Darkness at the break of noon
Shadows even the silver spoon
The handmade blade, the child’s balloon
Eclipses both the sun and moon
To understand you know too soon
There is no sense in trying
Shadows even the silver spoon
The handmade blade, the child’s balloon
Eclipses both the sun and moon
To understand you know too soon
There is no sense in trying
Bob Dylan, 1965
Escenario secuencial y distante frente a un pasillo largo. Muchas butacas y una sola espalda sin rostro visible. Algo de humo. Música pausada con las primeras imágenes: relojes blandos dalinianos, las manecillas en las doce (the break of noon, naturally). Excesiva luminosidad, pesada neblina amarilla resplandeciente, los relojes flotan en paisaje pantanoso de mitología gnómica que se va desdibujando, ahogándose en un pozo de luz. El aire es frío.
Intensificar la música poco a poco y estrechar el recorrido visual hasta mostrar solo un inmenso tapiz de desierto desnudo en amarillo absoluto y un cielo blanco con unos únicos sol y luna opuestos sobre el mismo eje. Cuadro totalmente plano, fondo y figura sin otro contraste que sus contornos de color, recortes huecos de una lámina de luz.
Desde el borde inferior de la pantalla, enfocado cenitalmente –peonza en escorzo–, sin mancha de sombra que refiera su posición en un espacio inexistente, un niño se dirige transversalmente hacia la línea del horizonte. Verticalmente, sobre el niño, un globo transparente –niño y globo llevándose mutuamente, flotando sin asideros–. La música altísima pero el ritmo ha descendido, acentuando la casi quietud de los tres cuerpos que van acercándose en saltos imperceptibles, discontinuos: sucesivos cuadros estáticos, triángulos equiláteros cada vez menores hasta el último dibujo: el niño en el horizonte con el globo sobre su cabeza, el globo tapando sol y luna superpuestos.
La música comienza a trepidar alborotadamente. La imagen se vuelve lienzo en suspensión, golpes sordos reverberan, vibraciones convulsas de la pantalla ... De pronto, cientos de desgarros desenfrenados la cruzan, empuñados por manos invisibles filos de plata acuchillan violentamente el cuadro. Un momento nada más. Luego, luz y música desaparecen: todo negritud y silencio.
It's alright, ma (I'm only bleeding) - Bob Dylan (At Budokan, 1979)
No hay comentarios:
Publicar un comentario