Parece que fue ayer. Fue en el café de la gitana con quien era la amiga de un amigo. Te sentabas con un bebé en el regazo y, sin rastro de dolor en tu mirada, hablabas desde una vida libre de cadenas. De tu boca escuché por primera vez que amor es sólo una palabra sucia.
Al otro lado del caótico escaparate los gatos maullaban al amanecer mientras yo permanecía callado. No tenía palabras que decirte, carecía de experiencia. Me escondí cuando llegó el padre de tu hijo. Seguramente pensaste que no estaba oyendo, pero te escuché cuando afirmaste que amor no es más que una palabra sucia, soez.
Me largué sin que os dierais cuenta. A partir de entonces, llevé las cosas a mi propio juego, entré y salí de otras vidas, busqué mi otra mitad, intenté disolverme hasta el fondo. Y aunque mis innumerables intentos de encontrar una puerta fracasaron, pensaba que nada era tan absurdo como creer que el amor fuera sólo una palabra malsonante.
Nunca supe a qué te referías cuando hablabas con tu hombre. Pero por fin, después de tantas noches en vela, después de tantos sagrados besos que creí eternos y se desvanecieron como humo, después de enamorarme de cientos de extraños, por fin ahora comprendo. Ahora sé que yo mismo he sido siempre que se ha puesto las trampas. Y ya no necesito que me aseguren que el amor es simplemente una palabra soez.
Es muy raro estar hoy a tu lado, después tantos años y tantas mesas de cafés. Quizá no me creas pero me siento como si estuviera mirando directamente la cara de mi maestra. Porque todo lo que he aprendido, todas las frases que me han dicho como si fueran para siempre, son todas barcos que han surcado mi mente y se han ido. No te puedo engañar, tampoco puedo decirte nada, sólo repetir lo que escuché aquel día: que amor no es más que una palabra sucia.
Los párrafos anteriores corresponden a las cinco estrofas de una canción de Dylan en traducción bastante libre. En la web oficial falta la última estrofa y además se fecha en 1967, aunque es anterior, como queda demostrado en el famoso documental Don't Look Back, que filmó D. A. Pennebaker de la gira de Bobby en Inglaterra en la primavera de 1965. Hacia el minuto 32 de esa cinta se ve a Dylan con Albert Grossman (su manager) y Joan Baez (con la que andaba medio enrollado) en la habitación del hotel. Bob está tecleando en una máquina de escribir manual (vista ahora parece antediluviana) y Joan canta la segunda estrofa de la canción que nos ocupa. La chica le dice "en cuanto la acabes, la grabo", él protesta que todavía le falta y ella se burla diciéndole que ya le ha puesto varios finales. Lo cierto es que la Baez la sacó en single en 1968 y años después, en el documental de Martin Scorsese No Direction Home(2005) cuenta que cuando Dylan la escuchó en la radio le comentó que era una gran canción, sin recordar que la había compuesto él mismo.
Gracias a Joan Baez, este tema es seguramente el más conocido del puñado de canciones compuestas por Dylan y que nunca grabó en discos oficiales. Varias de ellas –por ejemplo, Caribbean wind o Blind Willie McTell, por citar dos que a mí me parecen verdaderas joyas– las hemos podido escuchar cantadas por el de Minnessotta porque a partir de 1991 la Columbia (actualmente Sony) empezó a sacar los Bootlegs, a fin de barrer para casa y garantizar una mínima calidad de sonido a todos esos temas inéditos que circulaban en el mercado pirata desde antes de internet. Si tenemos en cuenta que bootleg es el término que se aplica a las grabaciones no autorizadas, no deja de ser paradójico que Dylan lleve ya 14 entregas, pero en fin. Así que, si bien hemos llegado a conocer muchas de esas composiciones en la voz de su autor, otras nunca –que se sepa– han sido grabadas y, entre ellas, esta Love is just a four-letter word.
Por muy poco inglés que hablemos, entendemos enseguida que el título se traduciría literalmente como "Amor es sólo una palabra de cuatro letras", lo cual funciona bien tanto en inglés como en español, aunque no en otro idiomas. De hecho, la primera vez que la escuché, allá hacia finales de los setenta, eso fue lo que pensé; bien es verdad que tampoco entendí casi nada de la letra, salvo el estribillo que se limita a repetir el título. Pues vale, pensé entonces, amor es una palabra de cuatro letras (ni siquiera presté la adecuada atención al just) ¿y qué? Mucho más tarde me enteraría de que la expresión inglesa four-letter word es un eufemismo para referirse a una palabra soez, malsonante (de fuck, el taco anglo por excelencia). Y más tarde aún me hice con la letra y entendí de qué iba la historieta que escribió un Bobby veinteañero y ha cantado innumerables veces la Baez con su atiplada y demasiado perfecta voz. Así, la canción desmitifica el amor, rebajándolo de sentimiento sublime inspirador de tantas vidas (y de tanta literatura romántica y derivados) a una mera palabra sucia, bastarda. El narrador oye la expresión de una mujer cuando todavía es un jovencito sin experiencia y se le queda grabada; vive múltiples experiencias amorosas en el afán de negar su veracidad y, al final, acaba concluyendo que sí, que el amor no es más que eso: una palabrota. Habría que preguntarle al Dylan de 74 años si, ahora que ha vivido, corrobora esa intuición del chaval provocador que él fue hace medio siglo.
Naturalmente, las mejores canciones de amor del Dylan de esa época (me refiero al periodo del 64 al 66 y a los cuatro grandiosos elepés que grabó) no están precisamente cortadas según el patrón romántico al uso. Sus heroínas son mujeres distintas y distantes -casi inalcanzables-, como las de Love minus zero/No limit, de Just like a woman o de Sad eyed lady of the lowlands. Pero, sobre todo, predominan las historias de despedidas, de fin del amor, o de relaciones erróneas, como las que se cantan en It ain't me babe, If you gotta go, go now, It's all over now, baby blue o Most likely you go your way. He de reconocer que esas letras me atraparon desde el principio. Por ejemplo, la citada It ain´t me babe me parece casi insuperable, a la que sólo se aproxima en esa temática –que yo conozca– la versión de los Zeppelin de Babe, I'm gonna leave you con la prodigiosa interpretación vocal de Robert Plant. Por cierto, hasta ahora mismo había creído que esta última (grabada en 1968) había sido inspirada por la de Dylan, pero buscando en internet me entero de que se trata de un tema de Annie Briggs, una cantante folk de los cincuenta; o sea, que puede que el deudor sea Bob.
Otra cosa que descubro mientras escribo este post es que el título Love is just a four-letter word lo plagió Dylan de un diálogo de la obra Camino Real, escrita por Tennessee Williams en 1953. En efecto, en más de una ocasión Bob ha manifestado que el autor de la gata sobre el tejado de zinc es su dramaturgo favorito, opinión que no debe despreciarse proviniendo de un tipo que, desde muy jovencito, ha devorado literatura a raudales. Por supuesto he visto muchas de las adaptaciones cinematográficas de obras de Williams (la mayoría de ellas excelentes películas), pero nunca una representación teatral ni tampoco las he leído. Si nos fiamos de los gustos de Dylan, será cuestión de empezar uno de estos días.
Love is just a four-letter word - Joan Baez (Any Day Now, 1987)
No sabía que esa expresión 'four-letter word' significa palabrota, taco, no sé si sólo en inglés americano. Lo cierto es que yo lo había intepretado como un intento de menosperciar la palabra 'amor', el desengaño cuando deja de funcionar ese sentimiento que tan alegremente pronunciamos hasta que deja de exstir y perde su sentido, con su fecha de caducidad en las relaciones. Creo que lo que distingue a Dylan de otros cantantes es que es un poeta, y de los buenos
ResponderEliminarTampoco yo lo sabía hasta hace algunos años. Parece que, en efecto, el origen de la expresión es norteamericano, pero seguro que en la actualidad la usan también los ingleses que, por mucho que renieguen, acaban incorporando las aportaciones del otro lado del charco. En todo caso, el eufemismo fue popularizado en los USA debido a la regulación que prohibía las palabras "indecentes" en los medios de comunicación.
EliminarEstoy de acuerdo con que el amor es una palabra sucia, en el sentido de que es una palabra manida, usada alegremente por todos y sobredimensionada siempre. Una canción reflexiva. Me encanta la parte en el que dice, "ahora sé que yo mismo he sido siempre el que se ha puesto las trampas".
ResponderEliminarSin duda, Babe. Ese punto de vista se repite en varios temas de Dylan, lo que no le impidió declarar en otra magnífica canción (I threw it all away) que "el amor lo es todo, el que hace que el mundo se mueva / el amor y sólo el amor, eso no puede negarse / no importa lo que pienses ..." Con Bob uno nunca está seguro de nada.
EliminarAyer vi una película llamada Inside Lewyn Davis y me acordé de tí, creo que te puede interesar sino la has visto ya, es de los Coen. La película no dice mucho pero el ambiente y la música están bien, te dejo un link para que le eches un ojo: http://blogs.elpais.com/planeta-manrique/2013/12/la-mala-baba-de-los-hermanos-coen.html
EliminarCiao y por fin es viernessssssssssssssssssssssssssss
Qué curioso, en alguna novela costumbrista española he leído yo "Le llamó las cuatro letras" como eufemismo ñoño para no decir "puta". No sé si es a este uso al que te refieres cuando dices que el título también funciona bien en español, o si aludes solo a que "amor" tiene la misma cantidad de letras que "love". Pero me sorprende que lo de "las cuatro letras" se use en los dos idiomas para aludir a palabras malsonantes. (También he visto, curioseando por Internet, que en algún país sudamericano se usa como eufemismo para "pene").
ResponderEliminarLa canción se la había oído a Joan Baez hace muuuchos años, en algún disco prestado, y me ha encantado reencontrarla. Ni idea de que era de Dylan, claro.
Me refería simplemente a que love y amor tienen cuatro letras. Ciertamente también hay varios tacos en español de cuatro letras pero creo que menos que en inglés, idioma en el que éstas suelen ser monosilábicas (no así en el nuestro).
EliminarNo conocía el empleo de la expresión en la literatura española, pero por lo que cuentas más parece una ingeniosa aportación del autor que un uso extendido.
Me alegra traerte recuerdos de años mozos.
Según este artículo, cierta extensión si que tiene el uso
EliminarInteresantísimo artículo, me ha encantado. Y sí, ciertamente, la expresión tiene uso acreditado en el español, aunque, a diferencia del inglés, se refiera específicamente a una palabra malsonante concreta.
EliminarMe hace mucha gracia esta entrada, porque en Twitter he hecho amistad con un filósofo que suele usar avatares de Dylan, pues le encanta. Asimismo, reflexiona sobre el modo en que usa la gente las palabras, muy en especial los contestatarios de Twitter, casi siempre llegando a la conclusión de que la gente habla por hablar sin tener ni idea. ¡Qué semblanza!
ResponderEliminarHablar por hablar, según en qué medio y contexto, no está mal. Aunque, en efecto, las redes sociales no me parecen el mejor foro. Quizá por eso no me atrae nada twitter.
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