Robert Owen |
Robert Dale Owen (1801-1877), segundo hijo del famoso Robert Owen (Dale era el apellido de Caroline, la madre, hija del propietario fabril de New Lanark donde Owen desarrollaría su socialismo utópico; que no fue tan utópico porque en 1832 ya había en el Reino Unido unas 500 cooperativas, la fórmula que inventó como alternativa viable al sistema capitalista).
New Harmony, pequeña ciudad en Indiana que fue fundada a principios del XIX por los harmonitas, una sociedad teosófica de alemanes desplazados a los USA. En 1925, Robert Owen la compra para construir allí una comunidad socialista, experimento que no llega a cuajar, disolviéndose en 1829. Robert Dale acompaña a su padre a América y se ocupa, entre otras cosas, de la revista de New Harmony.
Frances (Fanny) Wright |
A Frances Wright (1795-1852), escocesa, lo de ir en contra del pensamiento establecido también le venía de familia. Al igual que Robert Dale, hija de padre industrial de ideas radicales (amigo de los revolucionarios franceses), pero éste (y su madre) murieron siendo ella muy niña. También ella acabaría estableciéndose en los Estados Unidos, aprovechando que acompañaba a un anciano Lafayette en la famosa visita que hizo invitado por Monroe para conmemorar los cincuenta años de independencia. Ya había oído hablar de New Harmony y allí fue; en el número de octubre de 1925 en la revista de Robert Dale se publica un ingenuo artículo suyo: "Un plan para la abolición gradual de la esclavitud en los Estados Unidos, sin peligros ni pérdidas para los ciudadanos del Sur". De ahí a las afueras de Memphis (Tennessee), donde fundaría Nashoba, una comuna para acoger esclavos y prepararlos para la libertad (enviándolos a Liberia o Haití). Pero sobre todo fue apasionada activista de los derechos de la mujer, una feminista cuando apenas había.
Robert Dale Owen |
Los Owen han vuelto a Gran Bretaña pero enseguida Robert Dale regresa a América para establecerse en Nueva York y ocuparse de la edición del Free Enquirer, semanario socialista y anticristiano fundado por su admirada Fanny. Para el inicio de su treintena, el hombre ya tenía muy estructuradas sus ideas, y entre ellas un lugar prominente ocupaban las relativas a la igualdad y libertad sexual, como expone en su Psicología moral, el primer libro que en los Estados Unidos abogaba abiertamente por el control de la natalidad, aunque no pasara de proponer el coitus interruptus. En la primavera del 32 se casa en una ceremonia civil con Mary Jane Robinson, durante la cual declara: "No puedo despojarme legalmente de los injustos e inicuos derechos que esta ceremonia me otorga sobre los bienes y la persona de mi esposa, pero sí puedo hacerlo moralmente. Declaro aquí inequívocamente que me considero, y así deseo que los demás me consideren, carente ahora y por el resto de mi vida de cualquiera de esos derechos, reliquias bárbaras de un despótico sistema feudal, que son un insulto al buen sentido de una época civilizada y que están destinados a ser enteramente barridos por el curso del devenir".
Charles Knowlton (1800-1850) vivió toda su vida en Massachussetts. Otro hombre curioso que decidió pensar por sí mismo, al margen del estrecho puritanismo de la Nueva Inglaterra de la época. Estudió medicina y desde muy joven empezó a practicarla, encontrándose desde muy pronto con problemas legales (los primeros por llevar a cabo disecciones "prohibidas"). Sus inquietudes intelectuales le llevaron enseguida a posiciones ateas y materialistas, que plasma en su primera obra, Materialismo moderno. Por esas fechas viaja a Nueva York y probablemente conoce a Robert Dale Owen y otros librepensadores, cuya influencia puede detectarse en sus escritos. En 1832, como médico rural en la pequeña villa de Ashfield, publica la obra que le hará pasar a la historia: Los frutos de la filosofía, o el compañero privado de los jóvenes matrimonios, que reparte entre sus pacientes. En ese libro, además de explicar la concepción (bastante ignorantes tenían que ser sus paisanos), propone un método de su invención para controlar la natalidad: lavado de vagina postcoital con cierta solución química. El cura del pueblo (pastor, para ser más exactos) se enfureció y se ocupó de que lo procesaran por blasfemia y llegaron a condenarlo a tres meses de trabajos forzados. Pero el libro alcanzó una segunda y mucho más amplia edición, distribuyéndose por todos los USA y dando el salto a Inglaterra.
Naturalmente, la contracepción era de sobra conocida y practicada en el siglo XIX, si bien de forma privada, sin referirse a algo que desde luego se consideraba pecaminoso y contrario a los designios divinos que debían regir el orden social. Pero, al fin y al cabo, era un asunto de conciencia, en el que las leyes no se metían hasta que decidieron meterse. En la segunda mitad del siglo, en plena era victoriana, el puritanismo dominante pasa a la acción. En Inglaterra, al amparo de las primeras leyes sobre obscenidad (1857) se prohíben los métodos anticonceptivos disponibles (siempre les quedaría la abstinencia) y pronto les seguirían los norteamericanos, con la creación en la década de los setenta del Social purity movement que pretendía abolir la prostitución y otras prácticas sexuales contrarias a la moral cristiana, además de, entre otras cosas, oponerse a la contracepción.
Anthony Comstock |
Anthony Comstock (1844-1915) fue un verdadero fanático, obsesionado con suprimir la plaga de vicios que invadía América. Como fundador del movimiento ya citado para la pureza social (o sexual, que es lo mismo), consiguió que el Congreso aprobara en 1873 la Ley que lleva su nombre y que prohibió difundir a través del correo postal (institución para la que trabajaba) cualquier material que pudiera considerarse obsceno, incluyendo información o publicidad sobre métodos anticonceptivos. La "legalidad" de la contracepción no se recuperó hasta que este aspecto de la Ley fue declarado inconstitucional en 1936 (aunque siguió vigente en relación a otros asuntos, especialmente la pronografía). No satisfecho con su éxito legal, Comstock dedicó la vida a su patética cruzada, amargando a cuantos "viciosos" encontraba (incluso llevando a algunos al suicidio) con métodos abusivos e intolerantes; no deja de ser sorprendente que muriera tranquilamente de viejo en su casa de Nueva Jersey.
En ese clima de acoso legal e ideológico a la contracepción, hacia fines del XIX empiezan a surgir en los dos ámbitos del mundo anglosajón los primeros movimientos combativos a favor del control de la natalidad. Y en esta siguiente etapa de la historia mucho tienen que ver las mujeres (no en balde son ellas las más afectadas). Pero dejo la continuación de estos apuntes para otro día.
I shot the sheriff - Eric Clapton (461 Ocean Boulevard, 1974)
¿A que pocos saben que Bob Marley escribió esta canción –la que le haría famoso gracias a la versión de Clapton– en un arrebato de rabia personal contra el control de natalidad? Si bien la máxima estrella del reggae se casó con veintiún añitos recién cumplidos con Rita y nunca se divorciaría (tampoco vivió demasiado ya que murió con sólo 36), parece que su estado civil no fue obstáculo para tener muchas otras amantes. Se cuenta además que le gustaba lo de procrear y prueba de ello es que a los cuatro hijos con su esposa hay que sumarle otros nueve con otras tantas "novias". Una de ellas, Esther Anderson, una preciosa actriz jamaicana, no tenía ninguna gana de dejarse preñar por el cantante y tomaba regularmente las píldoras que le recetaba su ginecólogo, un tal Dr. Henderson. Los mitómanos de Marley aseguran que éste llegó a cogerle verdadera tirria al médico y lo cambió en el sheriff Brown de la canción para darse el gusto de decir que le había pegado un tiro. Colin Grant, el biógrafo de los Wailers, escribe que Esther Anderson aseguraba que en esta rabia se encuentra la explicación de los crípticos versos siguientes: Sheriff John Brown always hated me, / For what, I don't know: / Every time I plant a seed, / He said kill it before it grow (El sheriff Brown siempre me odió / El porqué no lo sé / Cada vez que yo plantaba una semilla, / Él decía: mátalo antes de que crezca).
Hay una cosa curiosa, la inmensa mayoría de los partidarios y propagandistas del control de la natalidad —nefandos para la mayoría de los fundamentalistas cristianos, sean católicos o de cualesquiera otras ramas— son a su vez filántropos, amigos de los ya nacidos, igualitarios, socialistas. Como si la defensa del no nacido y la indiferencia al nacido de la ultraderecha cristiana fueran siempre de la mano. Curioso.
ResponderEliminarHay un Owen, Richard, al que siempre he admirado mucho, paleontólogo, biólogo evolucionista e insigne anatomista comparado (hace poco una exquisita editorial asturiana editó un libro suyo antes inencontrable . Precisamente un mentor e inspirador de Darwin, el geólogo Lyell (el autor del actualismo en geología) les presentó a ambos, y Darwin le pasó los fósiles que había recogido en Sudamérica y este demostró que eran armadillos y roedores gigantes. Owen creía en la evolución de las especies, pero era hostil a la explicación de la selección natural…Hermosos tiempos aquellos. ¿Serían parientes estos Owen ‘tuyos’ y este mío? (perdón por el excurso que tiene que ver más con mis obsesiones que con tu entrada, pero al leer ‘Owen’ he salivado como los perros de Pavlov)
Lansky: Me temo que no debían ser parientes nuestros dos Owens (apellido que, por cierto, no es precisamente inusual), aunque el "tuyo" era casi de la misma edad que Robert Dale, cuatro años más joven para ser exactos. Robert Owen padre, al que conoces de sobra (el hijo lo es menos), nació Gales, mientras que Sir Richard, el biólogo amigo de Darwin, en Lancaster; también los orígenes sociales eran distintos: de más rango los del tuyo. No parece que llegaran a conocerse, pero quién sabe.
ResponderEliminarLansky: Curioso, sí ... Aunque hay tantísimos ejemplos que ya me ha dejado de llamar la atención. Esos filántropos, como los calificas, solían ser personas sensibles a la infelicidad de sus prójimos, preocupados por ayudarles, sin dejar que dogmas hipócritas impuestos por el orden social coartaran las acciones que les salían de sus caracteres nobles. Ese desembarazarse de tantos prejuicios les llevaba a pensar por sí mismos, a ser mucho más libres, sin duda. En cambio, cuando revisas las vidas y hechos de quienes tanto han abogado por imponer a los demás sus "morales virtuosas" sueles encontrarte con tipos de caracteres miserables y acomplejados. El asunto del control de la natalidad no es más que uno entre muchos en los que se cumple la que parece ser una ley de la psicología humana, que mucho tiene que ver con aquello de la paja en el ojo ajeno del Evangelio.
ResponderEliminarMás o menos de acuerdo (con tu comentario al mío), pero "uno entre muchos en los que se cumple la que parece ser una ley de la psicología humana, que mucho tiene que ver con aquello de la paja en el ojo ajeno del Evangelio.. No, uno entre muchos no, siempre les da por el sexto (y el sexo). Otros pecados capitales o de provincias, sean vigas o pajas, desde la avaricia a la gula les dan exactamente igual o incluso son francamente tolerantes.
ResponderEliminarAl hilo de los comentarios, quiero decir que puede que si nuestras únicas referencias fuesen Owen, Wright y Dale, no estaría mal asociar la filantropía con el control de la natalidad, pero resulta que el mundo desborda los límites de este post. Vaya por delante que estoy a favor de los métodos anticonceptivos, lo que no tiene nada que ver para que me parezca ingenuo asociar el control de la natalidad con la filantropía.
ResponderEliminarLa eugenesia promovida por el racismo científico se ayudaba de las técnicas de control de la natalidad para lograr puras razas. Los nazis se dedicaron con ahínco a eso, al control de la natalidad, con los resultados que ya sabemos y que me parece a mí, queda un poco lejos del amor a la humanidad. Otro ejemplo, Leon Fradley Whitney de la American Sociaty Eugenics, (1922), promovía la mejora racial de la sociedad norteamericana a través del control fino de la natalidad y todo con las mejores intenciones. Muchísimos países han tenido sus momentos eugenésicos, Suecia ha sido el último caso en desvelarse y esto con gobiernos asimilables a lo que entendemos hoy en día como izquierda y derecha y no siempre lo hacían mediante programas ocultos, sino que promovieron entre sus ciudadanos una selección voluntaria. Claro que hay otro tipo de eugenesia, la que evita que un enfermo de Huntingon traspase su enfermedad a sus descendientes o la que te permite desembarazarte de una niña si lo que querías es un niño. Esto se valora mucho dependiendo del grupo humano. Aunque también,sociedades banales te permiten abortar si lo que viene ya lo tienes repe y buscabas la parejita. Quiero decir, que en relación a los partidarios del control de la natalidad hay ejemplos a miles entre los filántropos y los misántropos.
Fuera del extremo eugenésico nazi y de estos ejemplos un poco “pasaos de rosca”, ha habido malos-malísimos que con los mismos criterios que los buenos-buenísimos, o sea, sexo sin complicaciones, han favorecido la contracepción. Pero muy “pasao de rosca” está también eso que Lansky dice: “… la inmensa mayoría de los partidarios y propagandistas del control de la natalidad, nefastos para la mayoría de los fundamentalistas cristianos, sean católicos o de cualquiera otras ramas- son a su vez filántropos, amigos de los ya nacidos, igualitarios, socialistas….”. Me parece que control de la natalidad admite muchas intersecciones terminológicas y algunas de ellas, opuestas a filántropo, igualitario y socialista.
Julia
Julia: Efectivamente, todo maniqueísmo simplificador es peligroso. No obstante, un buen indicador a este respecto de estos filántropos que cito en el post es que no pretendían imponer el control de la natalidad, sino simplemente informar y permitir el acceso al mismo. En todo caso, yo no asociaría filantropía con el control de la natalidad y bastan tus ejemplos para demostrarlo. Aún así, insisto en que estos precursores a los que me refiero sí creo que actuaban desde una empatía sincera ante los sufrimientos ajenos.
ResponderEliminarExisten ciertamente políticas autoritarias de control de la natalidad, como la política del hijo único en China, por no remontarnos a la política eugenésica nazi, que encima era incorrecta científicamente, pero yo me refería a una tendencia que se da bastante, una cierta correlación entre filantropía y permisividad ‘individual’ en el control de nacimientos. Por otra parte, en los países democráticos donde existen políticas de planificación familiar y aborto permitido bajo determinadas circunstancias -es cansado repetirlo- : a nadie se le obliga a abortar, ni a nadie se le obliga a tener un número determinado de hijos. ¿Conclusión? las políticas autoritarias, sean referidas al control de natalidad o a cualquier otro aspecto de la vida de las personas, son previas
ResponderEliminarLa eugenesia tenía una versión "positiva", que buscaba fomentar la reproducción de caracteres sanos. De hecho, era la más razonable, pues cualquier ser humano tiene genes defectuosos.
ResponderEliminarPor otro lado, en algunos países no se descartan embriones, sino los gametos sexuales que tengan los caracteres no deseados.
P.D: Una de las cosas con las que se puede sorprender a cierta gente es con el hecho de que los rastafari eran un movimiento religioso. Se creen que era una tribu urbana.
Por supuesto Miroslav, nadie discute que los tres precursores del control de la natalidad de tu post fuesen además grandes filántropos, son los comentarios posteriores los que crean la falsa impresión de que la “ inmensa mayoría lo son”.
ResponderEliminarPuse el ejemplo de la eugenesia como argumento fuerte pero no único.
Gobiernos conservadores de países democráticos como el de Margaret Thacher armonizaron estupendamente políticas económicas cuya desregulación tuvo como consecuencia un alto desempleo, la práctica destrucción de los sindicatos, la privatización de buena parte del sector público, etc., pues bien, todo esto no le impidió ver las ventajas del control de la natalidad, tan desregularizado también, que por lo que yo sé, se podía abortar en un estado avanzadísimo de gestación. Yo a la señora Thacher no la tengo como gran filántropa al igual que a su invitado y amigo huido de la justicia Pinochet.
El ejemplo de Margaret Thacher sirve para casi todos los países occidentales con democracias homologadas y que rutinariamente alternan gobiernos socialistas y neoliberales y que como no puede ser de otra manera, con criterios políticos prácticos, mantienen, promueven o mejoran, las políticas de planificación familiar libre y gratuita. Hay alguna excepción a lo que digo pero en este caso sí , la inmensa mayoría funciona con estos criterios.
Con esto quiero decir, que no solo los “chungos” a favor del control de la natalidad eran nazis, sino que por ejemplo, se puede ser chungo neoliberal en democracia para ver las ventajas del sexo no reproductivo.
En resumen, me parece que la filantropía en relación al control de la natalidad opera al margen de sus usuarios.
Julia
Lo que siempre opera al margen de sus usuarios, por definición y por emplear tu expresión Julia, insisto, es el autoritarismo.
ResponderEliminarEn cuanto a los ejemplos, los hay a montones de un u otro sentido.
Lansky, contestas con algo en lo que sí tienes razón a algo que no tienes razón.
ResponderEliminarLo que dices, no era exactamente el asunto de la polémica. Pero es que además empleas mal eso que dices es mi terminología. Tú: “ Lo que siempre opera al margen de sus usuarios, por definición y por emplear tu expresión Julia, insisto, es el autoritarismo “. Pues me parece que la definición se te ha emancipado de la realidad que planteas. El término está involucrado en otro campo. Por seguir con tu terminología mi esquema sería: El autoritarismo en relación a un conjunto de individuos no opera independientemente de éstos.
Como dices que hay ejemplos en un sentido y en otro, voy a poner uno que me viene bien:
” Los obreros prefieren el nazismo”. Conclusión empírica a los cuestionarios planteados a los obreros realizados por Erik Fromm (1930). Ante la perplejidad, claro está, del Sr. Fromm por la adhesión de los trabajadores a Hitler.
La cuestión de que la clase media llegara abrazar el fascismo fue planteada sobradamente por Adorno, la Escuela de Frankfurt, por Hanna Arendt, muy de actualidad por la película que precisamente, trata esto mismo. Por supuesto que los adhesionados al fascismo conviven con un grupo muy amplio que es el grupo sometido. La almendra es que el fascismo necesita de algo más que una élite cómplice.
Me voy a dormir.
Julia
"Lansky, contestas con algo en lo que sí tienes razón a algo que no tienes razón". Poderoso y tajante diagnóstico. Será como dices, Julia, la verdad es que creo que hace "rato" que ambos nos apartamos del tema.
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