Mediados los setenta, Italia vivía un intenso debate social sobre la despenalización del aborto que por aquel entonces, al igual que en España, era ilegal, sin que ello impidiera que, también como en España, cientos de miles de mujeres abortaran cada año. En ese contexto, el 19 de enero de 1975, el Corriere della Sera destaca como titular una tajante declaración de Pier Paolo Pasolini, director de cine comunista y abiertamente homosexual (a quien asesinarían brutalmente diez meses después): "Estoy en contra del aborto". Con el ambiente caldeado, el 3 de febrero en el mismo periódico, Claudio Magris publica un artículo titulado Gli sbagliati (los equivocados), en el cual también se opone a la despenalización del aborto, argumentando desde los derechos del nasciturus. Magris tenía entonces 35 años, y aunque todavía no había escrito su maravilloso El Danubio, ya gozaba de cierto prestigio académico gracias a su tesis doctoral. Seis días después, también en el Corriere (era y es el periódico de mayor difusión en Italia), aparece un artículo de Italo Calvino que, con el título Che cosa vuol dire "rispettare la vita", sostiene posiciones abiertamente opuestas a las del escritor triestino. Calvino y Magris mantenían amistad, aunque dada la diferencia de edad y de "autoridad intelectual" –Calvino contaba cincuenta y dos años y ya era probablemente el narrador más reconocido de su país– supongo que se trataría de una relación asimétrica.
Lamentablemente, el Corriere della Sera no tiene accesible en internet su hemeroteca más allá del año 1992, así que no he podido conseguir los tres artículos que cito y de cuyos contenidos sólo tengo referencias de segunda mano. Sin embargo, en 2000 se publicó un volumen que recopilaba las cartas de Calvino entre 1940 y 1985 (Mondadori), entre las cuales aparece la que le escribió a Magris el 8 de febrero, justo antes del artículo y que, según lo que leo en un blog italiano, contiene frases idénticas a las que leyeron los italianos en el diario. Esta carta, que me ha hecho conocer hace un rato una amiga, me parece que ofrece un enfoque muy relevante sobre este asunto y que poco tiene que ver con la "lógica jurídica" del debate entre derechos, sean los del nasciturus o los de la mujer. Por eso, como cambio de tercio respecto del post anterior, me ha parecido conveniente aportarla. Ahí va:
Querido Magris, con gran disgusto leo tu articulo Gli sbagliati. Me duele mucho no sólo que lo hayas escrito sino sobre todo que pienses de ese modo.
Traer un niño al mundo tiene sentido sólo si ese niño es deseado consciente y libremente por sus padres. Si no, es un acto animalesco y criminal. Uno se convierte en ser humano no sólo por la convergencia causal de ciertas condiciones biológicas, sino a través de un acto de voluntad y amor de otros. Si no, la humanidad se vuelve —como en gran parte ya es así—una madriguera de conejos. Pero no una madriguera "agreste" sino de reproducción "en batería", en condiciones de artificialidad, con luz artificial y forraje químico.
Sólo quien –hombre o mujer– está convencido al cien por cien de poseer la capacidad moral y física no sólo de criar a un hijo sino de acogerlo como un ser bienvenido y amado, tiene el derecho de procrear; si no es así, debe en primer lugar hacer todo lo posible para no concebir, y si concibe (dado que el margen de imprevisibilidad continua siendo alto) abortar no es sólo una triste necesidad, sino una decisión altamente moral que debe ser adoptada con plena libertad de conciencia. No comprendo cómo puedes asociar el aborto a una idea de hedonismo o de vida fácil. El aborto es algo espantoso.
En el aborto quien es masacrado, física y moralmente, es la mujer. También para un hombre con conciencia cada aborto es una prueba moral que deja marca, pero lo cierto es que el destino de la mujer está en una situación tan desproporcionadamente desventajosa respecto al varón, que todo hombre debería morderse la lengua tres veces antes de hablar de estas cosas. En este momento en que se intenta hacer menos bárbara una situación que es verdaderamente horrible para la mujer, un intelectual "empeña" su autoridad para que la mujer siga en ese infierno. Déjame que te diga que eres un tremendo inconsciente, por decirlo suavemente. No me reiría yo tanto de las "medidas higiénico-profilácticas"; aunque, claro, a ti un raspado de útero no te lo harán nunca. Pero querría verte si te forzaran a operarte en condiciones mugrientas sin poder recurrir a un hospital, so pena de cárcel. Tu vitalismo de la "integridad del vivir" es como mínimo fatuo. Que estas cosas las diga Pasolini, no me asombra; de ti creía que sabías lo que cuesta y qué responsabilidad exige hacer vivir otras vidas. También la primera parte de tu artículo sobre hijos incurables me parece de una grave superficialidad, dando por descontado una sacralidad de la vida en todas sus formas que no significa nada, que acaba por disminuir el heroísmo de tantos casos que conozco de vidas sacrificadas por hijos mongoloides o paralíticos.
Lamento que una divergencia tan radical sobre cuestiones morales fundamentales venga a interrumpir nuestra amistad.
Gracias. La carta de Calvino refleja exactamente de una manera que yo sería incapaz de resumir, absolutamente todo lo que yo pienso sobre este tema.
ResponderEliminarEl problema de Calvino (y tuyo por ende) es que echa el aborto en el saco de la anticoncepción, y no en el saco del infanticidio. A partir de ahí todo su razonamiento se va al caño.
EliminarMás tolerante, al parecer, que Calvino, yo espero que una divergencia que se me presenta como bastante radical sobre esta fundamental cuestión moral no venga a interrumpir nuestra amistad. Pero su carta refleja exactamente la clase de consideraciones y de argumentos sobre la regulación legal del aborto que más repugnantemente cínica me resulta. Desde el inadmisible argumento de autoridad -"claro, a ti un raspado de útero no te lo harán nunca"- hasta el "en el aborto quien es masacrado, física y moralmente, es la mujer", que considero la peor clase de mentira: la que utiliza una verdad obvia para esconder otra, igualmente obvia pero que se ha decidido no ver. En este caso, que en el aborto quien es masacrado físicamente es el feto.
ResponderEliminarPor desgracia, en España los grupos antiaborto líderes, como los de Hazteoír, hay apoyado ese victimismo infame. Es como si dijéramos que un violador de callejón es "víctima" por tener que practicar el sexo en el pavimento y no en un confortable hotel.
EliminarVanbrugh: Breve matiz (ahora no tengo tiempo para extenderme; ya lo haré esta noche). Te hago ver que para Calvino el feto no es persona y, consecuentemente, no procede afirmar "quien es masacrado es el feto" sino, en todo caso, "lo que es masacrado es el feto". No es justo acusarle pues de mentiroso, sino simplemente de que no comparte lo que para ti es obvio: que el feto es persona.
ResponderEliminarCalvino murió en 1985. En esa época no existía el ultrasonido 4D ni se había descifrado el código genético humano. Él tiene el pretexto de la ignorancia (propia de los tiempos) para explicar su barbárica postura. En el siglo XXI ya no hay pretexto.
Eliminar"Traer un niño al mundo tiene sentido sólo si ese niño es deseado consciente y libremente por sus padres. Si no, es un acto animalesco y criminal. Uno se convierte en ser humano no sólo por la convergencia causal de ciertas condiciones biológicas, sino a través de un acto de voluntad y amor de otros. Si no, la humanidad se vuelve —como en gran parte ya es así—una madriguera de conejos. Pero no una madriguera "agreste" sino de reproducción "en batería", en condiciones de artificialidad, con luz artificial y forraje químico.. Lo subscribo de pe a pa
ResponderEliminarYo tampoco considero que el feto sea una persona, por eso, en cambio, estoy contra la pena de muerte.
Tú, en cambio, Vanbrug, sí lo eres, persona, digo, y además apreciada por mí.
Aborto es pena de muerte contra un inocente.
Eliminarhttp://www.lansky-al-habla.com/2014/01/mi-pesimismo.html
ResponderEliminarVeamos, Miroslav: para mí no es obvio que el feto es persona. Ser o no persona es, no solo para el feto, una estipulación jurídica, no un dato de la naturaleza. Es persona quien el Derecho, convención artificiosa y variable, dice que lo es. Si el Derecho dice que el feto no es persona, el feto no es persona. Esto es fácil de aceptar y de entender, y no tengo ningún problema con ello.
ResponderEliminarLo que en cambio no me resulta fácil de entender ni de aceptar es que una convención de este tipo le baste, ni a Calvino ni a nadie, para obviar lo que sí es un hecho de la naturaleza: el feto, ser vivo, y el horror objetivo que a mi juicio supone su destrucción. Me da exactamente igual que, a propósito del feto, se diga "lo que es masacrado" o "quien es masacrado". Es precisamente ese mecanismo de querer ocultar tras convenciones jurídicas, o tras palabras igualmente convencionales, los hechos reales lo que me parece una mosntruosa, en este caso criminal, hipocresía. Es precisamente la postura de quien cree que basta decidir -muy legítimamente, desde el punto de vista jurídico- que un feto no es persona, o que basta llamarlo -muy legítimamente, desde el punto de vista lingüístico "lo que" en vez de "quien", para que pase a ser legítimo desde el punto de vista ético, acabar con él, la que me parece repugnantemente cínica.
Lansky, te agradezco que hagas explícito tu aprecio, visto que este asunto parece ser un escollo en el que han naufragado aprecios y amistades similares. También tú eres, como creo que sabes, muy apreciado por mí, y por mi parte nada de lo que opines a propósito de este ni de ningún otro asunto va a variar eso, al contrario de lo que, al parecer, le pasó a Calvino con Magris. Dicho lo cual, yo suscribiría íntegras las palabras de Calvino que citas si no hubieran sido dichas para defender la muerte del niño no deseado consciente y libremente por sus padres. Pero como las dijo exactamente para eso, sus hermosas palabras me repugnan muy profundamente, lo siento. Y me parecen, con permiso de Miroslav y como ya dije antes, la peor y más cínica de las mentiras, la que utiliza una verdad obvia para esconder tras ella otra verdad cuya posible obviedad estorba.
Vanbrugh, dices: "yo suscribiría íntegras las palabras de Calvino que citas si no hubieran sido dichas para defender la muerte del niño no deseado consciente y libremente por sus padres", Bien, yo no veo la muerte de ningún niño por ninguna parte en las palabras que ambos citamos de Calvino
ResponderEliminarClaro, probablemente por eso no te repugnan. Yo sí la veo, por eso me dan tanto asco.
ResponderEliminarNo quedaba todo dicho al afirmarse que los dilemas Morales que implican creencias y emociones no se pueden resolver racionalmente (Lansky)?
ResponderEliminarCefi: digo que no se pueden resolver sólo racionalmente. Nuca está en estos debates
ResponderEliminar...todo dicho
ResponderEliminarNos pongamos como nos pongamos, bajo cualesquiera condiciones que establezcamos, nos repugne más o nos repugne menos, el aborto va a seguir existiendo. La cuestión es: ¡Lo prohibimos! Ea, resuelto el problema. Sin embargo, ahora una señora aborta y es descubierta, ¿qué hacemos con ella? Lo mejor, a mi juicio, sería fusilarla, así evitamos que vuelva a cometer su delito, ya sabemos que quien peca una vez...
ResponderEliminarCon la que está cayendo en el mundo, en un campamento de refugiados sirios acaban de morir treinta y tantas personas de HAMBRE, DE HAMBRE. ¡Seres humanos formados hechos y derechos, seres humanos sentientes!, por poner sólo un ejemplo, con la que está cayendo digo y, mire usted, va a repugnarnos, precisamente, la destrucción de un feto, que nadie, ni el más listo, sabe si llegará a vivir fuera del seno materno.
En este mayo de 2019 el gran legislador texano Tony Tinderholt sí acaba de proponer la pena de muerte para la mujer que aborte. Hace pocas décadas, en la Francia de Vichy, se les mandaba a la guillotina. Civilizaciones tan avanzadas como asirios y aztecas también castigaban con pena de muerte a la mujer que abortara.
EliminarAsí soy de raro, de absurdo y de inexplicable, sí, Molón. Con la que está cayendo, con miillones de personas muriendo de hambre, con terribles y tremendos problemas agobiando a la humanidad, y a mí sigue gustándome follar, leer evasión, ver atardeceres y comer bocatas de chorrizo. Y sigue repugnándome que se destruyan fetos humanos. Soy realmente imposible, lo sé. Qué hombre este.
ResponderEliminar(Nos pongamos como nos pongamos, bajo cualesquiera condiciones que establezcamos, nos repugne más o nos repugne menos, el asesinato va a seguir existiendo. Los malos tratos van a seguir existiendo. La tortura va a seguir existiendo. La expolotación y la injusticia van a seguir existiendo. Como, evidentemente, prohibir todas estas cosas no va a acabar con ellas, es tontería hacerlo. Cómo no había caído antes en ello, siendo como al parecer es evidente).
ResponderEliminarBueno, Vanbrugh, no dices nada de mi proposición: Fusilamos a la dama y todos tan contentos.
ResponderEliminarAhora, claro, si comparas la DESTRUCCIÓN de un feto (yo no me ando por las ramas) con el asesinato de un ser humano, los malos tratos, etc., pues entonces nada, qué podemos discutir.
En cualquier caso, no abortes tú (lo digo sin coña, ya sé que eres un hombre), si tanto te repugna, pero ¿por qué me prohíbes que pueda abortar yo? Te aseguro que yo no voy a obligarte jamás a hacerlo.
No digo nada de tu proposición, no. Podría decir que fusilar a la dama es, evidentemente, el corolario ineludible de mi postura, que no se explica sin ese fusilamiento. Yo no lo hacía explícito porque no me parecía necesario, pero rápidamente tú te has dado cuenta de que mi razonamiento no se sostiene sin el remate lógico de que debe fusilarse a las mujeres que abortan, y has hecho bien en hacerlo notar, por si alguien no se había dado cuenta. Sí, sí, fusilémoslas. En eso viene a resumirse mi postura sobre la cuestión, muy cierto. Qué sagacidad, la tuya.
ResponderEliminarAhora, claro, si a ti no te parece comparable la destrucción de un feto humano con el asesinato de un ser humano, los malos tratos, etc, pues entonces nada, qué podemos discutir...
Tu última frase está también llena de lógica. Igual podrías decirme: si tan mal te parece robar, no lo hagas tú, pero ¿por qué me lo prohibes a mí? Yo nunca voy a obligarte a que robes... Y tendrías también mucha razón. Me confieso vencido por tu luminoso modo de razonar.
Sólo me habían impresionado más, en cuanto a razonamientos irrebatibles, los de ese ilustre pensador cuyo esclarecido monólogo ha colgado Miroslav al final del post.
En cuanto a la carta no sabía que Calvino le daba a la humanidad ese carácter de plaga: “La humanidad como madriguera de conejos, reproducción en batería…”
ResponderEliminarSi lo que dice la carta fuese cierto, la humanidad se vería reducida a unos pocos ejemplares.
“En el aborto quien es masacrado, física y moralmente, es la mujer”. Puro cinismo.
Tengo la impresión que los niños vienen al mundo, a España en este caso, porque no ha habido otra solución, despreciando que hoy en día es posible desconectar los procesos que tienen que ver con el sexo y la reproducción. En una sociedad con el potencial contraceptivo que tenemos este asunto se controla si se quiere. Para mí, eso sí es revolucionario.
Como suele pasar y hemos visto en los posts previos (me sumo a las felicitaciones), el debate ha sido reducido a la cuestión jurídica y política sin tener en cuenta las implicaciones éticas que hay, que no religiosas. Tan es así, que es el derecho el que parece que crea el principio a través de todas estas convenciones externas, como los plazos, la consideración jurídica de persona, etc. La ley no crea el principio, los principios son previos al derecho y el derecho debe ayudar a articularlos a través de las normas.
Para mí la importancia está en ver cuáles son las implicaciones éticas del aborto. Hoy en día se tienen criterios para saber cuándo empieza la creación de un organismo con identidad propia y separada de la madre. Si la vida debe ser un bien protegible y tutelado o no. Si cabe hablar de plazos en el proceso de desarrollo humano cuando todo el curso es necesario para la consecución de un individuo adulto o si no, y si es sí dónde se establece el corte y en base a qué criterios y no como ahora que es una pura arbitrariedad (14, 18, 20, 24 semanas dependiendo del país… europeo), etc. No sé, la bioética debería hablar en relación a la intervención de la vida y no sólo el Derecho que parece que sepa medicina.
Vale, Vanbrug: sigues sin contestar a qué hacemos con la mujer que aborta.
ResponderEliminarYo te prohibiré a ti que robes porque puedes robarme a mí, exactamente el mismo motivo que tienes tú para prohibírmelo a mí.
Y es mi última intervención sobre este asunto. Choca y choca profundamente que seamos hombres los que, una y otra vez, pontifiquemos (y condenemos) sobre algo que jamás estaremos en la situación de decidir si lo hacemos o no.
Si tú embarazas a una mujer, entonces estás psicológicamente embarazado. Y si tú admites que esa mujer aborte a tu hijo, tú eres tan criminal abortista como ella.
EliminarMolón Lo suyo no es más que una pregunta saducea. Ahora le pregunto yo:
ResponderEliminar¿Qué hacemos con una persona que roba?
Vanbrugh: De acuerdo, cómo no, con que el feto es un ser vivo. No tan de acuerdo con tu juicio de que la destrucción del feto es un "horror objetivo". En primer y menor lugar, porque se me antoja difícil calificar con rigor algo de horror objetivo, porque el horror es una percepción subjetiva, una emoción individual. Como mucho, podría admitirte que algo (el aborto, si quieres) es un horror (u horrible) para una inmensa mayoría de los individuos, hasta para la totalidad, pero aún así su "horribilidad" (palabra horrible que, sin embargo, está en el DRAE) no es cualidad de la cosa –no es objetiva– sino de la percepción de la cosa por el sujeto (subjetiva). Esta precisión (que confío que no la juzgues sofista, porque no pretendo hacer trampas) me parece importante porque lleva el asunto al terreno de los juicios morales subjetivos e invalida tu acusación de hipocresía a quien oculta tras convenciones jurídicas un acto horrible. Porque, para que exista tal hipocresía, el presunto hipócrita tiene que considerar, como tú, que matar a un feto es un horror. Haylos, desde luego, y a alguno he conocido hace ya bastantes años. Pero ese tipo de gente no me interesa y no quisiera que basaras en ellos tu argumentación, porque eso sería descentrarla. Para zanjarla, te diré que también a mí me parecen repugnantes quienes, considerando que es un horror matar a un feto, se legitiman mediante convenciones jurídicas.
ResponderEliminarSin embargo, cuando yo te decía que para Calvino el feto no era persona, trataba de señalarte que no es que se estuviera apoyando en convenciones jurídicas (de hecho no aludí para nada a ello; tu solito te han montado el contra-argumento), sino que, al margen de éstas, creía honestamente que no es una persona, que no es un ser humano. Naturalmente, Calvino no estaba pensando en el feto de nueve meses a punto de nacer (ni nadie lo hace en este asunto), sino en el de unas semanas (6, 14, hasta 22 según las leyes españolas). Para él, supongo yo, ese embrión sería sin duda un ser vivo y un proyecto de persona, pero estoy convencido de que no consideraría su destrucción como un "horror", igual que muchas personas honestas hoy en día no lo consideran. En mi opinión, la calificación de horrible para el aborto es una conclusión lógica de dos premisas y ambas pertenecen al ámbito de las creencias personales: primera, que matar un ser humano es horrible; y segunda, que el feto es un ser humano (no un ser vivo, ni siquiera un proyecto de ser humano). La primera supongo que es aceptada por una inmensa mayoría de la población (aunque permíteme que dude que con carácter de "universal"); la segunda, en cambio, no. Ambas, en el fondo, están íntimamente re-lacionadas con creencias religiosas trascendentes de las que deriva la concepción de la "sacralidad de la vida humana", pero prefiero no meterme por esa senda.
Anónimo: Calificar sin más de "puro cinismo" la frase de Calvino "en el aborto quien es masacrado, física y moralmente, es la mujer" me parece como mínimo aventurado y, según para quién, hasta ofensivo. Has de tener en cuenta que esa frase está escrita en un tiempo en el que el aborto era ilegal en Italia y los muchos que se realizaban eran en unas condiciones, si no mugrientas como escribe Calvino, casi. He vivido muy íntimamente lo que significó ese proceso para una mujer muy cercana y, desde luego, sin entrar a discutir la pertinencia del adjetivo (al fin y al cabo, Calvino era un escritor y exprimía las palabras para cargarlas del mayor significado), fue todo lo contrario de una experiencia frívola y sin secuelas anímicas, como parece que insinuó Magris (y ahora también tú).
ResponderEliminarNada que objetar a que hoy en día disponemos de unos recursos contraceptivos que deberían hacer inútil muchísimos abortos (no todos). Obviamente –alguien ya lo apuntó en alguno de los posts anteriores– lo ideal sería fomentar una verdadera educación sexual, enseñando en efecto la separación entre sexo y concepción. Sin embargo, no es casual ni inocuo en el asunto del debate, que quienes más se oponen (directa o indirectamente) a "enseñar" sexo a los chavales (y explícita o implícitamente –lo que es más dañino– más contribuyan a "ensuciarlo") sean en gran proporción los mismos que defienden que el aborto es (siempre) un acto moralmente repugnante, el asesinato de un niño.
Finalmente, creo que es ingenua esa pretensión tuya de que existen unos "principios" previos al derecho. La historia de nuestra especie demuestra tercamente que no es verdad, que lo que hay son creencias, sistemas de valores, llámalo como quieras, a las que –efectivamente– responden más o menos el conjunto de normas jurídicas de cada época. Hasta hace relativamente poco en términos históricos esta cuestión de si el feto es un ser humano dejaría indiferentes a los individuos y no descartes que en no demasiado tiempo vuelva a ser así. Pero es que lo mismo te digo del constitucional "derecho a la vida". En cuanto a que la medicina aporte luz en este debate ... ¿sobre qué? La gestación humana –como la de cualquier animal de reproducción sexual– es un proceso continuo y cualquier señalamiento "objetivo" de un hito en el desarrollo será siempre convencional. La única solución que se me ocurre (aquí me pierde mi educación cristiana) es que supiéramos en qué momento preciso el feto recibe el alma.
Imaginemos que un violador amagara a sus víctimas con un cuchillo y las condujera a un callejón oscuro y maloliente, y alguien abogara por ese señor aduciendo que él sufrió física y moralmente por no haber tenido sexo en un hotel de lujo. ¿No sería cinico?
EliminarPoco tengo que añadir a la discusión entre Molón Suave y Vanbrugh, salvo sugerir a ambos una solución que me parece más equitativa para la mujer que aborta: se la esteriliza y ya está. En esa línea (muy del gusto de la cultura islámica y no hace demasiados siglos de la cristiana), al ladrón, obviamente, hay que cortarle la mano, al violador ya saben qué, etc, etc.
ResponderEliminarHace unos días, en México, la legisladora mexicana Sonia López Cardiel sugirió algo parecido.
EliminarEn los siglos XIX y anteriores había gran cantidad de ciudadanos honrados, excelentes personas, honestamente convencidos de que los negros no eran personas, ni seres humanos, y para los cuales, por tanto, la esclavitud no era ningún horror. Me inclino, incluso, a creer que esa postura, durante mucho tiempo, fue aceptada por gran parte de la población. Esa percepción suya lleva el asunto de la esclavitud al terreno de los juicios morales subjetivos, y me impide calificar de hipócritas a quienes así pensaban. No lo haré pues, ni lo haré tampoco con Calvino y quienes comparten sus opiniones sobre el nasciturus y su eliminación. No son cínicos ni hipócritas, vale. Solo tienen creencias, tan legítimas como convenientes. Pero mi intransigencia hace, sin embargo, que sus opiniones sobre el aborto, como las de quienes no pensaban que los negros fueran seres humanos ni la esclavitud horrorosa, no me resultan, por ello, ni un poquito más de simpáticas ni de aceptables.
ResponderEliminar(Aunque no siendo, como no soy, plantador de algodón, ni dependiendo mi subsistencia del rendimiento de una plantación, probablemente no tenga derecho a opinar sobre el asunto).
A mí sí me gustó esta analogía: "Aunque no siendo, como no soy, plantador de algodón, ni dependiendo mi subsistencia del rendimiento de una plantación, probablemente no tenga derecho a opinar sobre el asunto". Ja, ja, ja... Es una ironía contra el victimariocentrismo.
EliminarSi es que no es irónico, te diré que estoy plenamente de acuerdo con lo sustancial del primer párrafo de este último comentario. Ciertamente, muchas personas (en el siglo XIX ya eran minoría, sin embargo) pensaron que los negros no eran seres humanos y, desde luego, la esclavitud no les parecía un horror. Pero es que la esclavitud tampoco les parecía un horror a muchas personas anteriores en el tiempo. Como hoy en día, a muchas personas no les parece un horror el sistema económico financiero y participan en él ("invirtiendo" en bolsa, por ejemplo) sin ningún problema de conciencia (yo, por ejemplo, sí los tengo).
ResponderEliminarCreo, en efecto, que es erróneo calificarlos de cínicos o hipócritas. En cuanto a tu obviamente irónica concesión de que "sólo tienen creencias, tan legítimas como convenientes", pues te diré que lo serán depende de para quién (sin duda, no para el nasciturus, si aceptamos que para cualquier "ser" es mejor ser que no ser, lo cual también es discutible). Nuevamente eres irónico al imputar a tu "intransigencia" que esas opiniones no te sean simpáticas ni aceptables; basta con que lo hagas a tus "creencias", que también podríamos calificar de legítimas y convenientes.
En cuanto a tu párrafo entre paréntesis –y dejando claro que no he negado el derecho a opinar a quienes afortunadamente no podemos abortar– no termina de convencerme la pertinencia de tu analogía.
Vanbrugh, yo respeto tus opiniones, faltaría más, pero tu uso indiscriminado de analogías irónicas descontextualizadas en el tiempo (esclavitud, homicidios etc.), me parecen dialécticamente tramposas. El aborto es un horror, nadie es partidario de él, las mujeres menos que nadie, pero el nacimiento de un niño no deseado ¿es mayor o menor horror para el niño nacido y la madre biológica que un aborto? ¿tú lo sabes?. El aborto no debería ser un método anticonceptivo más y de hecho es un trauma para la madre, físico y psicológico, debería sustituirse por métodos anticonceptivos que desvinculen de una puñetera vez eficazmente la reproducción del sexo. Pero el aborto existe (no como el asesinato, siempre ‘recriminable’ para mí salvo en defensa propia) y confieso que prefiero que se legalice para evitar las lamentables condiciones clandestinas en que en cualquier caso se producirán si se prohíbe. Así entiendo el aborto y su regulación. No es tanto un derecho de la madre, que también (bajo ciertas limitaciones, pareciéndome mejor los plazos que los supuestos, porque no hay ningún supuesto que contemple “no quiero tener ese hijo, no quiero hacerme cargo de él ni quiero que nazca y otros se hagan cargo de él), como una forma de ‘humanizar’ (le pongo comillas, aunque no sé por qué) algo que está ahí. Por cierto, la esclavitud, si lees Adam Smith desapareció por motivos antes económicos (la superioridad rentable para el patrón y el capital de un trabajador asalariado sobre un forzado) que éticos, aunque el clima cultural antiesclavista ayudara.
ResponderEliminarTu problema es que consideras que el nacimiento o surgimiento de un ser humano es el parto, y no es así. En realidad, el ser humano nace dentro del útero y no al abandonarlo. Si a la persona feto se le concedieran nombres, apellidos y documento de identidad, sería más fácil captar esa realidad.
EliminarLo voy a decir de otro modo más ramplón: estoy convencido de que es una sociedad mejor, más humanitaria, más compasiva, menos hipócrita y menos propensa a jugar con las dobles morales, la que regula el aborto que la que lo prohíbe y lo convierte en delito salvo supuestos tan demenciales como los que enumera la Ley Gallardón
ResponderEliminarTambién yo respeto tus opiniones, evidentemente, Lansky, pero no las comparto. Por ejemplo, no creo que mis analogías sean irónicas -no pretenden serlo-, que se refieran a épocas distintas no me parece que las "descontextualice" y no creo en absoluto que sean tramposas. Al contrario, me parecen muy pertinentes y muy ilustrativas, por eso las uso. No me das en apoyo de tu opinión ningún argumento que me haga cambiar la mía.
ResponderEliminarPor los mismos motivos que expone hoy Números en un post al respecto, también yo pienso que la común afirmación de que "nadie es partidario del aborto" es una bobada, esa sí que tramposa, en mi opinión. Claro. Ni del aborto ni de la operación de apendicitis. Nadie escoge que le operen de apendicitis como forma agradable de pasar la tarde del sábado. Salvo, claro, los que padecen apendicitis y no quieren morirse de peritonitis, que son, lógicamente, fervientes partidarios de la operación. Y salvo las enmbarazadas que no quieren continuar con su embarazo, que son partidarias del aborto y por eso se lo hacen practicar.
Nadie se opera de apendicitis por gusto, y nadie aborta por gusto, evidentemente. Pero eso no permite decir que nadie es partidario del aborto, como tampoco se puede decir que nadie es partidario de la operación de apendicitis.
Ni yo ni nadie sabe si es mayor horror el aborto o el nacimiento de un niño no deseado. No es algo que pueda saberse. Pero sí algo sobre lo que puede opinarse. Y yo opino que el aborto es un horror mucho mayor que el nacimiento de un niño no deseado. Con al menos tanto fundamento y tanto derecho como puedas tú opinar lo contrario.
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EliminarEs truculenta la frase "ninguna mujer aborta por gusto", ya que todas las mujeres abortan por gusto, por dos gustos: el gusto de la lujuria y el gusto del ahorro.
EliminarNinguna mujer goza del acto abortivo en sí, pero sí goza del sexo que produjo al hijo embrionario, y de vivir años sin preocuparse por los gastos que implicaría su crianza.
En efecto, nadie es partidario de la operación de apendicitis pero a veces no queda otro remedio que practicarla; lo mismo con el aborto. ¿Qué no es lo mismo un apéndice que un embrión de unas pocas semanas? No, no es lo mismo
ResponderEliminarEn la operación de apendicitis, se produce una muerte si no se practica.
ResponderEliminarEn el aborto, se produce una muerte si se practica.
No, no es exactamente lo mismo.
Estoy totalmente a favor del aborto si se trata de la pastilla del día después, aunque destruya brutalmente al feto, y totalmente en contra de practicarlo cuando se hayan producido las primeras contracciones preparto, aunque el niño no sea deseado por su madre.
ResponderEliminarLa pastilla del día siguiente no destruye a ningún feto, puesto que actúa evitando que el óvulo baje y se una con el espermatozoide. Es un anticonceptivo.
EliminarY en países como Canadá sí es legal matar al niño cuando está a punto de ser parido. Hay que cambiar esas leyes criminales.
En una aborto se produce la muerte de un embrión, sí.
ResponderEliminarĀtman ¿Y entre medias?
ResponderEliminarDe las entre medias es de lo que hay que hablar.
ResponderEliminar[Miros, permíteme meter esta cuña ya que sobre el aborto pienso como decía mi cuñado en la carta que reproduje. Ninguna mujer aborta porque sí y debe suponerle un trauma cuando cree que debe hacerlo.
ResponderEliminarMi señor padre, bibliófilo, un hombre muy cultivado y conocido en ese mundillo SE ESCRIBÍA CON ITALO CALVINO. Recuerdo muy vagamente que ambos lo hacían a mano, con estilográfica y muy respetuosamente.
Esas cartas pasaron a manos del primogénito - mi hermano mayor - que al fallecer pasaron a mano de su hijo. El tipo (44 años aprox.) vive en Suiza porque de allí era su madre y aalá volvió y se casó.
Es muy familiar y cariñoso, pero en un par de ocasiones le preguntado por esa correspondencia y me responde que no tiene ni idea... Que buscará. ¿No es una pena y una sensible pérdida?]
Apareceré como anónimo porque hoy he vuelto a perder el rumbo internético.
Soy GRILLO
Bien, seguimos sin decir qué hacemos con la mujer que aborta, cuando el aborto está prohibido.
ResponderEliminarY no es una pregunta saducea, no. Con el ladrón, el asesino, el violador, el defraudador, etc, ya sabemos qué hacer, lo dice la ley. De la mujer que aborta la ley no dice nada, por eso tengo un vivo interés en que alguien proponga de manera explícita qué hacemos con ella.
En El Salvador, una mujer que aborte puede pasar treinta años tras las rejas. No veo tan mal esa opción, por lo menos para las reincidentes.
EliminarMolón Suave: La ley si que lo dice: NADA.
ResponderEliminarGrillo: Sería una pena que se perdieran esas cartas y no sólo por ser de Calvino. A mi "chismoso" interior le encantaría saber de qué hablaban un bibliófilo español y uno de los escritores del siglo pasado que más me gusta y respeto. Insiste con tu sobrino, a ver si las encuentra.
ResponderEliminarMiros,
ResponderEliminarYa he hablado con mi sobrino suizo muchas veces de ese asunto. Cuando viene a Madrid para en mi casa. Le explico lo importante de esa correspondencia pero dice , y le creo, que ni las encuentra ni recuerda siquiera haberlas visto. Cuando falleció su padre se hizo llevar al cantón donde vive con su mujer todo un contenedor lleno de cosas. Una verdadera lástima. Otras cosas sí que las guarda con mucho orgullo, (pero eso de las 'letras' no es lo suyo.
No sé de qué pudieran hablar Calvino y mi padre en aquella breve correspondencia. Mi padre era Nació con el siglo y 30 años mayor que Calvino (según acabo de ver en la Wiki)
Seguro que de política y de literatura o tal vez de Arte; porque mi padre pertenecía a la Sociedad Española de amigos del Arte y era también socio del Ateneo de Madrid con un número muy bajo, muy antiguo.
Nosotros éramos unos niños y él, por su parte, muy poco dado a alharacas sociales ni presunciones.
Ya conté en un post que en guerra visitaba a Baroja en su piso de c. Zorrilla. Le llevaba tabaco, cuartillas de papel y una chalina de lana que le tejió mi madre. Dice que se peleaban porque don Pío tenía muy mala leche, (siempre en la camilla de brasero con la boina calada.)
Tampoco yo lo digo presuntuosamente, porque NADIE tiene mérito ni demérito por donde ha venido a nacer casualmente.
Grillo
Molón: Que una madre aborte en la última semana de gestación, por ejemplo, sin que exista ninguna razón de fuerza mayor, para mí, no sería diferente a cualquier otro asesinato, por tanto: que se le aplicara la legislación prevista para los casos de asesinato. Y si fuera cierto lo que decís sobre que el supuesto no está previsto en el código penal, me causaría gran perplejidad.
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EliminarEn España, a una mujer que aborte fuera de plazo sólo se le castiga con una ridícula multa. Es que el feminismo pesa mucho en ese país.
O confundís con los nombres o en este debate no hay mujeres . Me encanta la pluma de Calvino , aunque abunde el dramatismo en esa carta . El aborto , es una cuestión personal que compete a la decisión de la mujer. La sociedad está obligada a que se realice la interrupción del embarazo sin mayores consecuencias , que las del riesgo que conlleva una intervención sencilla .
ResponderEliminarUna sociedad civilizada debe dificultar, y no facilitar, la toma de decisiones criminales. Y el aborto es la más criminal de todas las decisiones.
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