Hace más de dos meses publiqué un post en el que vaticinaba que el próximo gobierno sería del PSOE coaligado con Ciudadanos, y argumentaba por qué lo creía así. En ese momento, pasado un mes desde las elecciones, todavía no se había producido el acuerdo PSOE-C's, que muy pocos creían viable. Por supuesto, por esas fechas, nadie apostaba por el gobierno que yo preveía; hoy poca gente lo cree, pero ya hay algunos que advierten que en esa dirección se están moviendo no pocos poderosos intereses. También entonces propicié una porra en mi centro de trabajo; participaron unas treinta personas: el pronóstico más repetido fue repetición de elecciones y nadie, salvo yo, apuntó una coalición PSOE-C's. Pues bien, a día de hoy sigo manteniendo mi previsión; es más, creo que los acontecimientos que hemos vivido apuntalan su verosimilitud.
No voy a repetir los argumentos que expuse en el post (recomiendo que se repasen). Insistiré sólo en las ideas centrales: una, ni PP ni Ciudadanos ni tampoco (y muy especialmente) el PSOE están dispuestos a permitir que Podemos (ni IU) pille cacho; dos, el PSOE (y más en concreto Pedro Sánchez) no puede admitir que gobierne el PP (y más en concreto Mariano Rajoy); y tres, todos saben que, de repetirse las elecciones, la situación resultante a efectos de combinaciones posibles será básicamente la misma. ¿Alguien cree que alguna de estas premisas no es absolutamente cierta? Pues si se comparten, ha de concluirse necesariamente que la única salida lógica es que salga elegido Pedro Sánchez, con los votos afirmativos de PSOE y C's, la abstención del PP e incluso con los votos en contra de todos los demás (como máximo 97 noes que son menos que los 130 síes reforzados con las 123 abstenciones).
Más o menos lo que ocurrió en las dos votaciones de principios de este mes, con la importante salvedad de que el PP no se abstuvo sino que voto en contra de la investidura de Pedrito. ¿Y por qué el PP no votó a favor cuando, según afirmo, sabía ya de sobra que es lo que tiene que hacer irremediablemente? Pues, sencillamente (como ya contaba en el post de hace dos meses), porque tanto el PP como el resto de partidos, para hacer lo que tienen que hacer, necesitan una narración creíble, o, para decirlo en otro lenguaje, necesitan "vender la moto", contar con el discurso de marketing apropiado, so pena de tener que afrontar graves costes a futuro. Y, desde luego, en la primera semana de marzo todavía no estaban a punto los distintos discursos. Sin embargo, de entonces acá creo yo que se han dado algunos pasos en este paripé teatral que nos están ofreciendo a los ciudadanos-espectadores.
Evidentemente, el discurso del PSOE se tiene que basar –como hacen– en que no salen las cuentas para un pacto de izquierdas y, además, en que Podemos hace imposible cualquier acuerdo "razonable". Las dos sentencias son falsas (o, al menos, no completamente ciertas), pero eso es lo de menos; lo único que importa es que sean verosímiles a un suficiente número de personas. Pues bien, esa estrategia discursiva ya la pudieron en marcha con el pacto con C's y la ruptura poco clara con Podemos. Desde luego, ellos mismos sabían que era poco convincente, pero no les preocupaba mucho porque no era más que un primer ensayo, un tanteo del terreno. Porque, además, también tenían claro que en esos momentos era imposible que colara.
La razón que el PP tenía necesariamente que votar en contra (como hizo) ya que no estaba en condiciones de "vender" una abstención a la investidura PSOE-C's. Para que el PP pueda justificar su abstención requiere presentarla como la salvación del mal mayor; es decir, para evitar que Podemos entre en el gobierno. Pero para ello, tiene que percibirse como real el pacto PSOE-Podemos, y todavía no es así. Creo pues que con el consenso tácito de PP y PSOE (o, al menos, los muñidores en la sombra de estos dos partidos) ha de llegarse presentarse a la ciudadanía como algo ya casi hecho ese "pacto de izquierdas" e incluso que iba a contar con la abstención de suficientes representantes de las minorías como para que los noes de PP y C's no pudieran impedir esa investidura. Llegados a ese punto, habría un importante revuelo mediático (machaconameándonos con el desastre económico al que nos precipitaríamos) y, a última hora y con gran dramatismo, el PP anunciaría su disposición a permitir un gobierno PSOE-C's como acto de loable sacrificio patriótico.
En realidad, según yo lo veo, quien más se sacrifica (a medio plazo) no es el PP, ni Ciudadanos ni tampoco Podemos (estos los que menos); es, sin duda, el PSOE que para hacer lo que sabe que ha de hacer (y además, Pedrito quiere hacer) habrá de pagar un importante coste. Apuesto lo que quieran a que en las próximas elecciones (sean cuando sean) el PSOE es sobrepasado con muchos votos por Podemos. De hecho, o hay alguna sorpresa que soy incapaz de imaginar por el momento, o estamos asistiendo al inicio de la decadencia de la socialdemocracia a la española que, obedientemente, empezó a hacer Felipe (quien, por cierto, desde su torre de marfil es uno de los pocos que ya presiona públicamente por al acuerdo PSOE-C's con la abstención pepera). En cambio, el PP puede hasta salir consolidado pero, eso sí, como quienes manejan el cotarro tienen asumido que ha de pasar una temporadita en el banquillo de la reserva, será un PP renovado en las caras (ciao, Rajoy).
Supongo que la mayoría de quienes me lean creerá que me equivoco en mi predicción sobre el próximo gobierno. Puede ser, claro, pero espero que admitan que a fecha de hoy es más creíble (o menos increíble) que cuando la hice hace más de dos meses. En este tiempo, lo que ni se consideraba una posibilidad ya hay varias voces (vale que de "outsiders") que la han planteado. Pero, sí, puedo que yerre en mi pronóstico, pero no porque mis premisas sean incorrectas o mi conclusión contravenga la lógica sino, simplemente, porque los "actores" a quienes le toca interpretar este guión teatral sean tan malos que no sepan hacerlo. En otras palabras, si hay elecciones el 26 de junio será porque no han sido capaces de hacer lo que saben que tiene que hacer (e incluso muchos de ellos quieren hacer). Y eso que, en mi opinión, los españolitos estamos dispuestos a creernos el paripé a poco empeño que pongan (no somos un público muy exigente).
Acabo recomendando a quienes son escépticos con mi pronóstico que hagan un fácil ejercicio: supongan que todos los políticos que (teóricamente) cortan el bacalao pretenden vendernos el gobierno PSOE-C's como la solución menos mala en las condiciones actuales; y bajo esa suposición analicen las declaraciones y actos que vayan realizando. Verán como, bajo ese supuesto, casi todas (independiente del partido político al que pertenezca el político concreto) apuntan en esa dirección. Es decir, si asumes que van hacia un lugar determinado puedes darte cuenta de si se están acercando o no. Y, como ya he dicho, creo que estas últimas semanas se han ido acercando, aunque ciertamente aún falta bastante teatro para que lleguen.
Puro teatro - La Lupe