Durante el periodo en el que Norman Mailer convivió con Adele Morales sólo publico una novela, “El Parque de los Ciervos” (The Deer Park); de hecho, está dedicada a Adele y al amigo común que los presentó, Dan Wolf. Como he estado fisgando sobre la vida y milagros de Mailer durante esos años, tenía interés en leer ese libro. Conseguí un ejemplar en la biblioteca pública que hay a pocos metros de mi casa; se trataba de la primera edición de Planeta, publicada en noviembre de 1982. Creo que fue la primera versión de la novela en castellano (ya no está a la venta); posteriormente lo publicó Anagrama con otra traducción.
La novela narra la vida de unos pocos personajes durante su estadía en una urbanización ficticia (Desert D’Or, parece que inspirada en Palm Springs) habitada por gente de Hollywood. Aprovechando su experiencia anterior, Mailer describe el ambiente y costumbres de esa singular tribu, con algunas escenas bastante bien logradas pero sin que la trama consiga terminar de articularse; me he quedado con la sensación de que tenía material y medios para obtener un resultado mucho mejor del que le salió. De hecho, aunque mejor considerado que su obra anterior (Barbary Shore), el libro no obtuvo en general buenas críticas ni tampoco ventas aceptables. A pesar de mantener su prestigio literario, Mailer todavía no había confirmado el bombazo de Los Desnudos y los Muertos con otra obra de similar nivel. E intuyo que él lo sabía, que pese a sus vanidosas protestas, era consciente de que su creatividad no terminaba de engrasarse. Estoy seguro de que su odiosa irritabilidad de aquellos años se debía en gran medida a esto.
En mayo de 1955, Mailer envió lo que él creía que era la versión final del manuscrito a su editorial, Rinehart & Co, y luego él y Adele se fueron a pasar una larga temporada de descanso en México. Cuando, en octubre, volvió a Nueva York, Stanley Rinehart lo llamó para pedirle que suprimiera seis líneas de la novela porque temía que pudieran generar problemas legales por obscenidad (parece que a Rionehart, además, le preocupaba que su madre, una famosa escritora de novelas de misterio, se sintiera ofendida). La escena en cuestión aparece en el capítulo vigésimo, ya hacia el final del libro. Estamos en el despacho del poderoso dueño de los estudios Supreme Pictures, Herman Teppis. Después de atender sucesivamente a dos de sus actores, entra su yerno, el productor Collie Munshin. Discuten durante un par de páginas sobre qué hacer con esos dos actores y liego Collie le dice a su suegro que, tal como le ha recomendado el médico, debe relajar su tensión nerviosa y añade que le ha traído una “muchachita muy dulce” que, además, “mantendrá la boca cerrada cual coño de virgen”. Teppis, hipócritamente, se hace de rogar para, tras la breve insistencia de Munshin, decirle que de acuerdo, que se la mande. “Poco después, una muchacha de veintipocos años, con el cabello recién teñido de color de miel, entró por una puerta independiente que daba al despacho de Teppis”. A lo largo de una página, asistimos a un diálogo entre la chica y el magnate, en la cual es aparente interesarse por la vida de ella y muestra su voluntad de mejorarle el futuro, ayudarla a que desarrolle su carrera de actriz. Acabado el paripé, Teppis le dice que se siente en sus rodillas y le pregunta si es discreta; ella le asegura que sí. Luego quiere saber qué le ha pedido Munshin y que le ha contestado ella; la chica dice que el productor le había dicho que había de hacer lo que Teppis quisiera y que ella le había contestado que lo haría. Chica lista, contesta Herman, y, a partir de aquí vienen las seis líneas que en 1955 Rinehart exigió que debían suprimirse; el texto es el que sigue:
Dubitativamente, la muchacha alargó la mano para acariciarle el cabello, y en ese momento Herman Teppis abrió bruscamente las piernas y la chica se cayó al suelo. Ante la expresión de sorpresa en la cara de la chica, Teppis se echó a reir y dijo: –No te preocupes, muñeca. Y fijó la vista en la atemorizada boca femenina, en aquellos labios, copia de todos los labios sonrientes que él había visto, dispuestos a servir los deseos del poderoso. Teppis, después de toser, dijo con voz dulce: –Buena chica … Eres un ángel, pequeña, y me gustas, eres mi chica favorita, ¿sabes?
Estas líneas describen una felación, por lo visto demasiado crudamente para la época, tanto que el editor temió que lo demandaran por obscenidad. Cuando yo las leí, las identifiqué porque estaba esperándolas, ya que conocía las quejas de Rinehart y la subsiguiente pelea con Mailer. Pero me da la impresión de que, si no hubiera conocido los antecedentes, no me habría enterado de lo que hablaba el autor. Como mucho, podría haber considerado la felación como una de las posibilidades de lo que ocurría cuando la muchacha se resbalaba entre las piernas de Teppis, pero más como una consecuencia lógica que porque el escritor dijera algo concreto al respecto. De modo que me extrañó mucho que un texto tan elíptico (de elipsis, no de elipse) hubiera sido objeto de tanto escándalo. Se me ocurrió entonces que a lo mejor la traducción española había suavizado el texto, así que intenté encontrar la original y, tras algunos intentos lo conseguí; dice así:
Tentatively, she reached out a hand to caress his hair, and at that moment Herman Teppis opened his legs and let Bobby slip to the floor. At the expression of surprise on her face, he began to laugh. “Just like this, sweetie,” he said, and down he looked at that frightened female mouth, facsimile of all those smiling lips he had seen so ready to be nourished at the fount of power and with a shudder he started to talk. “That’s a good girlie, that’s a good girlie, that’s a good girlie”, he said in a mild lost little voice, “you’re just an angel darling, and I like you, and you understand, you’re my darling darling, oh that’s the ticket,” said Teppis.
Como puede comprobarse apenas hay omisiones o diferencias relevantes en la traducción. Sólo he subrayado dos breves expresiones en boca de Teppis que, en el texto original, sí apuntan a lo que estaba haciendo la chica, mientras que en la traducción son alteradas y se pierde esa pista. Me refiero al “just like this, sweetie” (justo así, cariño) y al “oh, that’s the ticket” (oh, justo es es lo que necesitaba). De modo que parece que en 1982 (año de la publicación en español de la novela) todavía se consideraba conveniente disimular la alusión –ya bastante velada en el original- a una mamada, tal como había sucedido en Estados Unidos casi treinta años antes. Claro que el editor hispano no necesitó pelearse con Mailer; le bastó con retocar ligeramente la traducción. Supongo que en la edición posterior de Anagrama se habrá corregido esta breve alteración; no he tenido ocasión de comprobarlo.
En todo caso, en mi opinión ni siquiera en inglés el texto, desde la perspectiva actual, puede tildarse de obsceno. No se me ocurre cómo se puede contar una escena así de forma aún más elusiva. Lo que me hace pensar que quizá lo escandaloso no fuera tanto que el lector comprendiese que se estaba describiendo una felación, sino el significado de la misma en ese contexto: una chica necesitada, dispuesta a hacer lo que sea para conseguir un trabajo; un magnate del cine al que le sirven chicas jóvenes para que se relaje. El texto conflictivo continúa así: “Antes de que transcurrieran dos minutos, Teppis acompañaba afablemente a Bobby hasta la puerta. Una vez allí le dijo: –Cuando quiera volver a verte, te llamaré, muñeca”. Y luego, a solas en la habitación, en una muestra descarada de cinismo dice: “–En el corazón humano se esconde un monstruo”. En fin, un mero ejemplo de censura, de una censura que hoy nos cuesta entender, que cuando me enteré de que había existido me picó la curiosidad (ya la he satisfecho) y supuse que sería algo mucho más contundente. Como se deduce, Mailer se negó a cambiar el texto, y ello le supuso romper el contrato con Rinehart y, tras no pocas dificultades, publicar la novela en otra editorial.
Intenté leerla hace tiempo, después de haber leído admirado "The naked and the dead" y "Tough guys don't dance", y no llegué a terminarla. En la segunda, si mal no recuerdo, hay referencias sexuales bastante más explícitas que en la del Parque de los Ciervos.
ResponderEliminarSi sigues con la investigación sobre Mailer, tengo curiosidad por ver qué opinas de las versiones cinematográficas que se hicieron sobre aquellas dos novelas, la primera dirigida por Raoul Walsh y la otra por el propio novelista.
Hoy en día lo nombramos todo por su nombre. El otro día, en un anuncio de HBO España, una mujer decía claramente: "esta temporada puedes ser lo que salga del coño". Y no parece haberse escandalizado casi nadie...
ResponderEliminarNo digo que sea mal escritor el susodicho, no. Ni pienso leerlo. Aunque si hubiera sido yo cuando cae de la silla le hubiera dado un aire freudiano para darle un toque existencial a la novela, por qué quién no se ha escurrido en un sillón de skay. Hubiera puesto:"señorita sobre todo no se reprima ni me deje con tensiones dentro". A ver qué censor maquilla eso. Fdo. Joaquín.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLos efectos de las drogas en nuestra juventud se están poniendo serios no fue fácil para mí Como una madre soltera con dos hijos, luchando por el pan de cada día, mi esperanza en Larry mi hijo, que resultó ser un adicto a las drogas. Ha sido un adicto durante 10 años, que le ha causado muchos problemas, se mueve Con compañeros malos, me roban a mí ya veces de otras personas para obtener drogas. Él se mete en la lucha y se porta mal cada vez que ha terminado de tomarlos. Él ha sido detenido varias veces y rehabilitado dos veces. Esto me tiene preocupado y asustado. Un par de días de contacto con el adivino peterson, quien ayudó a orar por él y lo liberó de la adicción. Me puse en contacto con él después de ver un testimonio de una mujer en un blog que también se enfrentó a un problema similar con su marido. Soy tan feliz y agradecido. Me gustaría instar a alguien que ha perdido la esperanza ya en este blog no, pero para ponerse en contacto con él a través de su dirección de correo electrónico: newgracefoundation@gmail.com