En 2013, siendo yo director de los trabajos del plan general de ordenación de San Cristóbal de La Laguna, recibimos una alegación sobre la movilidad peatonal del municipio. El escrito, de 34 páginas, lo firmaba Miguel Pérez Carballo, a quien entonces no conocía. Con argumentos sobradamente sensatos, se criticaba que el plan arrinconará la movilidad peatonal y solo atendiera a la vehicular, con proliferación de propuestas viarias. Pero además, aportaba un lúcido planteamiento sobre cómo cualificar el territorio municipal en base a la recuperación de la red de caminos históricos que, desde los primeros tiempos de la colonia (y puede que incluso desde los guanches), soportaban la movilidad insular desde el origen lagunero. Lamentablemente, las propuestas de Pérez Carballo no pudieron ser atendidas. Para esas fechas, los trabajos de elaboración del Plan se habían estancado en discusiones más o menos abiertas con las distintas y combativas plataformas que se habían formado en muchos de los barrios del municipio. Esos debates se alargaron hasta la campaña electoral de 2015, en las cuales el Plan General se convirtió en uno de los asuntos estrella, completamente politizado y demagogizado. Algunos meses antes, yo había abandonado el Plan y, a la fecha, seis años después, no hay ningún documento alternativo al último que redactamos y aprobó inicialmente el Ayuntamiento. Tampoco, que yo sepa, se ha incorporado a ningún instrumento urbanístico la propuesta de aquella alegación consistente, en lo fundamental, en definir y calificar como tales los caminos tradicionales del municipio, entre ellos y muy especialmente, el llamado de la Cañada Verde.
El camino de la Cañada Verde conforma una ronda perimetral del casco de La Laguna. Según cuenta Pérez Carballo, a principios del XVI el propio Adelantado amojonó el entorno del núcleo urbano, impidiendo que esos espacios de cultivos y pastos fueran transitados por los ganados externos, de cabras y ovejas fundamentalmente. Por tanto, los ganaderos debían rodear la dehesa y para posibilitarlo se consolidó el trazado de una ruta circular –la Cañada– que con unos 30 kilómetros de longitud discurre por las cumbres que bordean la ciudad por el noroeste y sureste y por la vega de Los Rodeos. Hacia 2014 Pérez Carballo junto con otros montañeros empezó a redescubrir (y limpiar y desbrozar) los tramos de esta vía pecuaria tradicional, muchos de los cuales estaban abandonados y eran de difícil tránsito. Poco después se constituyó la asociación Amigos de La Cañada con la finalidad principal de “hacer viable un sendero circular lo más aproximado posible al original de La Cañada de La Laguna y recuperar la malla de caminos del área de la ciudad y municipios limítrofes, estableciendo una red radial con origen en la milla cero (del lomo del la Concepción), que enlazaría las vías peatonales urbanas, a través de un entorno rural, para pronto estar inmerso en la naturaleza, donde poder practicar actividades de senderismo y otros deportes al aire libre no motorizados”. Sin embargo, pese a los loables esfuerzos de la Asociación, lo cierto es que todavía no se ha realizado ninguna obra para ir haciendo realidad este sendero.
Yo llevaba tiempo (casi diría que desde que leí la alegación al plan general) con ganas de patear esa ruta y comprobar el estado que presentaba y sus posibilidades para convertirse en uno de los senderos fundamentales de la red insular. Así que finalmente me puse a recopilar datos y trazados para dibujarla en el GoogleEarth y pasar el kmz al móvil. El 14 de mayo de 2016, un grupo de veinte miembros de la asociación de Amigos de la Cañada, según se en su blog, recorrió íntegramente la ruta circular, saliendo de la plaza del Adelantado en sentido contrario a las agujas del reloj. No dicen cuánto tiempo les llevó, pero sí que almorzaron en Guamasa, lo que me hace pensar que harían dos tercios del recorrido por la mañana y el último después de comer; en fin, qué fácilmente habrán dedicado diez horas a la caminata. Jorge y yo solo disponemos de las mañanas dominicales y, además, seguro que no estamos tan en forma como esos montañeros. Así que finalmente opté por dividir el recorrido en tres etapas, de modo que pudiéramos dar la vuelta a La Laguna cómodamente, aprovechando para fijarme bien en cómo estaba el camino. Empezaremos este próximo domingo y lo haremos al revés que los Amigos de la Cañada: saliendo de la plaza del Adelantado hacia el Sur.
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