En los últimos tiempos no paran de conocerse noticias relacionadas con el acoso y derribo a las descargas por internet. Parece que Francia (Sarkozy y madame) tiene a punto de aprobación una norma legal que, al modo de los puntos del carné, cortará la conexión a internet al usuario tras tres avisos de la Administración (que vigila a todos y cada uno para saber qué estamos haciendo a través de nuestros ordenador); en Suecia acaban de condenar a un portal (The Pirate Bay) como culpable de "intermediación" en infinidad de delitos contra la propiedad intelectual, al facilitar ficheros bit-torrents de películas, canciones, etc y permitir la búsqueda de los mismos; en España, la SGAE sigue presentando de forma incansable demandas civiles contra webs que ponen a disposición de los malvados internautas material protegido ...
Es evidente que la generalización de internet y la posibilidad tecnológica de digitalizar y transmitir los contenidos (separándolos de su soporte material) han puesto en gravísimo peligro el sistema tradicional mediante el cual todos los agentes involucrados en la producción (y no sólo producción) de esos contenidos cobraban dinero. La "cultura" generaba dinero proporcionalmente al número de soportes físicos que se vendían (o alquilaban). No obstante, siempre se ha podido consumir sin pagar, o casi sin pagar. Hay bibliotecas, la música se oía en la radio, la tele daba (con atraso, claro) las pelis. Además, siempre te podían prestar un libro, un disco, un video ... Y copiar: las fotocopias de textos universitarios, las cassettes variadas que grabábamos un grupo de amigos juntando los discos de todos, la colección de videos grabados de la tele (atento a dar a la pausa en los anuncios) que ya no me vale para nada.
Pero, antes de internet, el número de personas que por término medio "consumía" un soporte físico cultural era necesariamente limitado. Yo compraba un CD y lo podía compartir con mi grupo de amigos (y aprovecharme de los que ellos compraban, claro). Mientras mi grupo de amigo fuera de 10, 20 hasta cien personas, no pasaba nada. Pero internet hace que ese grupo (ya no de amigos) alcance los cientos de miles o millones de personas. Lógicamente, si puedo consumir gratuitamente el producto cultural que quiero casi con la misma calidad que obteniéndolo a través de los canales comerciales habituales, ¿por qué habría de pagar por ello? Sólo hay dos razones: la primera de índole ética (si no pagas, estás robando a los creadores y contribuyendo a que desaparezca la cultura); la segunda proviene del miedo (si no pagas te castigarán). Naturalmente, para posibilitar el castigo se ha criminalizado la "piratería informática", ya desde el propio nombre. Y así cada vez se consideran más cosas delictivas con el agravante de que la potencialidad de los delitos justifica la vigilancia de lo que hacemos en la red. Me parece que, en este afán, están llegando quizá demasiado lejos; porque es o será delito (que no lo sé) no sólo prestar un contenido informático, sino también guardarlo en servidores públicos y, por supuesto, indexar esos servidores para que, mediante buscadores, se pueda saber lo que hay en ellos (y luego, claro está, bajárselo).
El argumento ético seguramente tiene gran parte de verdad, pero desde luego que no toda. Esas razones, además, suenan bastante falsas en boca de "autores" cuyas obras no me da la sensación que sean de las más pirateadas (ni vendidas, naturalmente). De otra parte, me pregunto: ¿alguien dejará de producir "cultura" si no la comercializa tal como tradicionalmente se ha hecho? No lo creo; creo, más bien, que la "piratería" lo que amenaza de verdad, más que a la cultura, es al sistema de comercialización. En cuanto a la segunda razón, la del miedo, supongo que funcionará a saltos pero, como cualquier intento de tapar una olla a presión, todas estas medidas irán siendo desbordadas por la propia lógica del desarrollo y generalización de internet. Además, seguir por ese camino represivo, con la excusa de proteger la cultura (los derechos de propiedad de quienes dicen hacer la cultura), lleva inexorablemente a invadir terrenos muy peligrosos que no son nada recomendables para la libertad de una sociedad. Ya sé que suena muy ingenuo, pero me gustaría pensar (y pelear por ello) que internet va a seguir creciendo como un espacio de libertad, lo menos controlado posible. Aunque históricamente siempre las autoridades han intentado prohibir o limitar el acceso a todos los medios y ámbitos de libertad, de acracia.
A mí -ya lo he comentado en varias ocasiones- internet me parece una maravilla; un instrumento que nos abre posibilidades casi infinitas. Quizá porque me ha cogido con edad suficiente soy capaz de asombrarme ante lo que significa, no como tantos más jóvenes que lo ven como algo casi natural. Y, desde luego, una de las cosas que me entusiasma es tener a mi disposición casi la biblioteca borgiana (que es también filmoteca, discoteca, fototeca y cuantos tecas queramos añadir). Casi estamos ante el sueño de cualquier anarquista utópico de las primeras décadas del siglo pasada en lo que se refiere al acceso generalizado a la cultura. ¿Cómo no sentirse gozoso? Puedo entender que quienes viven de los "negocios culturales" se sientan robados porque por culpa de internet la gente compre menos (mucho menos, incluso) sus productos. Sin embargo, estos perjuicios individuales me parecen muy inferiores al beneficio público que supone este acceso generalizado a la cultura. Por eso, lo que me gustaría es que se busquen otras formas de remunerar a los productores de los contenidos; y hacia ahí imagino que irán los tiros, por muchos experimentos represivos que antes habremos de sufrir.
Es evidente que la generalización de internet y la posibilidad tecnológica de digitalizar y transmitir los contenidos (separándolos de su soporte material) han puesto en gravísimo peligro el sistema tradicional mediante el cual todos los agentes involucrados en la producción (y no sólo producción) de esos contenidos cobraban dinero. La "cultura" generaba dinero proporcionalmente al número de soportes físicos que se vendían (o alquilaban). No obstante, siempre se ha podido consumir sin pagar, o casi sin pagar. Hay bibliotecas, la música se oía en la radio, la tele daba (con atraso, claro) las pelis. Además, siempre te podían prestar un libro, un disco, un video ... Y copiar: las fotocopias de textos universitarios, las cassettes variadas que grabábamos un grupo de amigos juntando los discos de todos, la colección de videos grabados de la tele (atento a dar a la pausa en los anuncios) que ya no me vale para nada.
Pero, antes de internet, el número de personas que por término medio "consumía" un soporte físico cultural era necesariamente limitado. Yo compraba un CD y lo podía compartir con mi grupo de amigos (y aprovecharme de los que ellos compraban, claro). Mientras mi grupo de amigo fuera de 10, 20 hasta cien personas, no pasaba nada. Pero internet hace que ese grupo (ya no de amigos) alcance los cientos de miles o millones de personas. Lógicamente, si puedo consumir gratuitamente el producto cultural que quiero casi con la misma calidad que obteniéndolo a través de los canales comerciales habituales, ¿por qué habría de pagar por ello? Sólo hay dos razones: la primera de índole ética (si no pagas, estás robando a los creadores y contribuyendo a que desaparezca la cultura); la segunda proviene del miedo (si no pagas te castigarán). Naturalmente, para posibilitar el castigo se ha criminalizado la "piratería informática", ya desde el propio nombre. Y así cada vez se consideran más cosas delictivas con el agravante de que la potencialidad de los delitos justifica la vigilancia de lo que hacemos en la red. Me parece que, en este afán, están llegando quizá demasiado lejos; porque es o será delito (que no lo sé) no sólo prestar un contenido informático, sino también guardarlo en servidores públicos y, por supuesto, indexar esos servidores para que, mediante buscadores, se pueda saber lo que hay en ellos (y luego, claro está, bajárselo).
El argumento ético seguramente tiene gran parte de verdad, pero desde luego que no toda. Esas razones, además, suenan bastante falsas en boca de "autores" cuyas obras no me da la sensación que sean de las más pirateadas (ni vendidas, naturalmente). De otra parte, me pregunto: ¿alguien dejará de producir "cultura" si no la comercializa tal como tradicionalmente se ha hecho? No lo creo; creo, más bien, que la "piratería" lo que amenaza de verdad, más que a la cultura, es al sistema de comercialización. En cuanto a la segunda razón, la del miedo, supongo que funcionará a saltos pero, como cualquier intento de tapar una olla a presión, todas estas medidas irán siendo desbordadas por la propia lógica del desarrollo y generalización de internet. Además, seguir por ese camino represivo, con la excusa de proteger la cultura (los derechos de propiedad de quienes dicen hacer la cultura), lleva inexorablemente a invadir terrenos muy peligrosos que no son nada recomendables para la libertad de una sociedad. Ya sé que suena muy ingenuo, pero me gustaría pensar (y pelear por ello) que internet va a seguir creciendo como un espacio de libertad, lo menos controlado posible. Aunque históricamente siempre las autoridades han intentado prohibir o limitar el acceso a todos los medios y ámbitos de libertad, de acracia.
A mí -ya lo he comentado en varias ocasiones- internet me parece una maravilla; un instrumento que nos abre posibilidades casi infinitas. Quizá porque me ha cogido con edad suficiente soy capaz de asombrarme ante lo que significa, no como tantos más jóvenes que lo ven como algo casi natural. Y, desde luego, una de las cosas que me entusiasma es tener a mi disposición casi la biblioteca borgiana (que es también filmoteca, discoteca, fototeca y cuantos tecas queramos añadir). Casi estamos ante el sueño de cualquier anarquista utópico de las primeras décadas del siglo pasada en lo que se refiere al acceso generalizado a la cultura. ¿Cómo no sentirse gozoso? Puedo entender que quienes viven de los "negocios culturales" se sientan robados porque por culpa de internet la gente compre menos (mucho menos, incluso) sus productos. Sin embargo, estos perjuicios individuales me parecen muy inferiores al beneficio público que supone este acceso generalizado a la cultura. Por eso, lo que me gustaría es que se busquen otras formas de remunerar a los productores de los contenidos; y hacia ahí imagino que irán los tiros, por muchos experimentos represivos que antes habremos de sufrir.
CATEGORÍA: Blogs e Internet
Pues supongo que dentro de nada igual que se ha gravado los aparatos electrónicos con el canon, se gravará también el acceso a internet que ofrecen las operadoras. Cachis yo dando ideas. Para que luego digan, si dentro de nada, la asociación de autores pretende este impuesto también habrán copiado mi idea y yo no les digo nada.
ResponderEliminarLo que comentas un tu Post es acertado e interesante de discutir, pero como diría mi padre, que era un tipo bastante retro, "al que no le guste que agarre la pala" El quería decir, y yo retomo sus palabras, que estos tipos que se quejan del dinero que "no pueden ganar" no pasan presisamente hambre, y que si no les gusta las reglas del juego, porque ya no son todas ls peras para su costal, que se busque otro trabajo. Aguante la libertad de combatir el monopolio de unos pocos sobre el acceso a la "cultura" de cientos de millones.
ResponderEliminarUn abrazo solidario
Yo tampoco que sufran tanto los autores como nos quieren hacer creer. En estos momentos quien más se quejan de las descargas es el cine español que, curiosamente, es el menos descargado de todos. Eso de que la gente no va al cine porque se puede descargar la película es lo más tonto que he oído. La gente no va al cine porque es caro y porque no quiere gastarse un dineral en ver algo que no lo entretiene. Es así de sencillo.
ResponderEliminarYo también pienso que Internet es una maravilla y también espero para que siga siendo un espacio de libertad y que no vengan a meter mano y a fastidiarnos un espacio que puede llevar tanto cultura como diversión a tantísima gente.
Besos
Muy interesante tu entrada, Miros.
ResponderEliminarSi yo viviera en Suecia, seguramente ya estaría en la cárcel por la cantidad de películas que he bajado con torrents. No me considero una pirata porque no estoy haciendo ningún negocio con ello, simplemente ampliando mi videoteca personal. Además tampoco he dejado de ir al cine y ni siquiera he dejado de rentar películas. Pero hay muchas pelis que no se consiguen tan fácilmente y por eso las bajo. También hay otras que bajo porque me parecen muy caras en DVD. Y porque además es más ecológico tenerlas en mi disco duro externo que en DVD. Sé que todo eso puede sonar a puro pretexto, pero no lo es.
El problema que veo en este tema es que, como bien dices, quien más afectada sale de esto es la industria y no los artistas. La verdad es que yo no tendría ningún problema en pagar una cantidad para bajar esas películas o discos si supiera que el dinero se va directamente al bolso del artista. Pero todos sabemos que un gran porcentaje de lo que pagamos cuando compramos un CD o un DVD se va en publicidad, marketing y demás. ¿Y en realidad qué porcentaje va directamente al artista? Curiosamente muchos artistas que no son famosos ni productos de marketing ponen sus discos gratis en línea. ASí que el discurso ese de que la cultura va a desaparecer me parece de una doble moral que para qué te digo.
En fin, aunque soy más joven que tú, Internet llegó a mi vida cuando tenía 20 años así que creo que también soy capaz de asombrarme de lo que significa y verle toda esa parte de sueño anarquista. Ojalá que no nos quiten esa libertad, pues sería una verdadera tragedia.
Un beso
estoy de acuerdo en que el beneficio público es preponderante en este asunto, que habría que arbitrar nuevas formas de remunerar a los productores de contenidos
ResponderEliminarinternet ha dado lugar a una universalización de la cultura que hubiera sido impensable hace solamente unos años
excelente reflexión
saludos
Comparto contigo, Miroslav, la convicción de que Internet es una maravilla y además creo que es uno de esos 'inventos' que modelan y transforman radicalmente los tiempos, generando futuro.
ResponderEliminarTambién soy consciene que este ámbito de libertad y creatividad humanas, tan poco controlable por el poder, tan autogestionario, es y será atacado e intentado de controlar so pretextos varios: la pornografía infantil, las descargas de cultura...o lo que sea: ¡hay que resistir!
Como de costumbre, comparto tu punto de vista, pero creo que hace falta insistir algo más en el tema del "dirigismo" en la cultura. El hecho de que la gente pueda investigar más fácilmente y decidir qué producto cultural quiere consumir provoca ataques de ansiedad en según que círculos (hasta ahí podríamos llegar!!!).
ResponderEliminarPor otro lado, no sé de qué se quejan: que intenten ver una película decente en un pueblo de provincia (de unos 60.000 hab.) durante las fiestas de Navidad! (y ya no hablo de versiones originales, ni de películas rumanas...). En este sentido, yo creo que nos provocan para que pirateemos....
Tengo un compañero bibliotecario que termina todos sus correos con la frase de Shackleton "Nunca arriada la bandera". Me parece un lema excelente. No bajemos la guardia porque la cosa pinta muy fea. Recomiendo la lectura de este cuentecito, bastante profético:
ResponderEliminarhttp://www.gnu.org/philosophy/right-to-read.es.html