domingo, 10 de junio de 2018

Una charla con mi sobrina

Tengo una sobrina –Paloma se llama– fantástica. Es muy guapa, muy inteligente y, sobre todo, tiene un carácter maravilloso: una muy buena persona, encantadora, y no lo digo porque sea su tío. A sus veintiséis años hace ya dos que acabó ingeniería aeronáutica, tras un máster y prácticas profesionales en Berlín (habla muy bien inglés y alemán y más que aceptablemente francés) y tras superar un primer contrato de pruebas, trabaja con una posición más o menos estable en Airbus, en la planta de Getafe. Según nos cuenta, está trabajando sobre todo en diseños de sistemas informáticos que se instalan en el Eurofighter, el más importante caza europeo. Ayer pasé a visitarla por su nueva casa (el piso en la calle Donoso Cortés que fue de mis abuelos y mi hermana ha reformado) y estuve charlando un rato con ella; entre otras cosas, de su trabajo.

Porque ella está contenta: aprende mucho, su actividad le resulta un reto profesional continuo y además se siente bien valorada (es, por cierto, la única chica y la persona más joven en un equipo de diez ingenieros). Pero, claro, no por eso deja de ser consciente de que con su trabajo contribuye a la construcción de un aparato cuya función es destruir, hacer daño, matar. Me dice, bueno, al fin y al cabo, los cazas europeos se usan para la defensa y siempre es mejor para un país estar bien defendido que no. Barrunto que se trata de argumentos consoladores, para no sentirse culpable. Pienso para mí –no es cuestión de agobiarla– que el término “defensa” es otra muestra más de la perversión del lenguaje; más honesto era cuando el Ministerio se llamaba “de guerra”. De otra parte, esos cazas, como cualesquiera otros, son aviones de ataque, tanto para los ejércitos europeos como para los de los países que los compran.

En cuanto a lo de que la defensa de un país está vinculada a la capacidad armamentística de sus ejércitos pues he de confesar que no lo tengo nada claro. Más bien, los hechos parecen señalar que las armas contribuyen no tanto a asegurar la defensa como a favorecer las guerras (y, de paso, el mantenimiento de los lucrativos negocios relacionados con su producción y comercialización). No creo que ni España ni Europa estuvieran más amenazadas si el Eurofighter no se fabricase, aunque ello tendría –supongo– un impacto nada desdeñable sobre nuestra economía (y probablemente bastante más significativo sobre la de mi sobrina). Al final, hasta los pacifistas habremos de defender los ejércitos y las guerras por motivos económicos.

Estas ideas trilladas ocuparon mi cabeza (sin verbalizarse) unos instantes. Paloma rompió el breve silencio con una reflexión que tampoco era muy original pero quizá sí para ella. Dijo que era llamativo que una muy importante cantidad de los avances tecnológicos que han hecho nuestra vida mucho más fácil y cómoda hayan tenido su origen en la industria militar. Es decir, que una de las principales motivaciones que impulsa el progreso de nuestra especie es mejorar nuestra capacidad destructiva. Es un poco triste, concluyó mi sobrina. Sí, le respondí, y puede que ese afán de muerte –el impulso de tánatos lo denominaba alguien– conduzca finalmente a nuestra extinción. En todo caso, añadí, la humanidad tiene también bastantes cosas buenas. Si, sonrió ella.

A los veintiséis años, cuando se está empezando a vivir, resulta mucho más fácil, más natural, ser optimista, sentirse a gusto como ser humano.

10 comentarios:

  1. En tu texto hay una relacion positiva entre gasto en material belico y guerras. Eso no es necesariamente cierto. Uno puede gastar mucha plata en armas para no usarlas nunca, como hacemos con los seguros. Podemos hablar entonces de la inmoralidad de gastar en armas lo que se podría gastar en pan y vino o en salud. Claro, pero eso es otro problema, el dinero se suele gastar en muchas tonterías, no solamente en armas. Y si España va a comprar cazas, quizas sea más adecuado (cercano a su mandato digo) que le pague a tu sobrina antes que a la sobrina de un chino o de un norteamericano.

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    1. No encuentro en mi texto ninguna correlación positiva entre gasto bélico y guerra. O sea, entiendo que vienes a decir que yo sostengo que cuanto más gastamos en armas más guerras hay, pero yo no llego a decir eso. No obstante, sí te digo ahora que yo sí creo que algún tipo de correlación positiva hay. O en otras palabras, no nos gastamos mucho dinero (y continuamente) en armas para no usarlas. Siempre se acaban usando, aunque no necesariamente en guerras. De otra parte, que haya guerras es bueno para los negocios vinculados a las armas.

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  2. Comparto la opinión de Chófer. Tus argumentos contra el armamento me parecen -discúlpame-bastante manidos.Y tu actitud con tu inteligente sobrina, infundadamente condescendiente

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    1. ¿Compartes la opinión de Chófer? O sea, opinas que no hay relación positiva entre gasto bélico y guerra. Pues muy bien. Como ya le he contestado a él, yo no comparto esa opinión pero, en todo caso, tampoco he dicho lo contrario en el post.

      ¿Mis argumentos contra el armamento te parecen bastante manidos? No creo haber expuesto ningún argumento contra el armamento en este post, sino simplemente me he referido muy someramente (ni siquiera lo considero argumento) a la debilidad de la idea de que la defensa de un país está vinculada a su capacidad armamentística.

      Pero es que, además, yo mismo señalo que esas ideas (que no argumentos) que me venían a la cabeza están bastante trilladas. De modo que no era necesario que lo señalaras con tu acostumbrada sutileza (discúlpame). Ahora bien, que una idea ―incluso un argumento― esté muy manido no quiere decir que no sea válido.

      Pero no era el objeto de este post abrir una discusión moral sobre el armamento, sino describir una reciente vivencia personal. Lamento, en todo caso, que debido a mis manifiestas limitaciones neuronales no se me ocurran ideas, argumentos o cualesquiera otras excrecencias mentales que sen originales y generen tu interés.

      Y que mi actitud con mi sobrina te parezca infundadamente condescendiente, me sorprende y no sé de dónde la sacas, máxime cuando las ideas que pongo en el post no fueron más que destellos verbales que no llegué a pronunciar. Pero en fin, ya estoy acostumbrado a que tus percepciones me parezcan a mí completamente infundadas.

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    2. Sí, uno se acostumbra a todo, hasta a la asunecia de aplausos

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  3. Me alegro por tu sobrina. De momento, mi carrera profesional se compone de prácticas o de contratos comerciales de corta duración.

    Entiendo las dudas de tu sobrina. Hace ya tiempo, cierta empresa que prefiero no nombrar me llamó para una entrevista de trabajo para crear un traje militar antivector, esto es, que dotara de inmunidad a quien lo llevara frente a ciertos mosquitos transmisores de enfermedades. Por lo visto, en ciertas zonas de lucha contra las FARC, las tropas extranjeras caen más por esta razón que en combate.

    Aunque a mí las FARC no me producen desde luego ternura y me contaron que la idea podía usarse también para bomberos y otros tipos de cuerpos que acuden en emergencias (también, pensé, para trajes para refugiados frente a una catástrofe), no dejaba de intranquilizarme que alguien con dicho traje pudiera aprovecharlo para ser más cruento con el enemigo o, peor, con habitantes de la selva amazónica. No fui seleccionado, pero aún así, las dudas permanecen.

    Y eso que el traje sólo era defensivo...

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    1. ¿Las FARC de las que hablas son las colombianas? Vaya proyectos en los que te proponen embarcarte.

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    2. ¡Pues claro que son esas! Y ya te digo que la idea en sí no es mala, incluso es humanitaria... Pero el contexto era al fin y al cabo proteger al soldado. ¡Qué diferencia habría resultado para mí si no hubieran sacado a relucir el tema bélico y hubieran hablado de los guardias forestales a la primera! Pero claro que entonces me lo habría imaginado...

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  4. Sí, tengo suerte de tener una sobrina así; la quiero mucho (además de estar muy orgulloso de ellas).

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  5. Siempre he creído que el mayor problema de los pacifistas es no ser conscientes de que el mundo está lleno de hijos de puta.

    los hechos parecen señalar que las armas contribuyen no tanto a asegurar la defensa como a favorecer las guerras (...). No creo que ni España ni Europa estuvieran más amenazadas si el Eurofighter no se fabricase Lo que demuestran los hechos es precisamente lo contrario: las guerras comienzan cuando enfrente de un hijo de puta hay sentado un gobernante débil o que manda señales de debilidad.

    Tu sobrina puede estar muy orgullosa de su trabajo y, además de darle las gracias de mi parte, dile que duerma tranquila. Gracias al Eurofighter Europa (y nosotros) somos un poquito más fuertes y nuestros enemigos, que los tenemos, son un poquito más débiles.

    Para terminar tampoco hay que sobrevalorar tanto la capacidad de matar de las armas modernas. Solo hicieron falta machetes para perpetrar la mayor carnicería en la historia de la humanidad.

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