Eric Hobsbawm
Hacia mis treinta años uno de mis intereses "intelectuales" fue el nacionalismo. Obedecía a una reacción personal al bombardeo "ideológico" que había sufrido durante toda mi vida con la idea de nación y sus derivadas, presentadas siempre como si fueran realidades fácticas incuestionables de las que se deducían actitudes éticas y esencialismos psicológicos. Durante mi etapa escolar, en el franquismo, me habían adoctrinado con España; luego había asistido a la exacerbación de los sentimientos identitarios de otras nacionalidades dentro del Estado de las que, por mis orígenes y los trágicos efectos de sus manifestaciones, era la de los vascos la que más me intrigaba. Ciertamente, ya era por entonces lo suficientemente mayor para comprender que los sentimientos nacionalistas tenían mucho (por no decir prácticamente todo) de inducidos y también sospechaba que quienes los inducían lo hacían interesadamente. Pero me faltaba bagaje cultural, conocer mínimamente los mecanismos y factores que subyacían bajo esta ideología. Así que me puse a leer y en poco tiempo acumulé una pequeña colección sobre los nacionalismos en general y algunos particulares, en especial del vasco.
Uno de los primeros libros que cayó en mis manos (comprado en el 91 según compruebo en mi apunte manuscrito en su primera página) fue el "Naciones y nacionalismo desde 1780" de Eric Hobsbawm (Crítica, 1991). Se trata de la revisión de unas conferencias pronunciadas por el autor en Belfast en 1985, en un año y lugar en que sin duda el tema levantaría pasiones. Probablemente por su origen, el libro es de amenísima y didáctica lectura, muy recomendable para quienes quieran empezar a desbrozar lo que se esconde tras los demagógicos tópicos que siguen pronunciándose e inflamando de "patriotismo" emocional a muchos de nuestros conciudadanos. Claro que quienes construyen su identidad sobre adscripciones nacionales no suelen tener ningún ánimo de indagar sobre la consistencia de sus cimientos ideológicos; justamente por ello, creo yo, todavía hoy es posible que los sentimientos nacionalistas sean un factor importante en el acontecer político y social, para júbilo de unos cuantos cínicos.
Leí durante esos años obras sobre esta temática de muchos más autores, pero de la mayoría de ellos, como acabo de comprobar en mi biblioteca, apenas ninguna otra cosa diferente. No fue el caso de Hobsbawm. Me gustó tanto el librito citado que enseguida quise saber quién era el ya por entonces muy célebre historiador británico y conseguirme más escritos suyos, cuya lectura me ha resultado casi siempre agradable e instructiva. En fin, que este anglo-austríaco marxista, de origen judío y muy feo (hasta de joven lo era) es uno de los autores de no ficción del que más he leído y conservo. Ahora, mientras escribo estas notas, me entero por la wikipedia de que también escribió crítica de jazz bajo el seudónimo de Francis Newton, en homenaje al trompetista que acompañaba a la gran Billie y que era comunista en los Estados Unidos de los años treinta; estaría bien una recopilación de esos artículos del New Statesman publicados en castellano.
Pues nada, que Eric Hobsbawm murió ayer en Londres, a la edad de 95 años (los comunistas son longevos) y he pensado que le debía unas pocas frases de agradecimiento personal.
En este video puede oírse la primera grabación del famosa (y polémico en su día) tema Strange Fruit, cantado por Billie Holiday con la trompeta de Frankie Newton. Tengo que revisar los créditos de los discos que tengo de Lady para ver si en alguno está ese jazzman comunista cuya existencia, hasta hoy, me era desconocida.
Dos cosas:
ResponderEliminarFrankie Newton - tomado del nombre del trompetista comunista de Billie Holiday- para el New Statesman como crítico de Jazz, están recogidas en forma de libro pero no traducidas, que yo sepa.Te las puedo prestar, claro, puesto que las tengo.
También le he leído como historiador, claro, y le aprecio bastante, no he leído, en cambio, el de los nacionalismos que mencionas, pero si muchas otras cosas, sobre todo del siglo XX muy esclarecedoras y espléndidamente escritas. Un intelectual de los de antes, vamos, mira esta cita sobre las naciones:
“…la globalización es un proceso que simplemente no se aplica a la política. Podemos tener una economía globalizada, podemos aspirar a una cultura globalizada, tenemos ciertamente una tecnología globalizada y una sola ciencia global; pero de hecho, políticamente hablando, el mundo sigue siendo pluralista, dividido en estados territoriales.
En ese marco hay que preguntarse cuál será el debilitamiento de los estados-nación. ¿Será bueno, será malo? Ya se verá. Pero lo cierto es que no se les puede ignorar, no se puede analizar el mundo como si no existieran o no fuesen importantes. Porque en política es lo único que tenemos. Las posibilidades de que una sola autoridad global desempeñe una función política y militar eficaz son igual a cero”.
Genial, ¿no?
Por cierto, que se me olvidaba, también tengo grabaciones de Newton solo, sin la gran Billy, pero como soy un antiguo tecnológico al revés que Vanbrugh (escaqueado temporalmente tras un pedrusco de granito)y tú, pues son...¡LPs! ni siquiera CDs
ResponderEliminarPor cierto, y perdón por tanto comentario escalonado, el disco se llama significativamente:
ResponderEliminarFrank NEWTON
The Story Of A Forgotten Jazz Trumpeter
También existió una Frank Newton Orchestra, pero ni sé sus componentes ni tengo nada suyo
Lansky: Me alegro de que compartamos el aprecio por Hobsbawm. En cuanto a tu oferta de préstamo, te la agradezco, pero la verdad, leer en inglés me agota; no obstante, te tomo la palabra y puede que algún día te lo pida (prometiendo devolvértelo, claro, que ya se sabe lo que pasa con los libros).
ResponderEliminarYo me deshice de mi nutrida colección de vinilos en dos momentos de mi vida, coincidentes con dos cambios de residencia (de Lima a Madrid y de Madrid a Tenerife). Los añoro un poco, peor poco. De hecho, gracias a la digitalización ahora mi colección de músicas es bastante más amplia que nunca y no ocupa espacio físico (estoy pensando en deshacerme de mis casi dos mil CD, pero aún algo me lo impide). Los melómanos dicen que el sonido no ni de lejos igual de bueno y es una verdad evidente. Sin embargo, para apreciar realmente las diferencias de calidad acústica entre un vinilo (bien conservado, lo cual es difícil) y un mp3 hay que tener un equipo de puta madre y una sala de audición adecuadamente acondicionada. No es mi caso, así que me conformo con disfrutar de la música desde mis pobres medios y ello ya me produce gran satisfacción.
Sabrás, seguro, que los LPs pueden digitalizarse, por si quieres compartir tu Frank Newton.
Soy fetichista de forma vaga, amplia, general, por lo que dependo de los objetos, de su fisicidad, por así decir, aunque comprendo las inmensas ventajas de lo virtual/digital, así que los e-books, los mp 3 y demás nunca reemplazaran mis libros de papel y mis discos, Cds y Vinilos, por tanto, avísame donde y cuando tiras tus CDs. De hecho, virtualmente, aunque se extingan los lobos seguirán existiendo en forma del genoma del perro, pero qué quieres...yo, que siga habiendo lobos. Por poner un ejemplo.
ResponderEliminarEs muy curioso que dos de los libros de crítica de la música de jazz más lucidos y no vanamente eruditos se deban a Hobsbawm y a Boris Vian (este traducido, aunque inencontrable, como Crónicas de Jazz por la extinta, casi como nuestro lobo, editorial Júcar, especializada en su día en música y en novela negra y de S.F. Curioso, ¿no?)
En mis años de estudiante me hicieron leer a Hobsbawm (yo, con 19 o 20 años, no tenía ni idea de su existencia) y los libros suyos que leí ("La era de la Revolución" y "La era del capitalismo")me impactaron totalmente, y quizá estén entre las pocas lecturas que recuerdo de aquellos años, y que he vuelto a releer. Celebro que haya sido tan longevo. Como homenaje me propongo leer la continuación de esas obras, "La Era del Imperio" y "La historia del S.XX".
ResponderEliminarSeñor Lansky, cuando el señor Panciutti tire sus vinilos y CDs, me pasas los que no quieras aprovechar o tengas repes. A mi también me cuesta pasarme totalmente a lo digital.