La actividad sexual, esa acción consistente en que dos individuos se juntan para darse placer mediante determinadas prácticas, es obviamente consustancial a nuestra especie (y a todas las de reproducción sexual); es algo tan normal e imprescindible (para la especie) como cualquier otra función biológica: comer, dormir, respirar, defecar ... Sin embargo, a diferencia de cualesquiera de esas otras acciones, la de mantener relaciones sexuales no tenemos muy claro cómo llamarla, al menos en nuestro idioma; es más, me atrevo a sostener que no hay una palabra específica asumida por todos, equivalente a comer, por ejemplo. Y no se me diga que al contrario, que en español (con todas sus variantes regionales) hay infinidad de términos para referirse a ella, porque justamente esa abundancia, hecha en su mayoría de metáforas más o menos ingeniosas e incluso hilarantes, es una prueba de la debilidad expresiva que adolecemos al respecto. Respóndaseme a la siguiente pregunta: hablando ante un auditorio en el que no todos son amiguetes de confianza (dando una conferencia, por ejemplo), ¿cómo decimos que dos personas mantienen relaciones sexuales? Pues así, en efecto, creo que no hay otro modo, que no podemos usar una palabra específica, pese a que se supone que para referirse a ese actuar contamos con multitud de vocablos en nuestro idioma.
Descarto, por supuesto, todas las combinaciones de varias palabras, desde la que, a mi juicio, es la más precisa –Tener relaciones sexuales– hasta la más cursi amén de inexacta –Hacer el amor–. Esta última, sin embargo, es probablemente la más empleada en el lenguaje políticamente correcto, exportado desde la Inglaterra victoriana y la Francia de la Belle Epoque; el amor como redentor del pecaminoso acto sexual. En este grupo hay algunas expresiones formadas con el verbo echar, echar un polvo, un kiki (¿o quiqui?), un casquete, un caliqueño .... En todo caso, pese a lo popular que se demuestra ser, ese verbo afea en mi opinión la acción: lo que se echa es un desecho, así que como tal parecería concebirse el coito (el acto sexual, en general). Y lo digo reconociendo que echar un polvo (o polvete, en plan guasón) es locución que he empleado con cierta frecuencia. Por último, y con mayor motivo, también declaro inválidas tantas otras combinaciones de verbo transitivo y objeto directo que aluden críptica y/o jocosamente a la actividad sexual, en algunos casos mediante analogías soeces y obvias y en otros más rebuscadas y hasta elegantes. Basta buscar un poco en internet para encontrar multitud de estas expresiones, la mayoría recitadas al otro lado del charco: bambarajar la pimpirola, churrasquear la anguila, mojar el bizcocho, encamisar el pelado ...
No, necesitamos una palabra específica, ¿o acaso se imaginan que en vez de comer nos viéramos obligados a decir ingerir alimentos (tener relaciones sexuales) o, por ejemplo, festejar la barriga? Creo que en nuestro idioma ese vocablo preciso es copular que, según el DRAE, significa "unirse o juntarse sexualmente". Copular es hacer una cópula (atadura o ligamento que enlaza dos cosas) y, específicamente, el coito que es la cópula sexual. Como es sabido cópula viene de la idéntica palabra latina que, en efecto, significaba lazo, unión. Creo que los romanos no la utilizaban con el sentido genérico, no el específico que nos interesa y que es el que ha quedado seleccionado en el romance. En el Corpus del Nuevo Diccionario Histórico del Español de la RAE la referencia más antigua a cópula es de principios del XIV y ya con la acepción de unión sexual. Así que ya desde la Baja Edad Media, tanto el sustantivo como el verbo, aunque éste parece usarse más raramente. Por tanto parece que copular merece ser reconocida como la palabra específica que buscamos pero ... Pero está cayendo en desuso, queda en la actualidad reservada a los documentales (y textos) de ciencias naturales o al frío lenguaje de las consultas médicas. Una palabra, en suma, excesivamente fría, higiénica, muy ajena al significado que interiorizamos del acto en cuestión. ¿Acaso alguno/a la emplea en su vida cotidiana? ¿Te apetece copular, mi amor?
Mi latín está demasiado olvidado (tampoco nunca llegué a dominarlo) así que no puedo decir con seguridad cuál era el vocablo con el que los romanos designaban la actividad sexual pero me atrevo a apostar que el equivalente a nuestro copular era su verbo coire. Coire se forma anteponiendo el prefijo co al verbo ire y, en sentido amplio, significaba ir juntos; a la batalla, por ejemplo, pero también asociarse e incluso conspirar. Pero por esos vericuetos de las evoluciones semánticas llegó a significar bien pronto copular, practicar el coito. Seguro que quienes hayan estudiado Derecho recordarán que una de los requisitos para el matrimonio en la Roma clásica era la potentia coeundi, que se traduce por haber alcanzado (los cónyuges) la pubertad pero que literalmente significa tener la capacidad de copular. El coeundi es el genitivo del gerundio, algo así como "follador". Lo curioso es que este verbo latino no ha pasado al castellano para designar la actividad sexual, aunque sí en cambio su participio –coitum– que resulta ser la forma más aséptica y precisa de referirse al acto sexual. No sé por qué, pero intuyo que en el hablar común los latinos no debían conjugar el verbo coire, les resultaría demasiado académico, algo así como a nosotros copular.
Había otro verbo latino más popular entre los romanos: futuere. Y éste sí ha pasado al romance en el campo semántico que ando curioseando pues es el antepasado del polifacético joder. Según Corominas puede rastrearse en los orígenes del idioma, primero como foder, luego hoder y finalmente, por aspiración de la h, como joder. Desde luego, futuere era palabra soez, y mantuvo incólume esa connotación en su paso al romance, incluso reforzada fonéticamente debido a la pronunciación enérgica, casi brutal, de la jota (y usándose el infinitivo como interjección desde muy temprano). Ha de resaltarse que la evolución semántica de joder ha sido inversa a la de copular: mientras esta última ha ido estrechando su significado para casi limitarlo al ámbito erótico, joder que en su origen es un término estrictamente sexual pasa a ampliar su campo semántico. El Diccionario de la RAE sigue manteniendo como primera acepción la de "practicar el coito", pero dudo que casi nadie la emplee en la actualidad, al menos en España. ¿Por qué? Ni idea pero puestos a aventurar un motivo yo diría que porque es muy fea, desagradable incluso. También puede ser porque se ha ampliado a otros significados y para esas acepciones se usa con excesiva frecuencia. Así, hoy joder es mayoritariamente molestar o fastidiar a alguien (5ª acepción) o destrozar o echar a perder algo (6ª acepción). Dejo en el aire la pregunta de por qué la evolución lingüística ha asociado tener relaciones sexuales (que en principio es bueno y bonito) con hacer daño. La retomaré en un próximo post dedicado a estos entretenimientos erótico-etimológicos.
No todo va a ser follar - Javier Krahe (Cinturón Negro de Karaoke, 2006)
Hay que follar todo lo que se pueda,en el sentido mientras puedas.
ResponderEliminarTengo 71 año y hace unos meses me preocupé porque no cumplía,raudo al neurólogo.
Tranquilidad porque estaba bien de testosterona y nada de tumores en los genitales,
que era mi preocupación.Así que toca entrar en la fase Viagra,hay una baratita
que va mejor que la cara.Chico,que erecciones mi mujer ha tenido que comprar
un lubricante vaginal.Te digo todo esto,porque no hay que tener complejos,aunque
supongo que tú eres más joven y no lo necesitas,pero todo llega.Joder,follar...
Que más da,el asunto es que es necesario para la salud.Una cosa más.
Saludos."ben"
Pues sí, ben, hay que follar todo lo que se pueda y mientras se pueda. Buen consejo, aunque el post, más que de follar va de cómo denominamos a esa actividad en nuestro idioma y por qué.
EliminarSí,es verdad,pero es algo que me ha sucedido y mira lo he expresado,per
Eliminardona.
Bueno te digo mi opinión:todas las palabras son validas.Hacer el amor
es la que más me gusta,porque cuando es el resultado de eso,pues resulta
sublime el acto sexual.Reconozco que son pocas las veces que así sucede.
La mayoría de las veces se trata de follar,unas veces con mejor resulta
do que otra.También "jodes",por "joder",que de todo hay en la pareja.
Esta última es la más desagradable.
Me gusta mucho como escribes,no sé si es inventado o no.Tus escritos
sobre tu padre,muy buenos.
"ben"
Llevas razón, claro, no existe un verbo unánime aceptado para practicar el sexo. Aunque en otras funciones como ‘comer’ también pueda hablarse de nutrirse o de ingerir alimento. Sin embargo, creo que el asunto es aún más profundo, porque existe, en el común de las personas, una confusión conceptual entre tres asuntos relacionados pero distintos, que son >i>la reproducción, el sexo y la sexualidad. La reproducción como forma de tener descendientes y que la trampa evolutiva ha asociado al sexo y a la sexualidad. El sexo, que, al menos para los biólogos, no es otra cosa que la mezcla y barajeo de patrimonios genéticos de progenitores, es decir, una forma de aumentar la variabilidad para que escoja mejor la selección natural sin necesidad de depender solo de las aleatorias mutaciones y, finalmente, la sexualidad, la búsqueda y obtención de placer, con o sin cópula y por tanto con o sin sexo y con o sin reproducción. El habla común mezcla los tres conceptos, que obviamente están relacionados pero son distintos. A esa confusión hay que añadir el enamoramiento, y el cariño, etcétera, por qué lo llamamos amor cuando es sexo (pues no es sexo, para un biólogo, no; es sexualidad, o pasión)
ResponderEliminarA mí me gusta el término follar, como me gusta cagar y no defecar o evacuar, pero reconozco que no se puede emplear en determinados contextos y/o ambientes.
El asunto, Lansky, si me lo permites, no son las diferencias entre reproducción, sexo y sexualidad, sino las palabras que usamos para denominar la actividad consistente en aparerase sexualmente. Hablo en el post de acciones y de cómo y por qué se denominan como se denominan. De hecho, la distinción que haces complica prematuramente (y creo que innecesariamente) lo que planteo. Así, por ejemplo, dices que el sexo (para los biólogos) es la mezcla y barajeo de los patrimonios genéticos de los progenitores, peor, en tanto actividad, viene a ser follar, lo mismo que reproducirse.
EliminarDe lo que quería hablar es de aspectos lingüísticos (etimológicos, especialmente) de este grupo de palabras. Y también de cómo las usamos. En este sentido, coincido contigo en que a mí me gusta (y uso) follar.
Te lo permito, claro, eres muy dueño, estás en tu blog, pero creí que defendías la libertad de comentarios al hilo de...etc.
EliminarPor supuesto que defiendo la libertad de comentarios y en absoluto me molesta que te salgas del asunto del que trata este post. Lo único que hago es corregir tu corrección, cuando me dices cuál es el asunto para señalar otro distinto. Sin duda más importante que el que trato, pero distinto.
EliminarTotalmente de acuerdo con Lansky. En confianza me gusta utilizar los verbos, trotar y follar.
ResponderEliminar¡Trotar! Nunca me lo había topado con esta acepción, aunque sí cabalgar, desde luego. Ya puestos, según la intensidad y ritmo, el follar podría ser "pasear", "trotar" y "galopar" ... Me gusta
EliminarY de ahí lo de "jineteras" como denominación en Cuba a las trabajadoras del Malecón
EliminarPues sí, probablemente de ahí venga.
EliminarLa expresión "hacer el amor" significaba antaño "hacer la corte", como se lee en algunas novelas. Aparte, no me figuraba que "coito" procediera de "coír".
ResponderEliminarHe olvidado decir que el sentido peyorativo de verbos como "joder" se deberá, por supuesto, de la consideración negativa del acto erótico (especialmente, desde que la virginidad, sobre todo femenina, tenía valor).
EliminarYo tampoco me lo imaginaba porque, la verdad, hasta ahora ni me lo había preguntado; aparte de haberme olvidado de la existencia del verbo coire (suponiendo que alguna vez la conocí, que imagino que sí).
Eliminar"Hacer el amor", en efecto, aludía al galanteo, al menos en la Baja Edad Media y el Renacimiento. Creo (pero no lo he terminado de verificar) que el que pasara a designar el folleteo es bastante reciente, de laépoca victoriana y sus influencias sobre el continente.
En cuanto a la acepción tan desagradable de joder, tomo noto de tu hipótesis y pensaré sobre ella. De momento no lo veo del todo claro.