quien lo dijo. Ocurrió el 3 de septiembre de 1969, dos semanas después del mítico Festival de Woodstock, en el que Janis había actuado con su banda, los Kozmic Blues. Estaba a punto de salir al mercado su primer disco como solista (I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama!); es decir, que la chica no era ya la desconocida que año y medio antes había pasado una temporada en Nueva York. Tampoco podemos decir que era una diva, pero sí lo suficientemente representativa de la cultura sesentera (los hippies, paz y amor, drogas y psicodelia) como para que el fotógrafo Richard Avedon tuviera interés en fotografiarla. El famoso fotógrafo viajó acompañado de la que entonces era su colaboradora, Doon Arbus, periodista, que entrevistaba a los modelos. Así que de esa fecha provienen unas cuantas fotos en blanco y negro (entre ellas la que adjunto) y unas reflexiones y opiniones algo deshilvanadas de la que calificaron los autores del trabajo como “la joven heroína del rock-blues”. Fotos y textos fueron publicados nada menos que treinta años después en un libro que se títula The Sixties. Para entonces, hacía mucho que Cohen había desvelado su aventura con las blueswoman.
Chelsea hotel #2 - Lloyd Cole (I'm Your Fan: The Songs of Leonard Cohen, 1991)
"A veces estás con alguien convencida de que tiene algo que decirte. Puede que en realidad no haya nada pero estás ahí, pensando que algo importante va a pasar, como si hubiera una comunicación innata. Pero el tío está callado, casi parece de mal humor. No obstante, sigues allí, tirando, dando, golpeando. Y entonces, de pronto, hacia las cuatro de la madrugada, te das cuenta de que ese culo plano, ese hijo de puta, simplemente está echado a mi lado. Ni siquiera me está follando. Eso me ha ocurrido a mí y es duro, como un bofetón. Me ha ocurrido dos veces, con Jim Morrison y con Leonard Cohen. Es extraño porque los dos eran personas que me llamaban la atención, y aunque realmente no me gustaban, sabía quienes eran y quería conocerlos. Pero ninguno de ellos me dio nada. No sé que significa, tal vez nada, simplemente decepciones". Así que si la propia Janis reconoce la aventura, pues ya sí me la creo. Ahora bien, añade unas cuantas cosas que amplían la perspectiva sobre la misma y, sobre todo, contribuyen a explicar el porqué de la letra de Chelsea hotel. Claro que para ello hay que admitir que Leonard conocía lo que opinaba Janis de su encuentro. Y eso no pudo ser porque lo leyera en el libro de Avedon, ya que se publicó bastante después de la composición del tema y de las posteriores explicaciones; pero podemos suponer que ella misma se lo dejó claro esa noche, o incluso que hizo alguna declaración al respecto que no he localizado.
Primera sorpresa de lo que dice Janis es que era ella la que, sabiendo quién era, tenía interés en conocer a Leonard Cohen (sin que le atrajera físicamente). Entonces, lo que contó el canadiense (“no me buscaba y yo no la buscaba”) no sería tan cierto, como tampoco la farsa esa de que ella perseguía a Kristofferson. Si como parece, el encuentro fue en la primavera del 68, es ciertamente más lógico que Janis estuviera interesada en Leonard y no al contrario, aunque solo fuera por la sencilla razón de que el cantautor ya había publicado su primer disco con muy buena acogida. No sería extraño, por tanto, que a la Joplin le hubieran impresionado las canciones de ese canadiense algo exótico entre la fauna folkie de la época (es sabido que a Janis le interesaba lo que se cocía en los ambientes musicales del Greenwich neoyorkino). Me atrevo pues a suponer que sería Janis quien al encontrarse a Cohen en el Chelsea, se le acercó para conocerlo mejor con la esperanza y el deseo de que le aportara, le transmitiera algo. Si así ocurrieron las cosas, no sólo no vienen a cuento algunas frases de la canción como “tú eras famosa, tu corazón era una leyenda” o “me dijiste que preferías hombres guapos pero que conmigo harías una excepción” (Leonard resultaba bastante atractivo a las mujeres), sino tampoco eso de que se habían encontrado luego y ella ironizó sobre sus “poemas para viejas”.
Chelsea hotel #2 - Rufus Wainwright (Leonard Cohen I'm Your Man (Motion Picture Soundtrack), 2006)
Me creo pues que fue Janis la que llevó la iniciativa. Probablemente habría algunos escarceos previos a la noche clave; a lo mejor la texana llamó la atención del canadiense con su estrafalario atuendo y éste se enteró de quién era y se dijo, mira tú, si se pone a tiro, ¿por qué no? Pero lo fundamental es que Leonard no estuvo a la altura de las expectativas de ella (lo cual no necesariamente implica un gatillazo) y, lo más importante, que él lo supo. De hecho, hay un par de versos en la canción que suenan descaradamente a excusas (“estábamos oprimidos por los cánones de belleza” y, sobre todo, “no pretendo decir que te amé de la mejor forma”). Pero ese aire justificativo de la canción se convierte en agresividad algo despectiva, como si el compositor pensara que la mejor defensa es un buen ataque y como si le guardara rencor y quisiera cobrárselo. Desde luego, parece muy poco caballeroso (e inédito en Cohen) la imagen de la felación en la cama sin hacer, como si quisiese situar la relación en el ámbito de la más estricta carnalidad sexual, sin admitir nada que no fuera sexo. A esa misma idea nos dirigen otros versos que suenan a reproche: “nunca te escuche que dijeras, te necesito o no te necesito”. Y la última frase a mi juicio despectiva es esa en la que, a modo de experimentado depredador erótico, dice que no lleva la cuenta de cada petirrojo que abate y, además, que ni siquiera piensa en ella a menudo. En fin, que pareciera que Leonard supo que Janis quería de él algo más que un polvete y no sólo no la satisfizo sino que quiso dejar claro (aunque ella ya hubiera muerto) que para él no había sido más que un rollo sexual nada relevante.
La verdad es que la canción a mí no me parece en absoluto una canción de amor (tampoco de desamor) sino casi un ajuste de cuentas. Y si mi impresión es acertada, llama la atención que Leonard Cohen tuviera guardada esa espina y que ni la muerte de Janis la hiciera desaparecer; al contrario, fue entonces, cuando ella ya no podía contestar, cuando decidió llevar a cabo su revancha e incluso siguió con ella durante los siguientes años mediante sus declaraciones aclaratorias. Quiero creer que luego (en los noventa) se arrepintió sinceramente, aunque sin penitencia o sin que ésta implicara contar toda la verdad. Esa verdad que imagino pero desconozco debería incluir qué fue lo que le dijo o le hizo Janis esa noche para llevarle a escribir esta canción, para guardarle tanto resentimiento. Acabo transcribiendo la letra traducida de Chelsea hotel.
Te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / hablabas tan segura y tan dulcemente / y me la mamabas en una cama sin hacer / mientras la limusina esperaba en la calle. / Era Nueva York y esas eran las razones, / perseguíamos el dinero y la carne / y a eso lo llamaban amor los de nuestro oficio; / probablemente aún lo sea para quienes queden.
Pero te fuiste, ¿verdad nena? / Simplemente diste la espalda a la multitud / y te alejaste. Nunca te oí decir / te necesito, no te necesito / te necesito, no te necesito / y todo ese rollo.
Te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / eras famosa, tu corazón era una leyenda / me volviste a decir que preferías tíos guapos / pero que conmigo harías una excepción. / Y apretando el puño por los que son como nosotros, / los oprimidos por los cánones de belleza, / te arreglaste un poco y dijiste no importa, / somos feo pero tenemos la música.
Pero te fuiste, ¿verdad nena? / Simplemente diste la espalda a la multitud / y te alejaste. Nunca te oí decir / te necesito, no te necesito / te necesito, no te necesito / y todo ese rollo.
No pretendo decir que te amara del mejor modo, / no puedo llevar la cuenta de los petirrojos abatidos, / pero te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / eso es todo, tampoco es que piense en ti a menudo.
PS: En el anterior post sobre Cohen y Joplin puse la versión original de Chesea Hotel #2 cantada por Leonard. Este post lo acompaño de tres versiones (covers dicen los anglos) de la misma canción, las tres muy de mi agrado. La primera es del inmerecidamente poco conocido Lloyd Cole, un británico afincado en los USA a quien en sus inicios (por los ochenta) se le auguraba un futuro esplendoroso que nunca llegó (por cierto actuó hace poco en Madrid). La segunda corresponde al también canadiense Rufus Wainwright, quien podríamos casi considerar yerno de Cohen, toda vez que tiene un hijo con su hija Lorca (aunque no son pareja porque Wainwright es homosexual). La tercera, en video, es la versión que en 2013 hizo Lana del Rey; esta chica despierta pasiones pero a mí el estilo de música al que se dedica no me gusta; cuestión distinta sería si sus canciones fueran como esta maravillosa interpretación.
Chelsea hotel #2 - Lloyd Cole (I'm Your Fan: The Songs of Leonard Cohen, 1991)
"A veces estás con alguien convencida de que tiene algo que decirte. Puede que en realidad no haya nada pero estás ahí, pensando que algo importante va a pasar, como si hubiera una comunicación innata. Pero el tío está callado, casi parece de mal humor. No obstante, sigues allí, tirando, dando, golpeando. Y entonces, de pronto, hacia las cuatro de la madrugada, te das cuenta de que ese culo plano, ese hijo de puta, simplemente está echado a mi lado. Ni siquiera me está follando. Eso me ha ocurrido a mí y es duro, como un bofetón. Me ha ocurrido dos veces, con Jim Morrison y con Leonard Cohen. Es extraño porque los dos eran personas que me llamaban la atención, y aunque realmente no me gustaban, sabía quienes eran y quería conocerlos. Pero ninguno de ellos me dio nada. No sé que significa, tal vez nada, simplemente decepciones". Así que si la propia Janis reconoce la aventura, pues ya sí me la creo. Ahora bien, añade unas cuantas cosas que amplían la perspectiva sobre la misma y, sobre todo, contribuyen a explicar el porqué de la letra de Chelsea hotel. Claro que para ello hay que admitir que Leonard conocía lo que opinaba Janis de su encuentro. Y eso no pudo ser porque lo leyera en el libro de Avedon, ya que se publicó bastante después de la composición del tema y de las posteriores explicaciones; pero podemos suponer que ella misma se lo dejó claro esa noche, o incluso que hizo alguna declaración al respecto que no he localizado.
Primera sorpresa de lo que dice Janis es que era ella la que, sabiendo quién era, tenía interés en conocer a Leonard Cohen (sin que le atrajera físicamente). Entonces, lo que contó el canadiense (“no me buscaba y yo no la buscaba”) no sería tan cierto, como tampoco la farsa esa de que ella perseguía a Kristofferson. Si como parece, el encuentro fue en la primavera del 68, es ciertamente más lógico que Janis estuviera interesada en Leonard y no al contrario, aunque solo fuera por la sencilla razón de que el cantautor ya había publicado su primer disco con muy buena acogida. No sería extraño, por tanto, que a la Joplin le hubieran impresionado las canciones de ese canadiense algo exótico entre la fauna folkie de la época (es sabido que a Janis le interesaba lo que se cocía en los ambientes musicales del Greenwich neoyorkino). Me atrevo pues a suponer que sería Janis quien al encontrarse a Cohen en el Chelsea, se le acercó para conocerlo mejor con la esperanza y el deseo de que le aportara, le transmitiera algo. Si así ocurrieron las cosas, no sólo no vienen a cuento algunas frases de la canción como “tú eras famosa, tu corazón era una leyenda” o “me dijiste que preferías hombres guapos pero que conmigo harías una excepción” (Leonard resultaba bastante atractivo a las mujeres), sino tampoco eso de que se habían encontrado luego y ella ironizó sobre sus “poemas para viejas”.
Chelsea hotel #2 - Rufus Wainwright (Leonard Cohen I'm Your Man (Motion Picture Soundtrack), 2006)
Me creo pues que fue Janis la que llevó la iniciativa. Probablemente habría algunos escarceos previos a la noche clave; a lo mejor la texana llamó la atención del canadiense con su estrafalario atuendo y éste se enteró de quién era y se dijo, mira tú, si se pone a tiro, ¿por qué no? Pero lo fundamental es que Leonard no estuvo a la altura de las expectativas de ella (lo cual no necesariamente implica un gatillazo) y, lo más importante, que él lo supo. De hecho, hay un par de versos en la canción que suenan descaradamente a excusas (“estábamos oprimidos por los cánones de belleza” y, sobre todo, “no pretendo decir que te amé de la mejor forma”). Pero ese aire justificativo de la canción se convierte en agresividad algo despectiva, como si el compositor pensara que la mejor defensa es un buen ataque y como si le guardara rencor y quisiera cobrárselo. Desde luego, parece muy poco caballeroso (e inédito en Cohen) la imagen de la felación en la cama sin hacer, como si quisiese situar la relación en el ámbito de la más estricta carnalidad sexual, sin admitir nada que no fuera sexo. A esa misma idea nos dirigen otros versos que suenan a reproche: “nunca te escuche que dijeras, te necesito o no te necesito”. Y la última frase a mi juicio despectiva es esa en la que, a modo de experimentado depredador erótico, dice que no lleva la cuenta de cada petirrojo que abate y, además, que ni siquiera piensa en ella a menudo. En fin, que pareciera que Leonard supo que Janis quería de él algo más que un polvete y no sólo no la satisfizo sino que quiso dejar claro (aunque ella ya hubiera muerto) que para él no había sido más que un rollo sexual nada relevante.
La verdad es que la canción a mí no me parece en absoluto una canción de amor (tampoco de desamor) sino casi un ajuste de cuentas. Y si mi impresión es acertada, llama la atención que Leonard Cohen tuviera guardada esa espina y que ni la muerte de Janis la hiciera desaparecer; al contrario, fue entonces, cuando ella ya no podía contestar, cuando decidió llevar a cabo su revancha e incluso siguió con ella durante los siguientes años mediante sus declaraciones aclaratorias. Quiero creer que luego (en los noventa) se arrepintió sinceramente, aunque sin penitencia o sin que ésta implicara contar toda la verdad. Esa verdad que imagino pero desconozco debería incluir qué fue lo que le dijo o le hizo Janis esa noche para llevarle a escribir esta canción, para guardarle tanto resentimiento. Acabo transcribiendo la letra traducida de Chelsea hotel.
Te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / hablabas tan segura y tan dulcemente / y me la mamabas en una cama sin hacer / mientras la limusina esperaba en la calle. / Era Nueva York y esas eran las razones, / perseguíamos el dinero y la carne / y a eso lo llamaban amor los de nuestro oficio; / probablemente aún lo sea para quienes queden.
Pero te fuiste, ¿verdad nena? / Simplemente diste la espalda a la multitud / y te alejaste. Nunca te oí decir / te necesito, no te necesito / te necesito, no te necesito / y todo ese rollo.
Te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / eras famosa, tu corazón era una leyenda / me volviste a decir que preferías tíos guapos / pero que conmigo harías una excepción. / Y apretando el puño por los que son como nosotros, / los oprimidos por los cánones de belleza, / te arreglaste un poco y dijiste no importa, / somos feo pero tenemos la música.
Pero te fuiste, ¿verdad nena? / Simplemente diste la espalda a la multitud / y te alejaste. Nunca te oí decir / te necesito, no te necesito / te necesito, no te necesito / y todo ese rollo.
No pretendo decir que te amara del mejor modo, / no puedo llevar la cuenta de los petirrojos abatidos, / pero te recuerdo bien en el Chelsea Hotel, / eso es todo, tampoco es que piense en ti a menudo.
PS: En el anterior post sobre Cohen y Joplin puse la versión original de Chesea Hotel #2 cantada por Leonard. Este post lo acompaño de tres versiones (covers dicen los anglos) de la misma canción, las tres muy de mi agrado. La primera es del inmerecidamente poco conocido Lloyd Cole, un británico afincado en los USA a quien en sus inicios (por los ochenta) se le auguraba un futuro esplendoroso que nunca llegó (por cierto actuó hace poco en Madrid). La segunda corresponde al también canadiense Rufus Wainwright, quien podríamos casi considerar yerno de Cohen, toda vez que tiene un hijo con su hija Lorca (aunque no son pareja porque Wainwright es homosexual). La tercera, en video, es la versión que en 2013 hizo Lana del Rey; esta chica despierta pasiones pero a mí el estilo de música al que se dedica no me gusta; cuestión distinta sería si sus canciones fueran como esta maravillosa interpretación.
Elena Francis sigue viva? Qué sorpresa. Me apunto la interpretación psicoanalítica, que más o menos coincide con la impresión que tengo del asunto.
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