Traian Radülescu
La última homilía de Fray Anónimo, además de los comentaristas más habituales, ha convocado a este blog a un tal Traian Radülescu, quien en su rumano natal (supongo) dice: Un alt gunoi împotriva Sanctităţii Sale, Papa. Es la primera vez que recibo aportaciones de la antigua Dacia, lo que me hinche de orgullo pues avala el progreso, lento pero inexorable, en la difusión de este blog, que se convertirá algún día en referencia indiscutible en el panorama internacional.
Como el rumano no se cuenta entre mis muchas habilidades linguales, hube de recurrir al traductor de Google, pentecostés permanente, y así me entero de lo que el señor Radülescu nos ha dicho: Otra basura contra Su Santidad, el Papa. No se trata, ciertamente, de un comentario amable aunque haya que agradecerle que no emplee insultos ni amenazas; no cabe pues calificarlo de troll. De otra parte, su tajante laconismo sólo me permite concluir que considera que el texto de Fray Anónimo agrede abyectamente la figura del Papa y que para él eso es despreciable.
Me sorprendió esta reacción, tanto que no pude evitar preguntarme si el bueno de Traian (nombre muy común en Rumanía que evoca al emperador hispano que romanizó el territorio) ha llegado realmente a leer y entender la homilía de Fray Anónimo. En caso afirmativo, resulta extraño que no haya escrito su comentario en español, lengua que obviamente dominaría. Puede en cambio que no haya sido capaz de comprender bien el texto y desde esas carencias haya intuido que atacaba al Papa, lo que le impulsó, con la audacia del ignorante que suele caracterizar a los fanáticos de toda laya, a calificarlo de basura. Si fuera así, declaro al señor Radülescu persona non grata y le ruego que confirme esta segunda hipótesis para proceder a suprimir eventuales comentarios que en el futuro aporte a este blog. Claro que, de ser cierta esta suposición, es más que probable que que mis palabras caigan en saco roto.
No me queda más remedio, por tanto, que imaginar que Traian entiende suficientemente nuestro idioma y que considera cabalmente que el sermón sobre los condones denigra el mensaje papal. Sin embargo, las palabras de Fray Anónimo se ajustan casi literalmente al magisterio de la Iglesia y muy especialmente a la encíclica Humanae Vitae, que sigue siendo el documento de referencia al respecto y que mi buen cura plagia sin ningún rubor en varias ocasiones a lo largo de su texto. Me atrevo a asegurar que ninguna autoridad católica tildaría de heterodoxa (y mucho menos de heréticas) una sola de sus frases. Lo único que ha hecho Fray Anónimo es expresar sin ambages la "postura oficial" de la Iglesia, algo que lo propios jerarcas suelen evitar, prefiriendo versiones edulcoradas ya que son conscientes de que resulta demasiado cruda en nuestros días.
Quizá nuestro visitante rumano haya pensado que exponer la doctrina con tanta crudeza sea una forma de sarcasmo burlón hacia el Papa que para él resulta ofensivo. Pese a lo inverosímil de atribuir tales intenciones a un personaje como Fray Anónimo, esta interpretación significaría que la difusión, sin alteraciones, del mensaje eclesiástico por alguien que presumiblemente no lo comparte equivale a denigrarlo. O sea, que si el Papa dice algo se trata de santas palabras, mientras que si lo repite un ateo con pecaminosas intenciones estamos ante basura. En mi opinión, eso dice muy poco de la calidad intelectual de quienes llegan a tales conclusiones. Y, por cierto, son bastante numerosos.
En fin, no deja de ser curioso que la doctrina eclesiástica parezca, en la práctica, tan refractaria a discusiones con un mínimo nivel intelectual. O se está de acuerdo o en contra, y entre ambos bandos apenas hay posiciones intermedias ni cauces de diálogo. Es deprimente darse un paseo por tantas webs "cristianas" y comprobar una especie embotamiento del raciocinio generalizado, condimentado de pánfilas autocomplacencias que se prodigan entre sí los que siguen el camino de Jesús y que se trocan en descalificaciones agresivas a los ocasionales visitantes ajenos al club (siempre percibidos como enemigos). Pero tampoco es mucho mejor el panorama entre los del otro bando, cuyas reacciones ante los mensajes papales y similares no suelen pasar de descalificaciones de escasísima solidez argumentativa y plagadas de tópicos políticamente correctos.
Entre los Cárpatos y el Danubio, la Dacia no sólo es la Rumania sino también Moldavia. Yo a tu interlocutor, por llamarlo algo, le vero más moldavo que rumano.
ResponderEliminarOtro sí, ¿pides posturas intermedias entre los cristianos con web y los agnósticos educados? No sé, yo creo, y Vanbrugh me imagino que estaría de acuerdo aunque no me arrogo ninguna representatividad como es lógico que, en cuanto actitudes hay más distancia entre ciertos cristianos furibundos o tolerantes que entre algunos de esos últimos y los agnósticos/ateos más dialogantes, porque lo que les distancia no es la creencia o no creencia, sino –ya no sé si decirlo- el talante.
Como bien se imagina Lansky, estoy muy de acuerdo con lo que dice. (En el segundo párrafo; lo de Moldavia y Rumania me toca bastante los pies). Las diferencias serias e insalvables están entre la gente que razona y no considera una ofensa escandalosa que alguien piense distinto que ellos y los que directamente embisten en cuanto creen advertir un color que no les gusta. En ambos grupos hay creyentes y ateos, y los del grupo que razonamos no tenemos el menor problema para entendernos en muchas cosas y llevarnos bien en casi todas, véase la muestra.
ResponderEliminarY sí, puedes decir "talante". Aquí y así sí que está bien usado. Lo que es una estupidez cansina es utilizarlo como sinónimo de "buen talante", y encima para referirse a la dudosamente útil habilidad desarrollada por algunos políticos de sonrisa fija para decir en el mismo párrafo una cosa y la contraria, con la lamentable -e incumplida- pretensión de quedar bien con todos.