Luís Roldán Ibáñez nació en Zaragoza el 30 de noviembre de 1943 (en unos días cumplirá sesenta y cinco años). En 1976, se afilió al PSOE aragonés. En esas fechas los partidos políticos todavía no habían sido legalizados (la Ley para la Reforma Política se aprueba a finales de año) y, si bien podía suponerse que en poco tiempo serían los instrumentos principales de la futura vida política española, las cosas no estaban del todo claras. Quienes entonces se afiliaban a los partidos eran pocos, los más motivados políticamente. El PSOE, desde la crisis de 1972, había ido fortaleciendo sus cuadros y militancia en el interior, durante una etapa que culminaría en el triunfal XXVII Congreso de Madrid (Socialismo es Libertad) en diciembre de 1976, poco antes de la legalización de los partidos políticos. Para cuando Roldán se afilió, según sus palabras, el PSOE no contaba con más de diez mil miembros y en todo Aragón sólo había 22 personas. No puedo asegurar si esas cifras son o no verdad, pero, al menos, no parecen incongruentes; según algunas fuentes, en 1974 (Congreso de Suresnes) en el Partido había unos 2.5000 militantes mientras que en 1977 ya se superaban los 50.000. Parece justo calificar a Roldán entre los primeros afiliados del PSOE, no provenientes de la militancia antifranquista. ¿Cuánto de cálculos interesados o de convicciones ideológicas había en la decisión de ese zaragozano de poco más de treinta años? Es fácil demonizarle a posteriori, pero ...
Luís Roldán es incluido en la lista del PSOE que gana (sin mayoría absoluta) las elecciones al Ayuntamiento de Zaragoza el 3 de abril de 1979. El alcalde será Ramón Sainz de Varanda y Roldán ocupará el cargo de teniente de Alcalde y Concejal de Hacienda. Que a un tipo joven recién ingresado al Partido se le encomiende esa función no deja lugar a dudas de que en apenas tres años había adquirido un prestigio suficiente, tanto en lo que se refiere a su capacidad gestora como a su "lealtad socialista". Debió seguir consolidando su buen nombre entre los compañeros del Partido durante esos años municipales porque, antes de pasar un mes desde su investidura, Felipe González le nombró Delegado del Gobierno en Navarra (29 de diciembre de 1982), cargo que ocupó hasta el 31 de octubre de 1986, fecha de su designación como Director General de la Guardia Civil. Durante ese periodo, además de su sueldo, Roldán recibió una serie de talones provenientes de los fondos reservados del Ministerio del Interior. Estos fondos reservados (no confundir con los que luego dispuso el propio Roldán como responsable de la Guardia Civil) fueron empleados por el Ministerio del Interior desde el principio del Gobierno Socialista para muy distintos fines, entre ellos premiar (o compensar, como se prefiera) a determinadas personas que, en "feliz" expresión de Felipe González, servían al Estado en las cloacas. Conviene recordar que esos años que Roldán pasó en Pamplona fueron aquéllos terribles de ETA y casi coincidieron exactamente con las actividades de los GAL. De hecho, bastante tuvo que ver la Delegación del Gobierno en Navarra con el triste secuestro de Segundo Marey y no me cabe duda de que Roldán, en ese tiempo, arrimó con entusiasmo el hombro en la lucha antiterrorista y estrechó sus relaciones con casi todos los notables del PSOE.
¿Por qué, si no, habría de ser nombrado en 1986, al inicio del segundo gobierno González, Director General de la Guardia Civil, el primer civil que ostentaba ese cargo? En ese puesto estuvo hasta el 3 de diciembre de 1993, fecha en que fue destituido ante la avalancha de indicios sobre sus actividades delictivas. Pocos meses después salió de España y se mantuvo escondido mientras en este país se desataba una escándalo tremendo, personalizándose en Roldán todos los males patrios así como la generalizada corrupción del PSOE. Son aquéllos los días de Aznarín y su primer éxito mediático (Váyase, señor González). En esos siete años Roldán amasó su fortuna personal (los famosos 1.800 millones de pesetas) a base de desviar fondos reservados y, sobre todo, cobrar comisiones por adjudicaciones de obras. Yo estoy convencido de que no fue el único, de que, por aquellas fechas (¿y todavía ahora?), el pago de comisiones era una práctica habitual (el ingenuo de Borrell quiso acabar con ella poco después cuando fue ministro de Obras Públicas); creo, además, que parte de esos dineros que pagaban las empresas se destinaba a los partidos (el PSOE, en este caso). No es que piense que Roldán fuera muy inteligente, pero sí que si se atrevió a meter la mano tanto como la metió fue porque tenía una fuerte sensación de impunidad; se sentiría impune porque los poderosos eran sus amigos y también lo hacían, porque él les ayudaba y porque sabía muchas cosas que le garantizaban no ser abandonado en la cuneta.
En 1995, con la complicidad del misterioso Francisco Paesa, se pactó un paripé cara a todos nosotros: parece ser que las autoridades españolas fletaron un avión privado para trasladarle desde París a Bangkok donde escenificaron su detención, diciendo que venía de Laos (para demostrar que le habían buscado por "toos laos", según un chiste de entonces). De Bangkok lo traen para España, lo encarcelan y en 1998 la Audiencia lo condena a 28 años de cárcel (plazo aumentado luego a 31 años por el Supremo). Desde el 95 estuvo en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) y desde el 2005 tiene un régimen especial que le permite salir a trabajar. Supongo que la mayoría de los españoles nos habíamos casi olvidado de este señor (así como de las tantas chorizadas y corruptelas que hubo por esos años) cuando la cadena Telecinco, durante la semana pasada, anuncia a bombo y platillo una entrevista en exclusiva con el interfecto. La cadena privada nos prometía que por primera vez Roldán iba a contar su versión, a desvelar tantos misterios vinculados a sus actividades; la curiosidad pudo al escepticismo y la noche de este viernes la desperdicié viendo otra muestra más de telebasura.
Por supuesto, Roldán no dijo apenas nada interesante, pero esto era lo previsible, máxime si, como muchos sospechan, su silencio forma parte de acuerdos previos y le garantiza no se qué. Pero lo alucinantemente indignante fue el comportamiento de los "entrevistadores". Primero la tal María Teresa Campos, con una actitud chulesca y despreciativa, sólo preocupada de oírse a sí misma profiriendo sentencias condenatorias a su invitado y sin ningún interés por sonsacarle ninguna información con el más mínimo interés. Luego, cuando se "amplió" la entrevista, los dos payasos de María Antonia Iglesias (a lo que ha llegado esta mujer) y Miguel Ángel Rodríguez. La primera empeñada en insultar a Roldán y negar histéricamente que supiera nada, que hubiera ninguna manta de la que tirar; curiosa actitud en alguien que se llama periodista: obstaculizar los intentos de preguntar. El segundo más o menos lo mismo, con el agravante de su histrionismo hipócrita, haciéndose el digno y no admitiendo lecciones de moral de un chorizo como Roldán. ¡Cuánta indignación la de estos tres "profesionales"! Uno se quedaba preguntándose si ese afán por condenar, embarullar ruidosamente y eludir descaradamente cualquier intento de esclarecimiento, no tendría que ver con miedos a que algo les salpicase. Si hasta MAR, movido por su santa ira, llegó incluso a exculpar a González de cualquier implicación en las asquerosas corruptelas roldanescas; ¿por qué no le recordaron lo que decía hacia mediados de los noventa?
Lo del otro día fue un ejemplo más del espectáculo chabacano en que se ha convertido el debate político en este país. Esos señores, periodistas y comentaristas políticos, son unos vergonzosos demagogos manipuladores, entusiastas contribuyentes a aumentar la gilipollez de la audiencia. Y es una pena, porque la de Roldán era, a priori, una entrevista con muchas posibilidades periodísticas. No me acuerdo quién dijo que la obligación de un buen periodista es entrevistar hasta al diablo. A mí, desde luego, no me aportaba nada ver cuánto se indignaban esos tres imbéciles al estar sentados frente a Roldán; sí me habría interesado, en cambio, que algún entrevistador inteligente le hubiese preguntado sobre tantas cosas todavía no aclaradas de la historia reciente de España. Pero no cayó esa breva.
CATEGORÍA: Política y Sociedad
Luís Roldán es incluido en la lista del PSOE que gana (sin mayoría absoluta) las elecciones al Ayuntamiento de Zaragoza el 3 de abril de 1979. El alcalde será Ramón Sainz de Varanda y Roldán ocupará el cargo de teniente de Alcalde y Concejal de Hacienda. Que a un tipo joven recién ingresado al Partido se le encomiende esa función no deja lugar a dudas de que en apenas tres años había adquirido un prestigio suficiente, tanto en lo que se refiere a su capacidad gestora como a su "lealtad socialista". Debió seguir consolidando su buen nombre entre los compañeros del Partido durante esos años municipales porque, antes de pasar un mes desde su investidura, Felipe González le nombró Delegado del Gobierno en Navarra (29 de diciembre de 1982), cargo que ocupó hasta el 31 de octubre de 1986, fecha de su designación como Director General de la Guardia Civil. Durante ese periodo, además de su sueldo, Roldán recibió una serie de talones provenientes de los fondos reservados del Ministerio del Interior. Estos fondos reservados (no confundir con los que luego dispuso el propio Roldán como responsable de la Guardia Civil) fueron empleados por el Ministerio del Interior desde el principio del Gobierno Socialista para muy distintos fines, entre ellos premiar (o compensar, como se prefiera) a determinadas personas que, en "feliz" expresión de Felipe González, servían al Estado en las cloacas. Conviene recordar que esos años que Roldán pasó en Pamplona fueron aquéllos terribles de ETA y casi coincidieron exactamente con las actividades de los GAL. De hecho, bastante tuvo que ver la Delegación del Gobierno en Navarra con el triste secuestro de Segundo Marey y no me cabe duda de que Roldán, en ese tiempo, arrimó con entusiasmo el hombro en la lucha antiterrorista y estrechó sus relaciones con casi todos los notables del PSOE.
¿Por qué, si no, habría de ser nombrado en 1986, al inicio del segundo gobierno González, Director General de la Guardia Civil, el primer civil que ostentaba ese cargo? En ese puesto estuvo hasta el 3 de diciembre de 1993, fecha en que fue destituido ante la avalancha de indicios sobre sus actividades delictivas. Pocos meses después salió de España y se mantuvo escondido mientras en este país se desataba una escándalo tremendo, personalizándose en Roldán todos los males patrios así como la generalizada corrupción del PSOE. Son aquéllos los días de Aznarín y su primer éxito mediático (Váyase, señor González). En esos siete años Roldán amasó su fortuna personal (los famosos 1.800 millones de pesetas) a base de desviar fondos reservados y, sobre todo, cobrar comisiones por adjudicaciones de obras. Yo estoy convencido de que no fue el único, de que, por aquellas fechas (¿y todavía ahora?), el pago de comisiones era una práctica habitual (el ingenuo de Borrell quiso acabar con ella poco después cuando fue ministro de Obras Públicas); creo, además, que parte de esos dineros que pagaban las empresas se destinaba a los partidos (el PSOE, en este caso). No es que piense que Roldán fuera muy inteligente, pero sí que si se atrevió a meter la mano tanto como la metió fue porque tenía una fuerte sensación de impunidad; se sentiría impune porque los poderosos eran sus amigos y también lo hacían, porque él les ayudaba y porque sabía muchas cosas que le garantizaban no ser abandonado en la cuneta.
En 1995, con la complicidad del misterioso Francisco Paesa, se pactó un paripé cara a todos nosotros: parece ser que las autoridades españolas fletaron un avión privado para trasladarle desde París a Bangkok donde escenificaron su detención, diciendo que venía de Laos (para demostrar que le habían buscado por "toos laos", según un chiste de entonces). De Bangkok lo traen para España, lo encarcelan y en 1998 la Audiencia lo condena a 28 años de cárcel (plazo aumentado luego a 31 años por el Supremo). Desde el 95 estuvo en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) y desde el 2005 tiene un régimen especial que le permite salir a trabajar. Supongo que la mayoría de los españoles nos habíamos casi olvidado de este señor (así como de las tantas chorizadas y corruptelas que hubo por esos años) cuando la cadena Telecinco, durante la semana pasada, anuncia a bombo y platillo una entrevista en exclusiva con el interfecto. La cadena privada nos prometía que por primera vez Roldán iba a contar su versión, a desvelar tantos misterios vinculados a sus actividades; la curiosidad pudo al escepticismo y la noche de este viernes la desperdicié viendo otra muestra más de telebasura.
Por supuesto, Roldán no dijo apenas nada interesante, pero esto era lo previsible, máxime si, como muchos sospechan, su silencio forma parte de acuerdos previos y le garantiza no se qué. Pero lo alucinantemente indignante fue el comportamiento de los "entrevistadores". Primero la tal María Teresa Campos, con una actitud chulesca y despreciativa, sólo preocupada de oírse a sí misma profiriendo sentencias condenatorias a su invitado y sin ningún interés por sonsacarle ninguna información con el más mínimo interés. Luego, cuando se "amplió" la entrevista, los dos payasos de María Antonia Iglesias (a lo que ha llegado esta mujer) y Miguel Ángel Rodríguez. La primera empeñada en insultar a Roldán y negar histéricamente que supiera nada, que hubiera ninguna manta de la que tirar; curiosa actitud en alguien que se llama periodista: obstaculizar los intentos de preguntar. El segundo más o menos lo mismo, con el agravante de su histrionismo hipócrita, haciéndose el digno y no admitiendo lecciones de moral de un chorizo como Roldán. ¡Cuánta indignación la de estos tres "profesionales"! Uno se quedaba preguntándose si ese afán por condenar, embarullar ruidosamente y eludir descaradamente cualquier intento de esclarecimiento, no tendría que ver con miedos a que algo les salpicase. Si hasta MAR, movido por su santa ira, llegó incluso a exculpar a González de cualquier implicación en las asquerosas corruptelas roldanescas; ¿por qué no le recordaron lo que decía hacia mediados de los noventa?
Lo del otro día fue un ejemplo más del espectáculo chabacano en que se ha convertido el debate político en este país. Esos señores, periodistas y comentaristas políticos, son unos vergonzosos demagogos manipuladores, entusiastas contribuyentes a aumentar la gilipollez de la audiencia. Y es una pena, porque la de Roldán era, a priori, una entrevista con muchas posibilidades periodísticas. No me acuerdo quién dijo que la obligación de un buen periodista es entrevistar hasta al diablo. A mí, desde luego, no me aportaba nada ver cuánto se indignaban esos tres imbéciles al estar sentados frente a Roldán; sí me habría interesado, en cambio, que algún entrevistador inteligente le hubiese preguntado sobre tantas cosas todavía no aclaradas de la historia reciente de España. Pero no cayó esa breva.
Yo también vi el programa y no me cayó ninguna breva encima! Será que todavía no es la época...
ResponderEliminarBesotes, y estoy de acuerdo contigo, no hicieron más que darle leña, no fue una entrevista.
Creo que no llegué a aguantar más de quince minutos viendo esa entrevista. Me resultaron tan imbéciles los tres periodistas que nombras que se me hizo insoportable esperar a una pregunta interesante.
ResponderEliminarCreo que no ha sido más que una artimaña para conseguir audiencia, en ningún caso se planteó como una entrevista periodística con intención de sacar algo en claro.
En fin...
Un besito.
No ví el programa. Di por supuesto lo que iba a pasar y acerté. No era muy dificil preveerlo.
ResponderEliminarRoldán era y es un "signo" de los tiempos y un exponente de la falta de calidad de la cultura democrática y de la educación cívica españolas. Décadas de dictadura no se borran de golpe y la educación es el único bálsamo realmente eficaz, pero actua lentamente.
Por mi parte, en aquellos tiempos que también eran de los GAL, como mencionas, me llamó mucho la atención que a la mayoría de mis compatriotas les indignara más el robo que el asesinato (con la impunidad y lo repulsivo que es el asesinato y el terrorismo de estado); yo por provocar decía entonces que quizás Roldan, al apalancarse parte de los fondos reservados para sus goces personales (qué horteras sus goces: esas noches de cocaina y pobre furcias) evitó que se utilizaran para asesinatos y para, en definitiva, justificar a los propios terroristas a los que se combatía ilegalmente, poniéndose el estado a su mismo y criminal nivel.
Finalmente. Antes había solo una telebasura, la dedicada a los llamados asuntos rosas, de cotilleo sentimental/erótico/sexual, pero hace tiempo que la telebasura es también la política: por sus formas, por la manera de hablar tapándose la boca unos a otros. La figura del tertuliano es tan lamentable como la del paparazzo.
Conclusión. Este país de nuevos ricos y pésimos ciudadanos maleducados tiene la tele del mismo nivel, la que se merece, y como yo no me la merezco, pues no suelo verla, para que me voy a rasgar las vestiduras..
No tiene nada que ver con la política lo que voy a decir pero sí con el periodismo y lo que está dando de sí. Este sábado vi otra entrevista más a la mujer al que el profesor Neira defendió. Primero no entiendo qué interés puede tener volver a entrevistar a esta mujer que ya ha dejado claro lo que piena. Pero más allá de ese punto que todos sabemos que detrás hay un asunto ecónomico, no moral ni de justicia. Lo que me pareció fue un espectáculo inquisitorio. Y me explico. El infierno puede estar lleno de desagradecidos pero que yo sepa a fecha de hoy el no ser agradecidos aunque no sea de buen nacidos, hasta hoy no es delito. Esta mujer es incapaz de agradecer a Neira lo que hizo por ella, pero aún así no hay motivo para juzgarla y si lo hubiera hasta Antonio Puerta ha tenido un abogado defensor, lo que esta mujer no tiene y todos se le echan encima como si hubiera cometido un crimen. De paso la sociedad olvida que el verdadero agresor es Antonio Puerta, juzgado, condenado y encarcelado, sin embargo esto que en sí si que es noticia pasa a segundo lugar. Y en primer lugar queda opiniones como la de Adriasen diciendo que hay mujeres a las que le va la marcha dentro de un debate de malos tratos, toma ya. Y a mi me da igual que haya mujeres que les vaya la marcha, pero esta frase dentro de un debate de malos tratos sólo refleja ese tufillo que aún huele donde en el fondo la gente sigue pensando que si "nos pegan" es porque algo habremos hecho. Si nos ponemos en el peor de los caso y es verdad que esta mujer es víctima de malos tratos por Antonio Puerta, no es lícito que sea juzgada públicamente por la sociedad en el caso de que todavía no esté preparada para aceptarlo. Pero si fuera verdad lo que ella dice y lo único que hay es lo que se ven en las imágines emitidas, que tiene una relación con un hombre que no la respeta para nada, tampoco creo que haya motivo para juzgarla, condenarla y "apredearla" si dejármos a las fieras hacer lo que realmente quieren hacer. Porque en definitiva de lo que ella ha pecado es de ser una desagradecida y eso no es delito en nuestra sociedad.
ResponderEliminarLo que sí me parece atroz es que Jordi jaleara a los espectadores para que abuchearan a esta mujer al inicio de la entrevista, como si la noria se hubiera convertido en un circo donde el Cesar (jordi) pidiera el parecer del público. Y vergonzante además, el tribunal de la inquisición periodística que se formó para condenarla por no decir públicamente lo que ellos querían que admitieran, la quemaron publicamente por no admitir ser una bruja. En fin que como no tengo blog te he cogido prestado el tuyo, espero que no te moleste.
Eso sí a partir de ahora todos los cobardes que ignoren la violencia y los delitos que se cometen a nuestros alrededor estarán exculpados de delito alguno por el comportamiento de esta mujer...jajajaj, qué bien nos viene a todos!!!!. Cachis cuánta hipocresía!!. Sólo faltaba que alguno dijera que sacaran a Antonio Puertas de la cárcel y la metieran a ella que es la verdadera culpable de la agresión de Neira. Y es que nunca nos faltas razones para tapar a los hombres y encontrar a alguna mujer que se coma las culpas.
Coincido con Lansky en que tampoco ví el programa y en que el asunto de Roldán, que tan aireado fue, me pareció, con ser lamentable, bastante menos grave que su contemporáneo el de los GAL. Echar toda la mierda sobre este pobre imbécil fue una manera de desviar la atención de Vera y Barrionuevo (a quienes toda la plana mayor del PSOE fue a jalear a la cárcel de Guadalajara, espectáculo nauseabundo que a mí me bastó para decidir no volver jamás a votar a ese partido) y, más importante aún, del propio González, siniestro responsable último de todas las siniestras movidas de su siniestro partido. Cuando el Supremo decidió no juzgar a este último para no “estigmatizarlo” acabé de comprender lo que había empezado a intuir tres o cuatro años antes: que este país nuestro no tenía remedio a medio plazo y que la verdadera herencia de lo peor del franquismo no estaba tanto en el PP –facherío folclórico de escaparate, apto para concitar iras populares, exorcizar demonios y apechugar con las políticas más impopulares cuando sean necesarias y el PSOE no quiera cargar con ellas– como en PRISA y su órgano político, el PSOE. Y, sobre todo, en la papanatez de los españoles que con igual desfachatez explotan unos y otros, aunque los del PSOE con bastante más eficacia. Nada de lo que ha pasado desde entonces me ha hecho cambiar de opinión, y, por tanto, hace años que las comedietas políticas de buenos y malos, progresistas y fachas, Zapateros y Aznares, no me interesan ni un poquito. Incluso he conseguido que ya casi ni me levanten el estómago. Al precio, claro, de abstenerme cuidadosamente de ver jamás nada parecido a, por ejemplo, ese programa de que hablas. Si todo lo dicho no bastara para explicar por qué no lo ví, puedo añadir que los tres entrevistadores, por cuanto sé de ellos, me merecen aún menos crédito moral que el entrevistado. Si me viera obligado a contratar ineludiblemente a uno de los cuatro, elegiría a Roldán sin dudarlo un momento.
ResponderEliminarYa me has hecho hablar de política, vaya por Dios. Voy a lavarme la boca.
Hay una época en la historia política de éste pais, en que todo parece surgir de una típica pesadilla llena de pantanos sucios y de bichos insufribles. En cualquier caso, mi visión sobre la política, no ha mejorado ni con el paso de unos ni de otros...y la mejor frase que es oído es esa que dice que tenemos los políticos que nos merecemos. Todos somos muy dados a solventar los problemas en "petit comité", pero después no damos pasos en grupo, como sociedad. Una de las cosas que más me sorprendieron hace años es cuando (gobernando el PP y el señor del bigote) se aprobó el famoso "Decretazo", ahí poco menos que se aprobaba el despido libre... se convocó una huelga general, y...había más gente manifestándose en la calle porque los clubs de fútbol podían bajar a segunda si no tenían capital para constituirse como sociedad anónima!!. Por otro lado, y siento el coñazo, a parte de que la clase política me parece temible, los periodistas tampoco me parecen (lo sé, estoy generalizando y me disculpo)... dignos de mucha credibilidad. Al mes de septiembre y octubre me remito...el apocalipsis, el fin del mundo, la crisis mundial...el miedo como medio para conseguir audiencia. En fin, que ya paro... que ni políticos ni periodistas, hoy por hoy, me merecen confianza alguna.
ResponderEliminarNo vi la entrevista, pero me atrevería a afirmar que la actitud de los "periodistas" fue una manera de responder a las críticas que se han vertido contra Telecinco por el dinero pagado para la famosa entrevista a Julián Muñoz. "vale, pagamos a chorizos", pensarían, "pero que no se diga que no le damos caña". Es un truco muy viejo que apenas limpia la conciencia, sobre todo si se tiene en cuenta la lista de muertos que ya tienen a las espaldas (ah, la entrevista a Mario Conde, que se presentaba como un mártir de conspiraciones políticas).
ResponderEliminarPese al tono general de los comentarios anteriores, yo no creo que Roldán fuese un pringao o un pobre diablo. Un tío que llega a la DGGC y utiliza su cargo para robar todo lo que pilla (no diré nada de lo de los huérfanos, que algunos creen que es demagogia) no me parece un tipo digno de compasión. Que otros hayan hecho cosas peores no minimiza las que él hizo.
Lo de Paesa, que comentas de pasada, merecería una entrada para sí mismo, igual que Walter Hirsch. Un espía que "muere" pero al que los periodistas (nunca la policía) localizan en distintos puntos de Europa da para llenar páginas y páginas...
Es posible que mi anterior comentario haya dado la impresión de que disculpo a Roldán, o de que me inspira compasión. No es así, desde luego. Me parece un tipo despreciable, y sus gravísimos delitos, una muestra escandalosamente representativa del comportamiento general del gobierno que lo nombró y lo mantuvo hasta que fue demasiado oneroso seguir haciéndolo, y más eficaz sacrificarlo como chivo expiatorio sobre el que cargar y exorcizar la enorme carga de corrupción y mierda acumulada en pocos años por González y sus acólitos –que son, sustancialmente, la misma gente que nos gobierna en este mismo momento, merced a la estúpida mala memoria de los españoles.–
ResponderEliminarLo único que pasa es que, conmigo al menos, el exorcismo no funcionó. Saber que Roldán era un delincuente despreciable que acabó en la cárcel no ha hecho que concentre en él todos los crímenes y maldades del felipismo, de modo que el resto quede de nuevo impoluto ante mis ojos, y que la corrupción felipista se me reduzca a un Director de la Guardia Civil que robó todo lo que pudo. No, los espantajos no me distraen, y sigo recordando –recordaré toda mi vida, espero, mientras Dios me conserve la memoria y la inteligencia– que el actual gobierno y la plana mayor del partido del que ha salido están compuestos por personas que tenían cargos de responsabilidad cuando el estado se envileció y nos envileció no solo consintiendo robos de sus servidores, sino asesinando, secuestrando y torturando desde la impunidad del aparato estatal; personas que jamás han mostrado el menor pesar ni la más mínima autocrítica por todo ello y que aún hoy defienden, respetan y consideran “de los suyos” a delincuentes, como Vera y Barrionuevo, manchados y condenados por delitos iguales y peores a los del Roldán que todos desprecian.
Y creo también que la corrupción de que en el ejercicio de su profesión dan muestras seudo periodistas como los tres entrevistadores –la corrupción que consiste en pagar a un delincuente para montar un espectáculo intoxicador y demagógico como el programa en cuestión, por ejemplo– no es menos despreciable moralmente que la que practicó el Roldán al que se complacen en insultar, creyéndose, en mi opinión sin el menor motivo, superiores a él.
Vanbrugh: No creo que tu comentario anterior hubiera dado la impresión de que disculpabas a Roldán; al menos, a mí no me la dio. Por lo demás, suscribo tus opiniones en este punto aclarando eso sí, aunque sé que te es innecesario, que la condena a tantos de los políticos de lo que se dió en llamar Felipismo (incluyendo al propio FG) no justifica una generalización institucional (al PSOE) en este caso ni una exculpación de los del otro lado.
ResponderEliminarSolo una pequeña puntualización, Miroslav: mi condena se hizo extensiva a todo el PSOE en la medida en que jamás ha reconocido que su gobierno obró mal, ni ha condenado a las personas físicas imporque lo hicieron (insisto en Vera y Barrionuevo, a los que sigue homenajeando y justificando; e insisto en González, que sigue siendo Il Padrone del partido y va de estadista olímpico), ni se ha distanciado oficial y solemnemente de conductas que ni siquiera reconoce haber observado. Zapatero era diputado cuando los GAL, y nadie le vió hacer otra cosa que mirar para otro lado y decir que sí a lo que le pedían. Y ya Presidente, no ha pronunciado una sola palabra de condena o de simple pesar por el terrorismo de estado que llevó a cabo su partido como la peor de las dictaduras sudamericanas. En tanto el PSOE no haga pública y solemnemente alguna de estas cosas, y en tanto sus dirigentes sigan siendo, muchos, los mismos que entonces callaron y aplaudieron, mi condena por la corrupción felipista irá en bloque a todo el partido que la ignora o se enorgullece de ella.
ResponderEliminarPero, desde luego, mi condena al PSOE no exculpa a los del otro lado de nada de lo que ellos han hecho. Con la salvedad, para mí fundamental, de que, que yo sepa, entre esas cosas, muchas y graves, que también ha hecho el PP, no figuran el asesinato de estado, ni la tortura y secuestro de ciudadanos.
Estando en lo esencial apasionadamente de acuerdo con la condena de vanbrugh creo que hay matices, más necesarios que en otros en casos como este.
ResponderEliminarCreo que el terrorismo de Estado es peor que el terrorismo sin más (por impunidad y abuso), porque además hizo "bueno" o justificó al otro que supuestamente combatía y porque lo hizo en nombre mío y de todos, que cedimos el monopolio de la violencia a "éllos", el estado, conforme al famoso pacto, pero...
...para dedicarse a la política y no ser un iluminado (como Anguita o como Aznar, aparentemente opuestos pero tan similares) hay que ser un poco posibilista, no así los que no nos dedicamos "profesionalmente" a élla, pero que sin embargo estamos convencidos de que somos animales políticos y remedamos a Chamberlain para subscribir que la política es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los políticos. Los posibilistas en política no son ni mucho menos los peores políticos posibles. Al contrario. En el caso concreto del PSOE y los crímenes de Estado, son aquellos que sin escudarse (Vera, Barrionuevo y González) en que eso ya se venía haciendo con la UCD y gobiernos anteriores (la guerra sucia), no se ven en la derecha nominal y de origen franquista ni en la izquierda comunista y antidiluviana. Quiero creer, vambrugh, y creo que alguna parte de la militancia del PSOE permanece ahí por eso, por exclusión de otras alternativas y no para pillar (Roldán y similares) o por fanatismos de banderías ni para ocultar errores peores. Por eso tu descalificación terrible y global, digna de Yhavé, no la puedo suscribir totaalmente, sino sólo acompañarte, en sentido literal, en tu sentimiento (que es el mío).
Sin duda tienes razón, Lansky. Pero ya no recuerdo qué día de 1983 yo salí a la calle emocionado y cargado de ilusión a celebrar una victoria del PSOE con la que llevaba soñando años y en la que había puesto todas mis idealistas y cuasiadolescentes esperanzas. Lo que González hizo después con mi ingenuo fervor y el de tantos otros no creo que pueda perdonárselo nunca, ni a él ni a quienes le acompañaron y ahora lo dan por no sucedido. Hay algo de amante despechado, aquí. Nada que haga el PP, que siempre me ha tocado los cojones, podrá herirme, ofenderme ni decepcionarme nunca tan personal y profundamente como el descubrimiento de que "los míos" eran capaces de torturar y asesinar, y de negarlo luego cínicamente, como el más siniestro general argentino o chileno. Es cierto, no sirvo para político, soy demasiado visceral en algunas cosas. Por eso suelo preferir no hablar de ellas. Voy a ver si se me ocurre algo sobre los hermafroditas...
ResponderEliminarÚltimamente tengo la sensación de que Lansky se me adelanta a decir, mejor de lo que yo lo haría, lo que pienso; así que suscribo su respuesta al comentario penúltimo de Vanbrugh.
ResponderEliminarRespecto al último, te diré Vanbrugh, que yo también salí a la calle emocionado y cargado de ilusión no un día sino una tarde noche y no de 1983 sino de octubre de 1982 (salí con una amiga que, gracias a la euforia de esa celebración, pasó a ser novieta durante unos meses). Y, como a ti, FG me decepcionó profundamente a lo largo de los siguientes años, siendo ya el GAL la gota que no sólo colmó sino que rompió estrepitosamente el vaso. Así que, como tú, también en mi caso hay mucho de amor despechado aunque me parece que soy algo menos visceral que tú.
vale Vanbrugh, y yo te perdono la patada que me diste con tu sandalia de bronce en mi espinilla de carne y en plena ágora...
ResponderEliminarSi es que hay que mirar por dónde se anda, abuelo...
ResponderEliminarBueno, una más que no vio la entrevista porque, viendo quien era la entrevistadora y qué cadena emitía la entrevista, ya me imaginaba que nada en limpio iba a salir de ahí. No sabía que estarían María Antonia Iglesias y su "némesis" y simil de la derecha Miguel Ángel Rodríguez, y sabiéndolo ahora más me alegra no haberla visto.
ResponderEliminarNo soy experta en periodismo pero, desde mi corto entender, cada vez veo menos periodismo y más espectáculo.
Besos