Entonces Tamar rasgó su túnica y esparció ceniza sobre su cabeza y se fue llorando a gritos por el camino. (2 Samuel 13:19)
En las antiguas civilizaciones del Medio Oriente la ceniza representaba el dolor de la pérdida, especialmente de la muerte, y echársela sobre la cabeza era muestra de luto. La ceniza, sumando a su simbolismo luctuoso el del arrepentimiento, se incorpora a la liturgia cristiana como comienzo de la Cuaresma. Miércoles de ceniza: fin de las alegrías mundanas del carnaval, inicio de la triste penitencia.
El miércoles de ceniza, el 17 de febrero de 2021, a las ocho y cuatro minutos de la tarde, en la habitación 1016 del Hospital Universitario de Canarias, Luisa Catizone Estévez, de sesenta y dos años, un mes y un día, dejó de respirar. Nueve meses antes, el 10 de mayo de 2020, la ingresamos por urgencias a causa de unos dolores de cabeza que arrastraba desde hacía años y que habían alcanzado ya intensidades insoportables. Tenía un tumor cerebral, un glioblastoma multiforme de grado 4, el cáncer de más funesto pronóstico.
El miércoles de ceniza se nos fue, después de dos días inconsciente, sedada. Luisa no creía en liturgias cristianas; tampoco yo. Sin embargo, ese miércoles ha dado inició la primera Cuaresma auténtica de mi vida, tiempo de dolor y llanto que no ha de acabar en cuarenta días, que no ha de acabar con ninguna resurrección. No acepto todavía que no esté con nosotros, me niego a interiorizar que no volveré a hablar con ella, a tocarla, a besarla, a ver su preciosa sonrisa que me inundaba de felicidad.
PS: Los viejos visitantes de este blog conocerían a Luisa por Zafferano, la hilarante autora de No todo el monte es orégano.
hola Miroslav. Cada vez me emociona más la manera tan auténtica en que la amas. Su blog me ha enseñado a llevar con una sonrisa la perdida, el dolor, la soledad... ese para mi es su gran legado. Me basta recordar la sonrisa afectuosa con la que acogía tanto sufrimientos... un fraternal abrazo
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