A Amaranta
Hasta llegar al tee del 4, Francisco González –Paco, como me había pedido que lo llamara– no entró en materia. Me elegiste a mí, Miroslav, como ejemplo, casi caricatura, de la injusticia del capitalismo, como paradigma sangrante de la desmesura salarial de los banqueros. Hace cinco años de aquel post tuyo, pero lo leí con retraso y luego, ya sabes, la agenda demasiado apretada, las ansiedades de esta crisis necesaria. Sin embargo, llevo tiempo buscándote un hueco para este encuentro, me interesaba mucho hablar contigo, señalarte algunas consideraciones que omites en tu artículo y que, como hombre ponderado que me consta que eres, sé que valorarás en su justa medida. Antes de nada, te reitero mi agradecimiento por acudir a esta cita; confío en que no te esté causando demasiados trastornos y que el viaje te haya resultado agradable. Sí, desde luego, contesté a la última pregunta (¿para qué detallarle mis miserables quehaceres?), el avión del banco era comodísimo y hasta hoy no había probado nunca el caviar auténtico.
Mira, continuó, me gustaría que vieras la cuestión menor de nuestros altos sueldos en su marco global y, sobre todo, con perspectiva histórica. El capitalismo, es cierto, se basa en la desigualdad e incluso he de admitirte que la exacerba; cuanto más diferencias haya más potencia adquiere la economía, del mismo modo que la cantidad de energía hidroeléctrica que genera una presa es proporcional a la altura de la presa. El progreso económico (y con él el social), como todo movimiento, requiere el desequilibrio. Pero, de otra parte, hay otros movimientos de mayor espectro a los que llamo envolventes históricas que, contrariamente, tienden a una mayor igualación entre los hombres, a una creciente generalización del bienestar, que fomentan los valores de la espiritualidad frente a la materialidad, la cooperación frente a la competitividad, el amor frente al egoísmo. Por paradójico que te parezca, el capitalismo, con su aparente (e innegable a corto plazo) efecto desigualador, se enmarca en esa tendencia igualadora histórica y, es más, es el motor que impide que se detenga.
Conoces de sobra la historia, cómo nace el capitalismo, tan ligado desde sus inicios a los bancos (o embriones de bancos, si hemos de ser precisos), allá por el XVI. Las distintas rupturas revolucionarias de toda índole del proceso que, no lo olvides, se enfrentaba a una sociedad feudal (de la cual, por cierto, aún hoy día quedan residuos) muchísimo más injusta. Fue por tanto un movimiento en el sentido de la envolvente histórica que te mencionaba. Con crueles desgarros, desde luego, no hace falta más que repasar las condiciones de vida de los trabajadores de las primeras industrias, los obreros de Manchester en la primera mitad del XIX, por ejemplo. Pero los detalles de las vidas individuales, por más que sean tantísimos, no deben impedirte ver el conjunto, la dirección, lenta en términos de una vida humana pero continua, en que evoluciona nuestra especie. Y ésta, insisto, es la adecuada.
Me acabo de referir a los desharrapados, poco más que parias, de las ciudades inglesas al principio de la era victoriana. Sólo medio siglo más tarde, las condiciones de sus vidas habían cambiado a mejor de modo muy significativo. Dirige la vista ahora hacia los estratos menos favorecidos de nuestra sociedad; apenas ha pasado un siglo desde la que se llamó entonces la Gran Guerra, fractura brutal en la psique colectiva, y nada tienen que ver con las clases trabajadoras hacia el final del reinado de Victoria, y no digamos con nuestros paisanos de entonces. Pero, en el otro extremo de la escala social, ¿crees acaso que los ricos actuales lo son (o somos si me incluyes entre ellos) más que los poderosos de hace cien años? ¿Crees que yo podría, como era norma entre quienes ocupaban posiciones similares a la mía en la Inglaterra de principios del XX, vivir en una mansión de más de doscientas habitaciones, con una biblioteca atestada de incunables, colecciones de cuadros y esculturas de los más preciados artistas, jardines de varias hectáreas estilo Renacimiento italiano, cuadras de caballos de pura sangre y tantas más cosas? Es verdad que mi sueldo puede ser mil veces superior a un sueldo medio, e incluso más si lo comparamos con los de esos jóvenes que ahora han dado en llamar nimileuristas. Sin embargo, para los equivalentes individuales medios en la sociedad europea hacia 1900 esa proporción podía ser fácilmente de uno a diez mil. ¿No demuestra este simple dato que el mismo capitalismo, el que genera el desequilibrio que tan grande te parece, evoluciona hacia una mayor igualación?
Yo, amigo Miroslav, cumplo mi papel en el sistema, contribuyo conscientemente a impulsar la evolución de la humanidad hacia una sociedad más justa, hacia un mundo mejor. Cobro lo que cobro porque así ha de ser necesariamente, porque ése es el sueldo que me corresponde en el nivel de desequilibrio en que se encuentra el sistema económico en estos momentos. Cumpliendo mi función (entre la que está cobrar el sueldo que a tantos escandaliza) contribuyo al imprescindible movimiento del capitalismo y, consecuentemente, a insuflar la única gasolina posible, al menos de momento, para el progreso del bienestar humano. No sé si sabes, y me parece otro síntoma relevante de que el modelo económico avanza en la dirección acertada, que yo no provengo de ninguna familia poderosa, de esas vinculadas a la posesión de bienes inmuebles o al gran capital (como mi colega Botín, por ejemplo); soy para muchos un advenedizo. Nací en una pequeña ciudad, poco más que un pueblo, del centro de Galicia, estudié económicas, trabajé en los ordenadores cuando la informática estaba todavía en pañales, allá por los setenta, me metí a trabajar en bolsa, formé mi propia empresa, me hice valer por mis propios méritos y por mi capacidad de trabajo ... ¿Crees que tengo algo que ver con los capitalistas de hace un siglo?
Hay que ver las cosas con perspectiva histórica, te repito. Hay que ser consciente de que cada uno de nosotros cumplimos un mínimo papel en la asombrosa y apasionante historia de la humanidad y que ésta, no lo dudes, va a mejor. La justicia se va acrecentando a través de lo que a muchos, aquejados de miopía, les parecen flagrantes injusticia. Como bien dicen los curas (en el Vaticano es donde mejor lo saben), Dios escribe derecho en renglones torcidos. No conduce a nada bueno tratar e enderezar los renglones, como demagógicamente claman algunos insensatos, por más que entienda sus indignaciones. Dejemos que Dios (no hace falta que te aclare la metáfora) siga escribiendo e iremos comprobando como los renglones van estando menos torcidos.
Un par de horas más estuvimos hablando Paco y yo. Luego (las apreturas de su agenda) tuvo que irse. Le prometí que reflexionaría sobre la necesidad de una mayor perspectiva histórica antes de opinar precipitadamente. Y también que haría constar sus palabras en este blog. A lo mejor, hasta deja un comentario.
Mira, continuó, me gustaría que vieras la cuestión menor de nuestros altos sueldos en su marco global y, sobre todo, con perspectiva histórica. El capitalismo, es cierto, se basa en la desigualdad e incluso he de admitirte que la exacerba; cuanto más diferencias haya más potencia adquiere la economía, del mismo modo que la cantidad de energía hidroeléctrica que genera una presa es proporcional a la altura de la presa. El progreso económico (y con él el social), como todo movimiento, requiere el desequilibrio. Pero, de otra parte, hay otros movimientos de mayor espectro a los que llamo envolventes históricas que, contrariamente, tienden a una mayor igualación entre los hombres, a una creciente generalización del bienestar, que fomentan los valores de la espiritualidad frente a la materialidad, la cooperación frente a la competitividad, el amor frente al egoísmo. Por paradójico que te parezca, el capitalismo, con su aparente (e innegable a corto plazo) efecto desigualador, se enmarca en esa tendencia igualadora histórica y, es más, es el motor que impide que se detenga.
Conoces de sobra la historia, cómo nace el capitalismo, tan ligado desde sus inicios a los bancos (o embriones de bancos, si hemos de ser precisos), allá por el XVI. Las distintas rupturas revolucionarias de toda índole del proceso que, no lo olvides, se enfrentaba a una sociedad feudal (de la cual, por cierto, aún hoy día quedan residuos) muchísimo más injusta. Fue por tanto un movimiento en el sentido de la envolvente histórica que te mencionaba. Con crueles desgarros, desde luego, no hace falta más que repasar las condiciones de vida de los trabajadores de las primeras industrias, los obreros de Manchester en la primera mitad del XIX, por ejemplo. Pero los detalles de las vidas individuales, por más que sean tantísimos, no deben impedirte ver el conjunto, la dirección, lenta en términos de una vida humana pero continua, en que evoluciona nuestra especie. Y ésta, insisto, es la adecuada.
Me acabo de referir a los desharrapados, poco más que parias, de las ciudades inglesas al principio de la era victoriana. Sólo medio siglo más tarde, las condiciones de sus vidas habían cambiado a mejor de modo muy significativo. Dirige la vista ahora hacia los estratos menos favorecidos de nuestra sociedad; apenas ha pasado un siglo desde la que se llamó entonces la Gran Guerra, fractura brutal en la psique colectiva, y nada tienen que ver con las clases trabajadoras hacia el final del reinado de Victoria, y no digamos con nuestros paisanos de entonces. Pero, en el otro extremo de la escala social, ¿crees acaso que los ricos actuales lo son (o somos si me incluyes entre ellos) más que los poderosos de hace cien años? ¿Crees que yo podría, como era norma entre quienes ocupaban posiciones similares a la mía en la Inglaterra de principios del XX, vivir en una mansión de más de doscientas habitaciones, con una biblioteca atestada de incunables, colecciones de cuadros y esculturas de los más preciados artistas, jardines de varias hectáreas estilo Renacimiento italiano, cuadras de caballos de pura sangre y tantas más cosas? Es verdad que mi sueldo puede ser mil veces superior a un sueldo medio, e incluso más si lo comparamos con los de esos jóvenes que ahora han dado en llamar nimileuristas. Sin embargo, para los equivalentes individuales medios en la sociedad europea hacia 1900 esa proporción podía ser fácilmente de uno a diez mil. ¿No demuestra este simple dato que el mismo capitalismo, el que genera el desequilibrio que tan grande te parece, evoluciona hacia una mayor igualación?
Yo, amigo Miroslav, cumplo mi papel en el sistema, contribuyo conscientemente a impulsar la evolución de la humanidad hacia una sociedad más justa, hacia un mundo mejor. Cobro lo que cobro porque así ha de ser necesariamente, porque ése es el sueldo que me corresponde en el nivel de desequilibrio en que se encuentra el sistema económico en estos momentos. Cumpliendo mi función (entre la que está cobrar el sueldo que a tantos escandaliza) contribuyo al imprescindible movimiento del capitalismo y, consecuentemente, a insuflar la única gasolina posible, al menos de momento, para el progreso del bienestar humano. No sé si sabes, y me parece otro síntoma relevante de que el modelo económico avanza en la dirección acertada, que yo no provengo de ninguna familia poderosa, de esas vinculadas a la posesión de bienes inmuebles o al gran capital (como mi colega Botín, por ejemplo); soy para muchos un advenedizo. Nací en una pequeña ciudad, poco más que un pueblo, del centro de Galicia, estudié económicas, trabajé en los ordenadores cuando la informática estaba todavía en pañales, allá por los setenta, me metí a trabajar en bolsa, formé mi propia empresa, me hice valer por mis propios méritos y por mi capacidad de trabajo ... ¿Crees que tengo algo que ver con los capitalistas de hace un siglo?
Hay que ver las cosas con perspectiva histórica, te repito. Hay que ser consciente de que cada uno de nosotros cumplimos un mínimo papel en la asombrosa y apasionante historia de la humanidad y que ésta, no lo dudes, va a mejor. La justicia se va acrecentando a través de lo que a muchos, aquejados de miopía, les parecen flagrantes injusticia. Como bien dicen los curas (en el Vaticano es donde mejor lo saben), Dios escribe derecho en renglones torcidos. No conduce a nada bueno tratar e enderezar los renglones, como demagógicamente claman algunos insensatos, por más que entienda sus indignaciones. Dejemos que Dios (no hace falta que te aclare la metáfora) siga escribiendo e iremos comprobando como los renglones van estando menos torcidos.
Un par de horas más estuvimos hablando Paco y yo. Luego (las apreturas de su agenda) tuvo que irse. Le prometí que reflexionaría sobre la necesidad de una mayor perspectiva histórica antes de opinar precipitadamente. Y también que haría constar sus palabras en este blog. A lo mejor, hasta deja un comentario.
Bankrobber - The Clash (Black Market Clash, 1980)
PS: Francisco González, para quien no lo sepa, es el presidente del BBVA, una de las mayores entidades bancarias españolas, con 107.000 empleados y unos 47 millones de clientes (yo no estoy entre ellos).
Qué suerte tienen algunos. Lo que me gustaría a mí que me hubiera tocado una función como la del señor González, que incluyera, -en beneficio del progreso y de la igualdad, claro, quiero decir, aunque confieso que el mecanismo exacto por el que se produce ese beneficio no he acabado de entenderlo- cobrar un sueldo como el suyo. O como la mitad del suyo. O como la cuarta parte del suyo...
ResponderEliminarAhora en serio, quizás el argumento de tu amigo podría, sin dejar de chirriar, aparentar cierto fundamento si nos limitáramos a considerar a las ciudades inglesas. O incluso a las europeas, o las occidentales. De igual modo que si se coge solo una parte del sistema y se la trata como si fuera el sistema total, podemos negar el segundo principio de la termodinámica y afirmar que, muy al contrario de lo que este afirma, la entropía no tiene por qué aumentar y el orden puede crecer indefinidamente. Pero basta ampliar la vista al conjunto del mundo, incluyendo ese continente condenado que es África, por ejemplo, y el resto de vertederos donde se hacinan para morir los sobrantes del sistema, para que todo el discurso se nos revele como la atroz tomadura de pelo que es. Igual que la parte del sistema en la que la entropía no aumenta se alimenta de su brutal aumento en otras, y el saldo global es siempre favorable al aumento de entropía, nuestro bienestar económico -y siento tenerlo tan claro, viviría mucho más cómodo si consiguiera convencerme de lo contrario, como el señor González- se mantiene a costa de la creciente miseria de los más.
Ay, Vanbrugh, pareces uno de esos miopes indignados carente de perspectiva histórica. Si no, no me explico cómo no alcanzas a entender la aplastante lógica de mi "amigo" Paco.
ResponderEliminarAhora en serio: suscribo plenamente tu segundo párrafo.
La metáfora de la entropía y la del subsistema de Vanbrugh me parece genial y acertada.
ResponderEliminarPersiste siempre una duda: ¿se creen realmente lo que dicen? es decir son unos 'tontos' bien listos a los que les va bien así, o son de un cinismo tan salvaje como admirable?
Oye, Miros, y qué buen oído tienes para las voces de los poderosos.
Son muchas horas de golf, Lansky.
ResponderEliminarYo tampoco consigo decidir si de verdad se lo creen o es que son así de cínicos. Me inclino por el cinismo, en principio, pero luego pienso que, en realidad, convencerse de que son verdad teorías tan tranquilizadoras, a cuya sombra vives tan bien, debe de resultar bastante fácil.
ResponderEliminarCuando te pones en el papel de algún personaje eres impagable, son los post de los que más disfruto. No sé si meterme en el fregado que aquí se plantea pues mis conocimientos de economía o historia de la economía son escasos. Pero me voy a arriesgar. Igual que Amaranta me considero de izquierdas, pero reconozco la verdad de las palabras del banquero: somos y vamos hacia una sociedad más justa a pesar de todo lo que queda por hacer. Para ello es menester seguir con la política de impuestos. Tengo entendido que los Beatles pagaban el 99 % de sus ingresos y me parece justísimo. Quién gane tantísimo dinero y no lo emplee en cosas desgravables (reinvertir en bienes productivos) sino que lo invierta en patrimonio personal improductivo: Que pague. Así, los poderosos se convierten en máquinas de fabricar riqueza y no en holgazanes dilapidadores. Como dije, en esta materia como en tantas otras soy un analfabeto, pero así lo veo yo, como el banquero, vaya.
ResponderEliminarYo me acuerdo de tu artículo al que aludes, y me hizo mucha gracia aquello, porque de los datos que dabas se podía sacar tus ingresos en aquellos años, ingresos que supongo habrán crecido porque ya no eres aquel funcionario sino que ahora te dedicas a ese oficio donde sólo merece la pena estar si los ingresos son un poco superiores a los de un simple trabajador. La cuestión es Miroslav, que en este mundo habría mucha gente que "envidiaría tu suerte" en cuestión de ingresos con el mismo escándalo que tú escribiste el post.
ResponderEliminarYo creo que cuando emití mi opinión en el post anterior, no lo hacía en plan personal, porque seguramente que mi sueldo ande muy por debajo que el de K y tengo las mismas obligaciones filiales que ella y su misma suerte con referencia al padre.
La cuestión que yo quería transmitirte era en el plano de las ideas. Y el capitalismo, siendo sinceros, ha hecho posible entre otras cosas la proliferación de las clases medias en un mundo donde sólo había ricos y pobres. Hoy en día hay gente que sin ser rica goza de un nivel de vida estupendo y lo que a mi me indigna es que esa gente piense que son la base de la pirámide y que por debajo de ellos no hay nadie más.
Yo creo en un mundo donde las personas pudieramos desarrollar nuestra función en la sociedad sin que los diferentes trabajos que son necesarios para que ésta funcione fueran tratados de manera tan diferente en lo que se refiere a remuneración.
Pero te vuelvo a repetir que no es de eso de lo que hablaba CC, CC ponía el acento de que las profesiones liberales se merecen trato distinto y los que las ejercen unos derechos cuasi divinos por lo que de injusto ella veía que una nueva incorporación viniese a cobrar un salario mayor que una persona que llevaba 30 años trabajando en lo suyo, siendo lo suyo similar a lo de la otra. Si K en vez de ejercer una profesión liberal como tu empleada, hubiese sido limpiadora, CC ni pío hubiera dicho. Y perdonadme que os recuerde que todos, hayamos estudiado o no, tenemos las mismas necesidades, que a los pobres no les hacen descuento en el carrefour cuando van a comprar.
Creo que sin el capitalismo hubiera sido imposible que un tal Marx diese alas a los trabajadores para hacerles ver que ellos también podían exigir derechos. Así el capitalismo, si bien favorece a aquellos que son dueños del capital, !cómo no por otra parte! también hace posible que todos tengamos posibilidades.
Pero ahora dime tú Miroslav, cuando hablas de todos "cobremos igual" a quién te refieres realmente, ¿todos? o a un determinado grupo de profesionales. Porque no hace tanto un comentarista tuyo se escandalizaba por el hecho de que una limpiadora pudiera ganar un sueldo parecido al de un profesor de instituto, tildándolo de escandaloso e ignorándo a caso hecho el hecho de que la limpiadora trabajaba el doble de horas que ese profesor por un sueldo casi similar.
Amaranta.
Amaranta: Ahora gano más, en efecto, que cuando era funcionario en ejercicio. No estoy de acuerdo, sin embargo, con la premisa que te hace llegar a la conclusión acertada: que sólo merece estar en el oficio en que estoy (ejercicio profesional libre) porque se gana más (o para ganar más). No es mi caso, al menos. Confío en que me creas si te digo que no fue la cuantía de los ingresos el motivo por el que pedí la excedencia. De hecho, te aseguro que prefiriría ganar lo que ganaba antes y trabajar bastantes menos horas (en concreto pasar de las 72 semanales actuales bajo una presión agotadora a las 37 de antes mucho más "relajadas"). Entiendo que haya quienes envidien y se escandalicen de mis ingresos (que tampoco son para tanto, no vayas a creer), pero yo no me envidio a mí mismo y, desde luego, no tengo intención de que mi actual "ritmo" laboral se prolongue demasiado, que la vida es demasiado corta.
ResponderEliminarAmaranta: No creo haber dicho nunca que todos cobremos igual. Sí, en cambio, opino que las diferencias salariales de nuestra sociedad son escandalosamente excesivas. Y también que no existe en general una relación entre el esfuerzo o la productividad "real" y los ingresos. Uno de los factores que hacen más intrínsecamente injusto el capitalismo actual (aunque pueda ser más justo que el feudalismo, claro) es el desaforado peso de la economía financiera (o especulativa) frente a la productiva (la real). Y, ya de paso, en ese ámbito de la economía es donde hay que buscar las razones de la crisis actual.
ResponderEliminarEn cuanto a C.C, aunque no me toca argumentar en su nombre, tengo la impresión que asumes no del todo acertadamente que dice cosas que no dice. Dudo mucho que ella opine que una limpiadora, en razón de la "menor" valía de su oficio o de su "menor" cualificación profesional, deba cobrar menos que una profesora.
Verás Miraslov cuando digo que no merece la pena trabajar en este oficio sino es ganando más es porque me consta las horas que trabajas, tú y cualquier persona que esté "en el oficio". No era una pulla.
ResponderEliminarLa vida es demasiado corta también para los demás y sabes la de cosas que nunca habremos dejado de vivir en comparación contigo los que tienen el sueldo que yo tengo o los que cobran la mitad. Que sí que trabajas un montón de horas, pero es que yo trabajo desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche y luego no puedo "desestresarme" como haces tú y k viajando, porque no me lo puedo permitir.
Pero fíjate que yo no quería personalizar, porque puede sonar a envidia como me sonó a envia a mi tu post, lo fuera o no. Precisamente a mi no me escandaliza que otros ganen más y se puedan permitir lujos de los que yo no voy a disfrutar nunca. Vivimos en un mundo capitalista que ha conseguido "manejar" muy bien las reivindicaciones de los más pobres con esas manifestaciones legales tan cutres que nos preparan para que no gritemos demasiado.
Amaranta.
Ahh lo de la limpiadora era números el que lo dijo, que conste, no vaya a creer CC que eso se lo estoy endilgando a ella.
ResponderEliminarUn besito.
Ahhh y los sueldos no solo están en función de la productividad del trabajador sino que también dependen de los beneficios de la empresa que te contrata. Está claro que una empresa está en su derecho de pagar un sueldazo mayor a su empleado por mucho que otra empresa no pueda hacerlo con un empleado que realiza la misma función.
ResponderEliminarAmaranta.
Como dije antes disfruto mucho de este tipo de post, añado que también sufro bastante cuando me das la callada por respuesta. ¡Merde alors!
ResponderEliminarAtman: No me seas mimoso, hombre. Conste que no siempre contesto y ello por dos razones: porque ando muy liado y no tengo tiempo (y a veces ni ganas) para escribir lo que me gustaría responderle al comentarista, y porque a veces no tengo nada que decir. No es el caso de tu comentario, que me salté porque la respuesta al de Amaranta me parecía "más urgente".
ResponderEliminarDe entrada, me alegra que disfrutes de este tipo de posts; también a mi me divierte ponerme en la piel de otro personaje, especialmente cuando menos identificado me siento con él (supongo que será alguna patología). En segundo lugar me cuesta creer que los Beatles pagaran en impuestos el 99% de sus ingresos; no meduadra, vamos. Te agradecería que me dijeras la fuente de la que te viene ese dato. Por último, como es obvio, no tengo ni idea de si Francisco González piensa como yo le hago declarar, pero, en todo caso, yo no estoy de acuerdo con él. Es decir, no creo que el capitalismo sea el motor paradójico hacia un mundo más justo, sino más bien que, a pesar del capitalismo, la sociedad ha ido avanzando hacia un mundo más justo. Ahora bien, visto con perspectiva histórica (como cínicamente recomienda "mi" Francisco González), el periodo de los últimos treinta años se ha caracterizado por una agudización objetiva de la injusticia social y económica, debido, justamente, a que se ha liberado al sistema de las trabas impuestas tras los desastres de la 2ª Guerra.
Gracias, Miroslav. La cifra es exagerada, consultando en Google obtuve 95% (lo que tampoco está mal).
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Taxman
Acabo de leer que la tarifa oficial, y aprobada por no sé qué autoridad "competente", para las empleadas de la limpieza es de €5,20 neto la hora independientemente de la edad que tengan. ¿Te parece justo, Amaranta, que una mujer de 60 años con 40 de experiencia cobre la misma miseria que una chica de 20 porque es lo que da el mercado?
ResponderEliminarSigo argumentando que, al no ser que la empleada de Miroslav cobre un sueldo de sueños, el de K,
en comparación y por sus 30 años de experiencia ,es injusto (reconozco que la palabra 'insulto' es algo fuerte pero es que me indigné en el momento en el que leí el post en cuestión).
En cuanto al BBVA, mientras sus accionistas estén conformes con el trabajo de su director supremo, que lo paguen como quieran. Y si resultase que este señor es un tiburón, la culpa la tendrían ellos.
Otro asunto es el de la directora de la CAM (entidad de dominio público), cuyo nombre no quiero teclear para no ensuciar este blog, quien después de haber engañado a miles de clientes y despilfarrado sus pequeños ahorros
, está pidiendo una indemnisación de € 10 millones.