Pointed threats, they bluff with scorn
Suicide remarks are torn
From the fool’s gold mouthpiece the hollow horn
Plays wasted words, proves to warn
That he not busy being born is busy dying
Bob Dylan, 1965
Bob Dylan, 1965
El chillido de un recién nacido hace volver el rostro a ese único espectador, asustado en el instante en que fogonazos de luz inventan un nuevo escenario. La pantalla está rota, descosida en jirones arrugados, y en las paredes brillantes del teatro brotan cientos de palcos de mármol. Se escuchan los primeros acordes de una quinta sinfonía prostituida por carcajadas y aplausos. Cabezotas calvas de muchos seres grises asomándose por las barandas, sus despectivas miradas de sapo dirigidas hacia el asiento ocupado. De pronto, despegan sus labios viscosos y escupen, desde una lengua negra que serpentea entre dientes de oro, kamicaces de palabras. El hombre se arrebuja en la butaca intentando esquivar las flechas envenenadas pero una, la última, le perfora el oído. Torbellino de dolores aulladores y, cuando callan, silencio que antecede al izar del telón. Se atenúa la luz de la sala y miles de sombras bailan una danza ritual olvidada; sombras vestidas con cuerpos de mujeres sin ojos que soplan cuernos de caza. En el cerebro exprimido del hombre resuenan palabras insípidas que se repiten monocordes. Las sombras se van desvaneciendo en humo azulado pero quedan flotando las palabras, como bolas espesas de sueño.
Y poco a poco, llueven embriones palpitantes sobre las butacas, anegándolas. El hombre está entre miles de larvas que, una tras otra, comienzan a eclosionar: nacen niños llorando, gesticulando en contorsiones forzadas para desligarse de la membrana que los adhiere. Enseguida, los rostros de los niños cambian, se ensucian de arrugas, dilatan sus pieles en bolsas fláccidas; los minúsculos puños se convierten en largos dedos de hueso que rascan el tapiz de los sillones para fabricarse ataúdes. La sala es una ajetreada factoría en la que extraños seres se ocupan frenéticamente de las dos únicas tareas posibles: nacer y morir.
Ya las últimas palabras de advertencia terminan de condensarse, ya las últimas larvas explotan en nacimientos, ya las últimas criaturas concluyen sus féretros ... En un mismo humo se va esfumando la pesadilla a media luz y lentamente vuelve a caer el telón. El hombre está solo de nuevo y sus manos tensas aflojan los brazos de la butaca.
It's alright, ma (I'm only bleeding) - Roger McGuinn (Easy Rider, 1969)
"aflona los brazos de la butaca"..¿Alona= afilan?
ResponderEliminarAflojan, Lansky.
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